Partida Rol por web

Entras por la puerta tras Troilo, ambos con las pistolas en alto listas para ser utilizadas.

Según entras el calor se hace notar. En el aire enrarecido flota un hedor a carne muy pasada, y algunos muebles metálicos al frente vuestra se presentan ennegrecidos, con zonas fundidas. Cuatro figuras se encuentran ante vosotros: la primera pertenece a un hombre robusto que se alza entre una mesa de operaciones y una pieza enorme de mobiliario tan solo identificable como un montón de metal recién fundido. El tipo está vestido únicamente con unos pantalones, y calza unos grilletes talla 47 por lo menos. Un preso. Presenta algunos cortes cauterizados en brazos y espalda, pero a pesar de ello parece calmado y habla con cierta tranquilidad brusca con otras dos figuras, un marine y un Firebat cubiertos de esquirlas. El cuarto integrante de la comitiva es un marine situado en el lado opuesto a los otros tres en la habitación, apoyado en un armario metálico cuya puerta desvencijada y colgante parece un colador ensartado con más de esas peligrosas esquirlas.

Según sigues a Troilo hacia el primer marine le das una patada a algo en el suelo cercano a la entrada, un cadáver de marine en armadura completa con la cara destrozada por una barra metálica del grosor de tu muñeca que sobresale de su cráneo.

Entre la humareda, con las figuras ondulando por el calor llegan dos soldados humanos con las pistolas en alto examinando el lugar. Delante marcha un hombre con aspecto de oficial, con aspecto jovial a pesar del caos reinante, acercándose decididamente hacia el sargento Connor. El otro hombre viste ropas civiles y le sigue con despreocupación y un toque de arrogancia en sus movimientos. Cruza por encima del cadáver del marine muerto con pocos miramientos.

- Bueno, menudo desastre. ¿Conque sin bajas eh Teddy?- Mira al suelo tras el resto fundido de mueble y ve los restos mutilados y carbonizados del preso- Se supone que reclutamos colonos para aumentar nuestros efectivos. Mira que te gusta estar donde hay bronca. ¿Podéis contarme que ha sucedido? La central no ha sido muy explícita al respecto

-Ese mamón tenia dolor de cabeza...y no le hemos traido las pastillitas a tiempo.

Digo esto enseñando mis puños.

Ignoro quien es el tipo ese y me importa poco que haya un sargento o un teniente o lo que sean en la sala.

- ¿Un fallo del implante?- El recién llegado sargento Razcjenko, tal y como puede leerse en su chapa identificativa, mira alternativamente al preso superviviente, lo que pudiera ser un trozo carbonizado del otro recluso y nuevamente al preso.- No es la primera vez que sucede. Tampoco es una gran pérdida.- Se encoge de hombros y señala a Brian- Va siendo hora de enseñarle algo de disciplina a este novato, y ya que estamos ir equipándole con una C-300 y un rifle. Suponía que haría tiempo que se habrñia ocupado de ese asunto Nexus.

Mira de nuevo a al sargento Connor, y dando una palmada en la espalda al otro recién llegado, el del pañuelo de tipo duro en la frente, procede a las presentaciones: - Este es Jonas Marron, y está asignado como piloto de la lanzadera que emplearéis en la misión. Esperaba que fuerais alguno más en el escuadrón, pero ya que no parecéis muy preocupados por el hecho de tener efectivos de menos los dos cadáveres- empuja con el pie un par de dedos que le pillan cerca- en lugar de diez seréis ocho. Espero que el número no mengüe más.- Termina con tono sentencioso.

-Por mi parte no va a menguar mas...no pienso morir en este agujero, almenos dejad que me ponga el traje de gala blindado un par de veces.

Disciplina...joder...no habia pensado que estos tios me pedirian saluditos y cosas asi...hay que joerse...

Mi actitud es de espera, dispuesto a que me quipen, a que me lancen a que me tiroteen y dispuesto a intentar abrir las cabezas de mis nuevos enemigos...sean quienes sean.

Una sarcástica mueca ilumina mi rostro por un instante mientras Troilo dice que seremos menos de los previstos.

- Dame una buena nave y no tendrás que preocuparte del número - digo mientras observo uno a uno a los que serán compañeros a partir de ahora.

- Bueno, espero que ninguno tenga miedo a las alturas. Puedo llevar esos cacharros más arriba de lo que nunca hayais imaginado.

Un inusual brillo en los ojos denota la pasión por esos artefactos voladores.

- Hace tiempo que no piloto ninguno pero, si soy capaz de hacer eso con el trasto ese para transporte...

- Troilo... dices que seremos ocho y... bueno, ¡qué más da! Cuatro somos más que suficiente. Yo soy el piloto, os pondré a esos perros tan cerca que dudo mucho que seais tan inútiles como para fallar.

El piloto me ha caido bien. Es arrogante y confiado y puede que nos mate, pero siempre biene bien tener un compañero así.

-Espero que nos puedas acercar tanto como para que pueda darles una patada desde la nave jajajaja

Volar...no se si me mola la idea...pero que narices...

Bueno pues parece que vamos aumentando el equipo.

- Haremos entre todos que esa nave sea un arma de destrucción.- Comento dirigiendome hacía el aguerrido piloto.

Sólo falta que todos estemos preparados para el combate, y creo que tengo algo que hacer al respecto.

- Venga Brian, te llevaré a que cojas tu armadura y tu rifle.-

Echando a andar juntos, Connor le cuenta algo más detalladamente lo sucedido a Racjzenko, con algunas puntualizaciones por parte del otro marine. Los demás los seguís por el pasillo dejando atrás el humeante quirófano de retención.

Al cabo de un rato alcanzáis una sala metálica repleta de baldas y soportes metálicos. Todos ellos están repletos de munición, granadas, rifles y otro armamento colocado y organizado con relativa minuciosidad. Un técnico se encuentra repantingado en una silla jugando a una especie de complejo solitario de cartas, tan absorto en él que ni presta atención al derrumbe de la pirámide de latas de cerveza que hay junto a su pierna al dejar con descuido la que acaba de vaciar de un sonoro sorbo.
A mano derecha puede verse una pequeña cabina de control acristalada desde la que se accede a una plataforma circular rodeada de brazos mecánicos, aguardando como colosales insectos tecnológicos a que su próximo almuerzo se presente ante ellos.

Pérdidas...

Al pronunciar el bueno de Troilo esas palabras estuve pensativo. En plena batalla no puedes tener en cuenta a los muertos, si no a los vivos, aunque a final de la batalla era lo único que podías añorar, las pérdidas. Soldados bravos que conocías y desaparecían en un instante.

Bueno, al menos no he sido yo.

Un rayo de perpectiva positiva me hizo levantar la cabeza y observar todo aquel inmenso arsenal, aquello iba a resultar una verdadera fiesta. Me acerco tranquilamente al técnico despistado y le propino un leve pero sonoro puntapié, advirtiéndole de nuestra llegada.

- Estos reclutas reclaman armadura, a ver qué puedes hacer por ellos, eh ?

- Ejem, el muchacho necesita una armadura C-300 y un rifle.- Digo dirigiendome al técnico. 

Comienzo a husmear todo el arsenal que está allí almacenado, poniendo especial atención en las mejoras tecnológicas que se han implantado en las armaduras, los rifles, los lanzallamas...

Me quedo mirando a Brian, orgulloso de lo que he conseguido en la vida y pensando en cómo han cambiado los tiempos desde que yo era un recluta inexperto y aprendía a base de ostias en el entrenamiento militar. -Puff, pues no le queda nada por pasar a éste.-

-¿Que es este sitio? ¿Ese tipo me tiene que poner la armadura?...joder, si parece una destileria de alcohol...asi prefiero ponermela yo solito jajaja.

Observo los brazos roboticos con algo de preocupacón. He oido algunas cosas, supongo que todo rumores, pero no me molaria que me atornillaran algo mal y me mataran.

-Supongo...que es ahi donde tengo que entrar ¿no?

- ¿Eh? Ah sí, sí.- Algo confundido y apurado el técnico abandona los naipes al recibir la patada de la realidad a través de la bota de Connor.

Se acerca a Brian, y mirándole de arriba a abajo, menea la cabeza con aspecto de entendido.

- Sï, pasa, pasa. Y procura no moverte más de lo debido mientras Betty trabaja, odio arreglar costurones.

Se dirige al acceso de la sala acristalada indicando con la mano la entrada a Brian, justo antes de colocarse ante los controles externos.

Receloso tras lo acaecido en los quirófanos de retención el recluta avanza despacio. Se detiene un momento ante el acceso mirando con detenimiento la sala mecanizada, vestido tan solo con unos pantalones tirando el último jirón de camisa, ya inservible tras la explosión de la granada. Sabiendose observado camina hasta el centro de esta colocando sus pies en los topes metálicos que hay allí. Los cepos se ajustan y con el simultáneo cierre de la puerta y la caida de las cadenas al ser cortadas los brazos de Betty cobran vida al ritmo del frenético aumento de las revoluciones de sus bobinas de alimentación.

La primera vez que se acopla la armadura al soldado es una experiencia tensa, pero inolvidable. Atraidos por la escena contempláis el ritual que para unos es rutina y para otros solo simboliza una cárcel.

Cuando todo acaba y las puertas vuelven a abrirse, la figura agigantada y blindada en azul de Brian abandona el útero robótico de Betty, adquiriendo gradualmente mayor destreza al desplazarse. Fascinado por la precisión de movimientos que sensores y servomotores le permiten a pesar de su nueva piel metalizada, Brian reaccionada ágilmente al recoger el rifle de asalto que le arroja el técnico.

- Joer, chaval te han dejado como nuevo y preparado para pegar tiros a diestro y siniestro.- le comento a Brian que parecer estar disfrutando como un enano con sus nuevos cacharros.

-No recordaba la maña que se daba Betty con sus miles de chismes y brazos robóticos, quizás porque cuando me pusieron estas chapas estaba igual cuando me pusieron estas chapas estaba tan emocionado que no me enteré de nada.

Permanezco unos segundos en silencio disfrutando de la nueva sensación. Pongo un gesto serio en mi rostro al observar al resto de personal y estallo en carcajadas.

-!!!Jajaja, ahora si que si colegas, vamos a liar una buena¡¡¡

Los latidos del corazón aumentan en velocidad y fuerza, todo es nuevo, todo es distinto, todo es mejor y sobre todo, es mas excitante. Soy como un niño pequeño con un juguete nuevo.

Soy...un niño grande con SU juguete nuevo...y...

-Listo para la acción...

- Jajaja - las palabras de Brian provocan en mi una sonora carcajada bruta y grotesca que acaba mientras me enciendo un puro de contrabando conseguido en alguna parte de los barracones. - Tranqulo muchacho, tendrás toda la acción que desees en el campo de batalla.

Cuando vuelve el recluta con su armadura montada, vuelvo a dirigrme al técnico cuya sangre contendría en estos instantes más alcohol que glóbulos rojos. Me quedo u ninstante absorto mirando hacia las botellas esparcidas sobre la mesa y siento de nuevo esa sensación de deseo, deseo de tomar un gran trago. Vuelvo en mí meneando ligeramente la cabeza y hablo con el técnico.

- Tienes algo más para nosotros ? - más que una pregunta parecía una orden.

- No tengo ningún otro encargo para hoy, señor. La totalidad de los soldados están armados y preparados para entrar en acción desde hace dos días, así que tengo poco que hacer aparte de reemplazar algún rifle averiado mientras lo reparo.- dice maquinalmente el técnico una vez abandona la consola de control de Betty- aún así estoy aquí para cumplir órdenes, en mi puesto- añade con un último deje de orgullo marcial.

- Todo esto me parece muy bien, pero ¿alguno sabe algo más sobre la misión que debemos cumplir? Con todo esto de la explosión ando un poco perdido.- pregunto a los presentes en la sala.

Éstos parecen estar tan eufóricos por salir al campo de batalla como una manada de caballos pura sangre encerrados en su establo deseando salir a comerse al enemigo.

Miro a Nexus mientras le entrega a Brian lo que, a partir de ahora, serán sus armas. Mi rostro refleja indiferencia.

- ¿Quién necesita estos trastos? - pienso.

Miro fijamente a Brian.

- Vale, muy mono el novato, pero muchacho - digo mientras le pongo una mano sobre el hombro - no pretendas impresionar a los que te disparan con las lindezas de tu recién pulida armadura. Mantente cerca de mi y no necesitarás esos trastos.

Me dirijo hacia Troilo y le sostengo la mirada ante la pregunta de Nexus.

- Bien, me temo que eso te toca responderlo a ti, ¿no?