Partida Rol por web

Kayla se encontraba en su dormitorio, la bolsa con las pocas pertenencias que le permitían llevar se hallaba a los pies de su cama. eran las catorce horas y tan sólo le quedaba media hora para que viniera la de asuntos sociales.

Su padre había intentado sobornar para que la recogida de la joven no se efectuara en la casa. Pero la asistenta era una mujer con principios, y no había permitido dejarse llevar por la influencia del hombre. La situación ya era traumática como para que Kayla tuviese que  abandonar el domicilio familiar antes.

Sobre la mesa se encontraba una hoja de papel, en la que venía reflejado el material que le permitirían llevar...

   1 - Dos chandals

   2 - Cuatro camisetas, preferiblemente oscuras, sin ningún tipo de dibujo.

   3 - Cinco mudas 

   4 - Dos tejanos

   5 - Dos jerseis

   6 - Un par de zapatos deportivos

   7 - Chaqueta de invierno

   8 - Cepillo de dientes

   9 - Cepillo cabello

  10 - Únicamente un objeto personal.

Las pertenencias serán revisadas al ingresar en el correccional. Cualquier cosa fuera de esta lista será devuelta a sus responsables.

Dos golpes en la puerta, algo tímidos, hizo que Kayla levantara el rostro. La puerta se entreabrió y allí se encontraba Carolina. Sus ojos se encontraban algo enrojecidos tras haber estado llorando.

- ¿Puedo entrar? - Preguntó con timidez.

Kayla miraba sin expresión alguna las prendas de ropa que se le permitían llevar...
Al menos las camisetas y los tejanos eran de "su estilo", así también como las converse... La chaqueta también era de su agrado, con una especie de estampado escocés oscuro (entre negro y rojo) y con capucha. Y en cuanto a los jerseys, uno era liso, de lana negra que le tapaba bastante más abajo de la cintura, y el otro era a rayas negras y azules oscuras.
Los chandals eran lo que menos le gustaban, pero se las había arreglado para pillar unos negros que se ajustasen bien a su menudo cuerpo.

En cuanto al objeto personal...
Sólo se le ocurría una cosa, y eso era un block dinA4 que traía consigo enganchado un boli, al menos podría escribir o garabatear si le dejaban, claro...

Una vez allí se las apañaría para conseguir más cosas, seguro...

Los golpes en la puerta la devolvieron a la realidad, y la voz suave de Carolina hizo que la chica mirase hacia la puerta. Asintió sin mediar palabra y le sonrió muy levemente...

La observó entrar, y le hizo señas de sentarse junto a ella, en la cama, si quería.

Carolina entró y tras cerrar la puerta se sentó junto a Kayla. Entre las dos hermanas no hacían falta palabras.

- Kayla, yo... Te voy a echar de menos... - Dijo abrazándola. Carolina era una buena chica, y quería de corazón a Kayla. Pero el tipo de vida que llevaban no había permitido que permanecieran muy unidas.

- Ten, te he traido esto. - Dijo entregándole un pequeño colgante plateado. Al verlo, Kayla lo reconoció. Hacía mucho tiempo que Carolina lo tenía, se lo había regalado la abuela de ambas cuando ésta cumplió 10 años. - Quiero que lo tengas tú. -

Kayla mira a su hermana y al colgante que ésta le ofrece...

No lo demuestra abiertamente, pero estaba emocionada por el gesto.

-Vaya... Parece que tendré que hacer un cambio de inventario...-Señala mirando a la lista y luego al colgante...-¿Estás segura de querer dármelo...? La abuela te lo dio a ti... Ya sabes... No sé si querría que yo lo tuviese...-La mira fijamente.

Pese a las circunstancias, Carolina era la única persona en la que confiaba y la única con la que se sentía a gusto en su familia. Las habían criado para competir, pero para que siempre surgiese el mismo resultado: Carolina. Eso debería de haber hecho que el odio que sentía Kayla fuese dirigido principalmente a su hermana, pero, por cosas del destino, no era así...
Quizás era una burla del Destino...

A saber...

Era un misterio...

-También te echaré de menos...-añade como "confesión de última hora".

- No, de verdad, deseo que la tengas tú. - Carolina miró a su hermana. Una sonrisa dibujó sus bonitas facciones, aunque esa sonrisa no llegó a iluminar sus ojos azules.

- Ya sabes como son mamá y papá. Me han prohibido expresamente que cuando estés allí te vaya a ver. - Al decir esto, la sonrisa se había borrado, dejando entrever la tristeza que la carcomía por dentro. - Piensa, que aunque no pueda ir, en mi pensamiento estaré junto a ti... Y te prometo. - Por un momento se quedó en silencio, pensando como decir lo que rondaba por su mente. - Te prometo que haré lo posible por ir.- Como siempre que le había hecho una promesa que después por algún motivo no había cumplido, se puso seria, con actitud solemne.

En ese momento llamaron a la puerta, las dos hermanas se miraron sorprendidas, era la doncella que venía a informar de que habían venido a recoger a la señorita Kayla. Carolina abrazó nuevamente a su hermana, como si con ese abrazo pudiese evitar que se la llevaran.

Kayla miró a Carolina...

Quería decirle algo como "no te preocupes, estaré bien", pero no le salían las palabras... No era muy dada a expresar sus sentimientos, así que, simplemente le devolvió el abrazó y señaló:

-No hace falta que vayas. Si ellos te dicen que no lo hagas, igual deberías hacerles caso...-Sonrió de lado y le sacó la lengua, como restándole importancia al asunto...

En ese momento llamaron a la puerta y Kayla asintió a la doncella.

-Pues... Eso...-Señaló casi que a modo de despedida...

Cambió el preciado block por el bonito colgante... Suponía que allí podría encontrar papel y lápiz...

-Cuídate, C. Ah... Y... Guárdame esto... Hasta mi vuelta... Piensa que es un bien preciado para mí...-Le entregó el block, a la par que le sonreía demostrando así su afecto por ella.-Y tú sí que no hagas tonterías... Ju...-miró a la doncella...-Ya bajo...

Recogió sus cosas y se encaminó hacia "su nueva vida".

Carolina cogió el cuaderno de su hermana. Asintió con la cabeza, pero no pudo hablar. Sabía que si decía algo empezaría a llorar, y no quería que su hermana la viera en ese estado. Quería que cuando pensara en ella lo hiciera con una sonrisa. Así que forzó una sonrisa y se quedó allí, viendo como Kayla se iba...

Al bajar la escaleras, la madre de Kayla se encontraba hablando con una mujer negra. Hasta ese momento Kayla nunca la había visto. La mujer levantó la mirada, una sonrisa asomó a sus labios, aunque sus ojos parecían tristes.

- Kayla, esta mujer es la de asuntos sociales. Ha venido a buscarte. - Dijo su madre con voz fría. En su tono se podía apreciar el desprecio que sentía hacia la mujer que estaba a su lado.

- Hola cielo, mi nombre es Donna. - Se adelantó la mujer dando un par de pasos hacia la joven. - Cuando estés preparada nos vamos, si necesitas despedirte de alguien, tranquila, que espero. - Donna ni miró a la madre de Kayla, estaba acostumbrada a que la trataran con desprecio, pero ella había venido a hacer su trabajo, y se mantuvo con esa sonrisa todo el rato.

Kayla observó con indiferencia la nueva escena.
La mujer que estaba allí, sonreía. Pero Kayla sabía que era una falsa sonrisa, por dentro, seguro que estaba pensando "qué desperdicio de chica".

-No... Podemos irnos ya.-Señala sombría. Aún así, antes de tomar su equipaje mira a su madre por última vez... ¿Realmente le importaba en algo ella...?

Quizás...
Aquéllas lágrimas en el hospital parecían haber sido verdaderas... Pero no había tenido tiempo de pensar seriamente en ello...
Aún así, pese a haberla mirado, no encontró las palabras correctas para despedirse... Su mirada hacia su progenitora parecía querer decir muchas cosas...
Posiblemente con ello fuese suficiente, de momento...

Tomó sus cosas, y se encaminó hacia la puerta. Ahora llevaba puesto el colgante de C, y fue a lo único a lo que se aferró en cuanto atravesó el umbral...

Al salir, la joven vió un coche patrulla estacionado delante. Dos policías, un hombre y una mujer, se encontraban apoyados en él, esperando.

Algún vecino se encontraba asomado a la puerta de sus casas, murmurando entre ellos. Nada más salir por la puerta, ésta se cerró. La madre de Kayla no soportaba pasar la vergüenza de que la vieran en esa situación.

- Vamos, yo no voy a poder acompañaros, ellos son los encargados de llevarte a Black Tears. - Informó Donna con una voz suave, casi rozando la ternura.

La agente se adelantó, y con un carraspeo se dirigió a la joven.

- Bien, vamos a dejar tus cosas en el maletero y nos pondremos en marcha. - Dijo sin más preámbulos. Te cogió la bolsa y dirigiéndose a la parte trasera del vehículo la colocó en el dicho maletero. El otro agente abrió la puerta trasera e invitó a Kaya a que entrara.

La joven, antes de entrar en el coche, alzó la mirada... Allí, en su ventana, pudo ver a Carolina despidiéndose con lágrimas en los ojos.

Kayla asintió a la mujer, si tenía que ir, le daba igual el cómo.
Tampoco le importó que su madre no tuviera el suficiente valor como para verla marchar, o que los vecinos murmurasen al ver al coche.

Le daba igual absolutamente todo, excepto aquél par de ojos que la observaban llorosos desde su ventana. Pero no quiso darle a entender que la había visto... C no quería que la recordase llorando, y se esforzaría en cumplir el deseo de su hermana.

Una vez en el coche, se recostó en el asiento, y cerró los ojos.

En su mente comenzaron a sonar los primeros acordes de "Coma Black", de Marilyn Manson...
Le parecía raro, y a la vez adecuado que aquélla fuese la canción que sentía de "despedida..."

La frase "This was never my world..." resonó una y otra vez en su mente...
La "nueva vida" comenzaría en nada...

El coche se puso en marcha... Los agentes iban hablando entre ellos, ignorando completamente a la muchacha que tenían atrás. El camino sería largo... Muy largo.

A través de la ventana se empezaron a ver desfilar las calles. Una mujer miró con tristeza hacia el interior. Un niño, descalzo, pedía en una esquina, mientras la gente pasaba como si no lo viera. Un anciano cruzaba una calle, ayudado por un joven apuesto. La humanidad era así... La gente iba a la suya, haciendo oídos sordos a las necesidades de sus similares.

El coche enfilaba por otra calle, y un grupo de palomas alzaron el vuelo... Algo irónico, contando que las palomas eran el simbolo de la libertad, y eso precisamente era lo que le estaban quitando a Kayla... Su libertad.

Kayla mira con cierta añoranza las palomas...
Pero se repite a sí misma que no es hora de andarse con ñoñerías... No sabe a lo que se enfrenta, pero sabe que le intentarán hacer la vida imposible...

Evita un suspiro...

Aquéllo no era más que otra cosa estúpida sin importancia...
Haría lo que tuviese que hacer, sin esforzarse en nada...

Y luego saldría..
Y volvería a lo mismo...

¿O no?

Juguetea con su nuevo colgante...
Realmente empezaba a impacientarse... Quería llegar cuanto antes mejor... Estar en ese coche aún la hacía sentirse más privada de todo...

De repente, tenía ganas de prender fuego al coche entero, sin importarle si estaba dentro o fuera.

El viaje fue largo... Muy largo. Hicieron algunas paradas, dejando que la joven saliera para estirar un poco las piernas. Pero eran paradas cortas y enseguida volvían a retomar el viaje.

Hacía ya rato que los paisajes habían cambiado. La agente informó a Kayla de que ya estaban en la zona de los Pirineos... Que no tardarían en llegar a su destino.

A través de la ventana, Se podía apreciar hermosos paisajes verdes. Los árboles se amontonaban como nunca Kayla había visto.

Pasaron por una carretera desde la que se veía un gran lago... Sus cristalinas aguas invitaban a darse un baño a cualquiera que pasara por allí...

Y finalmente llegaron a un camino de piedra. A lo lejos se podía ver un gran edificio... La mujer se giró para decirle a Kaila que allí era a dónde se dirigían...

Black Tears...

Kayla observó "Black Tears" detenenidamente...

Quizás debería sorprenderse, o al menos mostrar algo de... Bueno... Alguna reacción...
Pero Kay no hizo ni una cosa ni la otra...

Simplemente estiró las piernas en cuanto le permitieron bajarse del coche, y aspiró aire de la montaña...
Parecía que tendría que enfrentarse al aire frío de allí por un tiempo...
Se frotó los brazos, y en cuanto le dejaron tomar su equipaje, así lo hizo...

Se ajustó la chaqueta, y se encaminó por donde le indicaron...

Pronto estaría dentro...
Encerrada...
Y sin embargo, no se volvió ni una sola vez hacia "el mundo libre".

Pero sabía... Que en algún momento...
Se quebraría...

Sólo esperaba estar sola en cuanto ello sucediera.