Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

16. Romper un Maleficio.

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06/06/2010, 13:09
Director

Khaila se separó de Galatea y los demás y tras pasar por su casa para coger dinero, bajó la calle de la Asta al Galope hacia el Fondeadero. Era un edificio de paredes gruesas de piedra, con un generoso cobertizo para las bestias. El mozo de cuadras le saludó con un cabeceo, aunque no se movió de su asiento al ver que la guerrera no llevaba ningún caballo con él. Sin más, Khaila traspuso la entrada y desembocó en una estancia pequeña, con un guadarropas para las capas, una puerta en cada lado, una escalera que subía al piso superior y un pequeño mostrador desde el que lo miraba un hombre.

Tras indicarle que buscaba a las dos Khelenvoritas, el hombre echó una elocuente mirada a los vendajes de Khaila antes de replicar que estarían en sus aposentos. La guerrera dio las gracias por la información y tras subir las escaleras llamó a la puerta con los nudillos.

Notas de juego

Tú dirás cuánta pasta coges de tu casa.

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06/06/2010, 13:21
Dara de Khelenvor

   Dara abrió la puerta, y por su rostro pasó la sorpresa y la alegría y después la consternación al darse cuenta de los vendajes de Khaila.

   —¡Khaila! ¿Qué te ha pasado? —preguntó la sacerdotisa. A Khaila no se le pasó el detalle de que ahora iba vestida con un camisote de mallas ligero, pantalones cómodos de viajero y calzado robusto de andar.

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07/06/2010, 13:25
Khaila

Khaila fue con prisas hasta su casa. Por el camino iba pensando en sus cosas, sin prestar mucha atención a lo que había alrededor. Se sentía mal... La imagen de su hermano, golpeándola, volvía a ser fresca tras haber visto a los entunicados de negro. Llevaba años deseando encontrárselo, tenerlo delante para poder hacerle sentir la mordedura de su frío acero. Pero ahora, sentía sus entrañas como si fueran un hervidero. Tantos años deseando poner fin a aquello, que ahora temía no ser capaz de dar aquel gran paso.

Padre, vengaré tu muerte... Se dijo como ya hiciera aquella vez, ante la mancha de sangre en el suelo. Un sudor frío recorría el cuerpo de la guerrera. Sus heridas ya no le dolían, tenía su mente muy lejos de allí. Estaba tan centrada en lo suyo, que no fue consciente de la gente con la que se cruzó. Algún que otro despistado, que al cruzarse en el camino de Khaila, se apartaba presuroso... Tras ver la imagen de la guerrera, con su mirada cargada de odio, y las vendas que asomaban bajo la armadura.

Llegó a su casa y allí cogió 10 monedas de oro. Volvió a guardar el resto y se dirigió al Fondeadero...

- Necesito vuestra ayuda... - Fueron las únicas palabras dichas por Khaila al ser recibida por Dara. La joven mostraba el rostro ceniciento, las heridas, todavía abiertas, volvían a dolerle de forma intensa, pero ella se mantenía erguida, apretando los dientes para evitar quejarse de dolor...

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07/06/2010, 13:39
Dara de Khelenvor

   —¡Pues claro! No te preocupes, Khaila. Pasa y siéntate —dijo la sacerdotisa abriendo la puerta del todo y haciéndose a un lado.

   La guerrera comprobó que la posada era bastante buena. Las habitaciones estaban insonorizadas gracias a unas gruesas paredes de piedra cubiertas con tapices. Había una chimenea, y suficientes muebles como para que los huéspedes se sintieran en su propia casa y no en una especie de cuadra para humanos.

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07/06/2010, 13:44
Chellra de Khelenvor

   Chellra estaba cruzada de brazos en el otro extremo de la habitación. Lucía una cota de mallas pesada y una capa de color negro sobre los hombros. Llevaba una especie de fajín ancho del que colgaban una docena de dagas. Apenas le dedicó una segunda mirada a Khaila antes de dirigirse a Dara.

   —No pensarás utilizar tus plegarias en ella ¿no? Necesitaremos tus conjuros.

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07/06/2010, 14:30
Khaila

Khaila entró en la estancia de las dos clérigas. Miró a su alrededor sorprendiéndose de la opulencia de la que hacía gala la posada. Miró a Chellra saludándola con un gesto de cabeza.

- Hola, Chellra... - La saludó mientras tomaba asiento. Previamente se había sacado el gran espadón para colocarlo junto a la pared y no le estorbara. Suspiró profundamente, y miró a las sacerdotisas. Las palabras de Chellra habían sido como un balde de agua fría. Aunque por otra parte ya se esperaba aquella actitud.

- ¿Qué sabeis de los sharinos? - Preguntó Khaila sin andarse por las ramas.

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07/06/2010, 15:22
Dara de Khelenvor

   Dara se arrodilló frente a Khaila, para examinar el vendaje. De tanto en cuanto presionaba en alguna parte arrancando una mueca de dolor a la guerrera. Cuando Khaila mencionó a los sharinos, intercambió una mirada ceñuda con Chellra, y dejó caer los brazos a los lados del cuerpo.

   —Shar es la diosa de la oscuridad, de las criaturas nocturnas y de todos aquellos que se aprovechan de la noche para cometer tropelías —explicó la Khelenvorita—. ¿Insinúas que hay sharinos aquí, en Ciudad de Valle de la Rastra? ¿Fueron los sharinos quienes te hicieron esto?

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08/06/2010, 10:37
Khaila

Khaila aguantó un gemido de dolor apretando los dientes. Respiró profundamente, intentando controlarse y no montar el numerito que había montado en la guardia. Necesitaba que las clérigas la ayudasen y esa actitud no ayudaría...

- Sí, o eso creemos... - Empezó a decir con la voz entrecortada. - Anoche atacaron en las cuadras Frondáurea. Mataron a los caballos, y varios cuidadores elfos. Acompañé a una druida y un guardia a investigar los hechos. Llegamos a unos almacenes y allí descubrimos que tenían una guarida secreta... - Se detuvo un momento haciendo una mueca de dolor cuando Dara le rozó otra de las heridas... - Al bajar, habían unos guardias ante una puerta, fue fácil... Pero... Entonces fuimos atacados por unos entunicados negros, conseguimos acabar con casi todos, menos con uno que hizo oscuridad y fue casi imposible luchar. Éste consiguió escapar... Cuando conseguimos ver, nos dirijimos hacia la puerta que los guardias vigilaban... Allí... Había un pequeño altar y una niña elfa que se hallaba engrilletada. Galatea sospechó que no era niña del todo, pero intentamos liberarla... Cuando conseguí quitarle la cadena, se transformó en una especie de lobo enorme y me mordió... - Al decir esto una nueva mueca se dibujó en su rostro.

- Creemos que sí, que son sharinos... Aunque nunca había oído hablar de ellos hasta hoy, me doy cuenta del poder que tienen. Queremos averiguar más sobre ellos... Pero... Galatea me ha dicho que es posible que esté infectada por esa mordedura. - Terminó diciendo la guerrera bajando la mirada.

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08/06/2010, 11:52
Chellra de Khelenvor

   Dara miró a Chellra, como si esperaba que fuese ella quien hablara a continuación. La mujer bufó y se acercó a examinar la mordedura.

   —Apártate el pelo, demonios —gruñó la Khelenvorita, más por protestar que porque el cabello de Khaila molestara realmente—. Hay un antídoto, la belladona. Pero debe estar muy fresca y consumirse antes de que haya pasado una hora, y me parece a mi que ya es un poco tarde. Tu mejor apuesta es que un clérigo te levante la maldición, y me temo que Dara no es lo suficientemente poderosa. Si pasan tres días sin que alguien te ayude... bueno, yo que tú me clavaría una daga de plata en el corazón y me ahorraría el sufrimiento.

   Chellra se cruzó de brazos.

   —De todas formas, la licantropía sólo pueden contagiarla aquellas criaturas que hayan nacido con la maldición.  ¿Sabes si es ese el caso?

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08/06/2010, 14:41
Khaila

Khaila se apartó el pelo y dejó que Chellra le examinara la herida...

- ¿Y tú no puedes hacer nada? - Preguntó la joven con tono mordaz. - No sé si era de nacimiento o había sido transformada, supongo que es lo último, pero... ¿Y si no es el caso? ¿Vas a permitir que me transforme en esa criatura y vaya matando a todo ser que me encuentre? - Khaila dijo esas palabras clavando sus oscuros ojos en los de la sacerdotisa.

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08/06/2010, 14:57
Dara de Khelenvor

   Chellra se encogió de hombros y desenvainó de un tirón una de las dagas de plata de su cinto.

   —¿Queréis parar las dos? —casi chilló Dara levantándose de un salto e interponiéndose entre las dos mujeres que se retaban con la mirada—. Escucha, Khaila. Chell es una cazadora de monstruos, sabe de lo que habla. Lo mejor es que busquemos un clérigo de rango superior que pueda deshacer el maleficio... por si acaso. Nosotras no somos de la zona, pero te acompañaremos si quieres donde sea.

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08/06/2010, 15:02
Chellra de Khelenvor

   —¿Acompañaremos? —bufó Chellra—. Yo no voy a ninguna parte. Te espero aquí.

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08/06/2010, 15:14
Khaila

- Tampoco necesito tu ayuda... - Bufó Khaila levantándose y volviendo a coger su espadón. Sentía como las heridas le dolían con cada movimiento que hacía. Pero apretando los dientes evitó emitir queja alguna. La joven estaba casi segura de que la niña había sido transformada, y tras la confirmación de Chellra sintió como si un peso fuerte se desprendiera de su corazón. Pero antes quería asegurarse, hablar con Galatea.

Miró a Dara suavizando sus rasgos, media sonrisa se dibujó en su rostro... - Gracias Dara... - Le dijo y dando media vuelta se dirigió hacia la puerta, con la intención de esperar al resto que no tardaría en llegar. Antes de salir volvió a girarse nuevamente. - Aunque si es verdad que hay sharinos por el Valle, éste corre un gran peligro. - Dijo volviéndose nuevamente hacia la puerta y abriéndola.

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08/06/2010, 16:25
Chellra de Khelenvor

   —Y nosotras avisaremos al Juez de los Condenados de la llegada de los nuevos viajeros al Último Camino —replicó con tranquila gelidez Chellra.

   Dara suspiró y vio marchar a Khaila con gesto contrito.

Notas de juego

No es que los Khelenvoritas sean malvados. Es que no ven la muerte como una desgracia o un castigo, sino simplemente como una necesidad, como una prolongación misma de la vida.

Tratar de "provocar" a un khelenvorita diciendo que va a morir mucha gente va a conseguir poco más que se encoja de hombros xD.

Tú dirás si haces algo más o esperas a que terminen los demás.

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09/06/2010, 11:37
Khaila

Khaila salió de la habitación cerrando la puerta tras de sí. Se quedó un momento apoyada en ella, intentando tranquilizar los latidos de su corazón... No soportaba a Chellra, era tan... ¿Presuntuosa? No sabía ni como definirlo.

La joven guerrera finalmente con un suspiro se apartó de la puerta. Se colocó el mechón que siempre le caía delante de los ojos, tras la oreja, y bajó las escaleras. Para lo que había servido lamentaba haberse separado del resto. Aunque poder sentarse un rato mientras esperaba, con una buena cerveza y descansando su dolorida espalda, tampoco era tan mal plan. Mejor que andar recorriendo templo tras templo...

Llegó al comedor y echando una mirada a su alrededor decidió sentarse en una mesa algo apartada, en un rincón, pegada a la pared, y desde el cual pudiera controlar la puerta.

Colocó el espadón a su lado, apoyado en la pared y a mano por si lo necesitara. Puso sus brazos sobre la mesa, y esperó a ser atendida...

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09/06/2010, 12:14
Director

  

   El comedor de la posada era un salón amplio, decorado con muebles de calidad que aunque dispares, estaban combinados con gran gusto. A esa hora de la mañana no había muchos comensales, pero la mayoría de ellos parecían mercaderes de Sembia o ricos señores de Cormyr. En una mesa, una mujer jugaba al ajedrez con un hombre de porte recio. Sobre el hogar había un gran perol del que emanaba un delicioso aroma a sopa. Quizá era un poco pronto para comer, pero a Khaila le rugieron las tripas.

   La guerrera cruzó la estancia para situarse en la mesa más alejada y discreta, captando retazos de conversación.

   —Ah, sí. Ya tengo preparado mi plan de bodas —decía una señorita alzando un dedo—, el primer ítem de mi lista es encontrar un marido. Ya tengo varios pretendientes, aunque ellos aún no lo saben...

 

   —Pues yo sigo sin entender por qué los dragones acumulan tanto oro —decía un pisaverde en otra mesa.

   —Debe de ser muy caro (y muy molesto) reponer la ropa de cama todos los días con eso de escupir fuego por la boca, al menos cuanto vives tanto como un dragón —le contestó el dandi que se sentaba junto a él—. Y además, el oro es un metal relativamente suave para dormir en él.

 

   —¡Estoy harta de los trofeos de caza de mi marido! —decía una dama ataviada en sedas haciendo un gesto elocuente con la mano—. No puedo caminar de una habitación a otra sin darme con los cuernos de alguna bestia...

 

   Cuando Khaila se hubo acomodado, se le acercó un camarero con las manos entrelazadas y gesto servil.

   —Buenos días, buena mujer, ¿en qué podemos servirle? ¿Me permite recomendarle nuestras brochetas de ave y nuestra sopa de mórkoth?

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09/06/2010, 13:36
Khaila

Khaila se quedó un rato en silencio, escuchando los retazos de conversaciones que llegaban a sus oídos. Levantó la vista al acercarse el camarero. Lo observó con sus oscuros ojos, mientras pensaba en lo que le acababa de decir...

Ya hacía varias horas que no metía nada sólido en su cuerpo, y tras la batalla de aquella mañana, su estómago más que reclamar, exigía que empezara a pensar en él. Suspiró y asintió con la cabeza... La sopa olía bien, así que mala no debía estar, y después algo de carne, sí, no era mala idea...

- Sí, probaré esa sopa, y después las brochetas... Si dices que son recomendables, pues traeme un plato. - Dijo la joven guerrera... - Y para beber traeme una jarra de cerveza... - Khaila no solía beber, pero en aquel momento le apetecía eso, una buena jarra. Demasiadas sorpresas para un solo día...

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24/06/2010, 10:39
Director

   Los aventureros recogieron la transcripción de la balada, se despidieron del Maestro Erudito y se marcharon del Templo del Arpa Cantora. Descubrieron que la mañana había pasado con rapidez. Cuando llegaron a El Fondeadero, el sol se encontraba bastante alto en el cielo. La posada era un edificio de paredes gruesas de piedra, con un generoso cobertizo para las bestias. En el patio había un mozo de cuadras pelando patatas y echándolas a un balde. Les saludó con un cabeceo, aunque no se movió de su asiento al ver que no llevaban monturas. Transpusieron la entrada y desembocaron en una estancia pequeña, con un guadarropas para las capas, una puerta en cada lado, una escalera que subía al piso superior y un pequeño mostrador en el que un hombre estaba enfrascado en su libro de cuentas. Pese a ser algo tan vulgar como un volumen de contabilidad, la caligrafía del hombre era exquisita. El posadero les indicó la puerta hacia el comedor.

   El comedor de la posada era un salón amplio, decorado con muebles de calidad que aunque dispares, estaban combinados con gran gusto. La mayoría de los comensales de la taberna parecían mercaderes de Sembia o ricos señores de Cormyr. En una mesa, una mujer jugaba al ajedrez con un hombre de porte recio.

   Encontraron a Khaila en la mesa más alejada y solitaria del comedor. La guerrera había dado buena cuenta de un cuenco de sopa y de un plato de brochetas de ave. Satisfecha, apuraba los últimos tragos de una jarra de cerveza.

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24/06/2010, 11:06
Director

   Khaila dió buena cuenta del cuenco de sopa y de las deliciosas brochetas de ave, acompañadas por unas generosas rebanadas de pan con manteca de ajo por cuenta de la casa. El resto del grupo apareció mientras estabas apurando, satisfecha, los últimos tragos de su cerveza.

Notas de juego

Descuéntate 5 piezas de plata por la comida y la bebida.

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24/06/2010, 13:04
Khaila

Con el estómago lleno y apurando la jarra de cerveza, Khaila vio llegar a la elfa  junto a Kanizhar y los otros que no había llegado a conocer.

Con la gran jarra alzada, tragando el líquido ambarino, la joven alzó la mano para llamar la atención del grupo.

Finalmente la dejó sobre la mesa, se limpió los labios con el dorso de la mano y sonrió. Se podía apreciar como todo el cuerpo de Khaila todavía malherido, estaba más relajado, sin mantener aquella tensión que tenía antes la joven.

- Chicos, sentaros... Ya era hora de que llegarais... - Dijo con media sonrisa y mirando con una ceja alzada a Galatea. - ¿Habéis comido algo? Aquí tienen una sopa que está deliciosa. - Les ofreció antes incluso de que hubieran llegado a sentarse.