Partida Rol por web

Aún fruncí más el ceño cuando me dijo lo de los piercing, desde luego aquella mujer y yo no íbamos a hacer buenas migas, pero seguía estando el monstruo detrás, y esa, esa sí que me daba miedo.

No había visitado nunca un ginecólogo, aunque alguna colega ya me había comentado que te abrían de piernas así y desde luego, no me hacía ninguna ilusión que ninguna tía se pusiera a andarme por ahí abajo, pero esperaba que sólo fuera para saber si tenía alguna cosa rara..

Sin vergüenza ninguna abrí las puernas como me pedía y esperé, ahorrándome el chiste que se me estaba pasando por la cabeza, ya que seguramente no la iba a gustar y me iba a hacer daño, pero hubo cosas que no pude reprimir, y mi siguiente comentario fue cualquier cosa menos jocosa.

- Si lo que quieres comprobar es si soy virgen creo que dejé de serlo con unos 7 u 8 años.. - A mi cabeza vinieron cosas desagradables, recuerdos con los que ya había aprendido a vivir, y torcí el gesto mientras miraba hacia otra parte, como si ya me estuviera doliendo el estar así antes de que la mujer me tocara.

Kayla observó el variopinto grupo de funcionarias con indiferencia, para luego sonreír de lado.

Seguro que todas se habían sentido aliviadas al ver que no había ningún hombre en el equipo, al menos por lo que se veía.

Llamaron primero a la de la guitarra... "Erika", al parecer...
Ignoraba qué tipo de orden usarían, pero ella aguardaría pacientemente a su turno...

De pronto, las chicas tímidas empezaron a presentarse... Xènia y... Laia...

Ella las miró y sonriendo levemente señaló, a modo de presentación:

-Kay...-para luego añadir:-Seguro que no es para tanto...-En respuesta al "a ver qué nos cuenta Erika".

Se fijó en que Laia se recostaba contra la pared y cerraba los ojos...
Igual no le gustaban los médicos...

La doctora te miró sorprendida tras tu comentario, negó con la cabeza y apuntó una cosa en el informe antes de acercarse nuevamente a la camilla.

Primero te metió un dedo, con la otra mano te apretaba en la barriga mientras el dedo exploraba por dentro. Te sentías incómoda, sabiendo que te estaban urgando por allí abajo.

Cogió un tubito, y con una espátula te raspó por allí dentro. Te dolió un poco, pero fue un dolor fugaz, enseguida había pasado. La mujer sentándose en una silla delante de tus piernas abiertas, cogió una especie de linterna y continuó la exploración.

- Bien, parece que está todo correcto. - Dijo levantando la mirada y guiñándote un ojo. - Aunque espera, aquí me parece que puede haber algo... - Dijo en voz más baja, y volvió a meter el dedo, acariciando suavemente... - Ummmhhh... No, está todo bien. - Se levantó de la silla y se quitó los guantes. - Ya puedes bajar las piernas de allí, ahora te haré un electro... - Te dijo con una sonrisa en los labios.

Había pasado un buen rato desde que Erika entró en la consulta, cuando la puerta se abrió nuevamente.

Salió la doctora Éstevez con el mismo portafolios en la mano...

- Kayla Montfort - Dijo y volvió a entrar. La mujer de uniforme hizo un gesto a Kayla para que entrara en la consulta.

Justo acababa de hablar y pensar en el orden cuando sale la doctora y pregunta por ella...

"Genial..."

Evitó un suspiro y se dirigió hacia la consulta arrastrando las zapatillas sin cordones.
Decidida, entra allí, con expresión indefinida.

La verdad es que que te andaran entre las piernas de aquella manera no es que resultara demasiado " guay " pero bueno, esa parte de mi cuerpo ya había pasado por cosas peores, así que la dejé hacer, ya que veía que de verdad estaba tratando de mirar si estaba bien y no de alguna clase de perversión extraña.

Cerré las piernas y me quedé ahí, sin entender demasiado bien por qué primero había sido una " puta borde " y ahora me sonreía. Quizás era que si estaba enferma la debía caer mal o algo.

- ¿ Qué es un electro? - Pregunté sin saber de qué me estaba hablando.

La palabra me recordó a un chispazo y si iba a hacer algo así, casi prefría que me siguiera mirando lo que acaba de mirar.

Entraste en la sala. La doctora se encontraba terminando de rellenar una ficha. Levantó la mirada y asintió con la cabeza. Detrás tuyo se escuchó la puerta cerrarse. Al girarte viste a la otra guarda, la grandota, apoyada, con los brazos cruzados y mirándote con frialdad.

- Bien Kayla. Primero quiero que te quites cualquier cosa metálica que lleves y la dejes allí... Ya sea piercings, colgantes, pulseras.... Lo que sea. Después te quitas la ropa y te estiras sobre la camilla. - Te dijo con una sonrisa en sus labios.

Viste como se acercaba a una de las máquinas, la cual tenía varios cables terminados en una especie de ventosas. Te miró alzando una de sus perfiladas cejas.

- Un electrocardiograma sirve para ver como está tu corazón... No te preocupes, no es nada doloroso... Antes de hacerlo levanta un momento los brazos... - Te dijo, cuando los levantaste empezó a tocarte los pechos por los lados... Seguía el contorno con suavidad. También te miró las axilas del mismo método.

Seguidamente empezó a colocar las ventosas en tus pechos. Dolía un poco, debido a la presión que ejercían. Pero era un dolor soportable. Puso en funcionamiento la máquina, y aquello empezó a dibujar unas líneas irregulares en un papel. Te colocó ese manguito que sirve para tomar la presión en el brazo (ESFIGMOMANOMETRO) , y dándole a una válvula se empezó a hinchar. Con un fonendoscopio te tomó el pulso.

Me encogí de hombros, como si me pareciera muy bien todo lo que decía, pero volví a añadir lo primero que ya la había dicho..

- Estoy bien, a mí no me duele nada..

Seguí curioseando y preguntando qué eran todos aquellos trastos, pues no podía estar quieta y dejarme hacer ahí como si nada, necesitaba algo con lo que poder entretenerme de mientras. Me sonaba como a chino todo lo que decía pero desde luego los nombres de aquellas cosas eran como para reirse y no parar en un rato.

- No sé cómo puedes recordar todos esos nombres extraños.. Tiene que ser como escuchar una canción de Dark Tranquility, que son unos tíos que hablan sobre física cuántica, que tampoco tengo muy claro lo que es pero que suena a rata de laboratorio..

Kelly seguía apoyada en una pared con los brazos cruzados, observando todo lo que ocurría. Vio como la mayoría se presentaban. Le daba igual, es más, no tenía muchas ganas, pero no quería que la acabasen llamando "eh, tú" o "rubia", así que ella también lo hizo.

Kelly Ceres, pero la gente me suele llamar K o KC. Dice simplemente. Siempre había sentido algo de grima por su nombre, era demasiado... pijo. Pero bueno, llamasen como la llamasen estaría bien.

Con indiferencia, y sin mediar palabra, Kayla se quita el colgante y los piercings de la oreja y abre la boca:

-¿Este también?-señalando a su lengua.

Antes de quitárselo, comienza por sacarse las converse, los vaqueros y el jersey, quedándose en ropa interior.
Si valía ya con eso, bien, si no, pues se quita lo que queda y se estira en la camilla.

No solía tener vergüenza de eso.
Su cuerpo era pequeño, pero era el suyo, y orgullosa estaba de él. Le daba igual enseñarlo si hacía falta. Además, se suponía que ella era médico, y haría las cosas de forma "profesional".

La doctora Estévez levantó la ceja y miró divertida a Erika. - No es tan difícil... Finalmente te acostumbras. Bien, aquí ya hemos terminado. Ahora cogerás tus cosas e iremos a la sala de al lado, allí he de hacerte unas radiografías, y habremos terminado. - Te dijo señalando una puerta que había en la parte de atrás.

La doctora se dirigió hacia la puerta y abriéndola esperó a que la siguieras.

La doctora Estévez miró cuando señalaste el piercing de la lengua. Asintió con la cabeza sin hacer comentario alguno y esperó a que te desprendieras de él.

- Cielo, tengo que hacerte una exploración, así que tendrás que quitarte también la ropa interior. - Te dijo al ver que te la habías dejado puesta. Una vez te la quitaste y te estiraste en la camilla. Empiezó a hacerte un reconocimiento médico. Te hizo abrir la boca metiendo una espátula y mirando el interior. Te miró los oídos, y dió unas palmadas en tu vientre.

Se giró un momento acercando uno de los aparatos que hay por allí cerca...

- Voy a hacerte un electrocardiograma. - Te dijo empezando a poner las ventosas en tu pecho. Dolía un poco, pero era un dolor pasajero.

Kay se quita todo, y se estira en la camilla...

Mira hacia el techo, de forma inexpresiva...

Ni siquiera demuestra que le duele cuando le coloca las ventosas... Básicamente porque sólo dura unos pocos segundos...

Mira fríamente a la mujer:

-¿No te aburre estar aquí...?

Después de otro buen rato, la puerta se abrió nuevamente. Esta vez salió la mujer de uniforme con el portafolios de la doctora.

- Xènia Gil, te toca - Dijo y esperó a que la joven entrara en la consulta.

- ¿Aburrirme? - Preguntó la doctora mientras ponía la máquina en funcionamiento. - No tengo tiempo de aburrirme aquí... Estate quieta... - Te dijo mientras miraba un papel que iba siendo dibujado con unas líneas irregulares.

Desconectó la máquina y empezó a quitarte las ventosas. - Levanta los brazos... - Te dijo y empezó a tocar el contorno de tus pechos y las axilas con suavidad. Al terminar te tomó la presión y el pulso.

- Bien, ábrete de piernas y apoya los pies ahí. - Dijo finalmente señalándote un par de fríos soportes metálicos.

Kay hace lo que le dice, no sin cierto tedio...

Apoya los pies donde le dice, y vuelve a mirarla, sonriendo de lado:

-Pues yo creo que debe de ser aburrido ocuparse de chicas "malas". ¿No suelen hacerte problemas? Del tipo "déjame en paz", "no me toques"...? Aunque claro...-baja la voz un poco para que la escuche sólo ella...-Con la gorila de protección no creo que tengas demasiados problemas... Es curioso... El contraste entre tú y el resto de personal...-señala, pensativa...

La doctora Estévez sonrió ante tu comentario. Se colocó unos guantes finos de látex y se acercó a la camilla.

- Aquí te puedes encontrar de todo... Por eso la presencia de la gorila. - Te dijo bajando también la voz y guiñándote el ojo. - Bien, cielo, ahora he de tocarte por allí abajo. Sé que te será incómodo, pero no te preocupes que será algo rápido. - Se acercó a la parte baja de la camilla, y sentándose en un taburete tuvo tu vagina a la altura de los ojos.

Sentiste como metía un dedo con suavidad, acariciando por dentro. Poco a poco lo fue introduciendo más. Con una linterna iluminaba lo que estuviese mirando. Tenías una sensación muy extraña, entre placentera y algo dolorosa...

Xènia se levanta finalmente y respira profundamente, mira a las pocas chicas que quedan para despedirse, y entra dentro de la consulta mirando de reojo al armatoste de mujer... Mejor no decirle nada, no sea que lo encuentre como un insulto y le dé una hostia. 

Continuó sin perder la sonrisa de lado ante los comentarios de la doctora.

-Normal...-Miró hacia el techo y aguardó a que la mujer hiciera su "trabajo".

Si estuviese en otra situación hasta quizás lo disfrutase. La doctora era guapa, y nunca se había liado con una tía. Le picaba la curiosidad.
Pero con la gorila ahí, no había quién se concentrase en cosas placenteras, así que, simplemente se mordió el labio inferior y aguardó a que acabase...

-¿Por qué tanta revisión...? ¿Seguridad? Porque otra cosa no me lo explico...-Menos alguien como ella, que siempre había sido "criada entre algodones" en lo referente a la salud, y a las comodidades... Además, no era tonta... Se podría haber acostado con chicos... Pero nunca sin tomar medidas...-Si me lo hubieseis dicho, seguro que los médicos de la familia Montfort habrían redactado un informe convincente y verdadero acerca de mi estado... Al menos del físico... Del mental ya no se hubiesen atrevido...-señaló con ironía, mientras evitaba ser consciente de los dedos ahí abajo.