Partida Rol por web

Te despediste de Erika, mirando como la joven se deslizaba por el pasillo, vigilando no ser sorprendida por ningún guardia. Cuando te aseguraste de que ya se encontraba a salvo en las duchas, diste media vuelta y casi tropezaste con el director del centro. Se mantenía detrás tuyo con esa mirada helada que hacía que el corazón del más valiente zozobrase...

- ¿Qué haces aquí? - Te preguntó con su tono de voz lento y marcando cada una de las sílabas.

-Bingo! La acabo de cagar...- Pienso viendo al director "guten abben". -Mmmm.... Director. Iba a la sala de intendencia, a preguntar por mis cosas, sobre todo el I-Pod, pero me he entretenido en el baño, el estomago... Le puedo hacer una pregunta?- Me excuso, y aprobecho para intentar hablar con él. Aunque parezca un listillo, tengo la cabeza bien amoblada, y sé lo que quiero y creo que cómo conseguirlo.

El director parece mirarte con mal gesto. Una especie de gruñido gutural sale de su garganta y sin apartar la mirada de tus ojos, coloca su mano en la barbilla, con una expresión pensativa.

- Pues parece ser que te has perdido un poco, ¿no? - Pregunta con ironía apartando sus ojos y mirando hacia el vestuario de las chicas. -Por aquí no puedes estar... Dime, ¿qué quieres preguntar? - Te dice haciendo un gesto con la cabeza impaciente.

-Bien, que te parece si hacemos un trato? Es decir, yo te pongo las cosas fáciles y tú nos das ciertos privilegios... Me refiero a que puedo hacer que el año que estemos aqui, no haya problemas de ningún tipo, yo les controlaré, pero a cambio nos tienes que dar ciertos alicientes, como nuestras cosas. Qué dices?-

Le comento mirandole con seriedad, sin vaciles, pues mi propuesta es bien seria, no es un chantaje, es como una cadena de favores, bueno tampoco es eso, me supongo que él ordena y si no lo haces, castiga con disciplina, yo quiero que nos motive, que nos dé algo por lo que luchar, ciertos privilegios....

Te das cuenta como sus hombros empiezan a temblar, hasta que finalmente una carcajada sale de los labios del hombre...

- Y yo te voy a proponer otro trato. Procurais no joderme y la vida este año será soportable... ¿Qué te parece? - Te pregunta poniéndose nuevamente serio. Desde el día que llegaste, no habías vuelvo a ver al director, pero su forma de contestarte te dió a entender que no estaba para bromas. Reinhart Güttam era un hombre severo, quizás demasiado estricto...

Levanto una ceja, esta claro quién tiene la sartén por el mango.... -Eso me lo suponía, pero el quitarnos las cosas hace que nos cabreémos, solo digo que nos las devuelvas, y seguro que nos portaremos mejor.... Nada más.- Le comento encogiendome de hombros.

Espero una contestación o que me diga que me large antes de moverme hacia dónde estabamos antes de "escaparnos"....

- ¿Me estás amenazando? - Te pregunta el director, esta vez, su tono de voz es más fría y cortante. Puedes observar como te mira fijamente con sus ojos azul hielo. - Creo que no has entendido que aquí el único que se cabrea soy yo. - Dice llevando su mano al walkie que cuelga de la cintura y pulsando uno de los botones mientras se lo acerca a sus labios.

-Amenazando? Qué dices? Creo que me has malinterpretado.... Estaba diciendo, que con nuestras cosas, nos portaremos mejor seguro, no era una amenaza...- Le comento justificando mis palabras, creo que me ha malentendido, y eso me suena a problemas, para mi, claro...

Mi expresión es de incredulidad, con el ceño fruncido y una ceja levantada, con los hombros encogidos por la sorpresa.

Te mira sin decirte palabra, su dedo continúa apretando el botón del walkie. Parece estar sopesando varias opciones. Por un momento baja el aparato y casi parece escupirte las palabras.

- Muchacho, no estás en condiciones de exigir nada... Esto no es un parbulario. - Te dice, y esta vez sí, lleva nuevamente el walkie a sus labios y habla con alguien. - Duncan, ven a la zona de los servicios de chicas... - Tras eso suelta el botón.

-A la sala de castigos, verdad?- Digo resignado poniendo los ojos en blanco y apoyandome en la pared, parece ser que pasaré todas las noches en esa asquerosa sala, pero que coño, a merecido la pena....

Espero que Erika haya tenido más suerte que yo, y no la hayan pillado, o no se haya topado con un "hueso" como éste...

Justo en el momento en que piensas en Erika, te parece escuchar un grito muy débil y ahogado procedente del vestuario de las chicas... El director te mira serio, sin confirmar ni negar tu último comentario. Parece no haber escuchado nada...

-Director, ha oido eso? Iré a la sala de castigo, pero dejeme ver que pasa. Te juro que vengo ahora a afrontar mi castigo.-

Le digo antes de salir corriendo hacia los vestuarios femeninos. Erika, Erika, Erika.... Pienso corriendo como alma que lleva el diablo, no escucho las posibles advertencias del director, solo me preocupa el bienestar de Erika....

Sin dar tiempo a que el director llegara a decirte nada, saliste corriendo. Había sido un grito muy débil, quizás no llegara a ser nada, pero no podías evitar pensar en la chica que había dentro.

Llegaste a la puerta del vestuario y entraste. Allí no había nada, se parecía mucho al vestuario de los chicos. Con bancos de madera atornillados en el suelo, y unas baldas en las paredes, con varias toallas ya de un color algo grisáceo. Viste la ropa de Erika amontonada en uno de los bancos. Al fondo se encontraba la puerta que separaba la zona del vestuario con la de las duchas. Fuiste corriendo hasta allí, sin pararte a comprobar más cosas. La puerta se encontraba cerrada, intentaste abrirla pero parecía atascada. Hiciste más fuerza, incluso haciendo algo de carrerilla, hasta que finalmente ésta cedió y pudiste entrar en las duchas. Allí viste el cuerpo de Erika en el suelo, completamente desnudo, como si de una diosa se tratara. La chica estaba inconsciente...

Entro en el vestuario con una angustia creciente, más cuando no veo a nadie, pero si su ropa. Diviso la puerta de las duchas e intento abrirla, pero no puedo. -Erika, cielo, aguanta.- La digo haciendo fuerza para abrirla, golpeo con el hombro, hasta que cojo carrerilla y la derribo.

Veo a Erika, en el suelo, tán preciosa, pero inconsciente; me quito la camiseta y se la pongo para taparla, y trato de despertarla.

-Erika, Erika! Estás bien? Dime algo cielo... Despierta mi vida, hablame...-

Has salido de las celdas, y con cuidado empiezas a caminar hacia los dormitorios. Un par de veces tienes que esconderte y casi aguantar la respiración, al escuchar pasos. Una de las veces pasan dos de los guardias a pocos centímetros de donde te encuentras. Puedes oler el fuerte olor a sudor que despiden sus cuerpos, y el alcohol de sus alientos. Pero respiras tranquilo al pasar éstos de largo sin haberse percatado de tu presencia.

Finalmente llegas al dormitorio. No hay nadie y puedes cambiarte de ropa tranquilamente. Poco a poco empiezas a sentir como tus músculos contraídos por el frío se relajan y tus dientes ya no tienden a castañear.

Parece que todo a salido bien, y puedo llegar a los dormitorios, pero dónde esta la gente? Me apresuro a cambiarme de ropa.... Ropa seca.... y cojo algo de calor, que agradezco.

Tengo, eso si, el corazón a 1000 por hora, y solo una idea en la cabeza.... Erika.

Asi que voy yendo a la sala común, al comedor, a ver si veo a alguien. Pero voy escondiendome como antes, claro, no quiero que me vean y me manden de nuevo a la celda de castigo....

Escondiéndote consigues esquivar a los pocos guardias que encuentras por el camino. Esta zona, que es por donde más os soléis mover, tiene bastante más seguridad. Pero, pareces tener mucha suerte y nadie se percata de tu presencia.

Primero pasas por la sala común. Hasta ti llegan las voces de la gente que todavía se encuentra por allí. No sabes cuantas horas has pasado en aquella celda, pero parece que no han sido tantas como creías. Te asomas y en un rincón ves a varios de los chicos que aunque poco, son con los que más te has relacionado. Aunque, al menos a simple vista no ves a Erika entre ellos.