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Las nieblas de Mnemósite

Ciprian - I

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16/02/2010, 22:18
Director

Probablemente, Villa Tres Cruces era uno de los lugares menos halagüeños de Moth, pero cuando tienes a un Cazador Oscuro detrás, lo poco halagüeño suele convertirse en útil. La población, especialmente supersticiosa, no toleraría las muestras de poder de un Cazador. Sólo lo que se encontraba bajo la cruz de Abel se permitía, y no demasiado a gusto. La Hermandad del Crepúsculo era sinónimo de lo desconocido, aun cuando fuese en beneficio de las gentes de Moth, por tanto Ciprian confiaba en que en Tres Cruces su influencia se hiciera más pequeña.

Llegó a la aldea a pie, envuelto en una capa empapada por la niebla. Cuando se levantaba la niebla en Moth siempre le recordaba sus sueños de Nephilim. Nephilim, así le había dicho su tía que se llamaba. Tenía dentro el alma de una criatura no-humana que había vivido en Gaia hacía tiempo. Los sueños que tenía algunas veces no eran sino su vida pasada desfilando ante sus ojos. Pero siempre soñaba algo parecido: un enorme árbol visto desde el cielo, sus alas, enormes y luminosas, extendidas sobre el paisaje, y la nieblas surgiendo de las raíces y llenándolo todo.

Hoy había vuelto a soñar con eso, aunque esta vez se encontraba dentro del árbol. Algo sonaba como una alarma, un pitido que hacía que sus oídos doliesen. La niebla lo llenaba todo, y a su alrededor había más gente, aunque no eran como él. Cuando llegase a Abel (si lograba irse a Abel, más bien) tendría que investigar sobre el tema.

Ahora debía sobrevivir a Villa Tres Cruces.

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18/02/2010, 00:31
Ciprian Eliade

Estaba harto de recorrer caminos, de traspasar bosques y pantanos. Y sin embargo, no podía parar. Ver aparecer las casas entre la niebla le produjo un gran alivio. Tanto, que estuvo a punto de echarse a descansar allí mismo, en las afueras de la aldea. Pero no podía. No estaba seguro de si el Cazador Oscuro le había seguido a él, pero tampoco podía detenerse para comprobarlo, y aquél era, seguramente, el único lugar más o menos seguro de Moth en ese momento. Si no acababa él en la pira.

Tampoco hubiera podido llegar mucho más lejos sin comida ni dinero. Sentía el estómago más ligero a cada paso que daba. Sabía lo que tenía que decir. Cuando se hubo adentrado en la aldea, miró a su alrededor, en busca de alguien a quien pudiese preguntar direcciones.

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18/02/2010, 10:33
Director

El montón de casas se arremolinaban sobre la iglesia que presidía el pueblo sin orden ni concierto, como setas en un círculo de hadas. Tenía gracia aquella comparación porque de las ventanas colgaban relicarios y en las puertas había líneas de sal trazadas con el objeto de disuadir a los malos espíritus. Bien sabía Ciprian que aquello sólo disuadía a los más tontos.

Debía andarse con cuidado. Aquella gente no podría diferenciar la magia de una cebolla, y justo por eso mismo era un sitio tan peligroso. Cualquier capacidad por encima de la media se vería con sospecha, y cualquier joven letrado, confundido con un brujo.

Unas viejas lo observaron de pies a cabeza cuando entró en el pueblo. Al menos ellas podrían contestar a sus preguntas.

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18/02/2010, 23:32
Ciprian Eliade

Nada halagüeño. Precisamente lo que necesitaba, pero se le erizó el vello de los brazos y de la nuca al verse rodeado de tantas protecciones y amuletos. Podía no llamar la atención más que cualquier otro que apareciese solo y a pie en un pueblo como ese, se dijo, mientras se acercaba a las ancianas.

-Perdonad. Esto es Villa Tres Cruces, ¿verdad? Necesito asilo.

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19/02/2010, 11:12
Director

Las dos ancianas lo miraron con los ojos entrecerrados, aparentemente no muy convencidas de lo que decía... o de la inocencia en cuanto al motivo por el que debía pedir asilo.

-¿Qué te pasa, hijo? -preguntó una de ellas-. ¿Estás viajando tú solo?

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19/02/2010, 21:50
Ciprian Eliade

-No, bueno, sí. Viajaba con... con mi familia. Nos asaltaron, bandidos, y salí huyendo. Creo que me persiguieron, así que seguí huyendo, y al final no sabía dónde estaba. Hace como dos días. Sabía que estábamos cerca de este pueblo y lo busqué, pero ya pensaba que me había perdido del todo. No... no sé que les ha pasado a mi padre y a mi hermano.

No le costaba aparentar que tenía hambre, frío y miedo, teniendo en cuenta que realmente tenía hambre, frío y miedo.

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20/02/2010, 17:07
Director

Una se acercó a él y le puso la mano en la espalda.

-Ay, pobre... La verdad es que los caminos están fatal. ¡A quién se le ocurre viajar en estos tiempos! El Diablo camina encarnado por los páramos... Ay, en fin. Ven, chico, ven conmigo. Mi hija te dará de comer y podrás calentarte en el fuego. Tienes una pinta espantosa.

La otra pareció indignarse y se inclinó sobre ella y murmuró algo. Ciprian alcanzó a escuchar "zínner". Por suerte, la mujer que se había apiadado de él se limitó a dar manotazos al aire.

-Quita, quita, déjame. ¿Cómo te llamas, hijo? -preguntó mientras lo arrastraba a su casa.

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21/02/2010, 14:38
Ciprian Eliade

Suspiró aliviado y relajó los hombros. No prestó atención a la otra mujer.

-Gracias, muchas gracias. Me llamo Ciprian.

No preguntó el nombre de su benefactora. De hecho, no dijo nada más mientras se dejaba llevar. El accidente, la huida, le pesaban mucho de repente.

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21/02/2010, 20:20
Director

La mujer llevó a Ciprian a la casa de su hija, un edificio bajo de piedra con una sola planta. El suelo era de tierra prensada y la cocina y la sala eran una sola habitación, pero el calor que emanaba del hogar llenaba la estancia y resultaba muy agradable. La mujer ordenó a su hija, una mujer de unos treinta, que le ayudara a secarse y le sirviese un cazo de potaje. Ciprian comprobó que la hospitalidad de Villa Tres Cruces, siempre que no fueras un brujo o lo parecieras, era amable.

Mientras comía, la mujer le preguntó al hechicero su historia y de dónde provenía.

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22/02/2010, 19:37
Ciprian Eliade

Se arrimó al fuego y comió, agradecido. Cuando le preguntaron por su historia, procuró dar el menor número de detalles posibles. Dijo que eran de un pueblo al norte del país, y cuando hubo de dar un apellido, dio el primero que se le ocurrió, Dancescu. Era el apellido de un carnicero que conoció en Torda.

Le contó que viajaba con su padre y su hermano hacia otro pueblo, a recoger a la novia de su hermano. Miraba fijamente su ración de potaje. El calor del fuego le daba sueño.

-Aún no sé cómo os llamáis -soltó, cuando estaba a punto de quedarse dormido sentado.

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28/02/2010, 00:07
Director

-Yo soy Olenna, y mi hija es Olga -respondió la señora-. Puedes dormir junto al fuego si quieres, te daremos mantas. Hay una posada en el pueblo, pero está lleno de gente extraña y el dueño no es muy de fiar... Debes de estar cansado, después de esa caminata. Descansa, hijo, ya seguirás.

Sin esperar a que el hechicero dijese si quería las mantas o no, la señora ya le había dado un par de gruesa lana tejida. Ciprian, adormilado como estaba y habiendo dormido al raso la noche anterior, no pudo dejar de apreciar la comodidad de su asiento y la suavidad de las mantas.

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01/03/2010, 23:29
Ciprian Eliade

-Muchas gracias -repitió-. No os molestaré mucho más, lo prometo. En cuanto haya descansado...

Ciprian no pudo terminar lo que estaba diciendo, porque un largo bostezo que no se molestó en tratar de disimular se lo impidió. Le pesaban los párpados. Se envolvió en las mantas y se acurrucó al calor del fuego. El hechicero se quedó dormido casi de inmediato.

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02/03/2010, 10:23
Director

Ciprian se descubrió a sí mismo en un bosque, un bosque más oscuro que cualquiera que pudiese encontrar en Moth. Supo que no estaba allí, que era otro sitio. Miró en todas direcciones y sólo vio niebla. Uno de los árboles se movió con millones de crujidos de madera y se inclinó frente a él. De la corteza de la madera surgió un rostro. En ese momento, despertó.

Seguía en casa de la señora Olenna. La luz del amanecer entraba perezosa por los resquicios de las ventanas, y las llamas de la chimenea no eran más que ascuas. Su corazón latía a gran velocidad, como si fuera un caballo desbocado. Sudaba.

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05/03/2010, 00:29
Ciprian Eliade

Apartó las mantas a patadas y se levantó de un salto, sobresaltado. Respiraba afanosamente. Se quedó de pie, observando la casa de la señora, asegurándose de que estaba allí y no en un bosque maldito, hasta que su pulso y su respiración se normalizaron.

Un sueño. Había sido un estúpido sueño. Había niebla, como siempre en sus sueños. En aquellos, al menos. Se sentó. Estaba acalorado y quería seguir su camino. Se sujetó la cabeza con ambas manos, los codos en las rodillas, y respiró hondo para tranquilizarse.

No pudo evitar pensar en su familia. En sus padres y en sus hermanas, y en sus tíos y sus primos, y en sus abuelos. ¿Habrían logrado escapar todos? Quería pensar que sí, pero sabía que las posibilidades eran... escuálidas. Suspiró profundamente.

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06/03/2010, 15:46
Director

La mujer invitó a Ciprian a quedarse aquella noche también. Según le dijo, le recordaba a su hijo, que se había ido a vivir a Schottlerstein hacía unos meses. Pero su hija no parecía muy contenta con aquel desconocido en casa, así que algo le dijo al hechicero que era momento de salir de allí.

La niebla había caído sobre la aldea y un viento frío soplaba del norte. Allí era hacia donde Ciprian pensaba dirigirse. Podría coger un barco en Hendell y navegar hasta Abel para encontrar a sus amigos y familiares. Probablemente aquello era mejor que exponerse a asaltos y ataques de seres tenebrosos yendo por tierra a través del continente.

Mientras pensaba en aquello, vio en la plaza del pueblo una reunión de gente en torno a un carromato. Había luces de colores y guirnaldas, y una chica haciendo malabares mientras otra tocaba el acordeón. Zigeuner. Los zigeuner siempre se ayudaban entre sí.

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07/03/2010, 02:36
Ciprian Eliade

De todos modos, necesitaba tomar el aire. Estaba entumecido por haber dormido en una postura incómoda, aunque durante la noche había estado tan cansado que no se había dado cuenta.

Había niebla. Después del sueño que había tenido, ver la niebla cubriendo Villa Tres Cruces le inquietó. El carromato apartó eso de su mente. Se acercó a ver el espectáculo; era estupendo ver caras amigas. Si se dirigían al norte, pensó, dudaba que se negaran a que les acompañase. Era mucho más seguro que viajar solo. Se sintió un poco mejor.

Rebuscó en los bolsillos. No tenía dinero. Una pena. Se acercó al carromato, evitando a las zigeuner que entretenían a los aldeanos, en busca de algún otro zigeuner con quien pudiera hablar para explicarle su situación.

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08/03/2010, 21:29
Adela

Junto al carromato había otra zigeuner, más joven que las otras dos, que con una pandereta vuelta del revés en la mano se preparaba para pasarla y sacar algo de dinero. Cuando vio acercarse a Ciprian sonrió y le guiñó un ojo. Hizo la ronda y volvió con unas pocas monedas de cobre y ninguna de plata. Algo menos sonriente, se llevó una mano a la cadera y le hizo un gesto para que se acercase.

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10/03/2010, 00:04
Ciprian Eliade

Le devolvió la sonrisa y quiso acercarse de inmediato, pero la otra zigeuner fue a pasar la pandereta y Ciprian se quedó en el sitio sin saber qué hacer. Cuando la chica volvió junto al carromato, se acercó de inmediato.

-Un buen espectáculo. Un público tacaño -comentó al llegar junto a ella.

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10/03/2010, 17:00
Adela

-Cuanto más al norte, menos generosos son -sonrió la zinner-. Me llamo Adela, ¿y tú? ¿Eres de aquí?

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11/03/2010, 22:10
Ciprian Eliade

-Soy Ciprian y no, no soy de aquí. Llegué anoche. Me... bueno, por motivos desagradables. Estoy de paso. ¿Vais hacia el norte, entonces?

Esperaba que eso no hubiera sonado muy esperanzado.