Un corto viaje en el tren sin llegar a salir de Manhattan y te encuentras en otra zona plagada de rascacielos y un característico ambiente de la noche neoyorquina, plagado de carteles que anuncian musicales y obras de teatro.
En uno de los edificios de ladrillo puedes apreciar perfectamente un cartel que indica que finalmente has llegado a tu destino.
Un edificio de 12 plantas, que ya cuenta con casi medio siglo de vida, pues fue construido en 1883, fue hasta 1899 el mas alto de la ciudad.
Situado en una bulliciosa calle plagada de teatros, cines y salas que ofrecen conciertos, su tamaño sigue siendo acongojante y su aspecto exterior muy hermoso y acogedor.
En la recia puerta de madera oscura se encuentra un hombre uniformado que te abre la puerta invitándote a pasar hacia el lujoso interior mientras te desea buenas noches.
El interior del hotel, decorado con madera oscura y bien lustrada, es a su vez de gran belleza. El vestíbulo de recepción posee una bella alfombra roja, y el recepcionista y los botones están impecablemente vestidos. En el techo una lámpara de araña ilumina adecuadamente la zona.
Tomas entra mirando maravillado el interior del hotel sin perder ni un ápice de los detalles y de la decoración. Cuando llega hasta la altura de la recepción pregunta al recepcionista:
-Buenas tardes, podría informarme si ha llegado el Sr. Jackson Elías, está hospedado en la habitación 410. -mientras pregunta se le ve un poco nervioso, esta martilleando el mostrador con los dedos.
410, 410...
El recepcionista se coloca las gafas de fina montuira dorada mientras investiga en el libro de registros.
Así es. Jackson Elías, 410.
Quizás te toque esperar un poco antes de que haya movimiento en la escena para dar tiempo al resto a que se reincorporen a la acción.
no problem, ya me dirás.
Echa un rápido vistazo al panel donde se hayan situadas todas las llaves de los huespedes que abandonan el hotel temporalmente.
Debe de estar en su habitación, si no me equivoco, pues la llave no está aquí en estos momentos. dice una vez sus pupilas enfocan la dorada y vacía escarpia situada debajo de una chapita de latón en la que se haya grabado elnúmero de habitación.
Creo que podremos seguir un rato más
Tomas mira su reloj y piensa mientras sube hacia la habitación.
19:50 todavia es pronto, ¿que hago? Si subo antes puedo parecer un irrespetuoso impaciente
Vaya, la planta 4 y ahí está la habitación 410
19:52 tampoco es tan pronto, a lo mejor se alegra de que haya llegado antes, parecía tener prisa cuando dejó el recado.
Tomas llama a la puerta de la habitación con la mano.
Escuchas unos pasos apresurados y una ventana que se abre, pero nadie responde a tu llamada.
Tirada: 1d100
Motivo: Escuchar
Dificultad: 35
Resultado: 7 (Éxito)
Tomas llama más fuerte diciendo en voz alta.
-Sr Jackson está ahí, soy Tomas Goldberg.
Tomas intenta abrir la puerta con fuerza y cada vez más nervioso.
Tomas intenta abrirla con más fuerza, pero la condición fisica nunca ha sido lo suyo. Rápidamente baja por las escaleras, no hay tiempo para esperar al ascensor. Cuando llega a la recepción dice entre jadeos.
Fhssss, rápido tenemos que abrir la habitación del Sr. Elias, creo que le pasa algo. Tendran una llave maestra,¿no?.
No me he olvidado de tu presencia. Es que ahora me toca conseguir que tres tipos muy lentos lleguen a NY.
Ves que en el momento en el que vas a hablar, el conserje se disponía a atender a una joven rubia, alta, muy guapa y de piel bastante blanca, que viste con elegancia y cuyos largos tacones repiquetean en el suelo con un sonido rítmico segú ns e aproxima al mostrador. Su vista se dirige hacia tí rápidamente.
¿Eehh? pues, si señor... tenemos otra llave, ¿qué ocurre? ¿debo llamar a un médico?
Lindsey no puede evitar girarse hacia el tipo - Sí, ¿qué le ocurre al señor Elías? dice la dama que se aproximaba hacia el conserje.
Tomas mira sorprendido a la joven.
-¿Conoce a Jackson? Bueno, no hay tiempo que perder.-dice con cierto nerviosismo.-Cuando he subido a su habitación, he oido unos ruidos extraños, pero he llamado y el Sr Elías no me ha contestado. Creo que está en peligro.
Lindsey enarca una ceja, un poco sorprendida.
¿Ruidos? Le acompaño caballero, si no le importa - le comanda con educación, pero algo nerviosa.
El conserje busca una llave debajo del mostrador y llama a otro empleado que se encontraba en la oficina situada detrás del mostrador.
Súpleme en la recepción durante unos instantes, Craig, por favor. dice mientras sale del mostrador y se dirige hacia los ascensores echando una mirada hacia atrás para comprobar que la joven y el barbudo le siguen. Escasos segundos mas tarde otro hombre se arregla la corbata para atender al público desde el mostrador de recepción cubriendo el puesto del primero.
El ascensor se detiene en la planta cuarta.
El conserje acude raudo con la llave maestra hasta la puerta de la habitación 410. vuestros amortiguados pasos sobre la roja alfombra es lo único que se escucha en estos instantes.
El conserje llama a la puerta con dos sonoros golpes Espero que no se haya caído en la ducha añade mientras intenta introducir torpemente la llave en la cerradura de la habitación. Le tiemblan ligeramente las manos. La cerradura gira finalmente y la puerta se abre, y el frio aire invernal de Nueva York os golpea en la cara.
La ventana está abierta y los cortinajes ondean en el interior de la habitación sujetos por sus soportes, y se cuelan algunos copos de nieve.
Al pie de la cama, deshecha por completo, unas manchas de sangre manchan la alfombra.
Señor Elías alcanza a decir el conserje con un hilillo de voz mientras palidece y enfoca su mirada hacia lapuerta entreabierta del cuarto de baño, donde se aprecian mas restos de sangre en el suelo. Mucha sangre.
Y en el borde de la bañera hay unos zapatos. Unidos a unas piernas que se pierden en el inerior de la bañera ocultando la visión del resto del cuerpo de vuestra mirada. Y sangre, más sangre. Sangre... fresca.
¡Santo Dios! añade el conserje sin atreverse a dar un paso mas.
Sin aún ver nada, Lindsey se lleva las manos a la boca y ahoga un grito agudo, a la vez que se tapa las fosas nasales por si tuviera que ser precavida con algún hedor.
De un modo casi innato, se acerca mucho hacia el tipo con el que ha subido*. Es igual que cuando, ante el frío, los cuerpos se acercan, pero esta vez es para paliar su miedo.
* Tomas