Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

25. Tentar la Suerte.

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15/12/2010, 12:03
Director

El sol ya estaba alto en el cielo cuando Lidda se dirigió a La Dama de la Buena Fortuna, el templo consagrado a Tymora en la ciudad. Era un edificio impresionante, situado muy cerca de la playa. Había curiosos viendo las acrobacias de las Portadoras de la Suerte, pero menos de las habituales. En su paseo por la ciudad Lidda había visto a la gente haciendo corrillos, cuchicheando en voz baja, como si conspiraran.

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15/12/2010, 12:13
Ivodhra

Ivodhra, una de las novicias con las que más amistad había trabado, le salió al paso. Una sonrisa irónica aleteaba, como siempre, en sus labios finos. Cruzó los brazos en un ademán mordaz antes de hablar.

--Ya era hora de que aparecieras, ¿se han pegado las sábanas? --preguntó con jocosidad.

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15/12/2010, 17:16
Lidda Dudley

Mientras masticaba una manzana verde a modo de desayuno y me dirigía a toda prisa hacia el templo, observé los corrillos que formaba la gente con curiosidad. ¿Qué habrá pasado? La gente parece especialmente alterada hoy...me pregunté mientras esquivaba por lo pelos un carro cargado de heno que se cruzó en mi camino. En cualquier otro momento me habría parado a preguntar pero no hoy, cuando llegaba bastante tarde a mis deberes matutinos. Con un poco de suerte Yhalandra habrá estado tan ocupada esta mañana que no se habrá dado cuenta de que aún no he llegado...elucubré esperanzada mientras deboraba con fruición el corazón de la fruta.

 

Cita:

--Ya era hora de que aparecieras, ¿se han pegado las sábanas?

 

La súbita aparición de Ivodhra me hizo pegar un salto.

-¡Por las calzas de Breonan, Ivodhra! No me des esos sustos- exclamé entre toses, pues la sorpresa había hecho que casi muriese asfixiada por el bocado que tenía en la boca. Tomándome unos segundos para recuperar el aliento observé a mi amiga entre las lágrimas antes de hablar- Y no me mires así...he...bueno...no he pasado buena noche- comenté a modo de explicación mientras una sombra cubría mi rostro momentáneamente. A decir verdad, no había dormido nada ya que me había pasado la noche atormentada por horribles pesadillas. Pesadillas en las que el desencajado e intexpresivo rostro de mi madre se me aparecía una y otra vez, entremezclado con el hombre de la cicatriz. Al final, casi amanecía cuando por fin había logrado conciliar un sueño reparador que me había sabido más bien a poco. Haciendo un esfuerzo por alejar el recuerdo de la noche pasada de mi mente, compuse una sonrisa de disculpa- Dime, por favor, que Yhalandra no ha preguntado por mí...por cierto, ¿qué es lo que pasa? La gente parece especialmente alterada esta mañana- agregué mirando alrededor.

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15/12/2010, 19:58
Ivodhra

Ivodhra la miró de arriba abajo ensanchando la sonrisa. Lidda sabía de sobra que eso presagiaba alguna maldad.

--Claro. Quien con vino se acuesta, con manzanas se levanta* --replicó Ivodhra, haciendo gala de su lengua viperina.

Descruzó los brazos y se dispuso a responder las preguntas que le había hecho la mediana.

--¿No te has enterado? La gente no habla de otra cosa --suspiró la semielfa--. Ha sido una noche movidita. Una bestia ha entrado en los Establos Frondáurea y se ha dado un festín con los caballos. Menudo dineral se la he debido ir a la Burguesa Shíra, venía gente de muy lejos a comprar sus ejemplares. Y ya sabes, la gente se ha puesto histérica, por si la bestia vuelve a atacar de nuevo. La guardia está haciéndose cargo del asunto.

Ivodhra bajó la vista para mirarse ociosamente las uñas.

--No te preocupes por la Hermana Briostan --Ivodhra no tenía tanto trato con ella como Lidda, así que se refería a ella más formalmente--, se ha ido de buena mañana sin decir nada a nadie.

Antes de que Lidda tuviera tiempo de soltar un suspiro de alivio, Ivodhra volvió a alzar la mirada.

--Yo de quien me preocuparía es de la Prelada Áuric. Ha estado preguntando por ti. Como no te encontrábamos por ninguna parte, Emoere ha ido a buscarte. Os debéis haber cruzado por el camino --Ivodhra hizo un gesto elocuente con las cejas--. Yo de ti no haría esperar más tiempo a la Prelada.

Notas de juego

*El dicho es "quien con vino se acuesta, con agua se levanta", pero como Lidda va comiendo una manzana, Ivodhra insinúa que la "mala noche" que ha pasado puede haber sido en realidad un fiestón.

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16/12/2010, 10:02
Lidda Dudley

Limitándome a encogerme de hombros, escondí la sonrisa que la actitud de mi amiga me inspiraba. Que dijese lo que quisiera, por mi parte no me iba a desmentir su suposición ya que, a pesar de los años que llevábamos siendo amigas nunca le había contado lo de mi madre y no iba a empezar precisamente ahora. Enarcando una ceja ante su relato pregunté:

-¿Una bestia dices? ¿Qué tipo de bestia?- hacía mucho que la ciudad no recibía ese tipo de ataques y la perspectiva de que algo novedoso hubiese ocurrido no podía dejar de llamar mi atención. No es que no lo lamentase por la burguesa Shíra por supuesto. Sin embargo, mis indagaciones fueron interrumpidas por las últimas palabras de Ivodhra- ¿la prelada? ¡Ivodhra! Haber empezado por ahí...ya sabes el mal genio que tiene....como me retrase más seguro que me castiga limipiando de rodillas el piso del templo...- nerviosa miré a mi alrededor intentándo decidir dónde ir a buscarla En cualquier otro momento habría indagado más respecto a qué querría para estar preparada, pero ya llegaba tarde así que....- Dale las gracias a Eomere de mi parte cuando vuelva...luego os veo...- me despedí apresurada mientras echaba a andar hacia el fondo del templo donde una pequeña puerta llevaba a las dependencias de las sacerdotisas. Girándome añadí por encima del hombro en dirección a mi amiga con una sonrisa- ¡Y gracias a tí tambien!!!

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16/12/2010, 12:04
Hermana Reverenda Seresha Auric de Tymora

Ivodhra se despidió con la mano, y Lidda apretó el paso para internarse en las dependencias de las Portadoras de la Suerte. Una vez allí, fuera del alcance de las miradas de los curiosos, corrió a toda velocidad hasta dirigirse al despacho de la Hermana Reverenda Auric. La puerta estaba cerrada, así que llamó con los nudillos. A través de la puerta le llegó la voz Seresha:

--Pase.

Lidda hizo lo propio, y encontró a la Suma Sacerdotisa del templo escribiendo algo en un papiro. Seresha Auric era una mujer de belleza serena y ademán imperativo. Como su amiga Ivodhra, Seresha era semielfa, y gozaba de los rasgos suaves y la edad indeterminada de la mezcla de sangre. 

--Hola, Lidda. Toma asiento, por favor --la invitó, indicándole una silla.

Lidda se había reunido antes con la suma sacerdotisa, pero nunca había sido tan formal. Sintiéndose algo acongojada, hizo lo que la Prelada le había dicho. Esta, mientras tanto, puso un papel de secado en el documento sobre el que había estado trabajando. Después lo puso a un lado, cruzó los dedos de la mano sobre el escritorio y miró gravemente a Lidda durante unos instantes que se le hicieron eternos. A la mediana le costaba mantener la mirada de aquellos enormes ojos azules, que ardían en la cara de la sacerdotisa como inquisitivos zafiros. 

--De entre todas las sacerdotisas de este templo, eres tú la que más conoce a la Hermana Briostan --le dijo, con acero en el tono de voz--. ¿Qué sabes de sus actividades en la Lluvia de Estrellas?

Notas de juego

Seresha está tratando de intimidarte. Puedes tirar 1d20+9 (nivel + sabiduría + bono contra miedo) contra CD 19 para que tu personaje no se sienta aplastada bajo su autoridad. Independientemente de que quieras colaborar con ella.

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17/12/2010, 09:54
Lidda Dudley

La actitud de la Prelada desde el primer momento me hizo temblar interiormente. Mientras repasaba mentalmente mis acciones de los últimos días en un intento desesperado de averiguar qué había hecho mal y buscar una justificación para ello, tomé asiento delante del escritorio y aguardé en silencio a su pregunta. En todo momento, mostré una actitud de sumo respeto y cuidada educación, ejecutando la tradicional reverencia de saludo ante una superiora y manteniendo la mirada baja, clavada en mis manos entrelazadas sobre el regazo.

 

Cita:

--. ¿Qué sabes de sus actividades en la Lluvia de Estrellas?

 

Si en cualquier otro momento esa pregunta me habría hecho suspirar aliviada al no ser objeto de la ira de la Prelada, en aquella ocasión el tono imperativo y la mirada fría y dura de la superiora me hizo pegar un respingo. La hermana Briostan se fue esta mañana temprano sin decir nada a nadie...las palabras de Ivodhra dichas escasos minutos antes acudieron a mi mente. Desperada, en un intento de contentar a la Prelada para que me dejase libre repasé mis últimas conversaciones con mi mentora así como lo que sabía de sus actividades.Nerviosa tragué saliva antes de hablar.

- La...la Hermana Briostan lleva bastantes años, al menos los cinco o más que llevo dentro de la Orden, prestando sus servicios en el Club de Aventureros como clérigo de nuestra Diosa..- expliqué con voz casi inexistente mientras miraba a la Prelada un segundo para luego desviar de nuevo los ojos y clavar la vista en el tintero que ésta tenía ante sí.- A menudo, como parte de mi aprendizaje la he acompañado en esa misión...para ayudarla...- vacilante guardé silencio y me la mí los labios resecos. Los nervios habían hecho que las pocas horas de sueño de las que había gozado me pasasen factura, y un punzante dolor de cabeza empezaba a taladrarme detrás de la frente. Estrujando las manos entre sí, resistí el impulso de masajearme las sienes y agregué- los aventureros siempre se han mostrado sumamente agradecidos por dicho servicio...más de una vez la Hermana ha logrado salvar sus vidas...

- Tiradas (1)

Notas de juego

con esa tirada estoy al borde de las lágrimas ^^ por cierto, si se algo más es mejor que me lo digas porque no me acuerdo de mas xD

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17/12/2010, 13:24
Hermana Reverenda Seresha Auric de Tymora

--¡No me cabe duda de que habrá aventureros muy agradecidos con ella! --tronó la suma sacerdotisa.

Seresha se levantó de su asiento y paseó furiosa de un lado a otro de la habitación, con rápidas y enérgicas zancadas. 

--Ha habido un soplo. Alguien está moviendo sustancias ilegales en La Lluvia de Estrellas. Y la Guardia piensa que Yhalandara podría estar involudrada. ¡Han venido aquí, a indagar sobre ella! --dijo en tono de auténtica consternación. Plantó ambas manos en su escritorio produciendo un golpe sordo, y clavó una mirada feroz en Lidda--. No voy a permitir que la buena imagen de nuestra congregación se vea empañada por este asunto. Si estás implicada en esto más te vale ir desembuchando, ¡o la pena que te impongan los Burgueses será pequeña comparada con el castigo que pienso imponerte! Te juegas la excomunión, ¡así que no tientes más tu suerte!

Notas de juego

No te preocupes, mujer. Cuando necesites más información ya te la diré, o te pediré la tirada pertinente si es necesaria. Menudo coñazo sería que te diera una información para que se la repitieras como un loro a una pnj.

En realidad, lo que he venido haciendo es dejarte algunos espacios en blanco para que los fueras rellenando y desarrollar así la historia de tu pj y su relación con los demás. ¿Por qué podría haber llegado Lidda tarde al templo? ¿Estaba siendo Ivodhra deliberadamente cruel con ella o estaba metiendo la pata inadvertidamente porque no sabía lo de sus padres? ¿Podría sospechar Lidda de qué estaba hablando la Prelada?

Y todo sea dicho, has estado rellenando esos huecos maravillosamente hasta ahora. Eres una crack.

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17/12/2010, 15:07
Lidda Dudley

El rugido de la Prelada me sobresaltó tanto que pegué un salto en la silla y a punto estuve de caerme de ella hacia atrás. Con los ojos muy abiertos por la impresión, seguí su figura en su alterado paseo entendiendo a duras penas lo que decía. ¿Sustancias ilegales? ¿Pero qué demonios era eso? Que yo supiera todas las hierbas que nosotras usábamos eran legales...mis divagaciones fueron interrumpidas por las siguientes palabras de Seresha. ¿Excomunión? La sola mención de aquella palabra me hizo hiperventilar y estrujarme aún más las manos histérica. La Prelada no lo entendía....la Orden era TODA mi vida...yo pertenecía a aquello...era el único sitio en el que podía servir a mi gente...en el que podía ser útil...el imaginarme expulsada del templo se me asemejaba lo más parecido a la muerte en vida que podría existir para mí, era...simplemente...inaceptable.  ¡Di algo idiota!

- Señora...de...de verdad que no sé nada sobre ese asunto...- con lágrimas en los ojos me forcé a hablar, a decir algo que sonase coherente en mi defensa-...ni siquiera sé a qué sustancias se refiere...todo..todo lo que yo he visto que la Hermana Briostan ha usado a diario en el Club que yo recuerde es lo mismo que usan el resto de las hermanas...- expliqué mirándola con expresión de súplica, mis ojos atrapados y medio cercenados por la aguda frialdad y dureza de los suyos. Incapaz de detenerla una gruesa lágrima descendió por mi mejilla lentamente-...y yo tampoco he usado nada que no esté permitido...se lo juro...por favor...Señora...no...no me excomulgue...el servicio a la Orden y a nuestra Diosa es lo más importante para mí...- sintiendo una mezcla de angustia y enfado por estar mostrando tanta debilidad me esforcé por no prorrumpir en sollozos. - Si hay algo que pueda hacer para convenceros...se lo ruego, por favor, decídmelo...

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17/12/2010, 15:44
Hermana Reverenda Seresha Auric de Tymora

Seresha mantuvo la mirada durante unos latidos de corazón interminables. No obstante, Lidda percibió que de sus ojos se ausentaba el peligro, como una espada volviendo a la vaina. La suma sacerdotisa giró sobre sus talones y se puso a mirar por la ventana de la habitación. Se agarraba los codos con la manos, y temblaba visiblemente.

--Te creo --dijo al fin--. Si los peores presagios se cumplen, te habrá engañado. Como a todas las demás.

El tono de Seresha era furioso, pero el blanco de su ira parecía ser ella misma en este momento. Durante unos momentos sólo se escuchó el ruido de su respiración agitada. Después, se volvió de nuevo hacia ella.

--He sido demasiado dura contigo. Me he equivocado y lo siento --se disculpó--. Has servido bien a este templo durante estos años. La culpa ha sido mía, por no mantener los ojos abiertos.

Seresha se derrumbó sobre su asiento. De improviso perdió la apariencia de ferocidad, y sólo parecía una mujer muy cansada.

--Pero hay algo que aún puedes hacer por el templo --continuó, masajeándose las sienes con los dedos--. Yhalandara está habituada a verte por La Lluvia de Estrellas. No sospechará de ti. Ve allí y averigua lo que puedas. Si es cierto lo que sospecha la Guardia y ayudamos a desenmascararla nuestra reputación quedará incólume. Oh, y llévate a ese par de amigas tuyas que te acompañan a todas partes. Si te pasase algo no me lo perdonaría.

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17/12/2010, 18:12
Lidda Dudley

Mientras la Prelada se daba la vuelta y temblando miraba por la ventana, aproveché para serenarme y recuperar mi maltrecha compostura. Con un gesto de mi mano retiré las lágrimas que habían mojado mis mejillas y me esforcé por respirar pausadamente para regular los latidos de mi corazón, aprovechando las enseñanzas que la propia Yalandhara me había dado.

 

Cita:

--Te creo --dijo al fin--. Si los peores presagios se cumplen, te habrá engañado. Como a todas las demás.

 

Sus palabras, aún pronunciadas en un tono duro, tuvieron la virtud de relajarme instantáneamente. Sintiendo como una oleada de alivio me recorría contuve a duras penas un suspiro. Aparentando una calma que estaba lejos de sentir observé como la Prelada volvía a su sitio.

- No...no pasa nada, Señora...- logré murmurar ante sus disculpas en tono humilde esbozando una leve sonrisa. Al fin y al cabo ¿qué se debía decir cuando la propia suma sacerdotisa del templo se disculpaba ante una? ¿Ignorar que lo había oído? ¿hacer como que una no había estado a punto de arrojarse de rodillas ante ella suplicando? Observé cómo se masajeaba las sienes y contuve el impulso de imitarla. Mi propio dolor de cabeza, incentivado por el susto recibido había adquirido ahora el tono y el ritmo de una manada de toros salvajes en estampida y empezaba a costarme pensar con claridad. Cuando salga de aqui me tomaré algo...corteza de sauce por ejemplo..- Sí, Señora...le prometo que no la defraudaré...llegaré hasta el fondo de este asunto...la Orden podrá estar orgullosa de nosotras- prometí irguiéndome en el asiento ante la misión que me encomendó a continuación. Por primera vez desde que había entrado, un brillo de resolución y ánimo apareció en mis ojos. Lograría desenmascarar a mi mentora, si es que había sido ella, y si la habían tendido una trampa lograría sacarla de ella. Deseando ponerme en marcha inmediatamente vacilé antes de preguntar- Disculpad, Señora...puedo...¿puedo preguntar de que sustancias se sospecha que ha estado haciendo un uso ilegal?

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17/12/2010, 18:58
Hermana Reverenda Seresha Auric de Tymora

Seresha esbozó una sonrisa forzada cuando Lidda afirmó que estarían orgullosas de ellas. Después contestó a su pregunta:

--Sakrash --replicó--. También llamada Mente en Penumbra. Es una droga que se fabrica en Thay y en Mulhorand. Sirve para bloquear los intentos mágicos de asaltar la mente. Me preocupa a quién se la estarán vendiendo y por qué.

Suspiró.

--Ten cuidado.

Notas de juego

¿Algo más que preguntar a la jefa? Si no, salte fuera. Te puedes encontrar con Ivodhra y con Emoere a la salida de las dependencias.

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19/12/2010, 11:20
Lidda Dudley

Esforzándome por memorizar el nombre de la droga, asentí ante su advertencia.

- Estad tranquila, mi Señora...- le aseguré esbozando una ligera sonrisa de confianza mientras me ponía en pie. Haciendo una reverencia pronunciada moví las manos haciendo el gesto de Tymora en señal de despedida y con una nueva resolución anidando en mi diminuto cuerpo salí de la estancia a pasos lentos y medidos. Sólo cuando hube cerrado la puerta tras de mí y me encontré a solas en el pasillo, eché a andar presurosa en dirección a la amplia bóveda del Templo. Teena una vaga idea de dónde podían estar mis amigas dada la hora del día y, tras preguntar a varias personas que me encontré en mi camino, por fin me detuve ligeramente jadeante al pie de la estatua de la Diosa que se erguía al fondo. Haciendo gala de su habitual dulzura y buen gusto Eomere tarareaba para sí mientras colocaba de forma estudiada nuevas flores en la base de piedra, mientras con un gesto de evidente aburrimiento Ivodhra, un poco más allá, cortaba los papilos de las velas y sustituía las viejas. Intentando ignorar mi dolor de cabeza le hice un gesto para que se acercara antes de hablar.

- Chicas....la Prelada nos ha encomendado una misión...- al decir esto no pude evitar erguirme llena de orgullo. Casi se me llenaba la boca con la palabra. No en vano, era nuestra primera misión de verdad. Mirando alternativamente a ambas añadí en un susurro aún más pronunciado- deberiamos ir a un sitio más...privado...donde pueda explicároslo. Por supuesto, es de suma importancia que nos pongamos a ello de inmediato. 

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19/12/2010, 11:50
Director

Lidda pasó del terror a ser excomulgada a estar henchida de orgullo en el transcurso de la conversación. ¡La mismísima Prelada había considerado que ella la candidata más idónea para una misión para el Templo!

Cuando vio a sus amigas fue como si las viese por primera vez. Ivodhra era una semielfa alta y fibrosa, con más sangre humana que élfica. De las tres amigas, ella era la más fuerte y pendenciera. Su padre había servido en la Guardia de la Rastra y le había enseñado a pelear. Al contrario que ellas, Ivodhra era una hermana seglar: ferviente seguidora de la Dama Sonriente sí, pero que nunca había pronunciado los votos.

Emoere, por el contrario, era chica dulce, tranquila y de carita simpática. Había nacido con un don natural para manejar el Arte, aunque Lidda jamás la había oído alardear de ello. Así era ella: nunca se quejaba, y siempre tenía oídos para los problemas de los demás.

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19/12/2010, 12:03
Emoere de Tymora

Emoere sonrió cuando vio a Lidda. Cogió una flor con la intención de regalársela a Lidda, pero se detuvo a mitad del gesto. Era un gesto que resultaba extraño en su rostro, que parecía hecho para sonreír.

--Claro --dijo dejando la flor en su sitio, a toda prisa. Intercambió una mirada con Ivodhra antes de añadir--: vayamos a la sacristía. Allí no nos molestará nadie.

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19/12/2010, 12:06
Ivodhra

Ivodhra suspiró y cerró la marcha para seguir a sus amigas. El tintineo de la fina cota de mallas que llevaba bajo el tabardo y el aire de serena naturalidad con el que la semielfa caminaba con la mano descansando en la empuñadura de la espada siempre proporcionaban a Lidda una extraña sensación de seguridad.

--¿Se puede saber a qué viene este misterio? --bufó Ivodhra cerrando la puerta de la sacristía tras de si--. Me estáis poniendo nerviosa con tanto susurro.

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20/12/2010, 08:49
Lidda Dudley

Tras comprobar con la mirada que la sacristía estaba vacía me volví hacia ellas y las miré con el rostro serio, la delgada línea de mis cejas curvada en gesto de preocupación y sin rastro de la casi sempiterna sonrisa en mis labios. No solo con mis palabras, pero también con mis gestos quería dar a entender a Ivodhra que mi actitud no era en absoluto ninguna chanza. Para estar más o menos a su misma altura pegué un saltito y me subí en la pesada mesa de madera que había en el centro de la estancia.

- Menudo susto he pasado con la Prelada...pensé que me excomulgaban...- comencé a explicarme entre susurros, instando con la mirada a la semielfa a que ella también usase ese tono- por lo visto ha habido un soplo a la guardia sobre que en el Club de Aventureros se está traficando con una sustancia ilegal...Sakrash la llaman...no sé por qué la Guardia ha sospechado de la Yhalandara, de la Hermana Briostan....y han venido a pedirle cuentas a la Prelada...- había hablado a toda prisa mirándolas alternativamente. Con las manos me agarraba al canto de la mesa para no caerme y mis pies de vez en cuando se balanceaban por voluntad propia en el aire.- Por eso me ha llamado...estaba tan enfandada...- me estremecí al recordarlo y tuve que tragar saliva- sospechaba que yo estaba involucrada...imagináos...yo que ni había oído hablar de esa sustancia...ni siquiera sé como es...- pensativa me callé. ¡Oh por nuestra Señora! ¡Se me ha olvidado preguntarle a la Prelada qué aspecto tiene la droga! dándome cuenta del error fruncí el ceño, enfadada conmigo misma.

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20/12/2010, 09:37
Emoere de Tymora

--¡Uf, Lidda! ¡Menudo mal trago has debido pasar! ¿Estás bien?

Emoere pasó un brazo por los hombros de su amiga y la estrechó para reconfortarla.

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20/12/2010, 09:39
Ivodhra

Ivodhra se miró las uñas en un gesto ocioso.

--Así que la Hermana Briostan ha estado recibiendo unos ingresillos fuera de control --se sonrió la semielfa--. ¿Veis? Por eso nunca llegué a ingresar en la orden. El sueldo de sacerdotisa no da para caprichitos.

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20/12/2010, 09:42
Emoere de Tymora

--¡Ivodhra! --se escandalizó Emoere--. ¡Estamos hablando de infringir la ley! Si es cierto lo que la Guardia sospecha, la Hermana Briostan podría acabar en la cárcel.