Partida Rol por web

  Tras lo vivido con Alex, te dirigiste corriendo hacia la ducha.

El camino se veía despejado, y nadie pareció importunarte. Las duchas se encontraban vacías. El suelo estaba frío y cuando abriste el grifo, el primer golpe de agua helada casi te dejó sin respiración.

Mientras te duchabas, escuchaste unos golpes en la pared... Y de repente el agua se puso hirviendo...

El maldito suelo de aquel lugar estaba totalmente helado, pero a comparación con el agua que me hizo estremecerme cuando me metí debajo, el suelo debía de estar hasta caliente. La respiración se me cortaba así que intenté ducharme lo antes posible, al menos, no había metido el pelo bajo el agua, pero de repente, el agua comenzó a salir que escaldaba y me aparté de ella porque sino me qumaría viva.

- Joder!! Pero qué clase de calentador o de caldera tienen aquí!! - Prácticamente estaba habándole a la ducha mientras la miraba.

Negué con la cabez ay abrí la de al lado, a ver si con aquella había más suerte, porque el agua fría se podía tolerar pero con la que estaba hirviendo no se podía hacer absolutamente nada más que acabar yendo a visitar a la médico con quemaduras de verdad.

Te cambias de ducha y abres el nuevo grifo... Los golpes continúan persistentes, con una cadencia rítmica y subiendo de potencia. Parece como si alguien, al otro lado de las duchas, dónde se encontraba el vestuario, estuviera golpeando con fuerza la pared.

El agua empieza nuevamente a correr por tu cuerpo, cuando sientes que nuevamente se pone hirviendo... Un nuevo sonido se escucha, como una especie de rugido y todos los grifos se ponen en funcionamiento, saliendo por ellos agua hirviendo. Los golpes continúan en la pared, y las duchas parecen haberse vuelto locas... BOUMM.. BOUMM... BOUMM...

No sabía qué era lo que estaba pasando pero todo aquello me estaba poniendo entre nerviosa y de mala ostia. ¿ Pero es que estaban de obras o algo así y no se habían molestado en avisar? Encima, debían de ser bastante torpes, porque cuando alguien intenta arreglar una cosa no jode cuarenta como es el caso.

Con ganas de arrancarle la cabeza a alguien me puse una toalla por encima y con el pelo chorreando, salí de las duchas para ver qué había al lado y darle dos gritos a quien estuviera tocándome los ovarios a esas horas. Es más, iría a poner una queja en donde las escucharan en este lugar una vez hubiera conseguido ducharme en condiciones.

Estaba de un increíble buen humor después de lo de Alex, y aunque por un momento me enfadé muchísimo, al final sólo les diría que por favor dejaran el agua de las duchas en paz, que algunas nos lavábamos de vez en cuando. Si no llega a ser por mi humor seguramente les diría alguna cosa más que no querrían escuchar.

Intentando que el agua que corría de las duchas no tocara tu piel, para no abrasarla, caminas hacia la parte de delante, donde se encuentra el vestuario. Allí la cosa parece normal, todo está tal y como lo dejaste antes de meterte en la ducha. Los golpes parecen haber cesado. Una corriente de aire frío te da en la nuca, cuando de repente escuchas un grito femenino, estridente, procedente del otro lado, sí, de la zona de las duchas...

Se me puso toda la piel de cuerpo de gallina y no entendía qué era lo que estaba sucediendo porque ahí no había nadie. Solía ser que a veces las tuberías viejas hicieran algo de ruido, pero tanto como si quisieran tirar la pared abajo..

Di un respingo cuando escuché aquel grito y primero me asusté, porque aquello ya escapaba de lo que yo consideraba normal, pero cuando al fin entré en razón me enfadé aún más.

- Seguro que es la idiota esa con la que compartimos habitación que se está vengando porque la dijera que es una gilipollas.. como la coja la voy a romper los dientes para que se la quiten las ganas de divertirse.

Volví sobre mis pasos, aún más enfadada que antes y creyéndome que había alguien intentando vacilarme, aunque a mí las bromas no es que me gustaran demasiado y en ese sitio, que ya daba miedo de por sí, menos.

Al dar la vuelta de nuevo, comprobaste que las duchas continuaban funcionando. El agua caía con fuerza, el vaho subía, casi parecía una sauna aquel lugar.

Echaste una rápida mirada, pero allí no parecía haber nadie... Algo llamó tu atención, en el suelo de la ducha en la que te habías empezado a lavar, una mancha roja se estaba diluyendo. Al acercarte comprobaste que aquella mancha parecía de sangre, pero... ¿Cuanta debía haber habido para que todavía se viera con la fuerza en la que caía el agua? Mientras estás allí, obsevando aquello, escuchas un fuerte portazo.

Me quedé un poco descolocada al no haber nadie en las duchas y miré a mi alrededor, hasta que sin mucho esfuerzo, la mancha rojiza diluyéndose llamó mi atención y empezando a asustarme un poco me acerqué a mirar y no tenía duda de que aquello era lo que parecía ser: sangre. Sólo había un pequeño problema en todo aquello y era saber de quién era porque allí no había nadie y empezaba a pensar que no era para asustarnos y que nadie trataba de gastarnos una broma, sino que en aquel lugar estaba sucediendo algo muy extraño y que si iban a intentar escaldarme de nuevo, al menos, me gustaría averiguar el por qué.

Como un acto reflejo miré al techo, como si esperara ver algo que goteara la sangre, porque de algún lado tenía que salir, pero estaba tan concentrada en ello, que cuando escuché el portazo di un salto por el susto, soltando un pequeño grito al hacerlo, justo mientras me volvía para mirar hacia atrás, hacia la puerta.

El agua, hirviendo, continúa cayendo de todas las duchas. El vaho que se ha generado empieza a hacer que te sea difícil respirar. Miras hacia arriba y no ves nada, tan sólo una nube espesa que empieza a cubrirlo todo.

La puerta crees verla cerrada, pero con todo ese vaho no estás muy segura. En la zona de las duchas no hay ventanas, y las salidas de ventilación parecen insuficientes para toda esa nube provocada por el agua... Por cada segundo que pasa te cuesta más respirar...

En aquel preciso momento, en el mismo que comenzaba a hacérseme pesado lo de respirar sí que me puse nerviosa, pues lo que menos me apetecía era quedarme ahí encerrada sin ninguna ventana que poder abrir, estaba comenzando a ahogarme y la sensación de agobio era total. Por suerte aún tenía algo de tiempo, así que hice lo que hubiera hecho cualquiera en mi situación, echar a correr hasta la puerta e intentar abrirla, aunque casi que cierta parte de mí suponía que me la iba a encontrar cerrada y eso aún me ponía más nerviosa.

No estaba llorando, pero ya conocía la sensación de creer que ibas a morir, pues no era la primera vez que la sentía y los recuerdos de cuando era una niña, aún me hacían pasarlo peor, pues sentía el dolor de entonces junto con la agonía de aquellas duchas.

- Tengo que salir de aquí.. tengo que hacerlo... necesito hacerlo!!

No tardaría nada en pasar a ponerme histérica.

Cuanto más intentas respirar, más sientes el ahogo en tus pulmones...

Ya no puedes ni acercarte a las duchas, el agua salpica tus piernas, haciendo que sientas pequeñas quemaduras. Cuando has intentado cerrar uno de los grifos, éste te ha quemado las manos. Te las miras y las ves rojas, sintiendo como laten dolorosamente. Sientes que poco a poco te van fallando las fuerzas, como todo empieza a verse de una forma borrosa... Alzas un momento la mirada y puedes ver a una chica cerca tuyo, casi pegada, te mira con lágrimas en los ojos mientras poco a poco empiezas a desvanecerte... Lo último en lo que piensas antes de perder el conocimiento, es que a esta chica ya la has visto antes...

Está todo oscuro.

Hace mucho frío, sientes tu piel de gallina, y no tienes nada con lo que cubrir tu desnudez.

Una luz empieza a brillar cerca tuyo, al principio te deslumbra y tienes que cerrar los ojos, pero poco a poco tu vista se adapta y compruebas que te encuentras en una especie de pasillo, el suelo es de terrazo rojo, y las paredes son oscuras. En una de ellas puedes observar varias puertas con una pequeña ventana. Al fondo del pasillo se encuentra la chica que viste antes de perder el conocimiento. Ahora que la puedes ver mejor, te das cuenta de que tiene el cabello oscuro y largo, va en camisón y profundas ojeras marcan lo que en otro tiempo debieron ser unos ojos bonitos. Te señala una de las puertas, te pide que te acerques...

Apenas pude percatarme de dónde estaba, pues cuando levanté la vista tan sólo vi un pasillo y una chica, aquella que ya había visto la noche que estuvimos de " excurisón " por la escuela, me señalaba una de las puertas. No estaba mal, es más, no me dolía nada, aunque me sentía un poco incómoda por estar desnuda allí en medio.

- Vale pero no me hagas daño.. - dije un poco asustada por todo aquello, sobretodo porque aún notaba la sensación de asfixia de las duchas y con cuidado, me acerqué a la puerta la abrí, asomando la cabeza para ver qué era lo que había tras ella y dispuesta a cerrarla de golpe si veía algo que no me gustara nada o si alguien intentaba hacerme algo.

Te acercaste a la puerta, y al intentar abrirla, comprobaste que ésta no cedía. Era una puerta de hierro, y parecía fuertemente segura. Miraste a través de la pequeña ventana que tenía, y lo que viste dentro te dejó helada.

Había una camilla, fría, sin mantas ni nada, y sobre ella viste a una chica vestida con tan sólo un camisón fino. Estaba con los ojos cerrados, y completamente demacrada, varios tubos salían de su cuerpo... Cuando te fijaste bien, pudiste ver unas correas que la mantenían sujeta. Te costó identificarla, te sonaba mucho ese rostro, pero estaba tan pálido, y con unas ojeras tan profundas, que no llegabas a saber quién era. Hasta que miraste un momento al lado y entonces te diste cuenta de que eran la misma chica...

Tardé un poco en darme cuenta de quién era la chica que se veía, pero cuando lo hice dejé de sentir miedo para sentir una tremenda pena y entonces giré la cabeza para mirarla a ella.

- ¿ Te tienen encerrada? ¿ Dónde? ¿ qué te están haciendo? - Pregunté aunque sin esperanza de que respondiera.

Miré a mi alrededor, como intentando averiguar dónde estaba, pues sabía que sería dentro de aquel centro. Alguien tenía que ayudarla, aunque hubiera tratado de escaldarme en las duchas.

- ¿ Has hecho tú lo de las duchas? Si quieres puedo intentar ayudarte, pero haciéndome daño sólo conseguirás que me asuste y no haga nada..

Eso estaba claro, pero por si acaso se lo recordaba, no se la fuera a olvidar y acabara en una caja de pino.

Nuevamente te quedaste sola... Todavía era muy reciente la última experiencia vivida hacía tan sólo unos minutos. Aunque para tí parecía haber pasado horas desde entonces.

Te bañaste tranquila, esta vez el agua corrió con una temperatura relajante, limpiando y llevándose todos tus miedos lejos...

Cuando ya terminaste de vestirte apareció Silvia, la chica que había empezado a liarla en la sala común...

- Hola... Me han ordenado que venga a acompañarte. - Te dijo sentándose en uno de los bancos y cruzándose de brazos mientras esperaba que estuvieras lista.

Agradecí muchísimo aquella ducha, pues la verdad era que después de lo tensa que había tenido que ponerme y de la llorera que me había metido, por no decir el pedazo de momento que había pasado en la enfermería con Alex, habían conseguido que mi cuerpo estuviera hecho un trapo, pero no había nada que una dcuha con agua caliente, que no hirviendo, arreglara.

Prácticamente ya estaba terminando de prepararme cuando apareció la chica que había estado peleando por la televisión hacía un rato, pero por suerte, yo me había mantenido al margen así que esperaba que no tuviera ganas de guerra conmigo porque después de lo vivido aún podría descargar algo de adrenalina y liarme a golpes. Una cosa era estar más relajada y la otra era que mi humor estuviera sereno y templado.. como apenas estaba nunca.

Asentí ante sus palabras y luego cogí las cosas que me había llevado para ducharme entre las manos.

- Estoy lista ya, cuando quieras nos vamos..

- ¿Ya? - Preguntó alzando una de sus cejas y mirándote con burla. Se levantó del banco y caminó hacia la puerta. La abrió y esperó a que pasaras para salir detrás tuyo.

- Bueno, vayamos a la sala común. Ahora habrá revisión y creo que quieren que estemos todos. - Te dijo encaminándose hacia la zona, de la que habías salido hacía ya bastante rato. La chica parecía algo más calmada que cuando salió de la sala. Incluso podía decirse que hasta algo amable...

- No la respondas mal que seguro que es lo que la gusta.. - tuve que repetirme unas cuantas veces a mí misma por la cara que me puso, pero increíblemente logré contenerme y simplemente asentí al resto de sus palabras.

- Aquí la mayoría de la gente no puede ser más rancia, eso está claro.. para que luego digan que precisamente yo soy una antisocial.. - Me hubiera echado a reir con ese pensamiento. - Qué se agachen y me lo coman un rato.. !!

- Perfecto. - Fue mi única respuesta pues no me apetecía hablar demasiado con aquella tía y ahora encima sabía que tendría que ver la cara a la sargento de hierro de nuevo, pues seguro que era quien se iba a encargar de todo aquel lío de la revisión. Imaginaba que sería algo así como cachearnos y ver que no llevábamos encima nada que no podíamos llevar o así, pero tampoco le pregunté a mi " guía ".