Partida Rol por web

La vida en los pantanos era tranquila aunque especialmente húmeda debido a las fangosas aguas pero pese a ello había una tranquilidad puesto que eran pocos los que se atrevían a entrar en aquellas tierras llenas de habladurías acerca de criaturas demoniacas, brujas, fantasmas y otros seres infernales , casi todas de ellas falsas…casi todas… puesto que unos pocos sabina que ahí había un pequeño Aquelarre de brujas dedicadas  a los secretos de la sanación y solo unos pocos privilegiados, como Chikira, podían vivir dentro de sus territorios aunque no compartir sus secretos.

Estas gentes no tenían contactos con el mundo exterior salvo aquellos que estaban sumamente desesperados como para acudir en busca de alguien que pudiera remediar algún mal que lo aquejaba, no todos llegan hasta el Aquelarre y los pocos que lo hacen muchos se iban con las manos vacías.

Pero no es vuestro caso puesto que el destino quiso que forjarais un lazo  hará unos años cuando rescatasteis a una niña de morir ahogada entre las pantanosas aguas, la hija adoptiva de un anciano exprofesor de universidad, Kendra Lorrimor, desde ese momento los 3 fuisteis grandes amigos y pasasteis muchos momentos juntos aunque breves debido a que vivía en Ravengro, un pueblo lleno en su mayoría de , en palabras del padre de Kendra, “paletos ignorantes”.

Con el paso de los años vuestras obligaciones os fueron separando poco a poco aunque mantenías un contacto estrecho  y de vez en cuando ibais a verla, había pasado un par desde la última vez que la habías visto y las tareas de la pequeña comunidad os habían mantenido ocupados hasta que hace unas horas había sucedido  algo que os había sacado de vuestra rutina y era la llegada de un visitante inesperado, un joven que parecía que no sabia muy bien que hacer  en aquel lugar.

Como siempre hacíais con los visitantes que llegaban a la zona, lo mantuvisteis en vigilancia y viendo que el chaval parecía perdido decidisteis espantarlo, cosa con lo que disfrutasteis, sin embargo, pudisteis observar que un objeto se había caído en la huida, un sobre…que iba dirigido a vosotras…

Suponiendo que debia ser un improvisado mensajero, abristeis la carta donde enseguida reconocisteis la letra de vuestra amiga, aunque esta mostraba cierto temblor y habían partes en las que costaba leer lo que ponía:

“A mis queridas Chikira y Camazotz,

Espero que estéis bien allá en vuestra comunidad y que no estéis muy aburridas, la verdad es que os hecho de menos y os escribo debido a que me hayo en una situación desesperada, no creo que lo sepáis pero mi padre falleció hace unas semanas y la verdad es que me vendría muy bien vuestro apoyo moral.

Pero no es eso solamente por lo que os escribo, desde hace varios días han estado sucediendo varios hechos de carácter siniestro en Ravengro y la verdad es que estoy bastante asustada, han vandalízalo el monumento de los guardias de la cárcel y alguien está inscribiendo con sangre varias letras al pie y todo parece que proviene de la cárcel encantada situada al sur de aquí.

Afortunadamente no estoy sola, mi padre dejó en su testamento que antiguos alumnos suyos permanecieran un mes conmigo aquí, son buenos chicos y están investigando estos sucesos pero creo que necesitan más ayuda y creo que vosotros sois los ideales, aparte de que es una buena excusa para volver a vernos…

En fin, espero que esta carta llegue a vosotros hoy mismo, estáis a un par de horas de aquí pero nadie en el pueblo se atreve acercarse al pantano, afortunadamente he conseguido que este chico se atreva a acercarse, así que no seáis muy malas con él.

Espero veros pronto

Kendra

PD: He adjuntado dos cartas de infortunio mágicas para cada uno es una antigua reliquia de la familia y espero que os sean útiles.”

Dentro del sobre había cuatro cartas, al tomarlas Chikira puede ver que la suyas tienen dos estrellas, una carta tiene una solamente y la otra cinco pequeñas estrellas y la de Camazotz presenta un manojo de llaves y en los otros seis escudos.

Rápidamente os pusisteis a preparar el equipaje para acudir en ayuda de Kendra hoy mismo pese al disgusto de la comunidad, pero abandonasteis el pantano sin mirar siquiera atrás.

El viaje fue tranquilo y no os encontrasteis a mucha gente, hubiera sido mejor sí cuando anocheció no se hubiera desatado una terrible tormenta que os empapó de arriba abajo en cuestión de minutos, con el paso de las horas llegasteis al pueblo de Ravengro y minutos más tarde estabais en la pequeña plaza de las afueras observando la mansión gótica de Kendra desde las profundidades de vuestras capuchas.

Podéis observar que pese a que son altas horas de la noche, la mansión se encuentra iluminada y a juzgar por las sombras que se mueven hay bastante iluminación…

- Aaat..- Wait for it-...chuss!.

El estornudo resonó en las calles, aun con la lluvia cayendo sobre nosotros. Restregué con la manga del poncho mi nariz y un escalofrío recorrió mi espina dorsal desde la punta de mis orejas hasta el último pelo de mi rabo. Bueno, eso sería si estuviera en forma Kitsune, pero lo bueno del pelaje, que te mantiene celentita, también es un punto flaco cuando llueve: Mojado es peor. 

Por no hablar de que en vez de una raposa parezco una rata calva. Por eso y porque estábamos fuera de nuestro refugio normal, el pantano del asco, como lo llamaba yo, era mejor que siguiera con mi forma de homínido. Además, eso siempre me brindaba una jarra de buen licor de parte de algún caballero ingenuo. 

Ummm... hidromieeeel.

- ¿Crees que Kendra nos recibirá con hidromiel?- Pregunté girando el rostro a mi lóbrego amigo.- Quizá deberíamos esperar a mañana por la mañana. ¿No será muy violento presentarnos as de noche?

En mis palabras estaban ocultas las ganas de liarla en alguna taberna. No eran muchas las veces que salíamos del enclave de las brujas y eso me aburría enormemente. Quizá por eso siempre hacía alguna jugarreta a alguna bruja, tan solo por divertirme un rato. La de veces que Cam me habrá salvado el culo.

- Attt....chussss-.  Sacudí la cabeza con ahínco.- Mejor no. No quiero resfriarme...mas.

Salud -la respuesta fue casi automática-. Tengo algo de tomillo y romero, cuando entremos te preparo una infusión.

Añadí, con uno de esos tonos casi paternales que era duros y protectores a la vez. No pude evitar fijarme en cómo había hecho desaparecer su pelo al irnos de casa, así que supuse que lo estaría pasando mal. Puse mi mano en su hombro y murmuré algo que no sabía con exactitud qué significaba, pero sabía que podría protegerle de las peores circunstancias*.

¿Mejor, Velvet?

Con mi pregunta no hice ninguna mueca de preocupación ni nada. Mi mirada seguía clavada en nuestro camino. Aunque con la pregunta sobre la hidromiel sí que me giré a mirarla y poner un aire pensativo.

Espero que sí, la miel ayuda al catarro y el alcohol a sociabilizar. O al menos a que no importe demasiado no enterarte. Pero lo más importante: nos invitó a venir con premura. Y eso hemos hecho. ¿Qué mejor hora que la noche? -aunque ahora que me fijaba más en Velvet, me parecía ver algo de travesura en sus ojos, y suspiré- Tocamos dos veces, esperamos unos minutos, y si no responden o nos invitan a irnos, vamos a una taberna y regresamos mañana ¿sí?

Sólo esperaba que no la liase mucho si esa era la opción final, pues nos tocaba afrontar igualmente el pesar de nuestra amiga. Estiré la mano para tocar la campana, puerta, o lo que correspondiera, cuando mi compañero se decidió a asomarse desde debajo de la túnica, donde estaba seguro y calentito, chillar un poco y volver al interior, incómodo ante la lluvia. Bufé y toqué igualmente.

Tranquilo, Zubat, pronto estarás en un sitio un poco menos húmedo y un poco más oscuro.

Le susurré, llevando la mano hacia el interior para acariciarlo, mientras esperábamos a que nos abrieran la puerta. O una excusa para ir a la taberna, a intentar descansar mientras evitaba que Red Velvet se metiera en problemas.

@ Diadam,Qorchi y Evoris

Tomando las armas que teníais abrís la puerta de nuevo mientras Arachne y Eir se quedaban con Kendra y arreglaban todo aquello antes de acudir a ver al Padre Hoyosombrio, al instante recibís la lluvia en vuestra piel.

Mientras bajáis las escaleras podéis ver como frente a la verja que entra a los terrenos del lugar donde os hospedáis hay dos figuras envueltas en capas oscuras plantadas en medio de aquel temporal, un relámpago ilumina el lugar  revelando por un momento a las dos figuras, ambas femeninas, una de ellas viste ropas ligeras bajo la capa revelando su atrevida figura y cabello marrón y ojos vivaces , mientras que la otra es una mujer de aspecto salvaje debido a las extrañas marcas de su cuerpo….

¿Quiénes eran aquellas personas?

@ Cam y Chikira

Veis que la puerta se abre de la mansión y tres hombres armados salen de ella con bastante prisa, dos de ellos parecen humanos mientras que el tercero parece una mezcla de un animal que no sabéis identificar.

Las figuras se dirigen hacia vosotros mientras un relámpago surca el cielo haciendo brillar las distintas armas que portan desenvainadas, en cualquier momento os ibais a cruzar, sobre todo porque tenían que abrir la puerta para salir pero…

¿Qué hacían aquellos hombres saliendo de casa de Kendra?

Después de enfrentarnos con esos esqueletos, el encontrarme con dos figuras tan siniestras no ayuda para nada a tranquilizarme, con lo que nuevamente saco una flecha para apunta a esas dos figuras desde una distancia prudencial

Si no queréis acabar como estos sacos de huesos, os aconsejo que salgáis a la luz y digáis a lo que habéis venido a estas horas de la noche a una casa se bien como está. Mi atención iba dirigida primero a una, luego a otra, apuntando alternativamente con el arco y mirando de reojo a Evoris y Qoorchi. No tenía intención de dejar que nadie más intentara entrar en la casa.

Las gotas de lluvia y el frío aire nocturno simbolizan exteriormente lo que sentía en su interior; él no lloraría, la muerte era parte de la propia vida, pero parecía que la naturaleza lo hacía por él, lamentando por segunda vez la pérdida de un gran hombre.

Empero, no había tiempo para eso, ni para derramar lágrimas ni para dejarse llevar por la rabia. Los oscuros espíritus de Piedra Atormentada estaban demostrando ser capaces de librarse de sus ataduras, de superar los límites establecidos por su prisión, y tenían que pararlos cuanto antes. Con Arachne y Eir decididas a ser quienes se quedaran con Kendra —tal vez por alguna hermandad tácita entre las tres mujeres—, era a ellos a quienes les correspondía terminar con las macabras pintadas. Esa noche sería la última.

Esperaba tener un camino tranquilo, al menos hasta la estatua, pero parecía que el destino se interponía una y otra vez. Cuando un relámpago iluminó el cielo momentáneamente, todos pudieron ver claramente las dos figuras recortadas más allá de la verja de la mansión. Gracias a su capacidad de ver en la oscuridad, pudo darse cuenta de que no eran más muertos vivientes, pero eso no significaba que no fueran enemigos.

—¿Quiénes sois? —gritó, haciendo que su voz se elevara por encima de la tormenta—. ¡Decid vuestro nombre y vuestras intenciones! Esta noche ya hemos tenido suficientes visitas indeseadas.

Temiendo mas atacantes Qorchi salió con su forma animal, en el exterior dos figuras estaban paradas en la entrada de las rejas ¿Serían nigromantes de la Vía Susurrante? Se colocó al lado de sus compañeros y adoptó una postura de combate.

- La noche es la ayuda del astuto y el recurso de los cobardes ¿a cuál pertenecéis vosotros?

Me fijé en las figuras que se dibujaban desde la casa, ladeando la cabeza y con una chispa divertida, o de locura, era complicado saberlo. Mi aspecto era descuidado y andrajoso y probablemente sería fácil confundirme con un salvaje o con pobre. De entre todas las figuras la que más me llamó la atención fue la peluda.

¿Un lican mamut? ¿en una zona tan cálida? Qué raro, Velvet.

Observé, antes de alzar la tez y afilar mi gesto. La voz sonaba un poco cascada, seguía mirando a mi compañera.

Vaya hospitalidad de mierda. Si no fuese por que Kendra nos necesita me daría media vuelta y me iría -era una afirmación, antes de voltear hacia ellos-. También podemos ser unos viajeros que han caminado sin descanso para llegar lo antes posible a la llamada de una amiga y nos ha cogido la noche y la lluvia.

Pero no, creo que el hecho de ser unos enemigos de poder y capacidades desconocidas a los cuales amenazar como si fuese seguro que podéis reducirnos es la opción más viable.

Bastante hosco, gruñí.

El nombre tiene poder, joven. Llámame Darklight. O Dark, si eres demasiado perezoso como para pensar en un nombre completo -no estaba intimidado por las posturas de combate o el arco que nos apuntaba-. Os preguntaría por vosotros, vuestra historia y vuestros traumas, pero preferiría hacerlo dentro, con un caldo calentito. Kendra dará cuenta de nosotros.

Hice un gesto con la mano, como para que avanzaran hacia dentro y dejaran de perder el tiempo, antes de regresar finalmente hacia mi amiga.

Al final tendrás razón y hubiese sido mejor quedarnos en la posada y que pase el luto esta noche en soledad. ¿Serán estos los discípulos del padre de Kendra? Porque como sea así...

No terminé la frase, en el aire era suficiente para que cada uno completase la frase todo lo bien o mal que quiera.

- Te lo dije!- Argumenté por lo bajo a mi compañero cuando finalmente habló, al cual puse con cierto énfasis al darle un ligero codazo en las costillas - Adiós al hidromiel...AAAATT-Chisss- Sorbí por la nariz y me restregué el dorso de la mano en la capa.

Frente a nosotros unos tipos y una extraña cosa peluda nos salían a saludar. Ladeé la cabeza dejando ver en la semi luz que hubiera una cara extraña, picara, pero sobre todo, una media sonrisa juguetona ¿Intimidada? Por el amor de Kyubi, estaba deseando liarla!! Llevaba tanto tiempo metida en aquellos pantanos, que hasta las brujas se sabían todas mis bromas. ¡Chachis la mar!!!

- Llamadme Roja. De momento.- Fruncí el ceño levemente. Aún no me había movido de mi posición. Una flecha no era lo suficiente rápida como para darme. Y menos en la oscuridad. - Y mis intenciones son claras: Quiero hidromiel, secarme y ver a mi amiga Kendra.- Me encogí de hombros.- ¿Y vosotros sois...?

La indecisión se hizo patente en su rostro durante un instante que pareció demasiado largo bajo la lluvia. ¿Qué hacían? Si eran enemigos de habilidades desconocidas, podría ser peligroso dejarles pasar a ver a Kendra. Por otro lado, que la conocieran y hablaran de ella con naturalidad, podía indicar que eran exactamente lo que decían ser: amigos. Al final bajó el arma y dio un paso al lado, apartándose para dejar despejada la entrada.

—Lo siento, están siendo momentos duros, y ya hemos tenido una visita inesperada y nada agradable. Mi nombre es Evoris —se presentó, ajeno a ideas supersticiosas sobre los nombres—. Somos también amigos de Kendra, dentro hay otras dos de nuestras compañeras. Pasad a saludar, comer algo y calentar vuestros cuerpos. Nosotros, sin embargo, tenemos trabajo; hay un hombre peligroso suelto, y debemos pararlo esta noche. Si nos disculpáis, os veremos más tarde. 

Aunque Evoris optó por dejarlo pasar, la educación del tipo ese andrajoso no me gustó en absoluto. En contraposición a mi impoluto vestuario, el ver a un andrajoso así vestido y encima con esos aires me encendía, si bien, intenté mantener la compostura.

Es recomendable que cuides tus modales. Quizás tengas el cerebro suficiente para retener un nombre, pero siento que no tengas una vista tan aguda y afilada como tu lengua.

¿Acaso no eres capaz de ver los restos de estos esqueletos en la puerta de aquella casa a la que veníais a ayudar? ¿o es que tal vez no tuvistes lo que había que tener para acabar con ellos? las palabras no eran de reproche, ni nada por el estilo, más bien eran un intento de razonar con aquella persona que había carecido de los sentidos y habilidad para atar cabos y comprender la situación.

Nosotros estamos defendiendo este lugar desde hace ya más de 2 noches, y no me gusta que me hablen así cuando te acercas oculto en las sombras, con esas pintas de pordiosero, en el preciso instante en que hemos acabado con 3 esqueletos que han entrado en la casa de Kendra. Con estas palabras, ya bajé el arco, señalando los restos de los esqueletos.

y ya, con estas últimas palabras, acompaño los gestos de Evoris, Pero si sois quienes decís que sois, sed bienvenidos a la que otrora fuera la casa del profesor Lorrimor. Veo que conoceis a la encantadora Kendra, así que pasad, por favor, estará encantada de ver a más conocidos y amigos.

- Prfff...- Lo que comenzó siendo un siseo.- ff...he...he...ha...- Termino de otra manera.-.... ha...ahahahahah- Una risa bastante escandalosa que me salía de dentro.

- Te ha llamado pordiosero!! Jajajajaj- Dije divertida señalando a Cam con el dedo. ¡Por la gran Diosa, se me caían las lágrimas como puños. Empecé a andar hacia la puerta, dando un paso tras otro, subiendo la escalera con cierta gracia y sensualidad.- Que tipo más gracioso!! Y lo dice cuando ha sido incapaz de presentarse a sí mismo!jjajaj- Al llegar a su lado le guiñe un ojo, de forma pícara, poniendo una mano sobre su antebrazo, tan solo para apoyarme.- En serio, eres la monda, amigo. Ya veo por qué eres amigo de Kendra, jeje.

Seguí caminando y al pasar al lado de Evoris me incliné en una leve reverencia, algo torpe.

- Encantada, mi señor Evoris.- Igualmente le guiñé un ojo y seguí andando hacia esa extraña y curiosa criatura.- Alaaaa... me animé sonriendo, abriendo lo máximo que podía las esmeraldas de mis ojos.- Bonita nariz, señor! ¡Puedo tocarla?! Se la ve taaaan suave- Estaba entusiasmada al encontrarme con otra criatura tan peluda como yo (en mi forma Kitsune) y que no fueran ratas del pantano.- A no ser que sean... Bueno sus... geni... ya sabe. Discúlpeme!!! A veces hablo demasiado- junté las manos como pidiendo perdón a tan noble ser.

Qorchi retomó su forma humana y relajó los músculos al declararse los desconocidos como amigos de Kendra.

- Mi nombre es Qorchi y lo que has visto es la forma de espíritu con el que estoy unido, el mamut - hace una pequeña reverencia a modo de saludo. Disculpad la desconfianza pero acaban de atacarnos usando el cuerpo del profesor Lorrimor y nos ha afectado.

No te preocupes -respondió ante las palabras de Evoris-. Si tenéis problemas con algo, en cuanto veamos a Kendra y nos tomemos un caldo para templarnos, podemos ofrecer nuestra ayuda. Al fin y al cabo vosotros no sois ese hombre peligroso ¿Cierto?

Sonrió divertido, en realidad sólo trataba de explicar que dependía del punto de vista la situación tenía muchas lecturas, y aventurarse en una de ellas era una locura. Y también buscaba un modo de relajar la tensión un poco, al fin y al cabo si eran amigos de Kendra o discípulos de su padre y había un problema real, trabajar en equipo era la opción más sensata.

O eso pensaba hasta que el otro tipo hablo. Su boca se llenó de un veneno que no llegó a ser escupido gracias a la intervención de Red, o Roja como se había hecho llamar. Aquello le dio tiempo para tomar el aire y exhalarlo un par de veces, suficiente para calmarse y tratar de responder el mejor modo.

Se recibe lo que se da.

Acabamos de llegar. Está oscuro. Llueve. No lo hemos visto*. Y más importante, no nos hemos ocultado: estamos en mitad de la noche, en mitad del camino, enfrente de la puerta. Si quisiéramos ocultarnos, el entorno está a nuestro favor y sólo tendríamos que usarlo.

Para la siguiente frase se tomó otra inspiración de tiempo.

No es oro todo lo que reluce, ni toda la gente errante anda perdida.

Citó, traduciendo, una de las frases que más le repetía su madre. Era algún tipo de sabiduría proverbial cuyo resumen sería "no presupongas". Finalmente se giró hacia el hombre que había debajo del mamut.

Encantado. Así que usando el cuerpo del profesor... ¿el padre de Kendra, no? Mh, entonces tiene cierto sentido, sí.

Asintió. Conforme.

Entremos entonces. Vamos, Red, no estás tocando ningún genital...

Suspiró con resignación, poniendo la mano en el hombro de la muchacha e instándola a avanzar.

Asintió, un simple cabeceo, tanto para confirmar como para agradecer el ofrecimiento.

—No, no soy ese hombre peligroso. Si más tarde venís, estaremos cerca del puente que cruza el río. Saliendo del camino hay un pequeño claro con un monumento de piedra blanca, representan soldados con armadura. Allí es dónde vamos. —Tras un momento de indecisión, añadió algo más—: Cuidad de Kendra, por favor. Ver a su padre convertido en una marioneta zombie... —Negó, incapaz de expresarse—. Simplemente cuidad de ella.

Dicho eso, no perdió más tiempo y se puso en marcha, saliendo de los terrenos de la mansión, directo a la estatua a través de las desiertas calles, ajeno a la lluvia y la oscuridad. Esa noche pondrían fin a otro problema, y después llevarían la lucha al interior de Piedra Atormentada.

La verdad es que no me había gustado cómo se había desarrollado la conversación con esos dos nuevos amigos, compañeros, alumnos o lo que fueran. No sabía si había sido por la situación que habíamos experimentado enfrentándonos a esos esqueletos enviados a matar a Kendra, o a nosotros, vistas la palabras que había pronunciado antes de morir, o por la sorpresa de encontrarme con esos dos ahí parados. ¿Una reacción ante la sorpresa por no haberlos detectado antes? no lo tenía claro, pero no me gustaba. Había intentado ser amable, pero las palabras no me salieron y fueron más reprimendas, ataques verbales, justificaciones o una mezcla de todas ellas.

Incómodo, asentí a Evoris mientras me alejaba de la casa en dirección al lugar donde teníamos pensado ir a investigar, y de paso, tendría tiempo para ordenar mis ideas. Si esos dos eran quienes se suponía que decían ser, querrían ayudarnos a desentrañar todo este misterio y confabulación, y no me gustaba enfrentarme a peligros con gente de la que desconfiaba, no señor.

Los recien conocidos se separan y se internan en la lluvia rumbo al citado monumento así que tras un encogimiento de hombros entrais al patio de la mansión y os refugiais en el interior de la casa entrando en el conocido hall, allí podeis ver a dos mujeres con aspecto cansado  que se estan ajustando las capaz antes de salir  cuando entrais mientras podeis ver a Kendra barriendo un montón de huesos mientras echa un vistazo de vez en cuando a un bulto cubierto por una sábana que hay a un lado.

Cuando os ve, suelta un grito de emoción y suelta la escoba para ir a recibiros con un fuerte abrazo.

---¡¡¡Habeis venido!!!- dice mientras os estruja- No sabia sí el mensajero llegaria pero estais aquí ¡que alegria!- dice mientras se separa de vosotras, pese a la alegria que muestra podeis ver que la muerte de su padre le ha pasado factura puesto que apreciais profundas ojeras de no haber dormido y los irritados e hinchados de tanto llorar.

---Kendra- dice una de las mujeres mientras  se acerca a la puerta-Vamos a ir a buscar al Padre Hoyosombrio, no abras la puerta a nadie, nos llevamos la llave- la mujer os mira durante un instante  antes de marcharse junto con su sigilosa compañera.

Los recien conocidos se separan y os internais en la lluvia rumbo al citado monumento, la lluvia cae con intensidad  mientras los relámpagos surcan el cielo, no os encontrais a nadie  hasta que llegais al monumento donde hay dos guardias haciendo guardia, ambos estan calado hasta los huesoso mientras vigilan el monumento  que ha sido rodeado por una cuerda  delimitando la escena del crimen, no hay antorchas encendidas puesto que la lluvia las apagaria.

---¡¡¡Alto ahí!!!- grita el soldado mientras empuñan sus armas  y os señala al acercaros- ¡Identificaros ahora mismo!

Si pretendían coger a alguien desprevenido, iban por mal camino. Debían de ser dos novatos a los que hubieran puesto allí a vigilar en una noche tan lluviosa, o tal vez simplemente habían sacado la pajita más corta y el estar calados hasta los huesos les había quitado cualquier ánimo de hacer una guardia en condiciones. En cualquier caso, podían ser un problema.

—Me llamo Evoris —se presentó, manteniendo las distancias y con la fauchard en la mano, pero sin resultar amenazador—. Mis compañeros son Diadam y Qorchi. Los tres somos discípulos del Profesor Lorrimor, Pharasma acoja su alma, y amigos de Kendra. Hemos venido a evitar que quien esté haciendo las pintadas vuelva a actuar. Podéis iros a casa a calentaros y dejarnos esto a nosotros; prometo que esta noche se acaba el problema.