Partida Rol por web

Mientras Malickud avanzaba tras la araña, Gerald trataba de combatirla. No obstante, se percató de que sus ataques no eran realmente muy efectivos. El resto del grupo se mantenia quieto, unos presa del miedo y otros atrapados en la viscosa telaraña que habia lanzado el gran arácnido.

Esta, mientras, se volvió para tratar de atacar al gnomo, pero la defensiva posición de este, hizo que no acertara por poco.

La tela de araña resultaba demasiado pegajosa y Thognar a penas podia levantar los pies del suelo.

- ¡Arrrgh! ¡Maldición! ¡Porrr todo el orrro de KrrrâkDum, quitadme esto!

Gerald vio que sus armas no hacian efecto. ¿Que podría tener el clérigo que sirviera de algo? Quiza si el arma fuera mágica podría pasar la resistencia de la criatura. Merecia la pena intentarlo, por lo que recurriendo al poder de la guerra que le otorgaba su deidad comenzo a lanzar un encantamiento capaz de hacer su arma mas poderosa.

- ¡El poder de caballero rojo llevara la guerra a tu cuerpo!

Malickud, como tenía intención, se colocó a la espalda de la araña, continuando con su actitud defensiva, toda vez que el engendro le estaba atacando a él y Gerald no había conseguido dañar a la araña a pesar de haber golpeado.

Mientras, seguía recitando un poema con el que pretendía seguir inspirando a sus compañeros.

Gerald hizo su arma mágica, Izhan se alejaba del monstruo mientras trataba de que el efecto del veneno se fuera (quedan 9 turnos), Malickud trató de flanquear a la araña mientras cantaba y se mantenia en una posicion muy defensiva. Sirenia, presa del pánico se dedicaba a observar atentamente la batalla.

La araña trató de morder al molesto gnomo, pero las mandíbulas se cerraron en el aire.

Thognar continuaba pegado al suelo sin poder hacer nada. Mientras maldecía a la criatura:

- ¡Asquerrrosa arrraña! ¡Cobarrrde!

Gerald vio una oportunidad en la posicion del bardo y espero a que su compañero se colocara para asestar su golpe.

- Malickud flanqueala!

El gnomo que ya estaba flanqueando a la bestia para que Gerald pudiera conseguir atravesar sus defensas, temeroso por las dentelladas que el arácnido lanzaba, no se atrevía a hacer otra cosa que no fuera dedicar todos sus esfuerzos en seguir intacto, mientras con sus palabras trataba de inspirar al resto de sus compañeros ya que nada podía hacer por los que estaban atrapados en las telas de araña.

En cuanto soy capaz de moverme, me lanzo hacia el enano e intento cortar sus ligaduras con mi daga. Si tenemos alguna oportunidad de salir de allí con vida pasa por luchar todos juntos. 

Malickud seguia rodeando a la tremenda araña mientras evitaba sus dentelladas. Mientras, el clérigo y su arma mágica golpearon a la criatura hiriéndola. A pesar de la magia del clérigo, el arma parecía seguir siendo no del todo efectiva.

El enano y el hechicero seguian atrapados en las asquerosas babas pegajosas de la criatura. La que si se decidió a atacar fue Sirenia. La picaro trató de atacar a las cuerdas que rodeaban al enano, pero los nervios y el miedo hacían que aun no estuviera del todo fina.

La gran araña se olvidó esta vez del gnomo. El que le habia hecho daño era el clérigo y se centró en este. Atacó fuertemente, decidida a acabar con él. Pero la armadura del clérigo era robusta y resistió las fauces de la criatura.

Gerald cargo un nuevo ataque con todas sus fuerzas. No era mucho, pero habia logrado herir a la criatura, por lo que sabia que la magia podía herirla. Y no se lo callo.

- ¡La magia parece afectarle! ¡Usad conjuros o armas encantadas!

Ninguna magia tenía Malickud que pudiera dañar a aquella bestia, el solo tenía ciertas habilidades para ayudar y entretener a los demás pues hasta el momento sus aventuras no le habían llevado a situaciones extremas como aquellas.

No obstante en su afán por auxiliar a Gerald y viendo que sus ataques no solo eran efectivos sino que habían causado que la araña dejase de fijarse en él, trató de auxiliarle de tal manera que la araña dejase algún hueco en sus defensas para que el clérigo pudiera acceder con sus ataques a algún punto vital.

En vista de que mi primer intento no resulta, continúo.

Thognar vió cómo Sirenia intentaba ayudarle a liberarse y entendió que sería la mejor forma para librarse de aquel molesto contratiempo. Entonces, con el filo de su hacha intentó cortar las ligaduras que le retenían.

- ¡Aparrrta a un lado, no quierrro hacerrrte daño!