Partida Rol por web

Al final mi acompañante ha resultado ser más mujeriego de lo que daba por hecho: ¿con qué clase de chicas estaba acostumbrado a pecar de forma tan fácil? Desde luego no iba a ser una de ellas, aunque tampoco quería cerrarle las puertas en un futuro por si estaba interesado en algo más formal pero su cultura cristiana no era su fuerte.

- Me temo que soy una mujer muy tradicional para ese tipo de sugerencias, señor Kurosov. La velada ha sido fantástica y sigue pareciéndome un hombre interesante, pero para lo que usted solicita se necesitan meses de cortejo... Quédese con mis datos: Joan Alexandra Barret, corresponsal de New York Journal. Veré hasta dónde quiere llegar en el futuro...

Me despedí y salí de allí con destino al camarote de Farid, si había perdido a mi compañero de vista ya, con rapidez esperando que el señor Kurosov no se mostrara abiertamente contrariado con mi actitud.

Farid decidió irse al camarote. Necesitaba intercambiar impresiones con sus compañeros y descansar un poco para decidir sus próximos movimientos.

Salís del salón comedor con premura, abandonáis la cubierta donde estáis y subís las escaleras junto con otros pasajeros que, como vosotros, vuelven a sus camarotes. Una vez alcanzada la cubierta A entráis al pasillo y os encontráis uno al otro frente a la puerta del camarote de Farid después de una noche interesante.

- Me temo que habéis reconocido también al sobrecargo. Eso complica mucho la situación: puede saber con relativa facilidad nuestros camarotes y no sabemos quiénes de la tripulación por debajo de su cargo están implicados. Deberíamos asegurarnos primero de que el señor Highlay esta bien -dije antes de querer comentar cualquier asunto privado relativo a la velada: tal vez Adam necesitara que actuáramos rápido.

-Efectivamente, reconocí el rostro del sobrecargo. Ignoro cuales serán sus intenciones, y las de la logia, pero sea como fuere, habrá que seguir con el plan establecido.

Farid tocó la puerta del camarote y en seguida se abrió un resquicio. Adam observó del otro lado un momento, y seguidamente abrió por completo. Miró por detrás de sus compañeros, asegurándose que nadie les seguía, y luego hizo un gesto con la cabeza, indicándoles que entraran. En una de sus manos empuñaba una pistola, que disimulaba a un costado del cuerpo.

Una vez todos estuvieron dentro, Adam cerró con llave, y la dejó puesta en posición horizontal, para evitar que otra posible copia (o una ganzúa) entrara en la cerradura.

Había utilizado mantas y almohadones de los otros camarotes para improvisar un segundo camastro, así dos podrían descansar mientras un tercero hiciera guardia.

-Bueno, antes de dormir, pongámonos al día. Comenzaré yo si les parece bien, pues no tengo mucho que contar, aunque ocurrió algo interesante.
Como ya saben, mientras ustedes acudían a la ceremonia de inauguración con el resto de invitados, me dí una vuelta por el barco, para hacerme una mejor idea de nuestro entorno, y observar cualquier cosa que pudiese llamarme la atención.
Pude recorrer bastante la nave, de manera que, en caso de que tuviéramos que movernos por ella, ya tengo una buena idea de su composición. Nada fuera de lo normal para un barco de estas características. Lo interesante llegó al final, cuando ya volvía a nuestro camarote.
Aquí, en la planta de primera clase, observé a un hombre que vestía un hábito de sacerdote, pero cuyo rostro y maneras no parecían propias de un servidor de Dios. Vamos, que si tuviera que apostarme unos dólares, sin duda lo haría afirmando que ese tipo iba disfrazado.

Adam describió al sujeto con todo el detalle que pudo (algo corpulento, rostro duro y sin afeitar, largas patillas, cabello despeinado, sotana poco cuidada...).

Parecía que andaba buscando algo, o a alguien, y yo lo seguí un buen rato. Entonces, le abordaron unos marineros de la seguridad del barco, comprobaron su pasaje y le preguntaron por su presencia allí, pues su camarote correspondía a la cubierta D, la tercera clase. Dijo que se había extraviado buscando a uno de sus parroquianos, y le dejaron marchar. Yo continué siguiendo al sacerdote, hasta que volvió, efectivamente, a la cubierta D, y entró en el camarote D-17. Seguidamente me volví hacia aquí.
No sé si esto tendrá algo que ver con nuestra empresa, o me estoy volviendo un paranoico, pero vayan con cuidado si observan a dicho sujeto.

Pensó en lo que acababa de contarle Adam y en lo que Farid y ella habían descubierto en la cena durante unos momentos:

- En principio no parece que tenga que ver con nosotros, pero no podemos descartarlo tampoco. De hecho es posible que vigilar su camarote nos ayude, porque nos alejaría de los nuestros: en la cena hemos descubierto al hombre que hablaba con Carl Stanford, era el sobrecargo del barco. No creo que nos haya vigilado durante la cena, pero dada su posición le sería fácil saber nuestra ubicación.
Quizá... quizá estamos enfocando mal este asunto, y no somos nosotros el objetivo. Si lo fuéramos, tendríamos que pensar que alguien de nuestra organización le ha pasado información al enemigo para que supieran que íbamos a embarcar.

-Estoy de acuerdo. Es posible que la logia tenga otros objetivos aquí. ¿Quizá otras personas?

Entonces Farid pensó en el sujeto que había conocido esa noche.

Hablando de otras personas; mientras esperaba para el comienzo de la cena, pude charlar con un hombre en la barra. Se llama Alvin Paterson. Un profesor, creo. Me llamó la atención uno de los libros que estaba ojeando allí, titulado 'Cultos Innombrables'. 

Farid les describió al hombre (bajito, regordete, entradas en el cabello, con gafas...).

Aproveché para charlar con él, ya que estaba apartado del resto, y creo que me gané su confianza. Hablamos de nuestro interés mutuo por todo tipo de saberes y descubrimientos, incluso los que alcanzan lo sobrenatural. Pensé que valía la pena correr el riesgo de revelarle algo de lo que venimos buscando, por si podía aportarnos ayuda. Pero tomé precauciones. Sólo le hablé de mí, y le dije que un profesor amigo mío estaba justamente en estos momentos trabajando en una excavación, y que mi curiosidad me había llevado a preguntarle cosas sobre la misma. Le describí lo que sabemos, e incluso le hice un dibujo de las piezas que buscamos. Alvin dijo no saber nada, pero estaba interesado, y me aseguró que estudiaría el tema. Quizás hayamos encontrado un aliado en él.
Me dijo también que su camarote es el A-24.

- Excelente trabajo, compañeros: ahora el viaje en lugar de ser una travesía peligrosa puede tomarse como una fuente de conocimientos. Mientras vosotros reuníais esos datos, yo... bueno, conocí a un hombre de mundo experto en vinos -dije algo desilusionada, por mucho que el señor Kurosov no fuera una persona común-. La verdad es que no supe ver que podría haber información sobre nuestros asuntos en el cóctel.
Deberíamos pasar la noche para ver si hay algún problema y, si no lo hay, pensar en acudir a uno de esos dos camarotes que tenemos marcados, a ver que podemos conseguir.

-Bien, pues a descansar se ha dicho. Joan, si quieres, puedes ponerte algo más cómodo en tu camarote. Yo haré guardia fuera mientras Farid se cambia. Luego nos volvemos a reunir aquí y empezamos las rotaciones de guardia. Yo haré la primera. A ver qué tal se da la noche...

Tras pensarlo más tiempo del que pareciera necesario, al fin contestó:

- Será mejor que se comporten como caballeros y se den la vuelta. Separarme de ustedes puede ponerme en una situación vulnerable e -añadió algo ruborizada- igual de vergonzosa al tener que ir por la cubierta con ropa de cama.
Mejor aún, yo haré la primera guardia de tres horas y durante ella me cambiaré.

-Me parece bien- dijo Adam.

Farid también asintió, y se marchó a su camarote para cambiarse y volver.

La noche transcurre sin problemas aunque la incertidumbre de que haya un posible esbirro de Carl Stanford a bordo ha hecho que os planteéis muchas preguntas y mantengáis un nivel de alerta adecuado, por lo que vuestro viaje se ha complicado en cierta forma. 

Ya descansados, os despertáis al amanecer del siguiente día. El sol que asoma por el horizonte haciendo brillar las aguas del mar se cuela por el pasillo de los camarotes de vuestra cubierta. El mar está tranquilo.

Ya de día, me sentía algo incómoda en pijama ante un completo desconocido (con Farid había más confianza), pero no era momento de remilgos. Esperé a que ambos salieran, quizá hacia los servicios, para cambiarme e ir luego al baño, antes de volver a reunirnos en el camarote para discutir el plan del día:

- Podemos seguir ocultos, o podemos investigar. Había dos camarotes por visitar: posiblemente el señor Alvin no haya podido reunir información en una noche tras semejante banquete, tal vez hoy si salimos debamos acercarnos al camarote D-17, aunque muy posiblemente no tenga nada que ver con nuestro asunto aquí.

Al amanecer de un nuevo día, Farid se cambió, al igual que Adam, y ambos fueron a los servicios a asearse un poco. A su regreso, Joan ya se había arreglado.

-Sí, dejemos a Alvin que investigue tranquilamente. Yo sólo contactaría con él el día antes de que lleguemos a nuestro destino, a no ser que me tropiece con él antes, y surja la conversación. Es más, lo normal sería que no se haya traído en este viaje todo su material de estudio, de manera que yo casi lo veo más como un posible aliado a largo plazo. Llegado el momento, le daré mi número de contacto, para que pueda dejarle a mi personal de servicio cualquier información relevante. Al mismo tiempo, mi personal tendrá órdenes de comunicar a la Sociedad Theron Marks los mensajes que reciban.

-Con respecto al misterioso sacerdote-continuó Adam-, tal y como yo lo veo tenemos estas opciones: O bien allanamos su camarote cuando él no esté y registramos sus pertenencias. O bien continuamos siguiéndole discretamente con la esperanza de que eso nos arroje más información. O bien le abordamos y le interrogamos, ya sea con tacto o... a la vieja usanza-dijo con una sonrisa-. Si optamos por esto último, también se me ocurre que quizás podría sustraer un uniforme de guardia de las taquillas de servicio y hacerme pasar por uno de ellos. Así tendría la excusa para preguntarle a fondo, teniendo en cuenta cómo llamó la atención ayer. Pero también podría cerrarse en banda ante la autoridad. Quién sabe... o igual estamos perdiendo un tiempo precioso en algo que no tenga que ver con nuestra misión. Sólo sabemos que es un tipo que busca a alguien, y eso podría tratarse de cualquier cosa. No obstante, creo que si lo dejamos pasar y luego descubrimos que estábamos ante algo importante, nos arrepentiremos.

- Hoy podríamos empezar por la opción menos peligrosa -digo intentando aplacar a Adam, pareciéndome excesivo un allanamiento sin siquiera saber si estaba relacionado con nosotros-, el seguimiento discreto. Las otras vías se pueden estudiar cuando Escocia este más cerca...

-Me parece bien. Procedamos así.

Farid también asintió.

La temperatura en el atlántico norte a estas alturas del año es especialmente fría, y más aún a estas horas de la mañana, el astro rey todavía no ha calentado suficientemente el ambiente, aunque hay gente que no quiere desperdiciar ni un solo momento de disfrute del crucero, podéis encontraros a algunos valientes jugando al tejo y otro tanto paseando por la cubierta con algún marinero.

Bajáis por las escaleras metálicas del barco hasta llegar a  la cubierta D, aquí la gente no es tan temeraria y parece que ha preferido mantenerse a cubierto. Siguiendo las indicaciones de vuestro compañero encontráis el camarote D-17.