Partida Rol por web

El veloz vehículo policial avanza a gran velocidad hacia el Norte, por la avenida Lennox, entrando en Harlem.

Al llegar a la 137 gira hacia el Este, entrando en el corazón del barrio negro de NY.

El ayuntamiento de Nueva York invierte mucho menos dinero en esta parte de la ciudad. y se nota. Las calles están peor asfaltadas o todavía son de tierra. La basura se amontona en callejones bajo grandes edificios de ladrillo de fachadas sucias y ennegrecidas.

Numerosos personas, la mayoría de raza negra, se sientan en las escaleras de sus edificios, viendo como las oportunidades de enriquecimiento en los felices años 20 pasan frente a ellos sin que les sea ofrecido un billete en el el tren de la prosperidad. De mirada vaga y desesperanzada, miran con rencor hacia los vecinos blancos que viven al lado Oeste de la Lennox Avenue.

Sin embargo el Harlem de los años 20 no era la degradada jungla urbana de nuestros días. El exotismo y los clubes de jazz que desafían a la prohibición de venta de alcohol proliferan en el Harlem, como el Kentucky Club, o el cotton Club atrayendo a gran parte del público blanco hacia mas allá de la parte alta de Manhattan.

Pero la basura, la suciedad y la degradación se acumulan en torno a un callejón que sale de la 137, con un gastado, sucio y oxidado cartel en el que apenas son legibles las letras Ransom Court.
Basura, botellas vacías, cajas de madera y un olor a orina llega hasta vuestras fosas nasales desde el interoir del callejón una vez abrís la puerta del vehículo.

Demasiado estrecho como para que el vehículo pueda entrar en él, el vehículo se detiene en la entrada del mismo. Desde la calle se puede ver que desemboca en un pequeño patio, rodeado de casas un tanto dilapidadas, aunque lapuerta no está visible desde vuestra posición en la calle principal.

Vinnacci observa asombrado desde la ventana del coche. Una sola ciudad y tantos contrastes.

- ¿No supondrá ningun peligro que deambulemos por aquí verdad Agente? Espero que su cuerpo de Policía lo tenga todo controlado....

Robert se aseguró de llevar el arma a mano y preparada, por si algún loco decidiera atacarles.

-No se preocupe, señor Vinacci, en el cuerpo estamos más que preparados para este tipo de situaciones -respondió con un tono tranquilizador-, es tan solo una calle.

El detective salió del coche y se dispuso a entrar en la calle.

-Si alguien prefiere no entrar, puede esperar en el coche, no voy a obligar a nadie...

Lindsey mira a su alrededor y en su rostro se dibuja una mueca de repugnancia cuando el olor a basura del callejón llega hasta sus fosas nasales. El ambiente de Harlem la había parecido exótico. Incluso se había sentido bastante atraída al ver la fachada del Cotton mientras trataba de imaginarse como sería una noche tomando copas y bailando hasta el amanecer. Nunca en la vida se la habría ocurrido ir sola por estas calles, pero estaba bien acompañada por unos agradables caballerosos en su primer viaje a Nueva York y estaba segura que junto a ellos no correría ningún peligro.

La muerte de Elías estaba aún reciente en su cabeza, pero la atmósfera, el exotismo y los contrastes de Nueva York eran tan atractivos y tan atrayentes que pronto lo dejó apartado en algún rincón de su cabeza.

Pero este callejón, Ransom Court, la devuelve a la realidad. Está intranquila y por nada del mundo habría deseado quedarse sola en el coche.

Yo entraré. Confío en que sabrán cuidar a una dama para evitar que no la pase nada.

Bauberg sale del coche sin decir palabra tratando de evitar que la basura acumulada manche sus lustrados zapatos. Una mirada a la barriada marginal hace que cualquiera desee no estar allí, meterse en el coche y regresar al hotel, que aunque está horrorosamente decorado a gusto de Paul, es completamente seguro.

Sin embargo sería la peor de las verguenzas, para los tiempos que corren, negarse a ir a donde una dama no teme. Tragando saliva se reconforta en las palabras del detective y palpa por encima del abrigo de paño la pequeña automática en la sobaquera.

Por la ubicación del comercio se deducen dos cosas. La primera es que la clientela no es lo que se dice adinerada y por lo tanto no compran "arte" para decorar, lo que aquí se venda debe tener un uso funcional, sea lo que sea. La segunda es que debe tener alguna manera de mantener a los criminales a raya, de lo contrario la asaltarían todas las semanas.

El anticuario deja su opinión de tendero en el aire, con un par de advertencias implícitas y ambiguas en el aire. Mientras, patea el suelo para activar la circulación en los pies.

Tomas viendo como poco a poco se ha ido transformando la ciudad, del barrio lujoso de Manhatan, pasando por la zona industrial de Hudson y ahora en este gran Guetto llamado Harlem, sonrie mientras piensa.

... la gran ciudad, llena de contrastes...

Está tranquilo y no se alarma por la situación de la calle. En sus misiones convivió con gente que esto les parecería el paraiso. Ante las palabras Bauberg responde algo ofendido:

-Disculpe Sr Bauberg, pero que estemos en un barrio de clase baja no quiere decir que la delincuencia sea el pan nuestro de cada día. Yo quiero entrar.

-De hecho, este barrio no es conocido por su delincuencia -continúa Robert-, es más bien un barrio de clubes nocturnos... -añade evocando imagénes de bailarinas sobre el escenario.

Tras quitar la tonta sonrisa, suspira y se coloca la chaqueta. Ruborizándose un poco, incluso, a ver a Lindsey

-Vamos.

Tras las tranquilizadoras palabras del detective, el grupo se adentra en el callejón que acaba desembocando en un patio cuadrado de 6 metros de lado. (La foto que acompaña a esta escena fue tomada desde el interior del patio)

Las viviendas que lo rodean están en un estado un tanto cochambroso, con las paredes sucias y con manchas de humo y humedad.

En el patio se abren dos puertas. Una de ellas está en un estado deplorable y está cerrada con un candado. La otra de las puertas es de madera y tiene una cristalera y está situada al lado de un escaparate en el que se muestran algunos artefactos tribales africanos, máscaras demoníacas, animales disecados, etc.

Tanto la puerta como en la parte posterior del escaparate tienen unas cortinas color granate que ocultan la visión del interior de la tienda.

Sobre la puerta hay un cochambroso letrero donde se puede leer "Casa del Ju-Ju", y colgado en el interior de la puerta un cartel en el que constan los horarios de apertura (de 9 a 17h.).

Las 10:00 en la mañana.
Los eventos del día son como siguen:
08:00 reunión en la comisaría con el detective Tyler.
08:45 trayecto en coche por Manhattan hacia el Hudson
09:00- 09:20 visita a Arthur Emerson
09:20- 09:30 Trayecto en coche hacia Harlem. Breve parada para que Bauberg haga una llamada telefónica.
10:00 Ubicación de Ransom Court y visita turística al Harlem desde el coche.

Os notificaré la hora al comienzo de cada escena.

Despues de mirar su reloj Vinnacci se acerca a la puerta de la tienda y, desde allí, se empieza a fijar en el edificio, posibles salidas traseras...

En el momento en el que el resto de investigadores se movilizan hacia la tienda Vinnacci abandonará su deambular y entrará en la tienda junto al resto del grupo.

Si hay puertas traseras, irán a dar a la 137, o a otro callejón paralelo.
La puerta del candado parecería una puerta trasera de algún edificio de la 136. O un almacén.

Según entráis en el callejón, la casa del Juju quedaría a la izquierda. Y la puerta de frente.

Sobre geografía: las calles de Manhattan van numeradas para hacer un favor a los carteros.
La calle 1 se encuentra en el extremo Sur de Manhattan y la recorre de Este a Oeste. Todas las calles discurren de ahí en paralelo y con numeración ascendente, hacia el Norte de manhattan Uptown & Harlem y el Bronx.

Lindsey avanza hacia el escaparate llena de curiosidad y con los ojos comoplatos.
No hemos venido aquí a hacer turismo, caballeros. Hay sitios mejores en la Gran Manzana para eso. Entremos. alcanza a decir mientras estudia con detenimiento las piezas expuestas y su rostro muestra una impaciencia por adentrarse en los secretos que se esconden tras los cortinajes de la puerta.

Vinnacci decide hacer caso a su compañera y se encamina a la puerta de entrada, buscando con la mirada el consentimiento de Bauber y el policia, da dos toques a la puerta y abre, invitando a pasar al agente de policia.

Tomas al fijarse en el escaparate ve articulos que lo son familiares o parecidos a los que él conoce. Está absorto y no reacciona ante el ánimo de entrar de los demás.

-Eh, si ahora entro.-reacciona saliendo de su trance y sigue al grupo improvisado de investigadores.

...Dios, ¿por qué me haces esto?...

Robert mira con interés el escaparate antes de entrar en el local, dándose cuenta de lo ensimismado que se encuentra Tomas.

-¿Está bien? ¿Hay algo que le traiga malos recuerdos...? Porque espero que pueda ayudarme en este sitio, que asumo es usted un entendido en la materia -añade con una sonrisa.

Bauberg examina con ojo crítico los objetos expuestos. Por un lado llevado por su ego profesional, busca antigüedades que puedan ser interesantes por su valor comercial o por su rareza.

El anticuario observa a Tomas, extrañado por su reacción.

Sr Goldberg, si le interesa este tipo de mercancía creo que podría encontrar buen género a precio de ganga para usted. Y hablo de auténtico arte, no parafernalia para turistas.

-A mí me parece que Tomas recuerda rituales de la tierra en la que ha pasado mucho tiempo como misionero -apresura a responder Robert- Y por su cara no deben ser buenos recuerdos...

La puerta se abre e inmediatamente unas plaquitas de madera de bubinga situadas en el quicio superior emiten un curioso y musical sonido.

Justo enfrente de la puerta se encuentra un mostrador, tras el cual hay un hombre de color, canoso, de unos 70 años y vestido con una colorida túnica africana, hojeando una revista deportiva. Inmediatamente eleva la vista y mete la revista bajo el mostrador con unos reflejos portentosos para tratarse de alguien de su edad, mientras mira al grupo con curiosidad.

Bueno´ dia´cavalleroh y zeñora. ¿Puedo ayudarleh en algo? dice con un curioso acento africano que emite unos sonidos completamente desconocidos en inglés, que suenan como una especie de chasquido con la lengua.

El interior está algo sucio, está polvoriento y está atiborrado de artefactos tribales africanos y animales disecados que se agolpan en las estanterías sin ningún ordeen aparente.
La tienda es pequeña, mide tan solo 4,5 x 6 m. y no parece haber ninguna puerta hacia una posible trastienda.

Algunos de los objetos en el escaparate y en el interior son componentes para ciertos rituales mágicos africanos.

Goldberg reconoce con facilidad muchos de los motivos y figuras que llegaron a Haití procedentes de África. No son motivos específicos de Voudú antillano, pero si de unas religiones ancestrales de las que el voudú deriva, claro.