Partida Rol por web

15 de enero de 1925

El despacho de Nick Stolze se podía definir en una sola palabra: funcional. No era el despacho más bonito ni el más lujoso de Nueva York, ni de lejos, pero daba cierta sensación de seguridad y comfort.

Henric llegó a última hora de la tarde, por lo demás tranquila, y espero pacientemente a que Nick abriera la puerta tras golpearla con los nudillos un par de veces. En el cristal podía leer el nombre de su amigo en letras negras: "Nick Stolze, Detective Privado".

Nick abrió la puerta, y vio a su amigo en el rellano. Le hizo un gesto con la cabeza, indicándole que pasara. Le dio la espalda y se dirigió al fichero de casos, del que abrió el cajón superior y sacó una botella de Whisky y un par de vasos. Sirvió ambos encima de la mesa, y se sentó en su silla. Le gustaba Henric. No le molestaba que fuese callado ni hablaba por hablar. Muchas veces se habían quedado bebiendo, charlando un poco y compartiendo silencios. Y por lo que sabía de él, era de fiar. Y lo había comprobado...

-¿Que tal te trata la vida? le preguntó, mientras tomaba un trago largo de uno de los vasos. Estaba caliente, pero su proveedor era de confianza. No era malo del todo, para lo que él podía pagar.

Henric entro tímidamente en el despacho confundíendose con las sombras a medida que avanzaba, gracias a su atuendo siempre negro. La luz mortecina alumbró su figura cuando por fin se acercó lo suficiente a las sillas delante de la mesa de Nick. Se sentó y agarró uno de los vasos, pero sin beber de el, solo jugando con el líquido de su interior, haciéndolo girar como si tuviera hielos en su interior.

-Buenas tardes amigo. Lo cierto es que no me puedo quejar, últimamente estoy pasando una temporada bastante tranquila. No tengo mucho trabajo, como seguro que ya sabrás, pero está bien para desconectar un poco.-Henric calló para humedecerse la boca con un pequeño sorbo del vaso y continuó-Aunque siempre esta el lado malo de las cosas, sin trabajo no hay dinero y últimamente esta empezando a escasear, he hecho alguna cosilla para mantenerme distraido y sacar algo de dinero, pero aun estoy esperando a cobrar, algunos clientes se retrasan de vez en cuando.

Tras dejar el vaso de nuevo en la mesa, Henric se acomodó mas en la silla y preguntó:

-¿Que me dices de ti? Hace mucho que no nos veíamos, el tiempo libre que tengo ahora me permite hacer algunas visitas para saber de la gente.

-Tampoco hay mucho que contar. Acabo de terminar con mi último cliente y estoy tranquilo. Entrecerró un poco los ojos. Había sido la misma mierda de siempre. Un marido que no sabía guardársela para sí. Rutina de siempre, pero por supuesto, rutina confidencial. Mierda de trabajo.

Bebieron en silencio, tranquilos. Compartiendo el silencio.

-Te habrás dado cuenta de que Lucy no está. Ya estaba de 7 meses así que le ha dado libre. Solo lleva una semana fuera y esto ya parece una jungla. Tomó otro trago. Buena chica, y su marido es bastante decente. Pocos dejarían que su señora pasase tanto tiempo con otro hombre, aun con lo libre que es hoy la gente.

Henric arqueó una ceja al mismo tiempo que preguntaba...

-¿Lucy?

-La secretaria, hombre sonrió con franqueza a su amigo. Los artistas vivís en todas parte menos en este planeta. dio otro trago a su whisky, y se quedó un momento en silencio, pensando. Luego levantó la vista. He estado acordándome de África, estos días. De cuando estuve en Egipto. Y era cierto. levaba unos días inquieto, acordándose de su pasado. Vivir en el pasado no es bueno, amigo, se dijo

Henric puso cara de susto al recordar a Lucy y se ruborizó un poco, avergonzado por haberla olvidado.

-¡Ah, si, es verdad! Perdona, pero a veces me ausento de tal manera que olvido en que mundo vivo.-Henric echó un rápido vistazo al despacho-Es cierto, se nota que la chica hacía bien su trabajo, jeje

Alargo una mano, cogió el vaso y volvió a juguetear con el líquido de su interior, haciéndolo girar mientras proseguía, cuando terminó de hablar, bebió otro pequeño sorbo.

-África debe de estar lleno de maravillas, nunca he estado allí, pero supongo que su belleza es lo suficientemente majestuosa como para no poder olvidar jamás ese lugar

Calló y su mirada se perdió en alguna esquina de la habitación, como si estuviera contemplando algo muy lejano.

Nick se levantó y se colocó junto a la ventana. Bajo él la calle bullía, con gente que iva y venía, un crío gritando los titulares del periodico para venderlos, coches echando humo. Pero no era eso lo que veía, con la mirada perdida. Sí, Africa tiene cosas que uno no puede olvidar. Dio un trago largo. Ya no le quedaba demasiado en el vaso. Ya no le quedaba demasiado de nada. Tal vez por eso Henric y él eran amigos.

Se volvió y esbozó una sonrisa. ¿En que trabajas ahora?

-¿Uhmm?-Henric se sobresaltó al oír a Nick y volvió del mundo imaginario en el que se había abstraído-Ah, nada importante, mis cuadros ya no se venden tan bien como antes y hace tiempo que dejé de hacerlos por encargo. Ahora prácticamente no salgo de casa y me dedico a pasar las horas leyendo y estudiando libros, ya sabes que nunca he ido a ningún tipo de escuela mas de lo necesario y creía que ya iba siendo hora de culturizarme un poco mas.-dejó el vaso una vez mas sobre la mesa-sigo pintando cuando quiero relajarme y olvidar un poco mis estudios, además últimamente le he dado mas a las esculturas para probar otras formas de expresión y de vez en cuando me visita algún viejo cliente para ver lo que he hecho y si le gusta algo, acordamos un precio y se lo mando.

Eso está bien. Ojala más gente siguiese tu ejemplo y cogiese un libro de vez en cuando. Dejó pasar un par de momentos más, mientras seguía mirando por la ventana. Tampoco estaba siendo una buena temporada para mí. La última cliente me ha dejado con gastos cubiertos y poco más. Dejó su vaso vacío en el alfeizar de la ventana, y volvió a mirar al artista. Bueno, siempre sobrevivimos, ¿no? Eso no se nos da mal.

-Cierto, de hecho, creo que puedo decir que solo me he dedicado a eso, a sobrevivir, desde que llegué a este continente dejando la vieja Europa atrás, nos hemos convertido en expertos en ello. Henric sonrió, haciéndole un gesto de complicidad a Nick, luego giró la cabeza para quedarse mirando una pared vacía de la habitación.-Uhmm, ¿Te interesa alguno de mis cuadros? Estoy empezando a quedarme sin espacio en mi casa y necesito quitarme alguno de encima, estoy pensando en uno en concreto que quedaría muy bien en ese lado del despacho, aunque bien pensado...no, quizás asustaría a tus clientes, jeje Un pequeño brillo de locura asomó a los ojos de Henric tras estas palabras.

Nick y Henric oyeron pasos acercándose fuera del despacho. Se detuvieron frente a la puerta. El cristal translúcido dejaba ver, o más bien adivinar, una figura. Se oyó el timbre y, a continuación, una voz joven.

-¡Telegrama para el Señor Stolze!

Nick rió con ganas Creo que si aquí mostrase algo de arte arruinaría mi imagen de tio duro, ¿no crees? Dejó su vaso en la mesa, y abrió la botella para servirse más. Ningún cliente iva a venir, al menos esta noche, y la compañía era agradable. Henric apenas había tocado su bebida. No era un gran bebedor. Puede que no tuviese tantos demonios que matar.

O puede que sus demonios le acosasen en la oscuridad.

Henric miró a Nick mientras se servía y le ofreció su vaso para que lo rellenara a pesar de que no lo hubiera terminado, al tiempo que le preguntaba sonriente:

-¿Abro?¿O hoy solo tienes tiempo para los viejos amigos?

Nick le pasó la botella, para que se sirviese y no dejase la botella a la vista (estúpida ley seca, pensó) y se encaminó a la puerta. -A los viejos amigos no les dejo abrir la puerta. ¡Sería un pésimo anfitrión! Abrió la puerta de su despacho y miró al recién llegado.

Henric se lleno el vaso y se levanto para guardar la botella en donde vió que Nick la había sacado, a continuación se fue a mirar por la misma ventana por la que minutos antes Nick observaba la calle, dando la espalda a la puerta ocultaría el vaso que llevaba en la mano.

Fuera, un mozo sujetaba un sobre azulado y sonreía amigablemente.

-¡Telegrama para el Señor Stolze!

Miró a Nick unos segundos y luego, como si hubiera decidido que sí se trataba de Nick Stolze, alargó la mano y le entregó el sobre.

-Gracias le contestó lacónicamente. Le entregó mecánicamente algunas monedas (siempre venía bien dar propinas, uno nunca sabe quien le puede ayudar el día de mañana) y centró su atención en el sobre. Miró el remite, y luego lo abrió para ver su contenido, mientras murmuraba, más para sí que para Henric -veamos que es esto...

El texto del telegrama era el siguiente:

-"TENGO INFORMACION RELATIVA EXPEDICION CARLYLE STOP LLEGO NUEVA YORK 16 ENERO STOP HOTEL CHELSEA 20 HORAS STOP FIRMADO JACKSON ELIAS"

Hombre, el bueno de Elias vuelve a Nueva York mañana. Hacía tiempo que no sabía de él, ¿y tú? Jackson Elias podía ser un buen amigo, y sólido como una roca. Pero iva y venía a su aire. Nick sospechaba que en parte por eso aun seguía soltero. Guardando el telegrama en un bolsillo, comenta "Oye, ¿Te suena un tal Carlyle?"