Partida Rol por web

Esta vez nuestros héroes están al borde de la muerte, con sus energías mermadas, ralentizados sus movimientos por la magia enemiga y casi al borde de la muerte tratan de huir, aunque saben que tan debilitados entrar en la zona de castigo que hay antes de la tumba de Abyshtor es la muerte segura para más de uno de ellos. ¿ entonces que harán ? además de la tumba, inaccesible al estar tan débiles, solo dos caminos más se introducen hacia lo desconocido.

Gerald ralentizado por el hechizo se mueve a mitad de velocidad tras Damrod ( 20 pies con armadura/2: 10pies, correr x4: 40pies ).

Asalto 10

Gran sacerdote 27

Sacerdote de la inmundicia 26

Lokaug 22

Tsathar normales 21

Rana terrible 18

Azote Tsathar 17

Harold 15

Ranas terribles medianas venenosas 14

Damrod y Gerald 13

Un terrible grito de odio seguido de fuertes indicaciones surgen del líder Tsathar, el cual acaba de perder de vista a su enemigo, al no tener ahora línea directa de visión señala con el dedo a sus seguidores el estrecho túnel por el que han desaparecido los invasores.

Harold no tenía miedo a la muerte, pues suponía reunirse con su Señor: sin embargo, sí temía por la muerte de sus compañeros, aquellos a quienes debía proteger. Solo cuando se hubieron retirado, Harold comenzó a retroceder con el escudo alzado y con cuidado de desviar los dientes de aquellas feroces ranas. Se movió hacia atrás hasta que casi chocó con Gerald. 

-Hay que irse. ¡Ya! Esperemos que el muro ilusorio les retenga un poco. -susurró a sus compañeros. 

Al atravesar el muro ilusorio, las ranas llegan hasta el, quedándose a pocos pies de vosotros, mirando con sus grandes ojos el extraño muro que impide sus pasos, tras ellas el ejército Tsathar parece estar organizando su entrada tras ellas, al parecer organizar el control de sus ranas hace que se mueven un poco más lentamente. Las ranas no atacan ya que no son capaces de ver a través de este muro, pero sus dueños si que tienen que saber que es ilusorio ( ya que son los que guardan el nivel inferior ). Esto hace que tengáis un breve respiro.

Depende de lo que hagáis adelanto acontecimientos, asalto 12 y 13 un azote Tsathar entra con 6 ranas más, este intentará que atraviesen el muro obligándolas a chocar contra el, así que tenéis esos dos asaltos extras para huir, luchar o lo que tengáis pensado, tras el irán llegando el resto de las ranas y sus dueños tsathar.

Último asalto en el que Damrod está ralentizado.

Asalto 11

Gran sacerdote 27

Sacerdote de la inmundicia 26

Lokaug 22

Tsathar normales 21

Rana terrible 18

Azote Tsathar 17

Harold 15

Ranas terribles medianas venenosas 14

Damrod y Gerald 13

Os alejáis escaleras abajo mientras dejáis atrás todo el revuelo de Tsathar y ranas terribles, es cuando se le pasa el efecto del hechizo ralentizador cuando cruza el muro una de las ranas dejando espacio para que los Tsathar puedan organizar mejor la caza, pero para entonces estáis a 240 pies bajando las escaleras al siguiente subnivel, ahora que Gerald está mejor, es cuando podéis poner mayor espacio entre vosotros y vuestros cazadores.

Distancia de caza 240pies.

Indicadme si vais silenciando o a todo correr a partir de ahora. Silenciando tardáis 22 asaltos en llegar al subnivel, corriendo x2 11, x3 8, x4 6 asaltos. Después pongo mapa del subnivel.

Llegáis corriendo tras ocho asaltos hasta el final de las escaleras, el corazón tras el esfuerzo parece desbocado y apunto de salir del pecho, si no fuese por el duro entrenamiento que durante años se os hizo en la escuela de la Inquisición del bien, para prepararos para la confrontación contra el Caos, apenas os podríais mover, pero, el duro entrenamiento hace que enseguida el corazón vuelva a su ritmo normal y los músculos recuperen su tonicidad. La luz que porta Harold ilumina la gran caverna donde distéis muerte a un gran sacerdote Tsathar y a un duro Slaad del plano del Caos, el fino oído de Damrod no detecta nada por delante vuestro ni a ningún perseguidor cercano por las escaleras, o se están organizando, o la caza con calma acaba de empezar, en todo caso, ante vosotros tres caminos, dos sin explorar y uno, posible salvación, protegida por un poderoso hechizo colocado para impediros el paso. Eso sin contar a Balcoth, que tal y como están nuestros héroes, se encontrarían con un desagradable guardián.

Señaló el camino que ya varias veces habían recorrido...

—Vamos. No perdamos tiempo.

...Y en cuanto llegarón se quedó quieto, debatiéndose entre correr hacia la tumba del Inquisidor o probar un nuevo camino. Al final, señaló hacia su izquierda, hacia el sur.

—Es un camino como cualquier otro. Tal vez logremos darles esquinazo por aquí.

Corriendo llegáis hasta la primera bifurcación inexplorada, ante vosotros un túnel de 10 pies de ancho que se interna en la oscuridad hacia el sur del nivel. A lo lejos en la entrada al nivel se escucha ruido del primero de vuestros perseguidores, ante vosotros silencio y oscuridad solo iluminada por Harold. ¿ posición de avance Damrod, Harold y Gerald ?

De repente el ruido de vuestros perseguidores desaparece, además una ligera sensación de mareo os alcanza en la cabeza y el estómago, al mirar hacia atrás mientras corréis os dáis cuenta que tras vosotros ahora hay un corredor con diferentes bifurcaciones y eso no estaban antes allí, delante de vosotros  ya no hay un túnel sino varias ramificaciones. Detenéis vuestra carrera mientras intentáis entender que ha pasado aquí. Al deteneros notáis un curioso ruido bajo vuestras votas y al mirar veis el suelo sembrado de huesos, armaduras oxidadas, armas abandonadas, túnicas y ropajes por doquier. Damrod enseguida descubre que la mayor parte de los huesos ( gracias a su habilidad de rastreo y supervivencia ) pertenecen a Ranas terribles y sus amos, ocasionalmente a alguna otra criatura humanoide. Por lo demás solo silencio y oscuridad.

—Casi todo son restos de thatsar y sus mascotas —dijo tranquilo, esperanzado, poniéndose en pie tras revisar los huesos y demás basura amontonada en el suelo. Después de la descontrolada carrera hacia la seguridad, disfrutaba de aquél momento de calma, aún sabiendo que no duraría, que no estaban aún libres de peligro y que, el creer que si, era solo un espejismo—. Puede que este lugar también esté protegido contra las criaturas del Caos. —Supiró. Sería demasiada casualidad, demasiada suerte. No podían descartar algo así, al fin y al cabo otrora había sido un templo dedicado a la Ley y aún quedarían salvaguardas intactas, pero era más probable la otra explicación—. O que algún tipo de guardián viva en estos túneles impidiendo el paso a todos los necios que llegan. Sea como sea, aún pueden seguirnos. Hemos ganado unos minutos tal vez, pero darán con nosotros si nos quedamos aquí. Hay que moverse y curarnos.

Estaba débil, su cuerpo apenas respondía a sus órdenes y todo en él le animaba a tumbarse y descansar durante una semana entera para recuperar las fuerzas. Sin embargo, sabía que no podía. Su mente seguía afilada y sus instintos le decían, gritando, que debía seguir moviéndose; parar sería su ruina, su muerte, y aún tenía cosas que hacer allí, una misión, y estaba decidido a cumplirla.

—Iré delante, vayámos con cautela. —Señaló los corredores que se extendían hacia el sur, concretamente uno que no parecía tener salida, pero que por tanto tan solo permitía el paso a través de un estrecho pasillo, y asintió—. Ahí podremos resguardarnos mientras nos curamos. Si algo nos ataca, o si las ranas aparecen, al menos podremos bloquear el paso y acabar con todas las posibles antes de caer. En caso necesario, también podremos escondernos y a lo mejor pasan de largo. Vamos.

Esta vez no dejó a Harold avanzar en la vanguardia. Al contrario, debía ir el último, pues si sus enemigos también llegaban hasta allí, era el único que podría mantenerlos a raya mientras Gerald y él mismo tomaban posiciones. Además, no sabía que sorpresas podía ocultar ese laberinto, que trampas podían haber preparado para los intrusos o que criaturas aguardaban en las sombras, al amparo de la oscuridad. Debía ir primero y hacer exactamente para lo que se había entrenado. 

El intento de fuga sin ser detectados fue interrumpido por todo un ejército de anfibios, los peones poco pudieron hacer cuando Harold les bloqueó el camino deteniendo el avance de todos ellos y tanto Gerald como Damrod hicieron valer sus dotes con el arco reduciendo de a uno en uno a sus enemigos pero el líder de las ranas era harina de otro costal, su poder era equiparable al de cualquiera de ellos tres y con unos cuantos ataques mágicos casi que los convierte en alimento de ranas.

Abrumados por la fuerza de sus enemigo y casi al borde de caer inconscientes decidieron escapar para tener otra oportunidad de reunirse con el resto del grupo si es que aún existían. Después de correr lo más rápido que pudieron lograron escapar de sus perseguidores a duras penas llegando a un lugar lleno de huesos al parecer (según Damrod) de tsathars y sus mascotas. El semigigante se hacía muchas preguntas sobre qué ocurrió o aún ocurría en ese lugar pero detenerse a pensar no era una opción en ese momento.

A duras penas lograba escuchar las palabras de Damrod porque su propia respiración fatigada le impedía escuchar otra cosa pero si alguien podía sacarlos de esa cueva ese era su compañero así que Gerald lo seguía sin si quiera opinar que camino escoger.

En apenas 12 segundos Damrod lleva a nuestros héroes a un lugar semi seguro, en este recodo de este extraño complejo de túneles parece haber menos huesos por el suelo, el aire en el lugar está viciado, el fuerte olor a descomposición llena vuestras fosas nasales y ahora que Damrod tiene más tiempo para inspeccionar los huesos, percibe en ellos señales de raspaduras, hechos seguramente con algo muy afilado, por las rasgaduras de algunos ropajes, parecen afiladas uñas las que han causado los mayores daños en las ropas y huesos de vuestro alrededor. La oscuridad parece viva lejos de la luz que porta Harold y ningún silencio se produce más allá de donde estáis vosotros.

Saber arcano dif 18

Supervivencia ( rastreo ) dif 60 (averiguar raza por las pistas visibles)

Aunque el muro ilusorio les había dado una breve ventaja, se veían obligados a correr a toda velocidad, y sus armaduras resonaban por toda la cueva. Aquello no era nada bueno, podrían encontrarles con facilidad, y eso supondría su fin. Rezando a Aengrist por no encontrarse con una trampa que les matara a todos, siguieron por uno de los pasillos que no habían recorrido, hasta que de pronto sintió un tirón en las tripas y el pasillo cambió por completo. 

-Por el Trono de Hielo...

Habían sido objeto de un conjuro, eso estaba claro, y ahora se hallaban en otro lugar del volcán, uno que no habían explorado. Sus botas crujieron y al mirar abajo vio que el suelo estaba lleno de huesos, como una macabra alfombra que recorría el pasillo. Damrod los identificó como huesos de ranas y hombres rana, lo que en cierto sentido era un alivio. Además, sus perseguidores parecían haberles perdido la pista. 

-Puede que este lugar también esté protegido contra las criaturas del Caos. O que algún tipo de guardián viva en estos túneles impidiendo el paso a todos los necios que llegan. Sea como sea, aún pueden seguirnos. Hemos ganado unos minutos tal vez, pero darán con nosotros si nos quedamos aquí. Hay que moverse y curarnos.

-Ojalá fuese lo primero-dijo Harold-pero estos huesos tienen marcas de dientes y garras. Es casi seguro que es lo segundo, aquí vive algo que se alimenta de las ranas que intentan entrar en esta zona. La buena noticia es que no se atreverán a entrar aquí... la mala es que también podría comernos a nosotros. Hay que estar preparados. 

Siguió a Damrod hasta el pasillo ciego, y, una vez allí, dibujó en el aire la runa de la curación. Era una lástima gastar los conjuros que podrían destruir a sus enemigos en energía curativa, pero era necesario. No durarían ni dos segundos en un combate tan heridos como estaban. Curó primero a Damrod, luego a Gerald y luego a sí mismo, eliminando casi todas las heridas que tenían, dejándoles listos para el combate. Notaba su reserva de poder divino menguar cada vez más, pero tendría que valer. Sanado por completo, sin el dolor de venenos ni heridas, Harold se sentía fuerte y preparado para lo que viniera. 

-Muy bien. Esto es todo lo que puedo hacer de momento, reservemos algo para más adelante. Tenemos que movernos, averiguar a dónde hemos ido a parar y cómo se sale. Damrod, ¿crees que puedes explorar con sigilo a pesar de estos huesos?