Partida Rol por web

Harold esperaba que los refuerzos fueran como los de la otra vez, pero parecía que habían congregado a todo el nivel para luchar contra ellos. Por el norte apareció un auténtico ejército, más de un centenar de todo tipo de seres, desde cuidadores de ranas hasta grandes sacerdotes. Luchar contra solo uno de aquellos clérigos era ya un reto, y había una decena. Aquello les superaba por completo. Aengrist y sus caballeros habían luchado contra una marea similar, pero ellos eran muchos más caballeros, todos con armaduras pesadas y magia poderosa, y en plenas fuerzas. Había que retirarse. 

-Aengrist, protégenos de los monstruos que moran en la sombra...

Harold se situó al frente y se concentró en la defensa. Una de las ranas seguía con vida, pero no había tiempo de eliminarla. Debían huir. 

-Corred-les dijo a sus compañeros-Corred sin mirar atrás. Os sigo. 

Gerald vuelve en sí tras pasársele el atontamiento, mientras que Damrod sigue aturdido y Harold enredado.

Asalto 10

Damrod 22

Sacerdotes de la inmundica y Lokaug 20

Suplicantes Tsathar 17

Azotes y Gran Sacerdote Rana 13

Rana abisal 12

Rana y Gerald 9 

Harold 2

El jefe enemigo enseguida se da cuenta por una corazonada de la intención de los inquisidores de retirarse mientras Harold los cubre. - " ¡ Miezaka izy ireo ny afa-miala, mba tsy ho afa-miala ! " - dice mientras os señala con un dedo.

Los segundos habían parecido una eternidad, pero empezaba a recobrar, lentamente, el sentido...

Del nutrido ejército Tsathar a las órdenes de Lokaug, salen corriendo 18 Suplicantes Tsathar colocándose a unos 25 pies de vuestra posición, en dos grupos, el que queda a 25 pies grita algo a toda voz - " ¡ Acércate ! " - Sorprendentemente la órden es en común, pronunciado con dificultad, pero está claro que es en común, cada tres de ellos señalan a uno de vosotros. Los otros 8 situados justo detrás de estos lanzan otro hechizo - " Niech mgła zawija nas " - En ese momento desde cada uno de los suplicantes se extiende una niebla que oscurece toda la visión haciendo que aquellos que acudáis a la llamada no veáis nada de lo que ocurra en su interior.

La rana ataca con todo, pero falla sus ataques al chocar contra el muro que es ahora Harold.

Tu cabeza te pide que corras hacia ellos, tus piernas se vuelven independientes de tu cuerpo y hacen que corras hacia ellos, al final todo tu cuerpo manejado por tu mente, corre hacia ellos, haciendo que la rana terrible tenga un ataque de oportunidad hacia ti y que tras la carrera, acabes junto a los tres Suplicantes que te llamaron, además rodeado por una niebla que hace que no puedas ver más allá de 5 pies.

La rana falla su ataque de oportunidad. Tras ello Harold retrocede y al haber gastado la rana su ataque de oportunidad, este se va de rositas.

Damrod, se le pasa el aturdimiento. Gerald se ha adentrado 25 pies en la gruta junto a los Suplicantes, adentrándose en la niebla y Harold ha retrocedido 20 pies hacia las escaleras que descienden.

El enemigo rápidamente bloquea las escaleras de ascenso, parte defendiendo la entrada de alguien y otra parte defendiendo la opción de vuestra escapada por ese lugar.

Asalto 11

Damrod 22

Sacerdotes de la inmundica y Lokaug 20

Suplicantes Tsathar 17

Azotes y Gran Sacerdote Rana 13

Rana abisal 12

Rana y Gerald 9 

Harold 2

La consciencia volvió a su ser, justo a tiempo. A tiempo de ver a Harold recoger su arco y retroceder hacia las escaleras. A tiempo de, por el otro lado, ver a Gerald, sin aparente control sobre sus actos, avanzar hacia la oscura niebla que había cubierto la gruta. Podía notar en su propia mente la insidiosa presencia que le impelía también a algo, pero por suerte su aturdimiento había evitado que las palabras penetraran más al fondo; estaba libre.

Tal vez el semigigante no tenía esa suerte, pero él si. Podía luchar y morir inútilmente, enfrentarse al enorme ejército que aguardaba para caer sobre ellos y barrerles, o podía huir, escapar de allí, vivir para luchar otro día. En los ojos del clérigo se veía el mismo dolor que en los suyos, la agonía, frustración y rabia por tener que dejar atrás a un compañero, pero había tomado una decisión. La más sabía de todas, la misma que él debía aceptar. La misión estaba por encima de todos ellos, debía llevarse a cabo, pasara lo que pasara. Los sacrificios eran necesarios, algo a lo que todos estaban dispuestos.

Tras un grito de ira dirigido contra nadie en particular, o contra todo aquél que quisiera escuchar tal vez, juró que regresaría y acabaría lo que había empezado. Después corrió, todo lo rápido que pudo, hacia la seguridad del nivel inferior.

Los Suplicantes rodean a Gerlad con gritos de júbilo.

8 Suplicantes te rodean en la oscuridad creada por la niebla, mientras que los otros 9 que habían lanzado la niebla gritan en unísono - " Cae " - Antes de que te des cuenta, tu mente está obligando a tu cuerpo a tirarte al suelo. Mientras los Suplicantes que te rodean preparan sus kukri por si decides resistirte.

Corréis escaleras abajo con el agrio sabor de la pérdida de un gran compañero.

—Volveremos —prometió en un susurro, manteniendo el ritmo de Harold. Descansarían, se prepararían, y harían pagar a los tsathar su atrevimiento.

Ahora llega un momento decisivo para tu pj, si te resistes los ocho Suplicantes que te rodean te atacarán. Si te rindes serás capturado. ( tu dirás )

Corréis escaleras abajo hasta llegar al nivel inferior, después corréis hasta la zona del teleportador. Pero Harold antes de llegar recuerda que el cetro que permitía salir del laberinto lo dejásteis junto a las redomas en la zona protegida de las capillas, así que si traspasáis la zona del teleportador sin el cetro, jamás podréis volver.

Maldijo en silencio cuando Harold le contuvo, pero en seguida aceptó su explicación. Tenía razón. No era, además, un verdadero problema. Damrod era rápido y sabía por dónde se movía, dónde estaban las trampas. Con el hechizo, que aún duraba sobre él, tenía vía libre. Apenas tardó un momento en correr hasta la zona protegida y volver con el cetro que les permitiría regresar.