Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

13. Suministros para Yhalandara

Cargando editor
05/04/2010, 16:49
Director

Ivelios accedió a hacer el encargo para Yhalandara y se dirigió al Mercado de la Rastra. Era un lugar aglomerado y bullicioso incluso a aquella hora de la mañana. El fuerte olor a pescado flotaba en el ambiente, mientras las botas chapoteaban en el suelo embarrado. Ivelios pasaba por entre los tenderetes y carretas, sin encontrar el que buscaba. Cada pocos metros se tenía que detener cuando alguno de los vendedores ambulantes la ofrecían queso, hilo o velas de larga duración.

- Tiradas (1)
Cargando editor
05/04/2010, 16:56
Tendera

   Tras unos minutos dando vueltas encontró lo que buscaba. Una vendedora de piel morena atendía un pequeño tenderete consistente en un par de tablas de madera apoyados en caballetes de madera. Estaba cubiertos por unos toldos de colores que colgaban de unas cuerdas sujetas al pequeño edificio junto al que atendía la mujer. Había diversos saquillos abiertos con plantas y semillas de todo tipo, cada una de las cuales tenía un pequeño cartelito con el nombre de la hierba en común y en un estilizado idioma que Ivelios reconoció como el alzhedo que hablaban en Calimsham.

   -¿Qué desea, amable cliente? -preguntó la tendera con una sonrisa zalamera.

Cargando editor
06/04/2010, 13:22
Ivelios

 Buenos días- dijo Ivelios mientras extraía de uno de sus bolsillos ocultos de su túnica el documento de Yhalandara Briostan- he venido ha hacer un recado a la señorita Yhalandara Briostan- acto seguido le entregó el documento- creo que aquí está todo explicado. Espero que no haya ningún problema

Cargando editor
07/04/2010, 20:42
Tendera

   La tendera cogió la misiva lacrada, rompió el selló y leyó con rapidez. Dedicó a Ivelios una leve inclinación de cabeza para expresar su aquiescencia.

   —Enseguida le traeré lo que ha encargado —dijo con su marcado acento siseante.

   Tras hacer un leve gesto al gigantón moreno que vigilaba el tenderete, la mujer desapareció en el interior de la casa a la que estaba adosado el tenderete. Salió unos minutos más tarde con una cajita de madera labrada. Tenía unas pequeñas cintas de papel metidas por unos pasadores laterales. La caja no tenía cerradura, pero no podía abrirse sin partir también el papel.

   —¿Deseas algo más? —preguntó la mujer tras entregarle la cajita.

- Tiradas (1)
Cargando editor
07/04/2010, 21:19
Ivelios

No nada más- contestó el mago- muchas gracias por su atención.

Con esta respuesta el mago cogió la caja y se dio la vuelta. Mientras caminaba de vuelta a ver a la sacerdotisa el mago examinó con curiosidad la caja, aunque sin abrirlo. Una cosa era curiosidad y otra muy distinta era meter las narices donde uno no debía.  

Esperó que no tenga dificultades en encontrarla- pensó- no me apetece estar dando vueltas por el pueblo.

Cargando editor
07/04/2010, 21:25
Director

   La caja tenía talles con patrones geométricos repetitivos en forma de estrella. Producía un leve traqueteo con el mero andar del elfo como hubiera objetos sólidos sueltos en el interior. Aparte de eso, no tenía nada de excepcional.

   Ivelios se encaminó hacia la Lluvia de Estrellas, pues había quedado con Yhalandara en el interior. Dos enormes porteros semiogros eran el último obstáculo entre él y el afamado club de aventureros.

- Tiradas (1)
Cargando editor
08/04/2010, 14:50
Ivelios

 Ivelios se acercó al local Lluvia de Estrellas deseoso de darle la caja a  Yhalandara Briostan y poder así entrar en este club. Pero primero debía poder pasar a las dos moles que había de guardia en la entrada.

Espero que no me den muchos problemas para pasar- pensó mientras se acercaba a los mismos.

Disculpe señores, ¿ha entrado en este local la señorita Yhalandara Briostan?- preguntó, esperando que supiesen de quien estaba hablando.

 

Cargando editor
08/04/2010, 15:25
Portero Semiogro

   Las moles de carne y músculo intercambiaron una mirada desconcertada. Era la primera vez que alguien les llamaba señores.

   —Sí respondió una de ellas.

Cargando editor
08/04/2010, 15:28
Ivelios

Mi nombre es Ivelios y necesito hablar con ella. He de cumplir un recado que me ha mandado- miró a los guardias- no se si os ha hablado con vosotros de mi posible llegada, si no es así, ¿podrían ir y decirle que Ivelios le está esperando en la puerta? - al mago se le hacía raro tanta educación ante esas dos enormes bestias, pero era mejor así. Lo último que quería era una mala reacción por parte de ambos guardias.

Cargando editor
08/04/2010, 15:44
Portero Semiogro

   —No respondió el semiogro.

   —Tenemos que vigilar la puerta abundó el segundo, y añadió con elocuencia:—. ¿Qué recado es ese que tienes que hacer?

 

Cargando editor
08/04/2010, 16:50
Ivelios

 Tengo que darle un mensaje en persona- respondió- si no podéis dejar el puesto permitidme entrar un momento y se lo entrego yo en persona- añadió- no tardaré mucho y no causaré problemas.

Cargando editor
08/04/2010, 17:10
Portero Semiogro

   —No repitió el primer semiogro cruzándose de brazos.

   —No podemos dejar pasar a nadie que no sea miembro del Club explicó el otro encogiéndose de hombros. Son nuestras órdenes. Pero si nos das el mensaje, se lo haremos llegar a la humana. 

Cargando editor
08/04/2010, 17:41
Ivelios

 Dile a la "humana" que tengo su paquete aquí mismo y que no puedo entregárselo personalmente dado que me impiden en estos momentos pasar- contestó el mago- y que espero a poder dárselo en mano en cuanto salga, si no tiene inconveniente, claro está.

Cargando editor
08/04/2010, 18:11
Portero Semiogro

   El semiogro que siempre hablaba con monosílabos gruñó quedamente como un perro amenazador ante las últimas palabras del mago. 

   —¿Traes un paquete? ¿Por qué no has empezado por ahí? bufó su compañero—. Deja que le echemos un vistazo, y si está todo en orden te dejamos pasar.

   —¿Por qué tantos paños calientes con este orejas picudas? espetó el primero.

   —Podría ser importante, y quedaríamos como idiotas si no dejamos entregar el encargo.

   —Yo digo que le peguemos una patada en el culo.

   —No le hagas caso. Venga, déjame echar un vistazo a ese paquete apremió con urgencia el otro portero, como si temiera que su compañero fuera a cumplir su palabra de un momento a otro.

Cargando editor
09/04/2010, 14:45
Ivelios

 Solo es una pequeña caja- dijo el mago la muestra. Sin embargo la mantiene alejado de las manazas de los ogros- desafortunadamente no puedo abrirla hasta que no se la entrega a su dueña. Al fin y al cabo es mágico y desconozco que efectos puede provocar si la abro.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Perdón, debía de haber especificado que quería intentar engañar a los porteros.  

Cargando editor
09/04/2010, 15:06
Director

Notas de juego

Por lo que sabes no es mágica, sino que es un pedido de suministros médicos. A juzgar por la pinta del tenderete que has visitado es perfectamente deducible por alguien tan inteligente como tu personaje que no sean más que hierbas para realizar ungüentos y cataplasmas.

Si es una treta para despistar a los porteros, puedes hacer una tirada de Engañar contra CD 13. Si no era esa tu intención, quizá quieras modificar tu post en consecuencia.

Cargando editor
15/04/2010, 11:18
Portero Semiogro

   Los semiogros intercambiaron una mirada significativa cuando Ivelios mencionó que era mágica. En un club de aventureros como aquél, los "accidentes" mágicos debían estar a la orden del día. Los semiogros parecieron perder el interés rápidamente en ver qué es lo que contenía la cajita. 

   —¡Garl! espetó uno de ellos.

   Al instante una figura se materializó en la entrada, silenciosa como una araña. Portaba una jaula con una extraña criatura encerrada semejante a un murciélago gigante con una cola terminada en un aguijón. La criatura lo miraba con un deseo anhelante, e Ivelios no dudaba en que habría más hombres ocultos en las sombras. Al fin y al cabo era un club para aventureros. Si se montaba jarana haría falta un comité de bienvenida en consecuencia.

   —Acompaña a este elfo a ver a Yhalandara, dice que tiene un paquete mágico para ella. Llévate a uno de esos bichos, por si se hace el listo. 

Cargando editor
15/04/2010, 11:39
Director

   El hombre le guió a través de una estancia para desembocar en un gran salón. Allí había mucha gente, incluso a aquellas horas de la mañana. Ivelios no sabía decir si se acababan de levantar o si llevaban allí desde la noche anterior. El crisol de razas de la clientela también distaba mucho de cualquier otra cosa que hubiera visto jamás. Sin mirar demasiado, el mago pudo ver un par de orcos, un minotauro ¡y hasta una drow! sin que nadie pareciera importarle demasiado.

   Pronto encontraron a Yhalandara, hablando en un apartado con un enano. La sacerdotisa dirigió la mirada a Ivelios con ansiedad.

Notas de juego

Perdón por el retraso. Entre unas cosas y otras he tenido una semanita que... 

Cargando editor
15/04/2010, 15:27
Ivelios

Interesante lugar- pensó Ivelios al entrar en la taberna. Si bien es cierto que esperaba gran variedad de clases y razas en el lugar, no esperaba aquello. Drow, orkos, minotauros... desde luego, todo una amalgama de razas en el lugar. También había magos, y eso ya valía la pena para entrar en el lugar. Tal vez más adelante podría charlar con alguno de ellos, pero por el momento era mejor acabar con su pequeña misión.

Siguió al extraño hombre (sin dejar de observar con cierta curiosidad el extraño ser que llevaba en la jaula) hasta llegar al lugar donde se encontraba la sacerdotisa. Allí se encontraba reunida con un enano. 

El mago inclinó nada más llegar la cabeza en señal de saludo mientras depositaba la caja en la mesa, acercándosela a Yhalandara.

Perdón si me he retrasado- dijo

Notas de juego

Bah, tranquilo. A decir verdad yo he estado también algo liado. Que ganas de que llegue el fin de semana. 

Cargando editor
19/04/2010, 23:01
Yhalandara Briostan

   Yhalandara prácticamente le arrebató la caja de las manos a Ivelios y con un fluido movimiento de manos se la introdujo en los pliegues de la manga.

   —Eh... no pasa nada. Gracias. la semielfa volvió la cabeza a su interlocutor enano, como si quisiera acabar abruptamente la conversación.

   El hombre que había escoltado a Ivelios hasta la puerta le preguntó a la mujer si sus asuntos con el elfo habían terminado. Yhalandara hizo un gesto vago con la mano, como restando importancia al asunto.

   —Prefiero tenerlo por aquí, por si necesito algo. Que Tymora te sonría, Garl.

   El aludido se encogió de hombros y volvió por donde había venido.

   —Ya tienes lo que buscabas ¿no? dijo Yhalandara—. Disfruta del local, y no me hagas arrepentirme de haberte traído aquí.