Partida Rol por web

Las nieblas de Mnemósite

Lázar - I

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16/02/2010, 22:18
Director

Lázar llevaba todo el día adormilado. Había sido otra de aquellas noches. Sueños y pesadillas jugaban en su contra para despertarlo en mitad de la noche casi gritando. Y jadeante, siempre recordaba el mismo sueño: aquel zumbido inquietante y molesto, la niebla y el largo pasillo que nunca terminaba de recorrer. Al final siempre terminaba muriendo por no haberlo logrado. Nemeryos, en uno de sus arranques de lucidez, le había explicado que eso se debía a que era un Nephilim Sylvain, y lo que soñaba eran retazos de su antigua vida. Pero saber lo que era no los hacía menos pesados. Había llegado a odiarlos. No sabía si una noche soñaría o no, pero era tal la desazón que sentía cuando revivía aquel trozo de su antigua vida que desearía no poder soñar.

Dejó de transcribir el libro de magia que Nemeryos le había prestado y miró por la ventana. Yirath se abría ante él como una copia deslucida de Arkángel.

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19/02/2010, 15:35
Lázar Tsarev

 - A veces pienso que con un poquito de belladona todos los sueños se terminarían, Maestro. - Comentó el joven aprendiz, el joven adepto.

 La mirada de Lázar se perdía por las calles de Yirath. Hacia ya que había amanecido y las calles comenzaban a llenarse de gente. Gente que se dirigía a sus quehaceres diarios. Unos comprarian lo que luego venderían a precios más altos, otros vendían, construían o se dirigían a sus puestos de trabajo. Los había que patrullaban y vigilaban a los que, aprovechando un descuido, cortaban las bolsas ajenas. Todo transcurría con la misma rutina con que transcurrían todos los días en Yirath.

 Pero Yirath no era diferente a ninguna otra ciudad. En todas las ciudades habia vendedores, taberneros, herreros, guardias, putas y cortabolsas. En muy pocas ocasiones, por no decir en ninguna, ocurría nada que rompiera aquella rutina.

 Mas a Lázar aquella rutina le parecía hasta acojedora en comparación a la que tenía que vivir él, no día a día, sino noche tras noche. Ya estaba rozando el punto en que más que un hombre parecía un espectro. Ojeras, piel pálida y ánimos desganados debido a las largas noches sin dormir y a sus malditos e inquietantes sueños que para nada eran reparadores. Nephilim Sylvain, le había dicho su Maestro. Aquella era la razón de sus sueños, una vida pasada. ¿Pero acaso su vida pasada fue tan dolorosa como para despertarse y tener la tentación de lanzarse ventana abajo?

 Y gracias a Dios que Lázar no es de los que claudican. Su mente inquieta le impide claudicar. Desde que tuvo su primer sueño comenzó a investigar, a base de insidiosas preguntas a Nymeros. Cuando éste le habló sobre su ascendencia, Lázar comprendió que a partir de ahora ese camino debía recorrerlo él, sólo. Por lo que compaginaba sus quehaceres, tanto mágicos como marciales, con la busqueda de su pasado. De momento de una manera muy superflúa. Apenas estudiaba historia acerca de los Sylvain, o buscaba relatos de otros Nephilim. Pero todo cuanto hacía era leer y atesorar conocimientos.

 Y dormir. Aun a pesar de odiar sus sueños, el contradictorio Lázar adoraba soñar. Porque aunque sintiera dolor y el repentino impulso de tirarse balcón abajo, sus sueños eran respuestas. Eran un intrincado acertijo. Eran pistas y vivencias que le podían conducir al conocimiento. Y cualquier pista, cualquier retazo que Lázar pudiera recordar sobre sus sueños eran igualmente repudiados y bienvenidos.

 - Afortunadamente no me gusta dejar a medias las cosas. Y sabe que odio dejar un acertijo sin resolver. - Por ello volvió a su transcripción, que estaba a medias. - Cuando termine me gustaria que me diera el día libre. Aún hay mucho que tengo que buscar. Iré a la biblioteca... a ver si hoy me sonrie la Divina Providencia y encuentro algo. - Dijo un tanto irónico, ya que llevaba una semana que no hacía más que leer cuentos de niños sobre héroes Sylvain bellísimos y perfectísimos. Pero nada que le marcara una dirección para seguir.

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20/02/2010, 17:07
Nemeryos

Nemeryos se acarició la barba con una mano arrugada y moteada por la edad.

-El día es tuyo si lo quieres, pero al menos termina de copiar ese párrafo, ¿quieres? Y deja de mirar por la ventana. No se te ha perdido nada al otro lado, aparte del tiempo.

El anciano se paseó por la estancia, meditabundo. Solía ensimismarse como un hechicero de cuento, pero Lázar había empezado a sospechar que era todo fachada. Nemeryos hacía todo lo que hacía por un motivo, y entre ellos el de hacerse pasar por un viejo loco más. Pero el poder que albergaba era grande, y no podía ser que la senilidad le hubiese alcanzado, siendo tan poderoso como era.

-Sin embargo, la Inquisición se habrá ocupado de limpiar la biblioteca de todo tomo mágico o que se refiera a las otras razas no humanas, así que no creo que encuentres nada provechoso allí.

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21/02/2010, 02:57
Lázar Tsarev

 Lazar volvío manos a la obra. Técnicamente volvió la pluma a su obra, que era copiar un frangmento de un tomo que precisamente trataba de eso. Del peligro que entraña la magia. Pequeñas reseñas a poderosos magos y hechiceros que fueron abrasados en una hoguera, lapidados, torturados, o consumidos por su propio poder. Por alguna razón la magia era el poder más grande que un ser humano pudiera controlar, el mas dificil de comprender, y a la par el que más peligros entraña.

 - Dichosos Inquisidores y su afición por el fuego... - Murmuró Lázar mientras copiaba. Era muy común en el muchacho el que hiciera alguna otra cosa mientras leia o estudiaba. Pero nunca se desviaba de su trabajo ni parecía tener prisa en nada, como si el tiempo no pasara para él. - Bien podrían gastar su tiempo en otros menesteres, llevar la cultura a quienes no la tienen en vez de destruirla, por ejemplo. - Puntualizó irónico Lázar.

 En sus viajes con su maestro había llegado a una triste conclusión. Cuanto menos cultura hubiera en el Imperio más felices eran todos, sobretodo los gobernantes para quienes sus siervos no eran más que ganado inculto cuya única inquietud era el qué plantarían la proxima estacion de siembra. No pensaban por ellos mismos, ergo no había casi riesgos de rebeliones. Y si a alguien le daba por pensar y protestar, iba a parar a la ignominia, a  la cárcel, o a la horca dependiendo de la gravedad. Y por supuesto, siempre estaba detrás de todo la Iglesia. Incluso Lazar había llegado a pensar que el que mande en la Iglesia mandará sobre el Imperio más incluso que la Emperatriz. Ya decía un buen hombre que la religión era el opio del pueblo. Pero un opio que estaba costando muchas buenas obras y muy buenas encuadernaciones.

 - Entonces, Maestro, ¿dónde me aconsejas buscar? Mis sueños poco van a poder decirme si no aprendo a interpretarlos, si no aprendo lo que soy, lo que es realmente un Nephilim Sylvain. Y los Inquisidores se dedican a quemar libros que podrían ser la mar de útiles. Agh, ¿con suerte no se quemará alguno de ellos en el intento? Cuanto saber destruido... - Comentó cuando terminó de copiar el texto que Nemeryos le había ordenado.

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21/02/2010, 10:10
Nemeryos

-Deja de soñar con un mundo mejor y termina. Las palabras y los deseos no llevan a ninguna parte si no se aplican -farfulló el viejo-. Como tú. Siempre haces lo mismo, Lázar. ¿Por qué, si realmente quieres saber, te limitas a buscar donde sabes que no encontrarás? Si yo fuera como tú me preocuparía por buscar las ruinas de Sylvania, entre otras cosas. O gente como tú. Buscaría Sylvain de verdad, en lugar de historias de príncipes y brujos.

Nemeryos se inclinó sobre lo que Lázar estaba escribiendo.

-Los he visto más rápidos, pero no más torpes. ¡Vigila lo que estás haciendo! Esa caligrafía es ininteligible.

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21/02/2010, 15:31
Lázar Tsarev

- Repetiré el trabajo, Maestro. - Se disculpó Lázar, agachando levemente su cabeza.

 Por un tiempo se olvidó de los Sylvain, de Sylvania y de los Nephilim para centrarse en su trabajo. Al fin y al cabo, tenía tiempo para buscar sus orígenes. La pluma ahora se movía con fluidez y la mente cuidaba de que el pulso del joven no fallara. Trazo a trazo el joven fue copiando el contenido del texto, con sumo cuidado de hacer una caligrafía inteligible y a la vez bonita, sin llegar a ser recargada. Cuando terminó retiró con sumo cuidado la pluma para que no goteara la tinta y no le estropeara el trabajo. Sin darse cuenta las horas pasaron copiando, las velas que alumbraban su escritorio, aun a pesar de la luz diurna, ya estaban casi extintas, y su estómago comenzaba a pedir alimento. ¿Sería la hora de comer? Poco le importó a Lázar.

 El aprendiz se levantó y se dirigió a una de las estanterias del Maestro. A una de las tantas a las que él podía acceder, pues Nemeryos guardaba muchos tomos celosamente y no dejaba siquiera a su pupilo que los rozara. Tomó un libro, encuadernado en cuero azul oscuro y con letras claras, plateadas, en el dorso y la portada. Era uno de esos libros que, de seguro, habrían acabado en la hoguera de los inquisidores. Por suerte Nemeryos guardaba muchos tomos de gran valor, no tal vez económico, pero su cultural. Buscó entre todos esos tomos alguno que hablara de Sylvania y los Sylvain.

 - Maestro... hay libros que se contradicen. Unos dicen una cosa, otros otra. Incluso en el mismo libro dan muchas veces diferente supuesta localización... - Murmuró el joven que, aunque lejos de encontrar su destino, no parecía impaciente. - ¿Conocéis a algún Sylvain, Maestro? ¿Qué podéis decirme sobre Sylvania? - Hablaba Lázar con el trato que debe darle un pupilo a su maestro. Aunque Nemeryos fuera para él como un padre, y muchas veces olvidaran los tratos fríos y distantes, cuando estaba estudiando no era Lázar el hijo sino Lázar el pupilo, y debía tratar a Nemeryos no como un padre, sino como un maestro.

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28/02/2010, 22:08
Nemeryos

-Las ruinas de la ciudad se hallan en Alberia, aunque no son ahora nada de lo que fueron. Antaño, Sylvania era deslumbrante, mágica y hermosa. Los Sylvain resistieron allí durante muchos años hasta que algo provocó que la ciudad cayese. La hermana del príncipe heredero los traicionó a todos aliándose con los humanos y creó una brecha en la defensa. En cuestión de horas todo se fue al garete -explicó el hechicero acariciándose la barba-. Aún hay algunos Sylvain desperdigados por Gaia, aunque la comunidad más grande se encuentra en Galgados. Allí vivía un amigo mío, un Sylvain puro, que me contó la historia de Sylvania y la princesa traidora Sylvia.

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03/03/2010, 15:17
Lázar Tsarev

"Hermanas..." Pensó Lázar con una sonrisita divertida que, poco a poco, se fue apagando y dando lugar a un rictus serio. HAbía escuchado la historia mil veces y de mil maneras. Incluso una vez, en la misma Yirath en la que ahora se encontraba, había visto representar una sátira sobre la historia de un principe y una hermana traidora. Y la verad, habían pasado muchos años desde aquella representación y desde entonces no había vuelto a pensar en esa historia.

 Ahora vuelve a escucharla, desde un punto de vista muy diferente. Aquella hermana, avariciosa, mala, brujeril, o simplemente simple como la describen algunos, había causado la casi destrucción de su raza. El asunto era serio. Además, ahora es la primera vez que Lázar escucha, por fin, tanta información concluyente. Una comunidad en Galgados, e incluso un Sylvain puro que era amigo de su maestro. Lázar no reprimió ni su lengua ni su curiosidad.

 - Maestro, decidme el nombre de vuestro amigo y dónde puedo encontrarlo. Por fín tengo un lugar por el cual empezar.

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04/03/2010, 16:50
Nemeryos

-Su nombre es Nantalas, y la última vez que lo vi, vivía en Hannelone, Galgados. Es una aldea donde sólo hay Sylvain; se hacen pasar por humanos usando la magia.

Nemeryos carraspeó.

-Podrás marcharte cuando quieras... después de terminar de copiar eso, muchacho.

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14/03/2010, 13:41
Lázar Tsarev

 Lázar se sorprendió. Se sorprendió por la rapidez con que contestó su maestro. Normalmente, cuando Lázar le preguntaba cualquier cosa, su maestro le decía que buscase las respuestas por sí mismo, así aprendería más. Pero hoy hizo una excepción. Cuando los labios de Nemeryos comenzaron a moverse y a recitar nombres y pistas, fue como si un coro celestial tocara en la cabeza de Lázar.

 - Gracias Maestro... no se cómo.... podré agradecerselo.

 Tal vez fuera éste el día más feliz de su vida. Egoista por su parte entonces, pero era cierto. Llevaba buscando el significado de sus sueños desde que empezó a tenerlos, y no iba a desviarse de ese camino por nada del mundo. Por nada del mundo. Viajaría a Galgados, a Hannelone y buscaría a Nantalas.

 Pero antes terminaría de escribir lo que estaba escribiendo. Y lo haría hasta que su maestro estuviera contento con el trabajo del alumno. Lázar se obligó a no pensar en otra cosa que no fuera su trabajo. Se le daba bien concentrarse en lo que estaba haciendo.