Partida Rol por web

Las nieblas de Mnemósite

En Estigia

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17/07/2010, 22:35
Xana Haller-Reisberger

Xana por fin se sentía bien. La tensión de la espera, los preparativos, las charlas de Sandalphon, el viaje... al final, todo conducía a esto. Salir de las sombras para enfrentarte a tu enemigo. Con los puños, con la espada, con la mente y con en alma. Como fuera.

Esto era lo que realmente le gustaba del combate. La honestidad total. Eras tu y tu enemigo, y los dos sabíais que uno moriría y el otro viviría, y al final lo único que lo determinaba era tu habilidad, tu técnica y tus ganas de vencer. No había nada más. No había sentimientos encontrados, no había remordimientos, ni pena, ni más dolor que el que te infligiesen, ni más heridas que las que te abriese la espada de tu rival en la carne. Su vida era un caos, una tormenta constante de pena, miedo y rabia, pero la lucha no era así. Cuando luchaba, podía estar en calma, podía olivdarse de todo, dejarlo atrás y actuar como el corazón le decía que debía.

Podía ser ella. Sin ataduras.

Como cuando estoy con él. Como cuando, desnudos, en una habitación apartada, a solas, ella y Richard podían dejar de pensar en nada que no fuese el otro. Y al fin y al cabo, ¿no era eso también un tipo de lucha?. Cada suspiro, cada gemido, era un triunfo, una conquista. Una onza de placer arrancada a dos seres solitarios con muchas penas a sus espaldas y muchos muros que derribar.

Alguien que solo puede ser uno mismo cuando lucha. Eres una criatura venenosa y destructiva, Xana. Sabes muy bien que lo único que te espera por ese camino es una tumba pequeña, una tumba para alguien que aún es joven, con solo una persona que te llore.

No por primera vez, Xana pensó en el bebé que quizás habría llevado en el vientre. Estaba seggura de haber hecho lo correcto, pero había momentos, cuando pensaba en su futuro, con ese pesimismo que solo puede venir de saber demasiado bien lo que eres y a donde vas, que quizás le habría gustado tener una vida, caliente y pqeueña, entre los brazos.

Richard se giró para mirarla y captó su mirada pensativa. Notó su fastidio. No es momento de dudar, Xana, podía imaginarle pensando. Sin embargo, lo que sus ojos y su rostro mostraban era una expresión de pregunta. Qué ocurre. Estas bien. Xana asintió y se le unió al trote hacia los demás, suguíendole rápidamente hacia las sombras cuando Sasuke les conminó a entrar y estarse quietos. La joven le puso una mano en el hombro al maestro de armas y apretó suavemente. Ella también estaba ahí, viniera lo que viniese.

Una persona que la llorase bien podía ser todo lo que uno necesitara en la vida.

 

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17/07/2010, 23:19
Sasuke Lancaster

Saira y Rashid pasaron al abrigo de las sombras, y se situaron en la bifurcación de los tres pasillos junto a Xana y Richard. Sasuke se puso de cara a ellos. Era curioso, nunca había pensado en su capacidad de ver bien en la oscuridad como un don que le distinguiera de los demás: siempre había asumido que el resto tenía tan buena vista de noche como él. Ahora que tenía delante a sus compañeros, y que estos miraban casi ciegos en derredor, se daba cuenta de la enormidad de su diferencia con la mayoría de personas.

- Cada uno de esos tres pasillos lleva a una puerta -susurró- Por lo que puedo ver, están cerradas a cal y canto, y aunque todavía no he comprobado si les han colocado trampas, estaría dispuesto a apostar varios soberanos de oro por ello. ¿Alguna pista de qué puerta deberíamos elegir para alcanzar la llave?

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20/07/2010, 19:49
Rashid Karim

- ¿Será demasiado peligroso separarse? Si no ves diferencias en ninguna de ellas podemos arriesgarnos a ir todos a una... o intentar separarnos, pero si las demás nos dejan encerrado quién sabe cómo podíamos salir... - murmuró Rashid, entornando los ojos. No soportaba aquella oscuridad que no le dejaba ver casi nada. Por contra, Sasuke parecía estar como en casa. Menuda envidia le daba.

- Si no... yo diría que no hay que ir por la del medio. Es como muy... obvio. -

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20/07/2010, 22:15
Sasuke Lancaster

- Hombre... separarnos, podemos separarnos. Pero, al menos en teoría, yo soy el que mejor capacitado está para detectar si hay trampas, sin contar que es fácil que nos perdamos por nuestra cuenta y no sepamos luego volver a un punto de reunión. Así que mejor tiramos por en medio, y si vemos que no funciona nos lo replanteamos.

El ladrón tomó de inemdiato el camino, seguido de cerca por los demás. Cuando se aproximaban a la puerta les dio el ato con la mano, haciendo que se quedaran a cierta distancia. No le gustaba admitirlo, pero hacía tiempo que no intentaba eso, y si fallaba prefería que los afectados por las meteduras de pata fueran los menos posibles.

Con deliberada lentitud empezó a recorrer con las yemas de los dedos los jeroglíficos de la puerta, buscando la juntura oculta que anunciara un modo de abrirla o una trampa para incautos. Sus ojos recorrían una y otra vez los dibujos con la misma intención. Procuraba que la presión de sus dedos no fuera excesiva: no quería disparar una trampa por accidente nada más encontrarla.

- Tiradas (1)

Notas de juego

¿Qué encuentro con mi mierdatirada?