Partida Rol por web

La mujer que te acompañaba era silenciosa, no hizo ningún comentario mientras te llevaba por los diferentes pasillos.

Finalmente llegasteis a uno largo con bastantes puertas a los lados. Llegó a una de ellas que abrió dejándote pasar. En el interior del dormitorio habían varias camas en filas. Estaban cubiertas con unas colchas horribles. En la pared del fondo se podía ver una ventana con rejas gordas. Y a un lado del dormitorio, entre un amasijo de cosas, viste tu mochila. Pero a primera vista no viste tu guitarra.

En total había seis camas, y sobre una de ellas había una chica estirada, mirando hacia el techo.

- Esta será tu habitación. Acomódate y cuando lleguen tus compañeras Diana os acompañará al comedor... ¿Me has oído, Diana? -

La joven que se encontraba estirada en la cama giró la cabeza mirándoos. Asintió con un leve movimiento y volvió a mirar al techo.

- Bueno, cualquier cosa que quieras preguntar, ella te indicará. - Dijo antes de salir por la puerta. Dejándote sola con la otra joven.

Kayla mira a la doctora, y pone los ojos en blanco...

Se vuelve a sacar la ropa, y aguarda a que le diga el siguiente paso.
Realmente era tedioso realizar tanta prueba...

Intentó concentrarse en otras cosas...

¿Cómo estaría su hermana?

Me movia para facilitarle en trabajo y terminar lo antes posible con todo aquello, supongo que lo siguiente seria una ecografia, una cultivo, un anlisis de orina y sangre y ale una palmadita en el culo y te puedes vestir de nuevo...

Eleve los brazos como me pidio sin apartarmi vista de ella en todo momento.

Al ver como finalmente obedecías, la doctora asintió con la cabeza. Se puso unos guantes de látex finos, y se sentó sobre un taburete, quedando tu vagina a la altura de su cabeza.

Sentiste como deslizaba un dedo con suavidad, acariciando suavemente. Colocó la otra mano sobre tu vientre mientras el dedo continuaba con su exploración. Tenías una sensación muy rara. Nunca nadie te había tocado allí abajo y sentías una mezcla entre dolor y placer.

La doctora cuando pareció satisfecha, sacó el dedo y cogiendo un pequeño hierro lo introduzco nuevamente ne tu vagina. Sentiste un pellizco algo doloroso. Mirabas como podías y viste como sacaba el palito e introducía algo en un potecito con una etiqueta. El pote lo colocó junto a otros que ya estaban dispuestos sobre la mesa.

- Bien, ya está... Ahora me acompañarás a la otra sala que te haré unas radiografías... - Dijo finalmente con una sonrisa en sus labios.

- Estírate sobre esa tabla... - Te dijo la doctora señalándote la tabla de frío metal que había en la máquina de rayos X. Al estirarte sentiste como toda tu piel se ponía de gallina. Al frío de la estancia se le tenía que sumar el de la tabla. La doctora te miró con una sonrisa en sus labios...

- Ahora te haré varias radiografías. - Te dijo sin apartar la mirada de tu menudo cuerpo. - Cuando te indique aguantas la respiración. - Dicho esto se colocó detrás de un panel, y al cabo de unos pocos minutos, que a ti se te hicieron eternos. Te llegó su voz amortiguada. - Vale, ahora... -

Al levantar tus brazos, la doctora tocó con suavidad el contorno... Su dedo dibujó una línea hasta las axilas... y apretó con suavidad en la zona del pezón... Una vez pareció satisfecha se apartó un poco y se puso unos guantes de fino látex en las manos. Había corrido un poco la cortina para que tuvieses algo de intimidad.

- Bien ahora coloca las piernas aquí arriba. - Te dijo señalando unos soportes fríos que tenía la camilla, para poder mantener las piernas levantadas y abiertas.

La doctora empezó a hacerte la revisión. Primero te colocó la almohadilla en el brazo para tomarte la tensión y medir el pulso. Después te miró los oídos, la boca y los ojos con una especie de linterna.

Una vez hechos estos procedimientos típicos de cualquier revisión, se acercó a una máquina que disponía de varios cables.

- Bueno, ahora te haré un electro. - Te dijo mientras te ponía por el pecho, tras haber limpiado un poco la zona con alcohol, unas ventosas. Dolía un poco por la presión ejercida, pero era un dolor pasajero. Ella se situó en la máquina, y fue mirando un papel que salía con líneas dibujadas. Cuando quedó satisfecha te quitó las ventosas y recogió la máquina.

- Cielo, levanta los brazos... -

Te dijo mientras empezaba a palpar con cuidado tus pechos. Sentías frío en la sala, y también te sentías algo incómoda

¿Ha tocado mis pezones para excitarme o soy yo que hace dias largos que no mojo....? Me digo a mi misma mirandola con una ceja enarcada. Entonces dice lo de los pier y sonrio divertida, elevo una de mis piernas despacio, mirandola, viendo como reaciona, y notando como mi piel se eriza por el frio y la zona que ella habia tocado de mis pechos se endurece.

- ¿Es usted lesbiana o bi sexual? - Siempre fuy una persona directa, mi tono no era desagradable, ni nad apor el estilo, simplmente curioso, de echo incluso suave.

Subi la otra pierna quedando en la postura que me pidio.

La incomodidad se veía claramente reflejada en su rostro.

¿Va a durar mucho más esto? Pregunta sin poderse callar, pero con tono natural. No borde. Aunque mejor ella que hiciese el examen, y no un hombre. O se estaría poniendo las botas. Suponía que esto se lo había hecho a todas.

Mierda... Mierda... Mierda. Me han dicho que me quede en el dormitorio, que van a venir unas chicas nuevas y tengo que guiarlas. Joder, se pueden ir todas a tomar por culo.

Encima, la imbécil de Lucía la ha vuelto a tomar conmigo. Me quedo estirada sobre la cama, aburrida...

La puerta se ha abierto y miro, vale, ya empiezan a llegar. Saludo con un movimiento de cabeza y vuelvo a mirar el techo. La puerta se cierra nuevamente, pero paso.

Evitando sentir demasiado frío en su cuerpo desnudo, Kay soportó "valientemente" el proceso...

Cuando finalmente acabó, se dispuso a salir, y sentándose en donde se hallaba, miró a la doctora, sin moverse aún, para decir:

-Cuántas pruebas quedan...? ¿Puedo vestirme ya...?-sonríe de lado.

Mi cara de disguto por aquella habitación fue patente pero seguí sin hablar a aquella mujer, que me imponía un poco y aún seguía queriendo intentar no liarla tan pronto. No conocía a aquella chica, pero la saludé con la cabeza haciendo que se diera por conocida y luego me acerqué a mis las cosas.. buscando entre ellas para ver que mi guitarra no estaba.

- ¿ No habrás visto si traían una guitarra verdad? - Pregunté un poco apurada por no encontrarla.

Por momentos se me estaba pasando el momento sumiso para volver a tener ganas de armar lío. Como no apareciera mi guitarra se iba a liar aunque me pusieran como escolta personal a la " dinosaurio ".

La doctora te miró con la ceja levantada.

- ¿Perdona? Creo que mi inclinación sexual no es asunto tuyo. - Respondió algo cortante. Se sentó en un taburete. Sentiste como introducía un dedo en el interior de tu vagina. Con la otra mano palpó tu vientre mientras que con el dedo te acariciaba con suavidad.

Te miró a los ojos. Su mirada parecía preguntar si te gustaba... Volvió a bajar la mirada para poder observar el interior de tu vagina. Era una sensación extraña, entre placentera y algo dolorosa. Su dedo se introdujo un poco más, provocándote un respingo. La doctora finalmente lo sacó y cogió un pequeño palo metálico, que introdujo en tu sexo. Te guiñó un ojo y en ese momento sentiste un pequeño pellizco. Sacó el palo metiendo la muestra en un pequeño pote, el cual lo dejó junto a otros.

- Tranquila, tan sólo es una exploración... No te preocupes, será rápido. - Te respondió la doctora mientras palpaba el contorno de tus pechos. Una vez pareció satisfecha se apartó un poco y se puso unos guantes de fino látex en las manos. Había corrido un poco la cortina para que tuvieses algo de intimidad.

- Bien ahora coloca las piernas aquí arriba. - Te dijo señalando unos soportes fríos que tenía la camilla, para poder mantener las piernas levantadas y abiertas.

- Sí, ya puedes vestirte... - Te respondió. Mientras te vestías cogió un teléfono que había en la pared e hizo una llamada.

- ¿Julia? Sí, ya puedes venir... - Escuchaste como decía a la persona que se encontraba al otro lado del auricular. Colgó el teléfono y volvió a mirarte.

- Ahora espera en esa sala de allí que vendrán a buscarte. - Te dijo señalando la puerta del fondo.

Cuando termina de extraer la muestras me elevo en la camilla manteniendo aun mis piernas abiertas, colocadas sobre los hierros, me acerco a ella para hablar en un tono bajo y que no me oyera la gorila de detras de la cortina - Tu inclinacion sexual no seria asunto mio si no me pareciera que has disfrutado metiendo uno de tus dedos en mi - Digo ladeando la cabeza en un tono muy bajo - Y por simple curiosidad, para saber si mi radar se ha roto o mi intuicion sigue funcionando bien... - Miro un segundo al suelo - Ademas... seria agradable saber que aqui dentro hay alguien trabajando que no parece que tenga una escoba metida en el culo...

Kelly la mira con una ceja levantada, pero la obedece lentamente.

¿En serio esto es necesario? Pregunta incrédula. No es que le de mucho corte (aunque un poco sí), pero no creía necesaria una exploración tan exhaustiva. Pero aún así, la deja hacer. Nunca le habían hecho una revisión tan a fondo, y se sentía incómoda, pero suponía que no podía ser malo.

Kay se viste despacio frente a la mujer...

-Bien... Perfecto... Empezaba a sentir frío...-Le sonríe de lado, casi con picardía.

-Ha sido un placer conocerla, doctora. Aún así, espero no tenerme que pasar demasiado por aquí... No te lo tomes a mal... Pero no me gustan demasiado los sitios en los que me siento desnuda ante los demás... Sobre todo si no es del todo voluntario o no controlo yo la situación...-ríe leve.

-Suerte con las demás. Esperemos que no se te rebele ninguna.

Y sin más, sale a la sala, a esperar, una vez más...

Aquélla espera resultaba del todo agobiante...

No sabía cuánto más aguantaría así...

La chica que acaban de traer me pregunta por una guitarra. La miro encogiéndome de hombros...

- No sé de qué hablas... ¿Una guitarra? - Me quedo un momento pensativa mientras me incorporo. - Si no está allí es que se la habrán quedado. - Nuevamente me encojo de hombros. Y a mi qué...

La verdad es que la miré mal, la miré muy mal y quizás ella no tenía la culpa, pero me dieron ganas de dar una verdadera patada en el culo de aquella muchacha.

Sin decir ni una palabra me fui hasta la puerta, suponiendo que allí habría una guardia de esas a las que poder preguntar, porque estaba claro que iba a dar toda la guerra que fuera necesaria para recuperar mi guitarra.

Una cosa era que me hubieran encerrado como un perro, pero esa guitarra esa lo que más quería en el mundo, y no iba a dejar que me la arrebataran así sin más.

Totalmente decidida me puse a buscar a alguien que no fuera aquella muchacha de la habitación.