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Las Cronicas de Giovanni: La Última Cena

Escena I: En Compañía de Extraños

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18/04/2019, 23:21
Boromir

Boromir observó en silencio como se iban moviendo los invitados por la sala, evitando en todo momento la mirada del viejo monje. Sabía que el contacto visual le atraería como una mosca a la miel, así pues se dedicaba a esquivarle, mirando los movientos de Daphné hacia la mesa de las dos mujeres y como el hombre de cabello oscuro que se sentaba solo junto a ellas observaba con  detenimiento los movimientos y conversación que mantenían.

Luego centró su vista en Arpád, quien depositó sobre la mesa sendas jarras con agua. - ¿Realmente vais a beber eso? - Preguntó al joven al ver el contenido de aquellas vasos. - ¿Acaso habéis preguntado de donde ha salido ese agua? ¿Si hay un... manantial cercano? - Preguntó Boromir al joven, cuando este regresó a la mesa, seguido de Griselda. El hombre, al ver a la chica se levantó de la mesa. - Madame... sentaos, por favor. - Dijo a Griselda con una pequeña reverencia, para luego mirar a las dos mujeres e incluso a la anciana, que habían quedado aisladas de los demás, esperando unos segundos por si alguna más decía unirse a ellos.

Al ver que ninguna se movía de su sitio y tras ver que Griselda se había sentado, lo hizo él también. - Podéis llamarme Boromir... ¿y vos sois? - Preguntó a la joven con calma. Su acento denotaba que no hablaba su idioma natal, pero su pronunciación era perfecta en cada palabra que salía de sus labios.

- Tiradas (1)
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19/04/2019, 13:14
Gabrielle

Gabrielle, la más joven y sonriente de las dos hermanas que ocupaban aquella mesa, miró a Daphné cuando esta se acercó a ellas, dibujando una amplia sonrisa en su rostro cuando esta las habló. - Buenias nioches. - Respondió la mujer sin borrar la sonrisa del rostro. - Sierrá un pliacerr compiarrtirr miesa vos. - Añadió a continuación con cierta dificultad. Entonces miró a su hermana, que permanecía seria, más pendiente del monje que de la joven que se iba a sentar con ellas y la conversación que mantenía la pequeña de su línea de sangre.

- Mi lliamo Gabrielle y ella sierr mi hierrmana Dasia. - La joven seguía sonriendo a Daphné y hablando con la misma dificultad. - Pierro sentaos piorr favorr. ¡Joven! ¡Qué siean trries platos de iestofado en esta miesa! - Exlamó a uno de los jóvenes que pasaba por allí.

En ese instante, una sombra se acercó a la mesa y la voz del hombre que llevaba un rato sentado a solas, resonó cerca de las tres mujeres. - Mejor que sean cuatro, si no les importa a las damas. - Dijo con una sonrisa en el rostro... sonrisa que fue borrada con el gesto de Dasia, cuando de la nada sacó un puñal y lo clavó en la mesa. - Niada de hiombrres en esta miesa. - Fueron sus únicas palabras, las cuales sirvieron no solo para ahuyentar al hombre de cabellos oscuros, sino al hermano Clemente, que pareció seguir a Daphné hasta la mesa, dispuesto a seguir con su cháchara con aquellas jóvenes.

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19/04/2019, 13:25
Bruce

Después de ser rechazado por la hermana mayor de Gabrielle y expulsado de aquella manera tan poco ortodoxa pero efectiva de la mesa, el hombre se lanzó hacia la mesa que acaban de ocupar los dos fornidos hombres. - Saludos, caballeros. - Dijo en un quiebro casi imposible, donde evitó por completo al monje, que seguía buscando a quien atosigar con sus palabras. - Me llamo Bruce. - Hizo una breve reverencia a ambos, inclinando la cabeza. - ¿Os importa a vuestras mercedes que me una en la cena? - Lo cierto es que ni esperó a que dijesen nada, sentándose enseguida en la mesa, dando la espalda con brusquedad al hermano Clemente.

- Invitados del señor Giovanni también. - Un quejido, acompañado de un escupitajo, resonó en la espalda del hombre, quien no pudo evitar poner cara de asco, para luego girarse hacia el hermano Clemente. - Me pregunto cuantas veces tendré que pronunciar su nombre o apellido, para que vuestra boca se quede seca y dejeis de escupir, más aún cuando algunos estamos cenando o a punto de hacerlo. - Reprendió al monje, seguramente por la cercanía hacia sí mismo y las posibilidades de recibir un impacto de los esputos de aquel hombre.

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19/04/2019, 23:44
† Olivier St-Arnaud †

A medida que los parroquianos van abandonando sus soledades para compartir mesa, cena y conversación, el ambiente de la posada se va volviendo más bullicioso. Es esta la clase de clima social en la que me encuentro más cómodo habitualmente y también en la que me siento más inclinado a sacar mi violín y tocar para deleite de la concurrencia.

Sin embargo, esta noche no me siento de humor para aplausos y alabanzas. Estoy física y mentalmente agotado del viaje y solo deseo retirarme, darme un baño y marcharme temprano a la cama. Así se lo participo a mi encantador acompañante, ofreciéndole que me visite en mi alcoba una vez que haya terminado la cena para seguir hablando de ese tal Janos Hunyadi, del que nunca había oído hablar con anterioridad, o de cualquier otra cosa que le plazca.

La buena compañía es tan escasa en estos tiempos que cualquier oportunidad de compartir una conversación y un vino en privado son momentos que uno no puede dejar de atesorar.

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20/04/2019, 10:16
Guillaume Valjean

Guillaume se sentó a la mesa haciendo un estruendo en cuanto su pesado cuerpo impactó en la silla. Con gesto inseguro miró las patas de la silla, dudando que pudiera mantener su integridad con su peso y cabeceó satisfecho en cuanto comprobó que la silla aguantaría mientras lanzaba miradas asesinas al posadero que parecía estar más preocupado en atender al clero que al resto de parroquianos.

"Taberneros, ven una sotana y pierden el mundo de vista" dijo bufando visiblemente malhumorado "No veía nada igual desde la guerra, aunque, no recuerdo cual fue de ellas" dijo sonriendo mientras se encogía de hombros "Al final todas se parecen, lo único que cambia es el rancho que le dan a la tropa y las excusas para no pagar la soldada"

Entonces aquel tipo que se presentó como Bruce se sentó en su mesa sin ser invitado. Lo miró con frialdad mientras cerraba los puños y dejaba que los nudillos blancos fueran visibles para el nuevo invitado que parecía no darse por aludido. El hecho de escupir al comentario del sacerdote hizo que se relajara un poco antes de decirle

"Guillaume, el bretón. Aunque poca cena hay que compartir.... " La ausencia de comida le estaba agriando el carácter, le recordaba a los tiempos de escasez cuando huía de los perros de la iglesia, y no eran recuerdos agradables.

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23/04/2019, 22:45
† Daphné Sabineau †

Daphné relajó los hombros en cuanto Gabrielle la recibió con tan amplia sonrisa y tan agradables palabras.

-El placer es mío -respondió también con una alegre sonrisa. -Yo soy Daphné -se presentó tras conocer el nombre de ambas hermanas. Apartó una silla y no tardó en sentarse con ellas, feliz de tener tan grata compañía. Gabrielle pidió tres platos de estofado y la joven sonrió todavía más, divertida por su espontaneidad. Dasia estaba atenta al monje cuando el hombre con bigote se acercó a la mesa. Entonces cambió de objetivo y clavó un puñal en la mesa, lo que provocó un pequeño sobresalto en Daphné y un gran impacto en aquel hombre y el hermano Clemente, que aun bebido, supo escoger la opción correcta al dar media vuelta.

-¿Puedo preguntar de dónde sois? -preguntó en un tono amable. El acento de las hermanas le era desconocido y la joven cervecera tenía curiosidad-. Yo soy de Sérézin-du-Rhône, en Francia -explicó.

El hombre del bigote había encontrado otra mesa donde sentarse y el hermano Clemente fue tras él. Tal vez era hora de que aquel anciano se retirase a descansar, pensó Daphné, pero no parecía que esa fuese su intención. La taberna estaba repleta de caras nuevas y seguramente aquel hombre estaba haciendo tiempo mientras aguardaba el regreso del monje que antes le había dado conversación.

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24/04/2019, 01:22
[Abandono] Griselda Ardelean

Aquel hombre que nos había invitado a sentarnos con él no tardó en ponerse en pie ante mi presencia, saludándome y pidiéndome que me sentara de un modo que me resultó sumamente extraño. No por la forma en sí de hacerlo, sino porque aquellas palabras y esa reverencia estuvieran dirigidas a mí. Miré de reojo a Arpád cuando el hombre no miraba, haciéndole ver mi sorpresa, para terminar sentándome después de que él lo hiciera.

Una vez nos sentamos los tres, el hombre se presentó como Boromir, preguntando después por mi nombre.

- G-g-griselda. - respondí de forma escueta a su pregunta, a veces intentaba reducir el número de palabras a emplear por hacer menos pesado mi discurso, para mí y para los demás. - G-gracias p-por la invitac-ción. - sonreí amablemente, inclinando mi cabeza después. - ¿C-cuál es su p-profe-s-sión? - terminé por añadir al alzar mi rostro de nuevo, queriendo entablar conversación mientras llegaba la cena, pues por el momento no había advertido que al hombre le incomodara mi forma de hablar.

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24/04/2019, 11:39
[Abandono] Arpád Budai

Al depositar aquellas jarras de agua sobre la mesa, pareció que el señor Boromir desconfiaba de su procedencia. A buen seguro, para alguien como él lo único que merecía ser bebido era el alcohol que descansaba en su propia jarra, o incluso cosas más fuertes. Yo, sin embargo, prefería dejar el vino y los licores para ocasiones muy pero que muy puntuales.

Creedme si os digo que he bebido aguas más sucias que ésta, comido cosas mucho peores que la cena que nos aguarda, y dormido en lugares mucho más peligrosos que esta buena posada. -Reconocí con una sonrisa comedida, tomando asiento- Pero mis estudios y viajes me han llevado a conjeturar ciertas cosas, y es que aquellos que disfrutan en esta vida de beber ciertas bebidas con asiduidad terminan siendo más propensos a algunos males. Por ello, trato de beber agua en la medida de lo posible, y en menor medida leche y zumos. Aunque puestos a tomar zumo acostumbro a preferir la fruta entera, pero eso es mero gusto personal.

Griselda se presentó sola, dando muestras se las dificultades que padecía habitualmente para hablar. Lo cierto es que el señor Boromir debía querer oír su nombre de su propia boca, dado que él ya lo conocía de antes. Yo ya le había dado tal dato, además de presentarla como mi ayudante. Claro que quizás lo educado era hacer las presentaciones formales cara a cara, aunque yo de modales no era ningún experto, mucho menos de etiqueta formal.

Si me lo permitís, me atrevería a conjeturar que sois un auténtico hombre de armas. -Comenté ante la pregunta de Griselda, mirando al señor Boromir detenidamente- Pero no un "simple" guerrero. No os parecéis mucho a los soldados y mercenarios que he conocido... -Efectivamente, su aspecto se acercaba más al de los señores de noble cuna con que me había cruzado, aunque esa era una afirmación que decidí guardarme para mí. Si no quería revelarlo, era decisión suya.

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24/04/2019, 23:11
† Salomao Ali-Caro †

Salomao había descubierto que Guillaume le caía bien, pero el tal Bruce parecía tratarse del típico vividor que gustaba rondar a las damas y de paso acabar con sus honras, algo que teniendo en cuenta las creencias religiosas del portugués le producían un rechazo natural hacia su persona. No obstante y como a pesar de ser un rudo mercenario, tenia modales y educación, optó por recibirlo con una de sus oscas y oscuras miradas, a la vez que un ligero encogimiento de hombros, si el tipo se pasaba de listo siempre podía hacer uso de una de sus damas...

- Mi nombre es Salomao- contestó tras el bretón omitiendo su lugar de procedencia, tampoco le apetecía hablar de sí mismo más de lo debido.

 Me pregunto cuantas veces tendré que pronunciar su nombre o apellido, para que vuestra boca se quede seca y dejeis de escupir, más aún cuando algunos estamos cenando o a punto de hacerlo.

Ante ese comentario y el nuevo esputo del bretón, el portugués no pudo evitar esbozar una suave sonrisa.

- No va a ser la única boca que va a necesitar humedecerse con un buen caldo- comentó buscando al tabernero haciéndole un gesto con la mano para que se aproximara y les sirviese, el estómago de Salomao estaba vacío y a pesar de la guerra de escupitajos necesitaba ser saciado, él no era delicado ni melindroso- Por favor, la cena... y una jarras de vino- le indicó a Segismundo

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24/04/2019, 23:34
† Ioan †

Como el posadero me había indicado, apenas me costó encontrar donde podía asearme, por lo que me desprendí de mi túnica manchada y me limpié todo lo que era posible en poco tiempo y sin un baño, tras lo cual me coloqué mi única otra túnica, que a pesar de que había estado conmigo en el interior del carruaje, al menos no desprendía un hedor a vómito tan intenso como la túnica manchada que acababa de quitarme, por lo que, ya más presentable que antes, volví a la sala de estar.

Ya he vuelto…- le dije al posadero -He tenido que dejar mi túnica sucia allí, pero le prometo que en cuanto acabe de cenar la cogeré y la lavaré…  disculpa las molestias, hijo mío- le dije, pues estando acostumbrado a una vida austera, no se me había pasado por la cabeza el pedirle al posadero que se encargase él de limpiar mi ropa -Por otra parte, si puede ir sacándome la cena, voy a ver dónde me puedo sentarme- le dije, tras lo cual me dirigí a la mesa más cercana… que era la de los dos hombres que me habían estado observando al principio de la conversación con el hermano Clemente, y que ahora se encontraban acompañados por otro más, aunque por la forma en que le miraban, no parecía que les agradase demasiado.

Disculpad, hijos míos- les dije -Si no os importa… ¿podría compartir mesa con vosotros?- les pregunté educadamente antes de sentarme, pues sabía que había gente a quienes les incomodaba beber, cenar o simplemente pasar tiempo con monjes y sacerdotes fuera de la Iglesia.

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24/04/2019, 23:38
† Salomao Ali-Caro †

Mientras Salomao esperaba la respuesta del posadero, el sacerdote más joven y que al parecer también era uno de los invitados de Giovanni, fue a sentar sus posaderas a la mesa que ocupaban el bretón, Bruce y servidor... ¡Cómo si no fueran ya bastantes, era como si acabase de ponerse a parir la abuela de alguien!

Disculpad, hijos míos- les dije -Si no os importa… ¿podría compartir mesa con vosotros?

- Claro, padre- se apresuró a contestar antes de que la boca de Guillaume se llenase de un nuevo regalo en forma de proyectil acuoso en dirección al osado sacerdote- hay sitio a mi diestra- se ofreció en un intento de que el bretón refrenase sus impulsos colocando a Ioan a su lado, ejerciendo así de barrera entre ambos... se tenían que haber quedado al calorcito de la hoguera...

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25/04/2019, 01:05
† Ioan †

Gracias buen hombre, que Dios os bendiga- dije, inclinando la cabeza a modo de agradecimiento y aceptando el sitio que me había ofrecido a aquel hombre -Siempre es agradable compartir mesa con buenos cristianos… soy el Padre Ioan, por cierto- les dije, presentándome y mirándoles a modo de pregunta para que hiciesen lo propio mientras el posadero nos traía la cena.

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25/04/2019, 13:57
Guillaume Valjean

Hay un viejo dicho bretón que dice que la vaca que grita más fuerte no tiene que ser la que más leche da*. Guillaume había tratado con nobles, clero, comerciantes y soldados, hombres de todas las condiciones y muchas veces las sotanas o los tules escondían los más negros corazones. El tal Bruce no le preocupaba, era el típico embaucador busca peleas de toda taberna y sabía como encargarse de él si llegaba a ser necesario. Salomao también era fácil de leer, un hombre que vende su espada por oro siempre es fácil de leer, no te metas en su camino y si no le causas perjuicio nada tienes que temer pero un sacerdote siempre era difícil.

Siempre que se cruzaba con uno de ellos lo estudiaba como quien estudia un escorpión, dudando de si debajo de esa sotana habría veneno, si vendría desde Francia tras de él. Muchas veces se había relajado, creyéndose estar demasiado lejos de su némesis, para descubrir que las distancias no existían cuando había una boca que acallar y dinero suficiente que ofrecer. Guillaume miró al nuevo integrante de la mesa y cabeceó como única respuesta a su saludo. Si no hablaba el cura pensaría que era un hombre grande bobalicón y no le prestaría atención.

Ojalá llegara la comida, eso le presentaría una buena excusa para no entablar conversación con el párroco. Cuanto menos supiera de él menos problemas le daría.
 

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27/04/2019, 18:21
Ionela

Paul comía con gana y conteniéndose, bajo la atenta mirada de Olivier, cuando una joven pasó a su lado cargada con un caldero con agua. Se detuvo justamente en la mesa de ambos hombres y se quedó mirando los hermosos ojos de Olivier durante unos segundos, como si su mirar la hubiera hipnotizado.

- Señor, vuestra habitación está lista. - Indicó con una cándida sonrisa. - Así como vuestro baño. Es justamente la habitación que se encuentra a vuestras espaldas, mi señor. Estaré en las habitaciones contiguas por si queréis el agua más templada o caliente o si necetitáis algo más. - Miró a Paul. - Buen provecho. - De dedicó una amable sonrisa al joven.

Y con estas palabras y con el caldero lleno de agua, la mujer cruzó el salón y se metió en la habitación de Olivier.

Notas de juego

Me estoy pegando con los tableros para que empezemos a usarlos o al menos a visualizarlos. Espero que esta sea la última imagen incrustada que os ponga.

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27/04/2019, 18:38
Gabrielle

- Vienirr de tierras muy liejanas... al ieste... no. - Miró a su hermana unos segundos, quien pareció decirla unas palabras en un idioma extraño.- Aus dem Westen. - Pronunció la mujer de oscuros cabellos.

- Al ioeste de iestos lugarres. - Un trabajador de la taberna apareció en ese momento y puso un plato de estofado a cada una, junto con una holgaza de pan. - Griacias. - Dijo Gabrielle al mozo con una sonrisa, aunque este estaba demasiado atareado como para hacerla ningún caso.

- Niosotrras ¿conocemos Siérrézin-du-Rrhône, en Frriancia? - Volvió a mirar a su hermana, quien negó con la cabeza nuevamente. - Niet... no, no coniocemos ese liugarr. - Gabrielle no perdía la sonrisa de su rostro, mientras que su hermana mantenía el semblante más serio. - Riuego que pierrdones a mi hierrmana. Ella es mias de... pielearr y yo de hablarr... y ella hiabla pioco el idioma. - Explicó con calma a Daphné, mientras que Dasia ya había comenzado a comer el estofado aquel.

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27/04/2019, 19:08
Boromir

- Un placer, joven dama Griselda. - Indicó Boromir a la joven que le acompañaba en la mesa, con una escueta y educada sonrisa, para escuchar las palabras del joven médico que le acompañaba. - Veo que para ser aún bastante joven, habéis viajado mucho. Con los años aprenderéis a valorar el sabor de un buen vino o de la cerveza, puesto que en los caminos del Señor es el agua lo que abunda. - Miró a Griselda con una pequeña sonrisa nuevamente, tratando de algún modo de empatizar con ella y que se sintiera más agusto y cómoda. - En otros tiempos fui... diplomático. - Miró a ambos, esperando la reacción ante aquella palabra, la cual sin duda les sonaría extraña.

- Me dedicaba a hablar entre hombres de poder, negociando entre ellos y tratando de llevar las cosas a buen... final. - Explicó de la manera más sencilla que pudo a los jóvenes cual había sido su trabajo todo aquel tiempo, aunque aquello era solo una parte del mismo. Arpád, que estuvo atento al porte y gestos del hombre, no tardó en darse cuenta de que había algo más y se lo hizo saber. En rostro de Boromir se endureció entonces. - Así es, joven. Fuí mucho más de lo que soy ahora, un simple mercenario errante.

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27/04/2019, 19:49
Bruce

Segismundo continuaba tratando a todos con una sonrisa y disculpándose por la tardanza en servir la cena, aunque los platos ya iban saliendo de la cocina y eran puestos en las mesas. Incluso se disculpó con Ioan, por no poder ayudarle a adecentarse con sus ropas. Mientras, Bruce, controlaba de reojo a las damas de sala, incluida a la que acababa de aparecer en escena y hablaba con Olivier y Paul, siguiéndola con la mirada hasta que se perdió en una de las habitaciones. Fue a levantarse, con la excusa de comprobar si aquel era su dormitorio, cuando Ioan se dirigió al grupo.

- ¡Claro! - Dijo alegre Bruce. - ¿Y porqué no invitamos también al viejo monje?  - Estaba claro que iba cargado de ironía. - No dijo el Señor eso de dar de comer al necesitado, miradle... no es más que un viejo saco de huesos embuelto en unos harapos. - Clavó entonces su mirada en Ioan. - ¿No cree, hermano? - Preguntó divertido al monje recién incorporado en la mesa, mientras que el hermano Clemente se acercaba a la misma, quizás atraido por las palabras de Bruce o la presencia de Ioan.

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27/04/2019, 19:59
Hermano Clemente

- ¡Hermano! - Exclamó al ver a Ioan en la mesa. - ¡Por fin un hombre de Fe en estas tierras! ¡Debéis escucharme! ¡Todos deben hacerlo! ¡El mal habita en todos los rincones del mundo! ¡Pero en estas tierras salvajes ha tomado forma de hombre y es el regente del lugar! ¡Un diablo encarnado! ¡No debéis ir a la casa de Giovanni! - Como era tradición en él y en el lugar, escupió nuevamente en el suelo. - ¡Es el diablo! ¡Baila con brujas y sacrifica doncellas para beberse su sangre en una orgía donde los súcubos y los sátiros del infierno, resurgen y se unen contra la voluntad del hombre y de Nuestro Señor!

Puso la jarra sobre la mesa, junto a Guillaume y la mano sobre el hombro del bretón. Luego le miró a los ojos y con aquel aliento a vino rancio y a saber que más, continuó hablando al hombre mirándole fijamente. - Se ríe de Nuestro Señor y de Nuestro Salvador, imitando una Última Cena, donde el rebaño es el cazador y los lobos la presa.

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27/04/2019, 22:54
[Abandono] Arpád Budai

El señor Boromir pareció darse cuenta de que mi vida había corrido muy lejos del sedentarismo habitual entre las gentes de mi posición, o falta de ella, social. De hecho, prácticamente no era capaz de recordar un lugar al que hubiera llegado a llamar hogar, pues desde que tenía memoria había estado viajando de un lado a otro. Y es que era aún pequeño cuando había conocido al padre de Griselda, el que me había abierto todo un mundo de posibilidades lejos de la vida que mis padres esperaban para mí.

Lo cierto es que sí, he tenido que viajar bastante. -Reconocí, echando un vistazo a la barra con ansia de probar aquella comida que había pedido- Mi oficio es complicado de aprender en profundidad sin las ventajas de las clases altas, sus libros y sabiduría. El padre de Griselda me inició en el camino, como su aprendiz, pero yo quería saber más, mucho más. Así que viajé por altas montañas, extensos desiertos y ciudades atestadas, hasta encontrar los maestros que me mostrasen los secretos de la quirurgía, la conexión de las energías que discurren por el cuerpo, los humores... Y todo ello sorteando las grandes barreras idiomáticas y culturales, me temo. Ha sido un largo viaje... -De pronto, me di cuenta de que estaba hablando de más, algo que me sucedía con frecuencia cuando era yo el tema de conversación, así como mis estudios- Lo lamento, tiendo a entusiasmarme cuando hablo de ésto... -Reconocí con cierto pudor, agachando mi rostro y rascándome la nuca.

Boromir explicó de una forma un tanto esquiva cual había sido su oficio. Pareció que aquella palabra con la que lo definió, "diplomático", debía sernos desconocida. Mis ojos volaron a Griselda, meditando si alguna vez la habría oído. Yo sí, o al menos algo que, en la traducción que me ofrecieron, se parecía lo suficiente como para asumir que se trataba de ello. Entre los árabes había cargos similares, y la descripción que Boromir ofreció me convenció de que estaba en lo cierto.

Conocí a un "diplomático" en una ocasión, en el desierto. Bueno, no personalmente, pero viajé en su caravana, sus hombres me hablaron de él. -Mencioné, recordando aquella travesía por la árida arena bajo el intenso sol, y el frescor nocturno del campamento. El diplomático era distante y no salía de su tienda, y sus hombres eran algo ariscos pero hospitalarios, aunque las mujeres que viajaban con ellos eran muy... solícitas- Un hombre de armas y de buenos finales al mismo tiempo, muy curioso. Esa versatilidad redunda en su beneficio, si me permite opinar. Un hombre igualmente preparado para la guerra y para la paz será a buen seguro de utilidad para el señor Giovanni. -Comenté, sonriendo. Sin embargo, alcé una ceja al volverme hacia la mesa contigua, junto a la que el viejo monje continuaba gritando improperios acerca de nuestro anfitrión, hablando en aquella ocasión de orgías demoníacas. Volví a darle la espalda y sonreí a mis acompañantes- Yo he bailado con mujeres a las que ese viejo llamaría brujas, pero debí perderme eso de la orgía. No cuenta como orgía si sólo es con una, ¿verdad? -Bromeé, tratando de restarle importancia a las palabras del anciano, seguidor de una religión que no era mía.

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28/04/2019, 22:46
Guillaume Valjean

Aquella mesa parecía que se había convertido en un pueblo en día de mercado. Había pasado en breves momentos de compartir pequeñas cosas con un hombre al que podía comprender, Salomao, a estar rodeado de personas que le crispaban los nervios por algún motivo u otro. La sonrisa confiada de Bruce que invitaba más a estrellar un puño en la misma que a compartir sus bromas, el monje con mirada astuta con sus afectados modales y el viejo borracho con sotana que seguía escupiendo y maldiciendo, y la comida seguía sin llegar.

Estaba intentando ignorar la perorata del viejo párroco borracho cuando este le puso la mano en el hombro y desencadenó su reacción. Se puso de pie en un salto temiendo que el viejo fuera uno de los espías de la inquisición con intención de apuñalarle y le empujó mientras cerraba el puño y apretaba los dientes. Le bastó ver los ojos de miedo y la cara del monje para saber que no era una amenaza, al menos no de ese tipo, y dejó caer su pesado cuerpo en la silla de nuevo. Lo miró a los ojos con una mirada severa y le dijo

"Siento haberle asustado padre" dijo marcando la palabra con amargura en su voz "no esperaba que me tocara el hombro, es mala idea asustar a un soldado, nunca se sabe como puede reaccionar." terminó dejando que la amenaza velara flotara en el filo de sus palabras.

Cogió la jarra y la empujó a otro asiento, lejos de él. No quería tenerlo cerca, solo quería comer y dormir, maldito fuera el posadero, si seguía cerca de tanto clero al final acabaría haciendo algo que hiciera que sospecharan de él. Era un superviviente, tenía que controlar sus impulsos, incluso Salomao podría ponerse en su contra en caso de que agrediera a uno de los sacerdotes. Era español, o portugués, no le había quedado claro, y allí todos eran católicos.