Partida Rol por web

Las Tierras de los Valles

4. Pérdida.

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04/02/2010, 10:03
Director

El alba despuntaba en Faerûn, inundando con sus rayos dorados los edificios de Ciudad de Valle de la Rastra. Kanizhar se desperezó, se levantó de la cama y se lavó la cara en una vasija. Se dispusto a desayunar justo en el instante en que alguien llamó a su puerta. Aún soñoliento se dirigió a la entrada y abrió la puerta para ver quien era a esa temprana hora de la mañana. En el umbral se erguía una joven de algo más de veinte primaveras y metro setenta de altura. Era de complexión delgada, intuyéndose incluso bajo las ropas gruesas y propias de una primavera recién estrenada. Su melena castaña enmarcaba un rostro ceniciento, y miraba a Kanizhar con unos ojos enrojecidos y tristes.

Se le erizó el vello de la nuca. Algo iba mal.

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04/02/2010, 10:14
Hanna

Hanna cogió aire y miró al hombre de arriba abajo un instante, y luego centró la vista en su mirada, llevando las manos a la espalda en una pose formal.

Señor Kanizhar, imagino. Dejó un segundo de pausa. vengo de parte de la congregación de la Casa de Mystra, y lamento de veras que sea para darle malas noticias.

Esperó a que el hombre se "preparase" mentalmente para recibirlas, y entonces corroborar lo que quizá intuía.

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04/02/2010, 10:36
Kanizhar

Sorpresa fue lo primero que apareció en el rostro de Kanizhar. Las jóvenes atractivas como aquella no acudían a su morada normalmente, pero la cara de la muchacha dejaba ver que eso no era una visita social, y sus palabras corroboraron sus sospechas.

La miró por unos segundos, tratando de descifrar el motivo de su visita, pero fue en vano. Sin embargo, un mensajero de la Casa de Mystra sólo podía relacionarse con su madre. ¿O es qué tenía otros asuntos con su clero?

-Así es. Por favor, pasa- Kanizhar hablaba con voz grave y tranquila, y se apartó del umbral a la vez que invitaba a la joven a entrar con un gesto. -¿Y tú eres...?-

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04/02/2010, 11:00
Hanna

Hanna se llevó la mano a la frente un instante.
Ah, si, disculpe... soy Hanna. Asintió accediendo al ofrecimiento y pasó. Se notaba que no le gustaba hacer esta visita, y su mirada hacia Kanizhar era... extraña, mezcla de curiosidad, consuelo y cautela. Una vez dentro, echó un vistazo a la casa y de nuevo le miró.

Es sobre su madre, señor. Dijo cuando el hombre hubiera cerrado la puerta o pareció que no convenía retrasarlo más para no ponerle más nervioso. Ha fallecido esta misma mañana... Cogió aire. Le acompaño en el sentimiento...

Descruzó los brazos de su espalda, para dar una impresión menos formal y más cercana. Su mirada fue bajando hacia el suelo. Aunque suelan ser unas palabras formales, daba la sensación de que realmente... le acompañaba y compartía el sentimiento de tristeza.

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04/02/2010, 11:11
Director

Notas de juego

Aprovecha el vistazo que ha echado Hanna para describir un poco tu hogar.

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07/02/2010, 09:54
Kanizhar

El hogar de los Vilion estaba situado en algún punto entre la Casa de Mystra y el Mercado de la ciudad. Desde el exterior se veía que la pequeña casa estaba bien cuidada, aunque seguía teniendo un aspecto humilde que no desentonaba con el resto de residencias. Apenas entró, Hanna pudo ver un interior bien iluminado gracias a una gran ventana en el frente. El suelo de madera crujió bajo sus botas, ya que la casa tenía sus años. La habitación en la que se encontraban ocupaba toda la primer planta, conformada por el comedor y una cocina en el fondo. En ella había una mesa y tres sillas con algún que otro diseño, y una chimenea que dejaba ver las cenizas de la noche anterior. A la derecha, junto a la cocina, una escalera de caracol llevaba al segundo piso, tan grande como la planta baja.

Una vez la muchacha entró, Kanizhar cerró la puerta y le ofreció asiento con un gesto, mientras él se sentaba sin esperar que Hanna respondiera a su ofrecimiento. El corazón comenzó a acelerársele cuando se hizo mención de su madre, ya que no enviaban mensajeros con noticias de ella a menudo. Después de todo, no estaban demasiado lejos del templo.

Hanna no tardó en dar la noticia, y el rostro inexpresivo que el clérigo tuvo desde un principio, no cambió. Miraba la chimenea, recordando los momentos que habían pasado juntos allí, riendo, a veces leyendo. Retuvo las lágrimas, lo que le hizo fruncir el ceño apenas. Ahora le costaba mantener la seriedad. Respiro profundamente, para voltear hacia la muchacha. -¿Qué... qué fue lo qué pasó?- inquirió, casi con voz temblorosa.

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07/02/2010, 15:14
Hanna

Hanna se sentó al lado de Kanizhar, poniéndole una mano en la rodilla, dando un suave apretón. Tomó aire, pero con todo y con eso no fue capaz de decírselo mirándole a los ojos. Su mirada estaba perdida en algún punto de la chimenea.

Esta mañana, cuando iba al templo, la ví... tirarse desde la ventana de su habitación. Parecía realmente triste... En ese momento sí que le miró. Aunque quizá no sea consuelo, creo que sus últimos pensamientos fueron para usted. Llevaba en la mano una pulsera que le hizo cuando era un niño.

La expresión de Hanna denotaba que también estaba conteniéndose... de hecho, lo estaba haciendo desde que la vio caer. A la muchacha no le gustaba llorar delante de los demás, y menos aún delante de desconocidos.

Era una mujer... maravillosa, señor. Para mí una amiga. Mis condolencias.

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08/02/2010, 08:53
Kanizhar

Kanizhar le miró a los ojos, pero desvió su mirada hacia las manos de la muchacha apenas hizo mención de la pulsera, en busca de la misma. Miró la mano posada en su rodilla, y luego el suelo, inclinado hacia adelante, con los dedos cruzados. Observó las maderas bajo sus pies por un buen rato, sin decir palabra. Un minuto de silencio era lo menos que Deniria se merecía. Su expresión no cambió, pero una lágrima silenciosa se deslizó por su mejilla, estrellándose contra el suelo.

-Lo se- contestó firmemente el último comentario de Hanna. -¿Dónde está ahora? Quiero verla- dijo, aunque parecía que estaba rogando.

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08/02/2010, 09:21
Hanna

En el templo. Respondió sin demora, y a la súplica del hombre respondió levantándose. Claro, vamos. Omitió cierto detalle, esperando que no tuvieran que esperar. Si debían hacerlo, ya le explicaría.

Aguardó a que recogiese o hiciese lo que necesitara, y cuando salían no pudo esperar más a formular una pregunta que la corroía, mientras caminaban hacia el templo.
Kanizhar... Por... ¿Porqué puede haber hecho eso? En el templo ninguna se lo imaginaba... Le miró. Y esas cosas por lo general se ven venir o se intuyen o algo.... Parpadeó cogiendo aire ¿Había estado extraña o algo así, tenía algún problema que no nos hubiese contado...?

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08/02/2010, 09:36
Hanna
Sólo para el director

Por si escondiese algo o intentase trolarme, algo así.

- Tiradas (1)
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09/02/2010, 09:54
Kanizhar

Tardó en levantarse, pero al final lo hizo. Dudaba de querer ver a su madre. Por un aldo no podía esperar, ¿pero cómo la encontraría? Se preguntaba si valía la pena verla en un estado tan... deteriorado. Se dijo que sí. Le debía mucho más que rendirle simples honores. Se levantó junto a Hanna, y sin más preparativos que los mentales, salieron de la casa hacia el templo.

Atendió a la pregunta de la muchacha, y al mismo tiempo se la hizo a sí mismo. No se le había ocurrido eso, pero tampoco había tenido tiempo de hacerlo. Supuso que Hanna si.

-No... no lo se. Ella, se portaba de manera normal. Yo tampoco hubiera imaginado que...- ...se suicidaría. -Jamás lo hubiera imaginado- susurró, mirando al suelo mientras caminaban. Se concentró en sus recuerdos. En los más felices. Imaginó la reacción de su padre ante la noticia, pero creyó que sería mucho peor. Durante el resto del viaje, estuvo taciturno y melancólico, como si estuviera muy ocupado recopilando cada momento de su vida junto a su madre.

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09/02/2010, 22:00
Director

Durante el camino a la Casa de Mystra, Hanna preguntó a Kanizhar sobre su padre. Él le contó que se llamaba Orestes, y que a esa hora del día estaría abriendo su puesto en el Mercado de la Rastra. Hanna había oído el nombre antes, pues era el mejor armero de la localidad. Sus espadas eran bellas y fuertes, y se decía que su temple podía aguantar el aliento de un dragón rojo. Por lo que Kanizhar comentaba, pese a que no le faltaban encargos de los aventureros del Club de la Lluvia de las Estrellas, le gustaba pasar de tanto en cuanto por el mercado para vender mercancías más comunes y tener contacto con la gente. Aunque, al parecer, desde que una mujer llamada Khaila había dejado el oficio de aprendiz, tenía demasiado trabajo como para bajar a menudo.

Ascendían por la calle Miorrefugio y, cuando la Casa de Mystra ya era visible, vieron a una figura encapuchada y envuelta en una capa a un lado del camino. Miraba al templo de la Dama de los Misterios con un ademán pensativo.

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10/02/2010, 08:28
Kanizhar

A pesar de la actitud de Kanizhar, Hanna intentaba entablar una conversación con el clérigo. Tal vez por amabilidad, tal vez por curiosidad, no tenía idea, pero al final lo logró. Le contó sobre el resto de su familia, es decir, su padre. Si bien no se había olvidado de todo, la muchacha había logrado reconfortarlo un poco. Contacto era lo que le faltaba al hombre, y se notaba a leguas, por su timidez y sus formalidades, además de un ligero tartamudeo. Kanizhar no había sido capaz de mirarle a los ojos nuevamente.

Una vez comenzaron a divisar el templo, el clérigo apuró el paso sin notarlo, inconscientemente ansioso por ver a su madre. Volvió a su velocidad normal cuando el temor despertó en él nuevamente, recordándole que era su cadáver lo que vería. Continuaron la marcha, y un misterioso hombre -¿o era una mujer?- envuelto en ropas observaba la Casa de Mystra, apartado del camino. Su presencia llamó la atención de Kanizhar, tal vez porque creía conocerlo. A una distancia prudente de la figura, la suficiente como para no ser oído, se acercó a Hanna para susurrale. -¿L... lo conoces?-

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10/02/2010, 09:29
Hanna

Hanna no solía ser muy habladora, menos aún con desconocidos, pero también le convenía charlar un poco. Además... tenía intención de aclarar lo que le había sucedido a su amiga, o al menos entenderlo... Aclararlo era lo único que podía hacer por ella en esos momentos. Y entenderlo lo haría por ella misma, por no quedarse con la duda de qué le pasó.

Llegando al templo se toparon con aquella figura. Desconfiada por naturaleza, frunció un poco el ceño. Kanizhar preguntó si le conocía, a lo que Hanna negó.
Si le conozco, no le reconozco. Y si no le conozco, lo arreglo ahora mismo.

Echó a andar hacia la figura encapuchada, con intención de preguntarle o tratar de verle bajo la capucha, en cuanto estuviera cerca.

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10/02/2010, 10:50
Desconocida

La figura giró sobre sus talones al escuchar el sonido de los pasos de Hanna y Kanizhar. Esperó pacientemente a que llegaran a su altura. La capa de lana marrón disimulaba las formas de su cuerpo, y la amplia capucha arrojaba profundas sombras sobre su rostro. Pero era innegable que era mujer humana, joven y estilizada. Sus rasgos parecían suaves y hermosos, tenía la piel suave y blanca y los labios carnosos y rojos como la grana.

-Bienhallados -dijo con una voz dulce y melodiosa que no tenía nada que envidiar a la de una trovadora. La pronunciación era khondazhana, no cabía duda, aunque no era exactamente la que se usaba en los Valles.

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10/02/2010, 11:31
Hanna

Hanna asintió a modo de saludo.
Buenos días... Soy Hanna, pertenezco a la congregación de ese templo. ¿Puedo ayudarla en algo, señorita...?
La adepta trataba de mirar por debajo de la capucha. De entrada no parecia haberla reconocido, pero si también se presentaba, saldría de dudas.

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10/02/2010, 16:21
Desconocida

La aludida inclinó la cabeza, acompañando el movimiento inquisitivo de Hanna, de forma que las sombras de la capucha se hicieron aún más profundas.

-¿No es irónico preguntarle la identidad a un encapuchado? -los labios, lo único visible de la mujer se curvaron en una sonrisa sardónica-. Tengo asuntos que tratar con la prelada del templo. Tu ayuda, Hanna de Mystra, sería bien recibida si pudieras concederme una audiencia con ella.

Notas de juego

Hanna puede hacer una tirada de avistar contra CD 15 para atisbar algún rasgo de la desconocida.

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10/02/2010, 16:40
Hanna

A Hanna se le puso una expresión un tanto más seria.
Mmm... no recuerdo haberle preguntado su nombre, señorita. Pero ahora que lo dice, si desea hablar con la Señora del Misterio, tendré que decirle quién pregunta por ella, como imaginará.

Se llevó las manos a la espalda y sonrió.

Y ya que estamos con ironías, otra pregunta interesante sería... ¿Porqué confiar en una desconocida que ni siquiera se deja ver? Es poco considerado por parte de alguien que pide un favor, no cree?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Joé compadre CD15 pa una triste capucha a un metro y pico xD

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10/02/2010, 16:55
Desconocida

-Tienes toda la razón. Si no era una pregunta tácita, lo de mirar bajo mi capucha era descortesía simple y pura. O curiosidad malsana -sonrió enseñando una dentadura perfecta-. Características en cualquiera de los casos muy denostables en una chambelán. Por que eso es lo que sois ¿no? Anunciándome y todo eso. Pensaba que esto era un templo de Mystra, no la corte del rey Azoun.

Suspiró e hizo un gesto vago con la mano, como restándole importancia al asunto.

-En fin, estoy más acostumbrada de lo que desearía a esta burocracia idiosincrática de los estamentos más ignominiosos del clero. ¿Os dejaría más tranquila saber un nombre? Pues muy bien, me llamo Xintrae Zunthar. ¿Puedes anunciarme ya a tu Señora del Misterio?

Notas de juego

La CD 15 es precisamente porque la encapuchada trata activamente de ocultar su rostro inclinando la cabeza. Si fuese tu pj el que tratase de ocultarse seguro que lo verías lógico xD.

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10/02/2010, 17:32
Hanna

Hanna cogió mucho aire, aguantando la perorata de la desconocida. Podría responderle que no era ninguna chambelán, podrían discutir tontamente, además en cualquier caso, quien ha pedido que le "concedan audiencia" ha sido ella... y tampoco era un día en el que le apeteciera discutir.

Pues si no quiere burocracia no "solicite audiencias"... y simplemente pase, en lugar de pensárselo. Disculpe si no me demoro más, pero este señor y yo tenemos hoy un día funesto y negro por delante, señorita Zunthar.

Inclinaría la cabeza a modo de despedida, pero ya que no iba a ver el gesto, puesto que no la estaba mirando, lo dejó pasar.
Pase, y sea bienvenida.
Dijo yendo hacia las escalinatas, aún con las manos a la espalda.