Partida Rol por web

Sonó el despertador y Ashley, con cierta pereza, se levantó para apagarlo, echó un vistazo a su móvil, las siete de la mañana, parecía que hoy iba a ser un día como otro cualquiera para la joven. Se desperezó un poco y se dirigió a lavarse los dientes para quitarse el aliento mañanero, pero mientras se dirigía al baño, se cruzó con su padre.

Lo miró con cierta pena, pues iba cojeando, aún no se acostumbraba a ver a su padre así, después de todo no hacía tanto desde que ocurrió el accidente y siente que ya le han pasado muchas cosas al pobre hombre. La muerte de su mujer, que evidentemente era también la madre de Ashley, la desaparición de su hermano y para rematar un accidente que lo dejó inválido de por vida... Y aún con todo eso, siempre estaba con una gran sonrisa en la cara. Su padre era una fuente de inspiración para Ashley y sin él, sabía que su vida sería mucho peor. 

Con un suspiro, se dirigió al baño, ya hablaría con su padre luego. Pero antes de poder echarse el enjuague vocal para eliminar ese aliento, su móvil vibró, parecía que le acababa de llegar un mensaje.

La gente nace, crece y muere, siempre por ese orden. Todo en la vida tiene una secuencia de pasos ordenados a seguir, empezando por la mañana. Te despiertas, te lavas los dientes, desayunas, algo de ejercicio y a clase. Es lo natural, lo seguro. Pero ahora, las madres mueren antes que los hijos, los hermanos desaparecen, y Ashley debía cuidar de su padre. Ni siquiera sabía si le daría tiempo a entrenar esa mañana, y menos quería pensar en la del trabajo de clase que tenía pendiente.

Respondió al mensaje y escupió el enjuague bucal, dejando correr un poco el agua para limpiarlo. Con un suspiro, se arrastró escaleras abajo, donde igual su padre estaría esperándola para desayunar.

Su pobre padre, que a pesar de todas las tragedias, siempre sonreía. "Siempre empieza el día con una sonrisa", se había dicho antes frente al espejo, intentando seguir su ejemplo. Pero Ashley había salido con más mal genio, como su madre, y lo único que deseaba era tener un día tranquilo, sin movidas extrañas ni que nada la cabreara.

Tras contestar al teléfono después de asearse y vestirse, solo le quedaba recibir la comida más importante del día ¡el desayuno! Bajó al piso de abajo, donde se encontraba la cocina, allí estaba ya sentado su padre, comiendo un bol de cereales y le dedicó una sonrisa a Ashley. - ¿Cómo está mi futura fotógrafa favorita? - ladeó la cabeza con cierta preocupación. - ¿No deberías vestirte primero cielo? 

Miró a la mesa y observó que no había puesto nada para ello. - Mierda, perdona, se me pasó completamente prepararte algo. - empezó a levantarse con algo de esfuerzo. - Enseguida te preparo algo. - comentó, lamentándose por su pequeño olvido.

Vestirse. Ya decía que se había olvidado algo, y sin saberlo había fastidiado el orden.

-No, siéntate, tienes que descansar. -el tono estricto con el que hablaba era ya habitual hacia su padre, que seguía empeñado en que era más importante cuidar de ella que de su herida. Ashley se adelantó y alcanzó el armario de los desayunos antes que él. Pero un rápido vistazo a la bollería industrial y a un par de cajas de cereales de calidad dudosa le minó los ánimos. 

-Y no comer solo azúcar, sobre todo ahora que no te puedes mover mucho. 

Claro que para poder cumplir la rehabilitación correctamente, debería ser ella quien comprara, cocinara y se ocupara de la casa. Y si con la uni ya iba muy apurada... Intentó no agobiarse con aquel pensamiento recurrente y probó con la nevera. Ahí si encontró varios ingredientes que consideró más naturales, con los que empezó a cocinar a toda prisa algo sencillo pero bueno, haciendo una ración extra para su padre.

George se sentó en el sitio tras escuchar la imponente voz de su hija. - Está bien cielo. - decía ciertamente triste. - Yo... No quiero ser una carga para ti, ni para nadie. - suspiraba. - Si aquél borracho no se me hubiera cruzado... - George solía tener una actitud mucho más positivas, pero a penas habían pasado unos pocos meses desde el accidente y se notaba que le apenaba cada vez más sentirse tan inútil.

A partir de mañana empezaré una dieta mejor cielo, te lo prometo, seguro que hay cosas sencillas de cocinar incluso para mí. - asentía, con una ligera sonrisa. - A parte de cojo ¡no queremos que me ponga como una bola! - bromeó, intentando sacar un lado positivo a aquello.

Tras terminar aquél desayuno en lo que fue una agridulce charla, a Ashley parecía que se le echaba el tiempo encima, por lo que si quería llegar a tiempo a clase, debía encaminarse ya hacia su facultad... Aunque eso dependía de Ashley.

-No digas eso, no eres una carga para mí.-ordenó, esta vez con un tono más suave, dándose cuenta de lo que había logrado con sus palabras, a pesar de que su padre intentó esconderlo bajo bromas e intentos para mantenerse positivo. Bueno. Era importante que las escuchara. Mantenerse sano era necesario. Suficiente susto se había llevado cuando le habían llamado por el accidente, no quería volver a pensar en quedarse sin padre.

-Gracias por entenderlo.-le dijo a su padre, inclinándose para darle un abrazo y un beso en la mejilla. Se río ante su broma, aunque fuera por no acabar la conversación en tono agridulce.- Tengo que irme ya, que sino no llego a clase.

De hecho ya llegaba tarde... Así que recogió corriendo la comida que no se había terminado, y subió corriendo a vestirse para luego ir a la facultad.

Ashley no tardó demasiado en llegar a la facultad, donde le esperaba su mejor amiga. - ¡Algún día vas a llegar tarde Ashley! - bromeó, con ciertos tintes de seriedad su estricta y aplicada compañera. - La señorita Wheeler está a punto de empezar la clase, vamos a primera fila, debemos atender y tomar nota de todo.

Puede que aquella actitud agobiara a Ashley, después de todo siempre se había comportado igual Olivia. También era posible que le sentara mal dejarla sola, pero la opción de irse al fondo y desconectar un poco con música mientras hacía alguna otra cosa, también era una posibilidad. ¿Qué haría Ashley Hill?

Ashley sonrió a su amiga, acercándose a abrazarla y darle dos besos como acostumbraba, a la manera europea.

Aunque la posibilidad de relajarse y abstraerse un rato al fondo de la clase fuera tentadora, Ashley sabía que debía esforzarse por conseguir sus sueños, y ahora mismo, estos requerían que atendiera con toda su concentración.

-Sí, voy contigo.

Ashley se sentó junto con su compañera Olivia y juntas observaron la emocionante clase de la señorita Wheeler. Se notaba no solo que sabía mucho del tema, si no que tenía una gran pasión por la enseñanza y que de verdad le gustaba lo que hacía. Explicó a sus alumnos como para la fotografía, los colores primarios eran indispensables y de hecho, cualquier fotografía se podía imprimir únicamente plasmando y juntando esos tres colores de film.

¡Lo importante es ver aquello que resulta imposible para los demás!

Comentó como consejo para los estudiantes. Vio a Ashley quien andaba en primera fila. - Dime Ashley ¿podrías mostrarnos a todos alguna foto que hayas hecho recientemente? Algo en lo que hayas apreciado alguna belleza o significado que no cualquiera habría apreciado a simple vista.

A pesar del cansancio y sus preocupaciones, Ashley acabó sonriendo, disfrutando de las explicaciones de la señorita Wheeler. Había algo en su forma de hablar, de enseñar, y de ver el mundo, que hacía que se sintiera contagiada por su pasión. Incluso se olvidaba de tomar apuntes, pues sentía que sería peor para su educación apartar su atención de ella aunque fuera solo unos segundos.

No sabía si la profesora sabía el efecto que tenía en ella, pero esperaba que esa fuera la razón por la que le había elegido. Porque en cuanto la llamó a la pizarra, sintió que había llegado el momento en el que demostrarle lo mucho que le importaban sus enseñanzas.

Llena de anticipación, Ashley buscó en su carpeta de trabajos. Sabía exactamente cual encajaba con el tema que le había pedido.

-¿Lo veis bien?-preguntó inclinándose para ver mejor la pantalla. No quería arriesgarse a que una configuración incorrecta fastidiara la experiencia de la fotografía.-¿Veis la "trampa"?

¡Que bella ilustración Ashley! - dijo animando a la joven Hill. Se notaba que la ilustración era buena y tenía una bonita composición, pues la señorita Wheeler parecía estar incluso más animada que la propia Ashley.

Oh, sí, ya veo a lo que te refieres, pero no te quiero quitar protagonismo ¿te atreves a explicarle a los demás lo que has hecho con esa pequeña "trampa" a cambio de algunos puntos extra? - la pasión por enseñar de la señorita Wheeler era tan grande que quería que todos sus alumnos se sintieran cómodos en clase y disfrutaran no solo de escucharla a ella, si no de ser escuchados. En cierta medida, le recordaba a su padre.

-Por supuesto.-Ashley sonrió orgullosa. Con la espalda recta y los brazos abiertos, parecido a como lo hacía la señorita Wheeler, empezó a explicar.

-Esta foto en realidad es un reflejo de un árbol y el cielo sobre el agua. La onda en la parte superior es una pista, pues deforma la imagen y revela la trampa, aunque si os fijáis bien, también se puede notar en los detalles en las hojas y la tierra de la esquina inferior izquierda. Puede dar la impresión de que es una edición digital o una superposición de imágenes, pero no. Solo ha sido retocada para ensalzar los colores, las luces y las sombras.

A medida que lo decía, señalaba las zonas a las que se refería.

-¿A qué se debe este efecto óptico? La respuesta está en la claridad del agua y a que la orilla tenía tres niveles distintos de profundidad. La fotografía está dividida en tres secciones diagonales, cada una distinguida por el color. La primera, esta de aquí abajo que sobresale por su color más terroso, es la parte más superficial del agua, por lo que la cámara captura el color del fondo del río sin apenas cambios.

-La segunda franja, la central, estaba ligeramente más hundida que la anterior. El color se vuelve más apagado a causa del agua entre la superficie y el fondo. Aunque también influye el reflejo del árbol, pues como veis, esta franja se divide en dos: esta parte con hojas y ramas, y esta rocosa, que es el verdadero fondo del río.

-También en esta zona se ven un par de manchas blancas, que son las nubes del cielo...  que nos guían a la tercera zona, la superior. Como es la zona más profunda, el agua refleja más el azul del cielo, aunque si os fijáis en la esquina superior izquierda, se pueden ver algunas piedras que las nubes no han podido tapar.

Podría haber terminado allí, pero viéndose receptora de la atención de sus compañeros, sintió que era una oportunidad que no debía desaprovechar.

-En cierta manera me recuerda al proceso de grabado y estampa. De la misma manera en la que un grabador trabaja diferentes niveles de profundidad en la piedra para tener distintos tonos de tinta, un efecto parecido ha ocurrido de manera fortuita en un paraje natural.

-Y así es como se crea este degradado tan curioso e interesante estéticamente, que llega desde este marrón rojizo al azul pasando por tonos marrones, grises y blanquecinos.

Con una sonrisa, esperó el feedback de su profesora. Confiaba en sus capacidades, y esperaba que la profesora estuviera de acuerdo con ella.

Todos en la clase parecían embobados escuchando a Ashley Hill, incluida la propia Martha Wheeler quien, al acabar la explicación, aplaudió emocionada, dando a entender así que Ashley había conseguido aquellos codiciados puntos extra. Quien no parecía tan contenta era Olivia.

Sonó el timbre que dio por finalizadas las clases de Ashley, por lo que ahora podía ir donde quisiera. Aunque le llamó mucho la atención que su amiga ni se despidiera de ella ni le dijera nada. Tampoco hacía falta pensar demasiado para saber que Olivia era muy exigente consigo misma y que Ashley fuera la que se llevara todo el protagonismo aquél día, además de la atención de la señorita Wheeler junto con unos puntos extra... La habría destrozado un poco por dentro. Pero la vida es así, no siempre puedes ser el mejor, aunque seas el que más te esfuerzas.

Ashley estaba saliendo de la universidad cuando, de golpe, se chocó con un tipo trajeado que hizo que sus libros, fotografías físicas, entre otras cosas cayeran al suelo. - Oh, mierda. ¿Estás bien? Perdona, iba algo distraído. - comentó mientras se agachaba apresuradamente a recoger todo y devolverlo.

Cogió una de las fotografías de Ashley y la miró con detenimiento. - Buena foto. ¿Eso estudiáis aquí? - intentó decir, dando así pie a una conversación para hacer algo más incómoda la situación. - Me parece que me he confundido de facultad entonces, andaba buscando la de filología. Busco a gente que le interesen los libros, quizá ellos sepan donde puedo encontrar un libro que ando buscando.

Ahsley decidió darle algo de tiempo a Olivia. Esperaba que se diera cuenta por su cuenta de que no servía de nada enfadarse por esto, porque otro día ya le tocaría a ella. Para una vez en la que Ashley conseguía sobresalir, iba a aprovechar la ola de euforia todo lo que pudiera.

Así que salió con una sonrisa de la clase, preguntándose como celebrar su pequeña victoria, cuando chocó con aquel hombre. Corrió a recoger sus fotografias, con miedo de perder o dañar su preciado trabajo, pero una vez se aseguró de que estaba todo bien y se levantó, no pudo evitar reírse por dentro. Ahora que lo pensaba, esta situación parecía sacada de una de esas comedias románticas que se había tragado por culpa de alguna amiga. Hasta el chico parecía sacado de uno, con un atractivo más propio de un actor que de un literato.

-Gracias.-le sonrió, aunque se preguntó si de verdad entendería sobre fotografía.-Correcto, estamos en la de fotografía pero la que buscas está aquí cerca. Puedo enseñarte el camino si quieres. ¿Qué libro estás buscando?

El trajeado hombre miró su reloj e hizo una mueca. - Es bastante tarde, no importa, ya vendré otro día a buscar el libro. - apartó la mirada del reloj, evadiendo así también la pregunta sobre el libro que buscaba y entonces miró a la chica. - Pero me gustaría disculparme más formalmente contigo. ¿Qué te parece si te invito a un café y me hablas un poco también de tus fotografías? - comentaba con una sonrisa, ligera pero ciertamente honesta.

Al menos así podré aprovechar el viaje tan tonto que me he dado. - bromeó. - Aunque entiendo que quizá tengas otras cosas que hacer, en ese caso sin problema puedes marchar, no voy a insistir. - de hecho Ashley, tras ver como su compañera de clase partía enfadada, parecía que no tenía demasiado que hacer, aunque ir a casa directamente siempre era una opción. ¿Qué haría Ashley Hill ante la propuesta de aquél hombre?

Si aquel hombre estuviera jugando a un juego de hacer decisiones, habría visto que acababa de tomar la decisión incorrecta. Ashley mantuvo su sonrisa, pero por dentro se dió cuenta de que no iba a ser posible el plan propuesto.

-¿Seguro que es tarde? Tengo tiempo para acompañarte hasta la facultad, pero no para quedarme a un café.-se explicó, recordandose que si quería ayudar a su padre con su rehabilitación, más le valía que no se le hiciera tarde o se encontraría con el mercado cerrado. Además, tenía ganas de contarle a su padre sobre su éxito en la clase de hoy. Sabía que se alegraría incluso más que ella.

Y quizás incluso podía aprovechar este chute de motivación extra para ponerse al día en los estudios...

El señor se rio levemente. - Una respuesta la mar de interesante, pues me dejas entre la espada y la pared y me obligas a saciar tu curiosidad, además de rehusar mis ofertas. Una jugada interesante. - dijo, dando pie a que Ashley se presentara.

Es tarde, porque los alumnos ya estáis saliendo de vuestras respectivas facultades. - admitió. - ¿Y el libro? No es un libro cualquiera, lo escribí yo. - alzó levemente los hombros. - O bueno, lo estoy escribiendo más bien. No creo que lo pueda dar por terminado aún. - la miró, alzando una ceja, pero sin dejar de mostrarse seguro de sí mismo ni mostrar un ápice de pena, más bien parecía que aquella búsqueda le estaba divirtiendo en cierta medida. - Y si sumamos dos más dos, tenemos que algún alumno me ha robado el libro, así que decidí empezar por donde más libros habrían, la facultad de filología. - miró hacia la facultad de Ashley y soltó cierto resoplo, para acto seguido sonreír levemente. - Aunque como ves, me he equivocado.

Miró nuevamente a Ashley, hizo una pequeña mueca con los labios. - ¿Satisfecha señorita... - alargó la palabra, dando así pie a Ashley a que se presentara.

-Pensaba que los profesores se presentaban antes que los alumnos.-sonrió mordaz, dándose cuenta de la identidad de aquel hombre.
-Pero está bien. Soy Lily Shehal.-le ofreció la mano y sonrió ampliamente, claramente disfrutando de la situación, pero no por las razones que aquel hombre pensaría. Bajo aquel pseudonimo había presentado algún trabajo aquí y allá, pero todavía no tenía claro si de verdad querría usarlo como nombre artístico. ¿Se encontraría el profesor algún dia con su pseudonimo en algún museo? ¿Descubriría entonces que aquel nombre que le había dado era falso?
-Tu historia es muy curiosa. Te han robado un libro en proceso de escritura, por un alumno de filología nada menos.-ladeó la cabeza, repasando los datos que le había oído.-Y sin embargo estás aquí, tan tranquilo hablando conmigo, a 5 minutos de la facultad donde crees que puedes encontrarlo. Si algo así le pasara a mi trabajo... digamos que tuviste suerte cuando vi que no sufrió daños durante el choque.
Y soltó una ligera carcajada, indicándole así que estaba de broma. A pesar de todo, de verdad creía en lo que le había contado el hombre. Tan solo había decidido divertirse un poco a su costa, molestando a ese profesor al que seguramente, nunca más en su vida volviera a ver.

¿Profesor? - preguntó divertido. - Ni si quiera vivo en la ciudad ahora mismo. - agarró la mano de la chica. - Ben Saint Venc, un gusto. - comentó, como si también, por alguna razón, estuviera dando un nombre falso, aunque esto era algo imposible de saber por Ashley, al igual que también era imposible saber por ella que al igual que ella, había hecho un anagrama con su nombre. - Aunque puedes llamarme Ben.

Se echó entonces esa misma mano a la boca, como si estuviera muy sorprendido, aunque era evidente que fingía la sorpresa, por lo que parecía que le estaba siguiendo el juego a Ashley. - Dios mío ¿Qué me habrías hecho? ¿Debería estar preocupado? - comprobó su reloj cuanto terminó de hablar. - Bueno, se está haciendo algo tarde. Debería volver a casa antes de que la gente peligrosa como tú ronde por las calles.

No era su plan, pero el nombre de aquel hombre se le quedó grabado. "Saint Venc". Sonaba interesante, poco común. ¿Sería holandés?

-Mis fotos están a salvo, así que el universo por ahora también lo está.-se encogió de hombros, divertida ante aquel extraño que le seguía el juego. Aunque no fuera a ser por mucho tiempo, pues parecía que ambos tenían planes que hacer. Por ejemplo, Ashley seguía con intención de volver a casa a ver su padre y a dedicarle un rato de los estudios.-En ese caso, yo también me iré.  Ánimo con el libro robado.

Y esta vez, se lo deseó de manera sincera, sin tonos sarcásticos ni juegos extraños.