Partida Rol por web

Ilse quedó completamente paralizada al escuchar al prior. ¿Que hacía él allí? Normalmente los altos cargos no bajaban a ensuciarse las manos directamente en las operaciones de campo.

Sí que es él.- confirmó a Adrian.- He oído su voz antes. Aunque no sé que hace el prior Schreiber aquí. - Entonces, como en un flashback esas letras llegarón a su cabeza. Schreiber era el supervisor del proyecto B047 lo había visto escrito en el sobre que encontraron abajo. Al relacionar estos dos hechos supo que la misión había fracasado y esta vez era completamente verdad.

Poco a poco, con bastante esfuerzo salió de aquel bunker para ver lo que el prior tenía preparado para todos ellos.

Adrian siguió a Ilse manteniéndose a una distancia prudente, para que el Prior no le viese pero decidido a disparar si hacía falta. No se fiaba del prior, era raro que estuviese allí, especialmente después de la orden que le había dado...Y entonces los acontecimientos cambiaron.
Siguiendo su entrenamiento de soldado sacó el silenciador que siempre llevaba el la pernera del pantalón y le colocó con habilidad, apuntando con el arma al cuerpo de la joven. Un blanco fácil, una orden fácil, su superior preparado para ver como cumplía las órdenes...y sus deudas se verían pagadas.

"¡ClicK!-Piuff"

Un ridículo chasquido en lugar de una explosión brotó del revolver de Adrian y la bala voló hasta incrustarse en entre la espalda y el cuello de Ilse, seccionando la médula osea y haciendola caer al suelo.

—Lo siento princesa...órdenes son órdenes

Kellen hizo crujir las vértebras de su cuerpo con un movimiento rápido y preciso... le hacía pensar mejor en la situación. Aquellos cuerpos parecían inertes pero si de algo no se fiaba en aquel momento es de un supuesto tipo con aspecto de muerto. Y menos cuando este presentaba una descomposición prácticamente nula tras tantos años de suspensión en aquel líquido. El líquido...

Adrian había desoído su indicación de entregarle la petaca pero probablemente no fuera necesario. Era probable que en alguno de aquellos armarios hubiera algún matraz o algo que pudiera contener una muestra de aquello. Aunque simplemente fuera una probeta con un tapón improvisado. Si sólo pudiese llenarlo de aquella solución tendría todo lo necesario para continuar y salir de aquella tumba viviente cuanto antes.

- Ayúdame a buscar, Martin. - ordenó el caballero.

Martin removió el lugar pero allí no había nada que les pudiera servir de algo. Ni siquiera sabían que era exactamente lo que estaban buscando o que hacían allí.

-Jefe, todo lo que hay aquí hace mucho tiempo que dejó de tener importancia. Algo me huele mal y no me refiero al olor de esas cosas y la humedad, no entiendo por que si el alto mando sabía que esto existía no envió a un grupo para esto y lo puso en funcionamiento hace tiempo si de verdad es importante...-reflexionó en voz alta.

El cuerpo de ilse cayó como un fardo pesado dejando un pequeño destello de sangre en su caída. Allí abajo al fondo de las escaleras el cuerpo de la mujer que estaba a punto de promocionarse a caballero estaba inerte. Al final, en contra de lo que su mentor creía, la mujer si había tenido mala suerte. ¿Y Adrían? El prior seguía llamando a Ilse por el megáfono. Abajo solo quedaban Kellen y Martin que no habían oído nada y los de arriba tampoco parecían haberse enterado del altercado. 

Adrian subió con dificultad hacia arriba  y arrastró el cuerpo de la mujer. Una vez fuera ...

Adrían iba a entregar a ilse, sujetando a la mujer con un solo brazo mientras subía. Pero algo salió mal. apenas pudo ver el exterior cuando escucho un disparo, notó algo ardiendo por encima de su oreja y al instante el hombre agachó la cabeza volviéndose a meter en el búnker y dejando a caer a la chica de nuevo escaleras abajo. 

¿Qué demonios estaba pasando? ¿Quizás se pensaron que era la chica quien se asomaba?

Escuchasteis un disparo ahogado, un arma de gran calibre. Había sonado lejos, como si procediese del exterior...

Al cabo de unos segundos se escuchó la voz de Adrian gritando como loco.

¡¡JODER!! gritó ¡¡KELLEN!!¡¡¡ MARTIN!!!¡¡Han dado a Ilse!!

Aquella era la suya...Adrian no era muy inteligente pero a él le habían dicho que la cuervo tenía que morir...nada más. El joven dejó caer el cadaver al fondo del bunker que resonó con fuerza y bajó las escaleras rapidamente pese al dolor, desmontó el silenciador y lo volvió a poner en su sitio.

¡¡JODER!! gritó ¡¡KELLEN!!¡¡¡ MARTIN!!!¡¡Han dado a Ilse!!

El caballero levantó la cabeza de súbito ante el grito del agente Aniukov. La cosa pintaba fea. Por un momento Kellen pensaba que lo peor de aquel berenjenal en el que le habían metido, aún a pesar de no saber muy bien por qué, ya había pasado con el ataque de los despojos que acababan de combatir en el pasillo. Pero no... afuera les esperaban. ¿Quiénes? ¿Quién podría conocer la existencia de aquel bunker? ¿Penrod no había aportado ni un solo dato y aunque estuviera vivo era complicado que lo fuese a hacer. Maldito viejo cabezota...

- Vamos, Martin. ¡Rápido!

Kellen echó a correr por los pasillos desandando el camino anteriormente hecho. Mientras extrajo la pistola y comprobó que el cargador aguantase otra embestida. Muchas preguntas y muy pocas respuestas... y una amenaza vital constante. Ese era el trabajo de los templarios.

Cuando llegaron Kellen y Martin a la entrada del bunker no podían creer lo que estaban viendo. Allí, a los pies de la escalera se encontraba Adrian, recostado en la pared y con la cara llena de sangre de alguna herida que tenía en la cabeza. Frente a el la chica,completamente inerte, estaba tendida en el suelo con una herida visible cerca del cuello y su sangre empezaba a empapar el suelo.

—Joder joder...el puto Schreiber...el puto Schreiber  nos ha pegado un par de tiros...¿Está...?— Adrian trataba de apretar el cuello de Ilse pero la sangre manaba a raudales. El lugar era imposible de tratar con primeros auxilios y en el fondo, el joven sabía que la chica estaba muerta.  Finalmente se limpió la sangre de Ilse en la camiseta y murmuró mientras trataba de taponarse la suya propia—Esos hijosdeputa quieren matarnos...

-¡¿Cómo que os ha disparado el Prior?! ¡Eso ni siquiera tiene sentido! ¿Por que iba a hacer eso?-dijo Martin nervioso mientras observaba aquella escena.

—Pues eso, joder...La subí arriba, el prior de los huevos la llamó por su nombre se giró a preguntarme si también creía que era él y empezaron a dispararnos.— Adrian se llevó la mano a la herida. Iba a quedar una cicatriz muy cantosa...más le valía dejar aquel jodido trabajo y el juego, ir a terapia...bah...no se engañaba. La gente como él nunca cambiaba, solo quedaba salir de aquella con vida.—¿Qué coño hacemos? 

Kellen hizo un sonido sordo. Como un grito que no salió de su garganta sino que más bien quedó atascado en su pecho. Una especie de rugido... algo tremendamente visceral. Se acercó al cuerpo inerte de Ilse y le acarició el rostro.

- Lo siento pequeña... lo siento muchísimo... - dijo en voz muy baja.

El caballero le cerró los ojos y depositó un beso en la frente de la chica. Quizá una lágrima podría haber resbalado por su cara hasta perderse en las arrugas que el tiempo había sembrado en ella pero habría sido difícil de ver. De asegurar. Kellen parecía que siempre estaba concentrado. Siempre pensando en un plan. Aunque en aquella situación no pudiese ni siquiera recordar porqué había empezado todo aquello. Ni porqué eran ellos los elegidos para destapar aquel secreto que, a todas luces, los Caballeros deseaban seguir dejando oculto bajo tierra para siempre.

- Supongo que es una emboscada, ¿no? - preguntó a Adrian. - ¿Puedes andar, muchacho? ¿Puedes disparar? ¿Y tu Martin... estás listo?

Si... ahora si parecía que en la mente del veterano caballero había un plan.

—Mas o menos jefe...pero...¿Qué hacemos ahora? 

Adrian miraba el agujero de la salida con el ceño fruncido. No quería reconocerlo pero estaba algo preocupado. El joven hizo crujir las manos y miró a Ilse. 

—Hablamos con ellos o...¡joder! esto es una ratonera.

-Estoy listo señor-dijo sin apartar la vista del cadáver de Ilse. aquello era un cuello de botella, no podían subir las escaleras de mano salvo de uno en uno y si tenían un tirador apostado fuera los mataría uno a uno fuera o dentro del Búnker. Aquello era el fín.

—¿Entonces que? ¿Salimos uno a uno como patitos de tiro?—Adrian miraba a Kellen. Ahora mismo era el único que mandaba allí abajo y había que seguir sus ordenes.—¿Qué coño hacemos? Nos identificamos y hacemos recuento de los vivos, salimos, tiramos un puto explosivo fuera....¿o que?

- El plan... - repitió Kellen a las palabras de sus compañeros como una letanía... como una condena. - El plan es que no tenemos plan. No tenemos alternativas. Aquí dentro moriremos y si salimos nos acribillan. Las opciones son nulas. 

Kellen miraba hacia los lados intentando dar con otra solución diferente a la que estaba medrando en su cabeza. Realmente era algo tan descabellado que las probabilidades de éxito eran prácticamente irrisorias.

- A estas alturas tenemos muchas incógnitas y muy pocas cosas claras. Nuestra organización nos quiere muertos. De hecho el viejo se preocupó a conciencia en fingir su propia muerte supongo ahora que para evitar que los nuestros le dieran caza. Y ahora, al final, ha acabado igual. En nuestro caso no parece que nos espere un destino diferente. Por algún motivo no quieren que nada de lo que hay aquí dentro salga. Nada. Vivo o muerto. Ni siquiera la información que hayamos podido extraer en nuestra visita. Ni siquiera algo que... - Kellen había encajado una pieza sin saberlo. - ... algo que podamos sacar con nosotros aunque no lo sepamos.

El caballero suspiró profundamente. No había opción.

- Esto era un laboratorio de experimentación donde algo debió de salir mal... o demasiado bien... quizá investigaban para hallar una vacuna. O una nueva arma química. El caso es que esto pinta que podemos haber estado expuestos a esa... toxina. Y por eso no nos van a permitir escapar. Dicho esto, ¿por qué enviarnos aquí entonces? ¿Por qué destapar la caja de Pandora si no quieres que salga lo que se encuentra en su interior? De cualquier manera propongo lo siguiente.

Kellen miró fijamente a los ojos de los dos hombres. Con sinceridad... sin rango. Al fin y al cabo cuando uno va a morir, sobran los galones.

- Activemos el mecanismo de autodestrucción del bunker. Lo ponía en la carta al director del centro, ¿recordáis? La pared este del despacho... Uno de nosotros lo activará y los demás le esperarán en la puerta de la escotilla. Quizá se forma suficiente revuelo, polvo... quizá llamas... para parapetar nuestra salida. Pienso que si llegamos al bosque podremos conseguirlo. La organización verá que el bunker ha quedado definitivamente destruido y puede que incluso nos dé por muertos.

Una vez verbalizado le pareció aun más loco aquel plan.

- ¿Y bien...?

Adrian no era partidario de las soluciones heroicas. Simplemente quería salvar su pellejo y, pese a haber cumplido escrupulosamente con las ordenes del jodido prior, intuía que no iba a cobrar su recompensa. Sin embargo, seguía sin ser un jodido héroe. 

—¡Eso es lo que quieren ellos! ¿Y sabe que jefe? Si me quieren pegar un tiro que lo hagan, pero que esto lo destruyan ellos. ¡No hay posibilidades de que el puto bunker se destruya y nosotros escapemos...si un lumbreras como yo lo sabe, usted también lo sabe.—Adrian bufaba mas que hablaba, sabía que era irrespetuoso pero continuó...al fin y al cabo uno no podía ocultar lo que sentía.—Yo propongo que les tiremos unos cuantos explosivos. Quizás se asusten lo suficiente, o quizás con suerte les reventemos un brazo o una pierna