Partida Rol por web

Salisteis de la sala, siguiendo a dos de los guardias. Otro de ellos iba detrás vuestro. El cuarto parecía haberse ido por otro lado.

Caminasteis por varios pasillos, os llevaban arriba y abajo sin hacer ningún comentario. Los pasillos estaban desiertos, parecía que ni una alma habitara ese lugar.

Finalmente llegasteis a lo que se os informó era la enfermería. Os hicieron entrar en una sala no muy grande. Os indicaron que esperarais a que se os fuera llamando una a una, mientras os señalaban unas sillas de plástico, que al igual que en la otra sala también parecían encontrarse clavadas en el suelo.

 Xènia llegó a la sala sin decir nada a ninguna de las chicas, no sabía lo que les harían, y la verdad es que no le hacía mucha gracia... ¿un examen clínico exhaustivo? Podrían haberles dicho que se lo hicieran antes de entrar allí, aquello no le hacía ninguna gracia. 

Se sentó, nerviosa, en una de las sillas. 

Llegue al lugar y suspire dejandome caer en una de las sillas - Espero que nos examine una mujer al menos... - Murmuro recordando como eran estas revisiones en el orfanato, como eran en la policia.. y por ahora no habia ninguna que fuera "decente" al menos.

Kay con aire ausente, miró el lugar.
Esperar otra vez...

No le hacía gracia, pero era lo que había.
Observó los rostros de sus compañeras, parecían preocupadas...
En el suyo no se refleja emoción alguna, pero, en el fondo, estaba algo nerviosa... Ignoraba lo que podía pasar ahí...
Era la primera vez que estaba en un sitio como ése...

Y, lo quisiera o no, algo de "temor" le inspiraba.
Escuchó a la Rubia Primera susurrar...

La miró, y sonrió de lado, intentando quitar hielo al asunto:

-Bueno... Si es un hombre quizás podamos convencerlo de alguna forma que el examen sea breve...-Señaló, a modo de broma. Pero lo cierto era que por muy rebelde que "quisiese ser", ese tema era algo delicado.

Lo mejor era intentar ser lo más fuerte posible y no dejarse pisotear demasiado.
Si allí le ocurría algo a cualquiera de ellas, estaba segura de que habría una forma de vengarse.

-No os dejéis amilanar... Seguro que es lo que pretenden...-añade, un poco después, algo pensativa, y en un tono bajo, pero audible para todas. No solía ser comunicativa, y realmente le solía dar igual la gente... Pero... Aquélla frase le vino de dentro y no pudo evitar decirla.

Luego de eso, se recostó sobre una pared, y aguardó con la mayor paciencia de la que pudo ser capaz de ostentar. Sabía que igual no les caía muy bien a las otras.. Pero bueno... Suponía también que... "Era lo que había"...

Por su bien, que sea una mujer.

Esta era la primera vez que Xènia podía mostrarse algo "violenta", al menos, el tono de voz de sus palabras y la mirada que echó a aquella puerta indicaba que, si era un hombre el que les iba a hacer la revisión... no le iba a tocar un pelo a la morena. Era un hecho. Ya podía bajar Dios, Jesús y Michael Jackson del cielo, que ella no se dejaba no mirar por un tío con bata blanca. 

Kelly había obedecido sin rechistar. Eso sí, con una cara de asco y aburrimiento que no se la quitaba nadie y con los brazos cruzados.

Llega y se queda de pie, al lado de Xènia. Sonríe soltando un bufido.

No he venido aquí para dejarme tocar por otro verde salido. Dice de muy mala leche. Estaba apretando los puños. Lo llevaban claro si se pensaban que se iba a dejar. Mira de reojo a Xiana, pues ella sabía su historia. Se estaba poniendo mala solo de imaginárselo.

No estaba para nada preocupada de si lo que iba a encontrarme era un hombre o una mujer, total, estaba segura que cerdos más grandes me habían puesto la mano encima, pero tampoco es que fuera a dejar que cualquiera que quisiera siguiera poniéndomela claro, por algo me largué de casa y por eso ahora estaba en un maldito reformatorio.

- No os preocupeis creo que Xania le parte las piernas mientras yo le rompo la nariz.. - Dije bromeando aunque siendo capaz de cumplirlo en caso de ser necesario.

Sabía que antes había pasado un poco de la gente, pero es que aquel muchacho había llamado muchísimo mi atención, pero tampoco significaba que fuera a dejar de lado a ninguna de ellas, a find e cuentas, aquí estábamos todas jodidas.

Kayla sonríe ante la idea que Erika acaba de reflejar entre ellas...

-Un motín... Sería genial...-ríe leve, con un leve atisbo de "simpatía".-Yo me apunto también a sostenerle o pegarle. Me da igual, una tarea que otra.-Señala despreocupada. A ella, desde luego, no le daba ningún miedo llevarlo a cabo.

Es más, hasta tenía ganas de trifulca.
Pero era mejor guardar las apariencias.

Me mantuve en silencio, escuchaba los comentarios de las otras chicas, y mirándolas horrorizada... Me senté en una de las sillas, y mantuve la mirada gacha.

Me sentía cansada y me dolía mucho la cabeza. Yo no pegaba nada con ellas. Nuevamente me pregunté qué hacía yo aquí.

Al rato salió por la puerta una mujer con bata blanca que llevaba un portafolios en la mano. Era bastante guapa y os miraba con simpatía. Detrás suyo se encontraban dos mujeres uniformadas. A una ya la habíais visto, continuaba con su cara avinagrada, y la otra, bastaba solo con mirarla para que os plantearais cuanto dolería una buena hostia propinada con su gran, enorme mano.

La doctora empezó a hablar...

- Bien chicas, soy la doctora Estévez. Ahora, según os vaya llamando iréis pasando de una en una. - Miró la hoja que tenía en el portafolios y levantó nuevamente la mirada. - Erika Valle, ¿me puedes acompañar? -

Me quedé mirando a aquellas mujeres cuando salieron y la verdad que es que por muy dura que pareciera aquella policía que parecía un dinosaurio de grande me daba un poco de " yuyu ".

- Fijo que me saltaría media dentadura de la primera ostia, igual toca portarse un poco bien.. - Pensé poniéndome de pie al escuchar mi nombre.

- Vale, te acompaño, pero estoy perfectamente, no creo que me haga falta que me miren nada... - dije mientras caminaba tras ella.

- Bueno igual sí que necesito que me miren alguna cosa, pero prefería que lo hiciera Alex.. - Sonreí por mis propios pensamientos mientras caminaba.

- Si veis que tardo mucho llamar a la policía.. - dije al resto con todo mi sacasmo.

Erika se levantó y entró en la sala junto a la doctora. Con vosotras se quedó Eva, la mujer de cara avinagrada. La otra os miró con una advertencia en su mirada y cerró la puerta tras de si.

 Xènia sonrió ante su advertencia y suspiró más relajada al ver que era una mujer. Menos mal. 

Toca esperar... a ver qué nos cuenta Erika cuando salga. - comentó con una leve sonrisa, tratando de buscar un tema de conversación entre las chicas que restaban... - Soy Xènia, por cierto... - se había presentado solo con Iván, y no con las chicas. 

Acompañaste a la doctora al interior de la sala. La puerta se cerró detrás tuya. Al girar la cabeza viste que la mujer grandota se apoyaba en la puerta con los brazos cruzados. Te miraba con frialdad.

La estancia se veía pulida. Había una camilla blanca y unas estanterías con varios potingues. Varios aparatos que desconocías su funcionamiento se encontraban también junto a la camilla.

- Bien, ahora quítate la ropa y dejála allí. - Dijo señalándote una silla.

Miré de reojo a la policía aquella que me daba que hasta le iba a gustar ver mi trasero, tenía incluso cara de lesbiana, pero no se lo iba a decir por mi bien.

Sin hacer ningún gesto extraño me quité toda la ropa, hasta los calcetines que ahora estaban casi negros por haber tenido que ir hasta ahí descalza y dejé todo en la silla sin ninguna colocación, más bien como se fue quedando. El suelo estaba algo frío bajo mis pies y no pude contener un escalofrío, pero me quedé donde estaba esperando que me indicara qué era lo que tenía que hacer.

- Como me duela la voy a dar una patada y luego voy a tener que salir corriendo del monstruo que vigila la puerta..

- Yo me llamo Laia. - Me presenté con una sonrisa triste. El dolor de cabeza se había extendido y me recosté un poco hacia atrás, apoyando la cabeza en la pared.

Cerré los ojos intentando no pensar... Seguro que se me acabaría pasando.

- Bien, Erika, lo primero que tienes que hacer es quitarte esos piercings y déjalos sobre esa bandeja. - Dijo señalando una pequeña bandeja de aluminio. - Después acuéstate en la camilla -.

La doctora estaba preparando una de las máquinas mientras te iba dando sus indicaciones.

Arrugué la vista cuando me dijo lo de los piercing y el de la nariz me lo quité sin problemas, pero el de la ceja me daba más guerra para ponérmelo luego.. aunque ahora que lo pensaba..

- ¿ Me los vas a dejar poner otra vez verdad? Si no se me va a quedar la ceja con la marca de haber llevado un piercing y habérmelo quitado..

A regañadientes me lo quité, pero mirando a la doctora como si ya empezara a cerme mal y luego me tumbé en la camilla, aunque dispuesta a mantener mi plande darla una buena ostia como se pasase un pelo.

- Sí... Eso es lo que ocurre cuando te pones piercings y luego no puedes tenerlos. - Respondió, con voz neutra y monótona, enarcando una ceja y sin levantar la mirada de la máquina que estaba preparando.

Se te acercó nuevamente colocándose unos guantes finos de látex. - Bien, ábrete de piernas y apoya los pies ahí. - Dijo señalándote un par de fríos soportes metálicos.