Archie asintió ante el ofrecimiento de probar la cachimba pero el semblante serio de nick le preocupo. No quería perder el control de la situación pero tenía miedo de que metieran alguna droga ahí dentro, cosas como el opío o la marihuana. Aunque probar un poco les ayudaría a mezclarse en el ambiente.
Un agradable y limpio camarero de ojos grises, en extremo educado, os tomó nota de vuestras peticiones y las trajo con presteza, acostumbrado a tener que servir muchos pedidos en una misma noche, sin duda. Cerveza, de una calidad bastante regular, por cierto, té suave y el narguile o cachimba, el centenario aparato que se empeñó en enseñaros a usar, no muy convencido de la aparente familiaridad de Louis con ello. Os ofreció para elegir un par de marcas del tabaco, sabor uva y sabor naranja, ambas, afirmó, muy dulces, "como gusta a europeos".
Apenas servidos, la bailarina a la que primero y mejor premiara Archivald vino a sentarse a vuestra mesa, junto al tejano precisamente, mostrando una generosa sonrisa. El baile había terminado y un par de empleados tomaron entonces unos tambores para seguir amenizando a la concurrencia. Las otras dos chicas se repartieron entre los clientes, procurando, bajo la atenta mirada del jefe o encargado, quien os había servido, que todo el mundo estuviera contento.
-Soy Yalesha.- dijo la joven -Soy muy contenta de conoce a ustedes. ¿Gustan el tabaco?-
Sin esperar a ser invitada, le dio un sensual beso a la boquilla del narguile, aspirando como quien aspirase amor o la presencia de Dios. La joven olía intensamente a vainilla.
Hola Yalesha, mucho gusto en conocerla - respondió archie tomando la mano de la doncella y besándola de forma servicial. Es un placer contar con tu compañía entre nosotros, y nos encantaría escuchar tu historia ¿Que lleva a alguien tan guapa y formidable como tú a acabar aquí?
Archie intenta sonsacarle información a la muchacha, a la mujeres siempre les gusta hablar pero ante una belleza como esta merece la pena escuchar. Seguro que la mujer desea tomarse algo de beber y charlar con tan ilustre compañía.
Se dio cuenta de que su compañero había obviado su nombre al presentarse ante ella.
Encantado de conocerla, yo soy Richard -se presentó
Vaya, eso es lo que yo llamo ir al grano - pensó mientras le observaba sacar información a la chica
le dejaré hacer, no sea que al intentar ayudar estropee el asunto
Nick se pasó la mano por la cara y frotó con fuerza las sienes. Realmente tenía la sensación de que sus compañeros no tenían del todo claro cual era la situación que estaban viviendo... el riesgo real y lo expuestos que se encontraban en aquel lugar. Estaba claro que había que mantener las apariencias de un grupo de amigos que van de juerga pero el peligro casi se podía masticar y eso era algo que al detective no le dejaba estar del todo relajado.
Pidió un whisky y esperó su turno para hablar. Todos parecían encandilados con la presencia de aquella exótica mujer... y no sin razón. Pero había que mover las fichas rápido si uno no quería quedarse con el trasero al aire.
- Si, Yalesha... - apostilló Nick al comentario de Archivald. - ¿De qué dónde eres? Realmente pareces recién llegada al mundo occidental. Esto no se parece demasiado a los clásicos bares de Marrakech o El Cairo aunque lo pretenda. Estoy seguro que el propietario jamás ha pisado tu tierra de origen.
Las palabras de Nick iban cargadas de intención. Las medias tintas no les conducirían más que a una probable emboscada.
Henric dejaba hacer a sus compañeros y al escuchar las preguntas de Nick asintió con la cabeza y miró a la chica. Cuando esta clavó su mirada en él por un instante, Henric sonrió tímidamente.
La chica coqueteaba con cada gesto y sonreía a las preguntas que se le hacían, mientras miraba a su alrededor, como si quisiera asegurarse de la envidia de sus compañeras.
-Yo vengo para trabajar cuando se hace independencia en Egipto. Me gustan los ingleses y es más dinero en Londres que en Al-Qāhira... El Cairo.- acariciaba la solapa de uno, bebía del vaso de otro y dejaba la marca de su carmín en el cristal...
...en un momento dado nadie os rodeaba, las chicas estaban con otros clientes y el dueño andaba tras del mostrador, preparando unas bebidas. Entonces la chica, sin cambiar su sonrisa, sin dejar de cocquetear, cambió su mensaje or completo.
-Por favor, salgo a dos de la mañana. Necesito hablar con ustedes. Atrás, el callejón, por favor. A las dos. Ahora estáis en peligro aquí, si Al Sayed viene esta noche.-
!!! Joder!!!
Si esta mujer ha sido capaz de reconocernos es que hemos sido unos estúpidos -mantuvo la calma sólo por que era un hombre curtido en mil y un líos
El sitio había dejado de parécerle encantador, las bailarinas de curvilíneas formas, bonitas y el humo de la pipa embriagador.
chicos se hace tarde y mañana hemos de madrugar, será mejor que vayamos pasando
Luego dirigiéndose a la chica Gracias Yalesha, ha sido una velada encantadora, volveremos, este sitio esta genial.- dándole así respuesta a su aviso, sin que levantará sospechas
- ¿Cómo? - archie escupe la bebida al escuchar la voz de la bailarina. ¡Joder! ¿Y eso?
Sin embargo ante las palabras de su compañero sheridan levanta la mano.
- No, no, espera. Acabamos de pedir las consumiciones, no nos podemos largar ahora mismo. Será mejor esperar un poco más antes de irnos.
Las palabras de Archivald le hicieron recuperar el control. Su instinto había actuado cómo sola hacerlo ante casos de anenaza, cargarse todo lo que tenía por delante o bien salir por patas, y era evidente por cual se había decidido dadas las circunstancias.
Esta bien -dijo, esforzándose por recuperar su tono jovial de antes
Henric asiente y mira, sin poder ocultar del todo su nerviosismo, hacia las bailarinas del local.
Tampoco tiene sentido irse muy lejos si hemos quedado a las dos con Yalesha.
Susurra casi para sí mismo. Esa cita se le antoja, si cabe, aun más peligrosa que la situación actual.
Tras dar un par de sorbos más y disimular de nuevo una conversación, la chica se levantó, dejando a los cuatro compañeros y volviendo a su tarea, el baile y el coqueteo con otros clientes. La bebida era mala pero no terrible, la música aburrida pero no estridente, la comida seca y pasada, pero no indigesta y el sabor del narguile, soso pero diferente para los no acostumbrados a ello.
Terminaron los hombres su primera ronda de bebidas y llegó el momento de decidir si ir a por una segunda, pasada por un poco la medianoche.
Una ronda de bebidas había sido suficiente sacrificio, al menos podrían volver a su Estados Unidos natal pudiendo presumir de haber estado en un local de este tipo, algo bastante exótico y fuera de lo habitual en el mundo de Archivald.
Archie fue el primero en ponerse en pie.
- Caballeros, mañana tenemos cosas que hacer, ya va siendo hora de irnos - dice archie elevando la voz para que le oigan sus compañeros
Si, será lo mejor dice Henric levantándose también, tras lo cual ofrece un numerito muy conseguido del numerito de mímica llamado "creo que tengo mi cartera, no, está aqui, no, creo que la he olvidado...".
Supone que el plan incluye volver discretamente en un par de horas para hablar con Yalesha. Por el momento, cuanto menos tiempo pasen en ese lugar, más a salvo estarán.
Sólo el hecho de haber pasado por mil y un líos le dieron la sangre fría para disfrutar del resto de la velada.
Cuando sus compañeros dijeron de marchase, hizo una mueca de fastidio
Si no hay más remedio-dijo, pero en realidad se sentía aliviado
Nick se levantó en silencio y se limitó a calarse el sombrero hasta las cejas. Estaba realmente tenso y, aunque había disfrutado mucho del ambiente de aquel lugar tan "enlatado" la presencia de alguien vigilando se había convertido en real más que en paranóica. Apenas unas semanas atrás aquellos sectarios habían acabado con la vida del bueno de Jackson Elias y a buen seguro que no les temblaría el pulso en apuñalarles al más mínimo descuido.
- Vayamos a Chelsea... conozco un lugar donde podremos tomarnos "la última", - comentó Nick en voz alta para segurarse de que el barman del escuchase. Así, si había alguien tras ellos, podrían seguir una pista falsa mientras hablaban con la exótica Yalesha.
Con calma los cuatro compañeros salieron del establecimiento, cruzándose en el camino con otros clientes que entraban en ese momento a rellenar la cuota de aire humeante que ellos abandonaban. Ya en la calle no fue complicado simular dirigirse a otra dirección con el automóvil pero dejarlo cerca y dirigirse de nuevo a los alrededores del Blue Pyramid a esperar.
El transcurrir de la noche fue desalojando del restaurante-bar a los clientes poco a poco, hasta que las tres chicas y el dueño fueron los últimos en salir, echando el cierre. Entonces cada cual marchó por su lado y Yalesha, a la que tardásteis un poco en reconocer con más vestimenta y sin ese maquillaje, lo hizo en dirección este, por una calleja estrecha, con paso lento.
Archie empeza a sentirse cansado, había sido un día tan largo que pareciera que durara meses en lugar de horas, así que aprovecho para cerrar los ojos hasta que las voces de sus compañeros le desvelaron de la duermevela.
¿Eh? Ah, vale, ya era hora. Será mejor confirmar que no la siguen, alguien debería quedarse fuera vigilando. Yo iré al callejón, ¿Quien me acompaña?
Creo que sería mejor esperar un poco a que ella se aparte de sus compañeros de trabajo y luego entrar al callejón. Yo preferiría subirla en el coche y hablar más tranquilos, y calentitos aquí dentro.
Recordar que nos acompaña harry, así que él puede quedarse vigilando o como chófer por si hay que salir rápidamente de aquí.
Henric no se ofrece voluntario para ir. Al menos no inmediatamente. Está dispuesto a acompañar a Archie, pero no es ningún secreto que el bueno de Nick o el mismo Louis sean más apropiados para una pelea o huida, si se diera la necesidad.
El artista se sorprende recordando que solía tener un arma. Cree haberla traído en la maleta, pero no está seguro y desde luego no pensó en traerla.