Partida Rol por web

Después de otro buen rato la puerta volvió a abrirse, apareciendo nuevamente la mujer de antes.

- Xiana Torres, es tu turno. - Dijo mirando a la joven.

Kay, de forma veloz, se vistió y tomó sus cosas, para señalar luego, aún con más malicia que antes:

-Menos mal... Empezaba a preocuparme...

La siguió, realmente aburrida, estaba deseando salir de ahí...

Esperaba no tener que volver a pisar el sitio en un tiempo...

Me levante tras estar un rato absorta en mis pensamientos, les guiñe un ojo a las chicas y me dirigi con una sonrisa hacia la mujer.

La puerta se cerró tras de ti. Te quedaste en una sala muy pequeña, mediría 2x2 y tenía un par de sillas de plástico. El frío se te había metido hasta los huesos, y aunque ahora agradecieras la calidez de tus prendas, pequeños escalofríos todavía subían por tu espalda.

Pasó bastante rato. Ya no sabías cuánto, habías perdido la noción del tiempo, cuando finalmente la puerta se abrió y apareció otra mujer. También vestía el mismo uniforme de la guardia. Pero unas líneas bordadas adornaba sus mangas. Parecían galones o algo por el estilo.

- Hola, ¿Erika? Me llamo Julia, si me acompañas te llevaré a tus dormitorios. - Te dijo con voz autoritaria. Aunque sus palabras habían sido educadas, su tono de voz era algo cortante.

Ya estaba totalmente desanimada en aquel momento, así que escuchar como una mujer me daba órdenes que no sonaban demasiado bien a pesar de que no haber dicho ninguna mala palabra no es que me hubiera supuesto más problema.

Me separé de la pared en la que me había quedado apoyada y volví a asentir, pues sabía que si tenía la boca cerrada y simplemente hacía eso, no tendría el mayor problema con nadie. Dudaba que fuera capaz de ser tan sumisa todo el tiempo que durara mi cautiverio, pero intentaría hablar lo menos posible y no dar guerra y así con un poco de suerte me dejarían en paz.

En realidad, esto sólo sucedería hasta que mi humor volviera a cambiar y tuviera ganas de cachondeo, pero por el momento, no estaba por la labor así que como si fuera una buena oveja que sigue a la que manda, me encaminé tras ella incluso con la cabeza agachada.

- Lo siento, pero aquí no permiten que lleveis esas cosas. - Te dijo con una sonrisa de ánimo. Cuando ya te quitaste el piercing, la doctora empezó a hacerte la revisión. Primero te colocó la almohadilla en el brazo para tomarte la tensión y medir el pulso. Después te miró los oídos, la boca y los ojos con una especie de linterna.

Una vez hechos estos procedimientos típicos de cualquier revisión, se acercó a una máquina que disponía de varios cables.

- Bueno, ahora te haré une electro. - Te dijo mientras te ponía por el pecho, tras haber limpiado un poco la zona con alcohol, unas ventosas. Dolía un poco por la presión ejercida, pero era un dolor pasajero. Ella se situó en la máquina, y fue mirando un papel que salía con líneas dibujadas. Cuando quedó satisfecha te quitó las ventosas y recogió la máquina.

- Cielo, levanta los brazos... - Te dijo mientras empezaba a palpar con cuidado tus pechos. Sentías frío en la sala, y también te sentías algo incómoda...

La doctora mientras cogías tus cosas había entrado un momento en la otra sala para prepararla. Cuando pasaste, se quedó sorprendida al verte nuevamente vestida.

- Lo siento cielo, vas a tener que volver a desnudarte para poder hacerte las radiografías. - Te dijo mientras señalaba la máquina que ocupaba la mitad de la estancia. A un lado había una especie de panel, que supusiste enseguida que era desde donde ella hacía las radiografías. Y al fondo de la sala había otra puerta.

Entraste en la sala. La doctora se encontraba terminando de rellenar una ficha. Levantó la mirada y asintió con la cabeza. Detrás tuyo se escuchó la puerta cerrarse. Al girarte viste a la otra guarda, la grandota, apoyada, con los brazos cruzados y mirándote con frialdad.

- Bien Xiana. Primero quiero que te quites cualquier cosa que lleves puesta y la dejes allí... Ya sea piercings, colgantes, pulseras.... Lo que sea. Después te quitas la ropa y te estiras sobre la camilla. - Te dijo con una sonrisa en sus labios.

Kelly se había quedado sola.

Eso la mataba. ¿Qué se supone que hacían al otro lado? ¿Por qué no volvían? Su pie empieza a tamborilear.

No tenia piercing, solo los tatuajes y alguna que otra pulsera, me quite todo y lo deje bien doblado donde me dijo, siempre dejaba todo en orden auqneu en mi mente no fuera igual, tras ello me subi a la camilla en silencio mirandola, no podia ser peor que la del orfanato seguro.

Suspiró resignada, se los tendría que volver a hacer al salir de allí... y era un palo, con los euros que costaba. No obstante, decidió no añadir nada más y se dedicó a seguir sus instrucciones. 

¿Para qué es el electro? - le preguntó mirándola sin siquiera saber exactamente qué era un electro y sintiendo molestias allá donde estaban las ventosas, pero tampoco se quejó, mirándolas con algo de desconfianza y mirando también hacia la doctora, la cual no tardó en pasar al siguiente procedimiento. 

Levantó los brazos y avergonzada miró hacia otro lado cuando ella le tocaba los pechos, suponía que eso era para prevenir el cáncer de mama... pero en todo caso, sí que no iba a preguntar porque narices le tocaba las tetas. Bastante vergüenza le daba ya que lo estuviera haciendo. 

La doctora empezó a hacerte la revisión. Primero te colocó la almohadilla en el brazo para tomarte la tensión y medir el pulso. Después te miró los oídos, la boca y los ojos con una especie de linterna.

Una vez hechos estos procedimientos típicos de cualquier revisión, se acercó a una máquina que disponía de varios cables.

- Bueno, ahora te haré un electro. - Te dijo mientras te ponía por el pecho, tras haber limpiado un poco la zona con alcohol, unas ventosas. Dolía un poco por la presión ejercida, pero era un dolor pasajero. Ella se situó en la máquina, y fue mirando un papel que salía con líneas dibujadas. Cuando quedó satisfecha te quitó las ventosas y recogió la máquina.

- Cielo, levanta los brazos... -

Te dijo mientras empezaba a palpar con cuidado tus pechos. Sentías frío en la sala, y también te sentías algo incómoda

- Un electro sirve para comprobar el estado de tu corazón... - Te respondió la doctora alzando una de sus cejas extrañada. Una vez terminó de tocarte los pechos te miró nuevamente a los ojos.

- Bien ahora coloca las piernas aquí arriba. - Te dijo señalando unos soportes fríos que tenía la camilla, para poder mantener las piernas levantadas y abiertas.

La puerta se abrió por última vez, apareciendo nuevamente la mujer de antes. Te miró, ya que eras la única que quedaba en la sala y te hizo un gesto con la cabeza...

- Venga rubia, te toca - Dijo seria, y esperó a que entraras en la consulta...

Alzó una ceja, ¿y para qué querían saber el estado de su corazón? Seguro que era para hablarle más suavemente, o no gritarle, cuando hiciera algo fuera de lo correcto... no se lo creían ni ellos. 

Lo bueno fue después. 

La cara de Xènia pasó de vergüenza a... bueno, un auténtico poema, miró a la doctora incrédula, abriendo la boca levemente y notando que los colores todavía le subían más... Eso sí que no, no había dejado ni que se le acercara su novio e iba a hacerlo esta tía. 

Soy virgen, no hace falta. - respondió frunciendo levemente el ceño y apretando los labios. 

- Xènia, no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando, pon tus piernas aquí. - Dijo con un suspiro profundo. No era la primera vez que se encontraba con jóvenes tozudas, que se negaban a pasar por las pruebas médicas.

- Mira una cosita... Si colaboras, es un mal momento y ya está... Pasa enseguida... Pero si no lo haces, me veré obligada a decirles a ella - señaló hacia la mujer que se mantenía apoyada en la puerta. - Y a la que espera fuera que vengan a sujetarte mientras hago mi trabajo. Eso sería mucho más bochornoso tanto para ti como para mi, así que... ¿Vas a colaborar? - Te preguntó alzando una de sus cejas perfiladas.

Kelly entrecierra los ojos y se muerde la lengua. Después de uno segundos de maldecirla, empieza a caminar para atravesar a puerta.

Me llamo Kelly, gorda. Dice y piensa al mismo tiempo mirándola de reojo cuando pasa por su lado.

Xènia no quería causar problemas... pero eso le daba muchísimo palo, ¿¡por qué la primera vez que se abría de piernas tenía que ser en ESTA situación!? De haberlo sabido habría dejado que Marc hiciera lo que quisiera con ella. 

Finalmente, y sin dejar de fruncir el ceño, colocó las piernas en su sitio y esperó impaciente a que terminara de una vez. 

La mujer no dijo nada cuando pasaste por su lado, tan sólo te miró con cara de malas pulgas...

Entraste en la sala. La doctora se encontraba terminando de rellenar una ficha. Levantó la mirada y asintió con la cabeza. Detrás tuyo se escuchó la puerta cerrarse. Al girarte viste a la guarda, la grandota, apoyada, con los brazos cruzados y mirándote con frialdad.

- Bien Kelly. Primero quiero que te quites cualquier cosa que lleves puesta y la dejes allí... Ya sea piercings, colgantes, pulseras.... Lo que sea. Después te quitas la ropa y te estiras sobre la camilla. - Te dijo con una sonrisa en sus labios.

Kelly obedeció, ignorando a la guardia.

Al menos la médica parecía más maja.

Empieza a desvestirse y se deja como última prenda la pulsera de su hermana. Es algo reácia a quitársela, pero finalmente lo acaba haciendo, dejándola suavemente sobre la mesa. Sin ningun pudor se acerca a la camilla y se tumba.