Partida Rol por web

Las sombras ya se proyectan más allá de lo que a todos os gustaría. Uno de los soles ha desaparecido por completo del horizonte y al otro le falta muy poco, tal vez una hora.
Vuestros estómagos empiezan a rugir y vuestras bocas parecen tener gusto de arena pero por el momento no habéis visto nada más que rocas y más rocas además de tierra árida.

Seguís un sendero escarpado entre el cañón que no estáis seguros de a dónde os conducirá pero parece haber sido transitado varias veces así que aún conserváis la esperanza. Repentinamente las gruesas rocas desaparecen de vuestra vista y podéis ver más allá.

Bajo vuestros pies, a unos 10 metros de distancia, distinguís varias chozas y casas que parecen haber sido abandonadas hace bastante tiempo pero aún así se conservan en pie y podríais encontrar refugio y quién sabe si algunas cosas más. Incluso distinguís un par de vehículos destrozados y una antena de satélite o algo similar medio descolgada.

El pequeño pueblucho, si puede llegar a catalogarse de tal manera, está asentado en una explanada pero más allá y algo a lo lejos distinguís incluso algo de vegetación, no demasiado distinta de la de la Tierra a simple vista pero tampoco podéis ver distinguirla con demasiada nitidez.

Podéis llegar hasta él con bastante facilidad a través de otro sendero más estrecho y escarpado que os hace ir en ziga-zaga hasta llegar abajo.

El camino se me va haciendo cada vez más pesado a medida que avanza el tiempo. Desde que he despertado lo único que he hecho ha sido correr y andar. Empiezo a tener hambre y sed y el ambiente desértico no ayuda en nada. Cada vez siento más rabia hacia el suelo polvoriento. A cada paso que doy noto como mis botas, las que conseguí de aqul cadáver, se hunden ligeramente en esa tierra seca que no hace demasiado tiempo ya transitó alguien. Ese es el único aliciente que me impide pararme.

 Sin embargo nuestro camino termina con una buena noticia. Después d eun largo rato caminando y cuando ya uno de los soles se ha ocultado encontramos un poblado de casa claramente abandonado pero que puede servirnos de algo, aunque sólo sea para descansar.

-Joder...ya era hora.- digo resoplando ligeramente.- Esto si que ha sido suerte ¿eh?. Pensé que nunca encontraríamos nada de civilización, aunque parece un lugar abandonado.- me cuesta hablar por la sequedad que siento en la boca y también me cuesta mucho tragar saliva. Mientras observo los tejados de las casas sólo espero que haya algo de agua potable dentro de alguna de ellas.- Al menos podremos dormir bajo techo y con suerte hasta puede que encontremos agua yalgo de comida.- digo con excesivo optimismo. La verdad es que la posibilidad de encontrar víveres puede ser remota.- Vamos a explorarlo ¿no?. Si nos dividimos investigaremos más terreno en menos tiempo ¿qué decis?.- la verdad es que estoy ansioso por buscar algo que sea útil. O almenos hacer algo que no sea andar sin rumbo fijo...

Bueno, parece que hemos tenido una pizca de suerte. Lo que no tengo claro es si esto es Washington, no es que me imaginara nada. Pero si me había imaginado algo con ese nombre, no era esto precisamente.

Karim había estado callado desde la caída. Se mostro preocupado por Epsi, pero desde la distancia, porque el mismo sabia cuando no había que atosigar a la gente. El mismo se recordaba en situaciones muy peliagudas, claro que esas situaciones no habían existido al parecer.

Sin embargo se animo bastante al ver el poblado. Tanto si había gente como si estaba desierto, era una gran oportunidad de pasar la noche a cubierto. Aun no sabían suficiente sobre la climatología del planeta, así que era posible que por las noches llovieran estrellas, o alguna cosa por el estilo.

Barrio la sensación que le sobrevenía cada cierto tiempo, de que era un bebe que no sabía nada sobre el mundo en donde se movía. Porque si se dejaba llevar por ese sentimiento, seguramente aun estaría tirado al lado de aquella probeta.

Si tenemos suerte, estará desierto. Escogemos el sitio y pernoctamos. Si no, pues tendremos que tirar de diplomacia. Pero aunque me gustaría que alguien me explicara muchas cosas sobre este nuevo mundo, prefiero no correr el riesgo de ser la cena de unos caníbales.

Al decir lo de los caníbales, hizo una mueca de asco con la cara, y empezó a hacer aspavientos, simulando que lo colgaban y luego lo cocinaban. Todo en todo de guasa.

Para Karim, el sentido del humor, era lo que diferenciaba a los vivos de los muertos.

Bajáis el sendero con algo de lentitud pero prefiriendo eso a arriesgaros a tener una caída tonta. Para cuando llegáis a la altura de lo que anteriormente debió ser un pequeño poblado con algunas fábricas o almacenes ya es de noche pero por suerte este planeta también tiene una luna, al parecer más cercana o grande que la de la Tierra, así que podéis moveros por el sitio con cautela.

Epsilon prescinde de la ayuda de Clarisse y ya consigue caminar con normalidad mientras "paseáis" un poco por las desoladas calles. El silencio es total, sólo se distingue el ulular del viento entre las rocas y algunos animales demasiado alejados de vuestra zona. Por suerte.

-Será mejor que hagamos una hoguera y nos metamos en alguna casa más entera... ¿no?- propone Epsilon con su pragmatismo habitual mientras contempla unos oxidados columpios que dejan claro que en otra época incluso había niños que podían jugar en ese sitio.

La mayoría de cosas que veis a vuestro alrededor son escombros y chatarra pero suponéis que si investigáis en algunas casas podríais dar con algo. Aunque en estos momentos la luz es demasiado escasa para llevar a cabo una búsqueda en condiciones.

Karim no sabía mucho acerca de aquel planeta ni de como había sido mudarse allí, y encontrar esos famosos bichos. Pero parecía que por aquel poblado hubiera pasado una guerra.

Estaba totalmente en ruinas, mucho peor de como se lo había imaginado mientras descendían hasta la colonia. Sin embargo, no estaba desanimado. Cualquier cosa, por mala que fuera era mejor que estar solo en una probeta. Y eso debía de recordarlo.

Bueno, esa casa parece una buena opción.

Dice mientras señala una casa de dos plantas algo destartalada. Observaba lo mejor que podía si el suelo de la planta superior se podía venir abajo con ellos dentro. Y aunque no era precisamente un arquitecto de la nueva era, le daba la impresión de que si el techo aun estaba ahí, poco podían hacer ellos porque se callera.

La valla, que en algún tiempo fue blanca, y ahora era poco más que estacas de madera podrida, bordeaba el contorno, como si intentara dibujar una silueta a través de la cual los visitantes se sintieran coaccionados a no atravesar. Sin embargo, el musculoso hombre de color no dudo ni un instante en iniciar el acercamiento.

Uno de los problemas seria cerciorarse de que la casa, era segura, otro, buscar luz y calor. Tenía la impresión viendo a sus compañeros, que la climatología y el desgaste había hecho más mella en ellos que en el mismo. Puede que fuera ese poder suyo, o simplemente que le costara mas transpirar a causa del color de su piel, el caso era que se encontraba más fresco que el resto. Y eso lo traducía por más cosas que podía hacer.

Pasad y mirar si es un buen sitio para pasar la noche, voy a ver si en las casas adyacentes puedo encontrar algo para darnos lumbre esta noche, o al menos algo de luz.

Guiño un ojo tras sus últimas palabras, puesto que una de sus hermanas lo miraba con cara de incredulidad, como si se hubiera vuelto loco durante un segundo. Aunque tan rápido vino como se fue. No se sentía invencible, pero si con ánimos de moverse.

No pude evitar mostrar una expresión de cierta decepción al llegar finalmente al poblado. Desde arriba daba la impresión de estar en mejor estado de lo que en realidad estaba. Tampoco es que no hubiera sitio dónde resguardarse, pero estaba claro que no teníamos muchos lugares en los que elegir.

Mientras avanzamos por el pueblo fantasma me detengo un momento fijándo la vista en el suelo. Me agacho para coger un pedazo de metal no más grande que la palma de mi mano. A pesar de la noche puedo ver que está completamente oxidado, la herrumbre se pega en mis dedos al tocarlo, dejando un tono de color entre marrón y rojizo. Al final tiro el objeto sin darle más importancia. y me vuelvo a poner en pie.

- Tiene razón Epsi. Lo mejor será resguardarnos esta noche con un poco de fuego. Está claro que podríamos buscar algo de provecho por el poblado, pero no en la oscuridad que nos rodea. Para eso lo mejor será esperar a la mañana. Y me temo que también nos quedamos sin cenar.- Karim ya me había pegado lo de Epsi. La verdad es que era bastante más fácil llamarla por ese apodo.

-Espera voy contigo.- respondo al "armario" del equipo. Tampoco tenía muchas ganas de buscar leña y algo para hacer fuego, pero todavía tenía menos ganas de sentarme sin más en una de las casas arruinadas...- Y no intentes aprovecharte d emi porque estemos a la luz de la luna ¿eh?.- añado bromeando cuando me pongo a su altura.

Así pues ambos acabáis por salir de la casucha que habéis decidido tomar como lugar para pasar la noche. Parece bastante estable, al menos si no subís al piso de arriba, e incluso habéis dado con una habitación que conserva todas las paredes (aunque no los cristales de la ventana) así que puede que paséis una noche relativamente buena. Dentro de vuestras posibilidades, claro.

Enseguida os dais cuenta de que no os vendría nada mal una linterna. Incluso una antorcha serviría... pero no tenéis nada que quemar y de hecho... ¿cómo podríais hacer fuego? Requiere su propio aprendizaje y hacerlo con palos o piedras no resultará fácil.

La parte positiva es que enseguida que salís encontráis montones de maderas y tablas que podéis usar para esa futura hoguera. Incluso podríais arrancar los postes que conforman la valla dado que está claro que ahí no ha llovido en muchos días y todo está reseco. Lo cual os recuerda que tendréis que andaros con ojo dentro de la casa o prescindir de una pared para trasladaros al salón, que dispone de chimenea.

Cuando Martin efectúa su último comentario, una escurridiza rata corre asustada hasta el interior de una casa a pocos metros de vosotros. O al menos eso creéis, la verdad es que con la oscuridad sólo podéis intuir que debe haber seguido recto...

Entre tanto escombro y oscuridad mi mente divaga. Pienso en lo útil que nos sería tener simple linternas o incluso antorchas medievales. Cualquier mierda capaz de hace rluz o de mantener fuego. Eincreíble lo fácil que resulta la vida con esas cosas y lo difícil que es sin ellas. Si al menos tuviéramos un maldito e insignificante mechero...Mechero. Mi mente cae en la cuenta de esa palabra. Casi como un zombie me llevo la mano al bolsillo y saco de él un desgastado mechero zippo que cogí en el laboratorio del mismo cadáver al que le quité la ropa. Instintivamente hago rodar la rueda para encenderlo para acordarme con el primer chispazo que el mechero no tiene gas.

Sonrio y lanzo una mirada a Karim.- No me acordaba de que lo tenía. Está gastado, pero al menos nos servirá para hacer chispas por si queremos encender un fuego. Menos da una piedra ¿no?.- digo sonriente mientras vuelvo a guardar el mechero en el bolsillo. Me agacho en frente de unos tablones de madera que por suerte están mas secos que el maldito desierto que nos rodea.- Vamos a ir pillando tablones para la hoguera...- sin embargo no llego a terminar la frase. En cuanto me agacho una rata cruza delante mía y se pierde unos metros más adelante en la oscuridad.- ¡Ey! ¿La has visto?.- digo señalando el lugar por el que ha desaparecido y acercándome a él.- Vamos a por ella. No es que a mi me molen las ratas de cena, pero Epsi dejó bien claro que no tiene prejucios con la comida...- añado como si tal cosa avanzando hacia la casa en dónde creo que ha desaparecido la rata...

Una pequeña sonrisa se posó en mi rostro al ver desde lo alto aquel pueblo en ruinas... pero esa sonrisa bobalicona fue torciéndose a una cara seria a medida que veía con mayor claridad, cada vez más cerca, lo que realmente seguía en pie de aquel lugar... que no era mucho.
Al menos algún trozo de techo queda en alguna casa... y puede que encontremos algo útil entre todos estos escombros... pensé tratando de animarme aunque el cansancio y el duro y largo día no ayudaban a ello, y la vista general del poblado tampoco.

Ante la propuesta de Karim no opuse resistencia y apenas hice un movimiento de cabeza afirmando que me parecía buena idea. Miré hacia la casa de dos plantas que señala y tras esperar las reacciones de mis compañeras y de Martin, que se marcha tras el hombretón de color, me encamino hacia el lugar indicado esperando descansar un poco y despejar la mente... al menos algo.

Martin comprueba que a pesar de no llegar a encenderse el mechero es capaz de efectuar chispas que os pueden ser muy útiles, sólo necesitáis algo más inflamable que una madera pero encontrar un trozo de papel, hierbajos secos o incluso una sábana o algo de ropa no debería ser difícil en ese sitio.

Os decidís pues a seguir a la rata hasta la otra casa, la cual sólo conserva un piso pero relativamente entero. Al menos un par de sus habitaciones todavía poseen techo.
Nada más entrar el olor a podrido y a muerto es tan evidente que resulta nauseabundo. Las ratas corren huyendo de vuestra presencia e incluso un par de ellas escapan entre vuestras piernas por suerte sin llegar a morderos pues quién sabe lo que podrían llegar a contagiaros.

En lo que antiguamente fue una cocina y ahora sólo son varios electrodomésticos oxidados y mohosos encontráis el origen del mal olor: un par de cadáveres que deben llevar como mucho una semana en ese sitio.
Martin retrocede un par de ascos, asqueado, y entonces nota como su pie topa con algo. Es una lámpara de aceite como las que se usaban antaño, aunque ésta no parece excesivamente vieja y de hecho aún conserva algo de combustible en su interior.

Tras armaros de valor y rebuscar entre los muertos dais con un par de cantimploras de aproximadamente un litro y medio cada una: una de ellas está vacía por completo y la otra todavía conserva algo de agua que no huele excesivamente bien.
Además de eso encontráis una especie de muslo de animal envuelto en trapos que huele tan mal como los propios cadáveres y un machete poco afilado pero bastante manejable.

Miré a mi alrededor mientras avanzábamos por el camino, absorta en el desolado paisaje que ofrecían los restos de aquel pueblo. ¿Cuánto tiempo llevaría abandonado? Y lo más importante ¿Por qué lo habrían abandonado? ¿Habían sido atacados por los Vitros? ¿O había sido otra cosa? No podía saberlo con certeza, pero eso no evitó que un escalofrío recorriera mi espalda al pensar en las diferentes posibilidades. Escuché las palabras de Karim y Martin, que se proponían a explorar el pueblo mientras el resto nos atrincherábamos en una casa. No sé que me parecía más descabellado, si vagar en medio de la noche por aquel lugar o atreverme a descansar bajo el techo de una casa con aquel aspecto. Sin embargo no se podía negar que habíamos tenido suerte. Al menos habíamos encontrado un sitio, por muy mal que se encontrara, y eso era mejor que seguir vagando sin rumbo fijo.

Me acerqué hacia Karim antes de que se alejara y le ofrecí el cuchillo que él me había entregado en los acantilados - Será mejor que te devuelva esto, grandullón - dije sonriéndole con cariño de forma maternal - No quiero que estés desarmado mientras paseas por ahí - tras esas palabras me alejé un poco, y antes de girarme para seguir caminando hacia la casa añadí - Tened cuidado, los dos. No me gustaría que os pasara nada - luego seguí mi camino junto a Selene y Epsilon.

El hombre de color podía aguantar ratas mutantes, e incluso comérselas. Pero ver cadáveres apestosos no le gustaba nada. Aunque fuera la primera vez que estaba delante de alguno.

Sin embargo su cuerpo no se revolvió tanto como el suponía que pasaría. Pero a pesar de eso, todo aquello le daba asco.

Tío, yo no comería nada que se haya acercado a esas cosas.

Dijo a su compinche mientras señalaba los cadáveres. Martin por su parte había encontrado una lámpara de aceite. Aquello era una buena señal.

Se acerco a una de las cantimploras. La que estaba vacía, y se acerco a su compañero.

Si guardamos el aceite, podemos usarlo para prender grupos de maderas, y nos duraría mas que teniendo la lámpara encendida, creo que si lo dosificamos, podríamos incluso tener luz durante una semana.

Le pidió el aceite a Marín para depositarlo en un nuevo contendor, mas fácil de manejar, y menos propenso a desparramar el aceite. En cuanto a los cadáveres, prefería no mirarlos, no porque estuvieran muertos, sino porque tenía la sensación de que de un momento a otro, alguna pústula les iba a estallar y a llenarlo de babas y pus.

El machete parece salvable, y no tenemos muchas armas ahora mismo. Y aunque no me guste decirlo, puede que nos hagan incluso más falta que la lumbre.

Asió el machete y dio un golpe seco contra la pared. Parecía en buen estado. Así que paso a ser el nuevo juguete de su arsenal. Se lo tendió a Martin. No sabía si el conocía las artes del combate para usarlo, pero era un machete, no podía ser complicado. El con el cuchillo tenía de sobra.

Vamos a darnos prisa, este lugar me estropea el peinado.

Dijo de manera socarrona. Aunque no dejaba de ser cierto que pretendía marcharse lo antes posible. Aquel lugar tenía algo que le ponía los pelos de punta, y no era precisamente las ratas corriendo a su alrededor.

Nada más entrar en esa maldita casa siguiendo a la rata el olor más asquerosos que pueda existir me invade las fosas nasales provocándome náuseas...por suerte no tenía nada en el estómago para vomitar así que todo queda en eso, sin embargo tengo que llevarme una mano a la nariz para poder seguir avanzando.

-Humpffff...¡Argh! ¡Joder!. No recuerdo si vi algún puto fiambre en mi otra vida pero estoy seguro que no me gustaban nada...y menos cuando ya llevan un tiempo muerto. Y estoy de acuerdo con lo de las ratas. No pienso tocar un trozo de carne que haya comido de esos dos desgraciados.- las maldiciones no dejan de salir de mi boca a medida que me dedico a buscar algo útil con Karim.

Nos damos prisa porque no hay quien aguante dentro de esa casa, exceptuando a las ratas. La suerte nos sonrie y encontramos una lámpara con algo de combustible, así como un par de cantimploras y un machete que no tiene mala pinta.- Bueno, no está mal. Creo que con esto tendremos suficiente. Ya exploraremos más el poblado cuando haya luz natural. Sin embargo, antes de salir...¿me dejas un momento el cuchillo?. Quiero probar una cosa.- veo a las ratas corretear por el suelo y mientras le tiendo el machete de vuelta a mi compañero. Antes de salir quiero verifica lo que me dijo Epsi...

El cuchillo y el machete cambian de manos con facilidad. Parece que Martin tenía algún plan.

Vamos, no te entretengas jugando al gato y al ratón.

Dijo el hombre de color con cara de guasa. Parecía divertirle que Martin usara un cuchillo en vez de un machete, y más con el tamaño de esas ratas, que podrían fácilmente haber sido crías de caballo en cualquier otro lugar del universo.

Karim se aparto y dejo espacio a su compañero para que ejecutara el plan, fuera cual fuera. Tenía la sensación de que algo saldría mal, y prefería mantenerse a distancia para evitar accidentes tontos.

Aun no había comprobado las cualidades físicas de Martin, parecía en forma, pero eso no se podía traducir exactamente por qué fuera capaz de tener la destreza suficiente para lidiar con ratos en movimiento. Normalmente había que acorralarlas para poder acabar con ellas.

Se mantendría atento.

Sonrio ante el comentario de Karim mientras recibo su cuchillo.- Tranquilo será sólo un segundo...-

El arma baila en mis dedos. Compruebo enseguida su peso y equilibrio. Noto algo extraño al hacerlo, como si fuera experto calibrando las cualidades de estos objetos. Entonces al darme la vuelta lanzo el cuchillo al aire. Gira sobre su centro de gravedad perfectamente para terminar en mi mano derecha otra vez, aunque ahora lo sostengo por la punta.

Mi mirada busca una de las ratas que se están desplazando nerviosas por la habitación. En seguida capto mi objetivo, que huye de los cadáveres para esconderse en algún rincón del lugar. Para mi es como si todo fuera a cámara lenta. Extiendo el brazo hacia atrás para coger impulso. En un sólo movimiento perfectamente fluido mis músculos se contraen y lanzan el cuchillo en una trayectoria hacia la rata. Este vuela girando sobre si mismo en una trayectoria perfecta. La rata, ajena a todo lo que ocurre en ese segundo, sigue avanzando. Es probable que, incluso en la milésima de segundo antes de que el cuchillo impacte sobre ella, siga sin saber que está a punto de morir. Con un golpe seco el cuchillo se clava en el suelo. A un lado de la hoja se encuentra el cuerpo de la rata. Al otro, su pequeña cabeza. El corte ha sido perfecto. Muy poca gente sería capaz de lanzar un cuchillo de forma tan precisa.

Sonrio al obtener mis propios resultado.- Perfecto.- me acerco al cuchillo y lo recojo.- Casi mejor que te quedes tú con el machete ¿no?. Creo que ya he confirmado mi poder.- realmente contento por averlo averiguado me guardo el arma blanca e invito a Karim a salir de aqul lugar. Me encanta mi poder a pesar de la situación en la que estamos...

Karim y Martin intercambian sus armas ya que queda claro que la especialidad de Martin es el lanzamiento y ambos deshacen el escaso camino recorrido.
Entre lo que han encontrado y la prueba con la rata han olvidado por completo reunir algunos tablones y madera en general pero en cuanto llegan nuevamente a la casa donde dejaron a las chicas comprueban que éstas ya se han encargado de ese detalle. En realidad no es muy difícil ya que en cualquier rincón hay muebles y paredes de ese material destrozados.

Los chicos llevan consigo un par de cantimploras, una rata bastante gorda decapitada que Martin lleva sujeta del rabo y un machete con aspecto desgastado.

-¡No me digas que habéis encontrado agua!- espeta Epsilon esperanzada, levantándose de un brinco del rincón en el que se había sentado, mirando de reojo la rata con cierto interés pero por ahora centrándose en la posibilidad de beber algo.

Mientras recorréis el pequeño tramo de camino hasta la otra cosa, escuchas algo moverse entre las sombras cercanas.

Tu primer pensamiento te lleva a creer que serán más ratas, pero en el fondo sabes que no es así. Demasiado pesado para ser una de ellas aunque tampoco ha hecho demasiado ruido. De hecho está claro que Karim no se ha enterado porque prosigue la marcha con normalidad y tú ya no vuelves a oír nada.

Quizá tu imaginación te ha jugado una mala pasada y sólo ha sido el crujido de una madera o algo por el estilo...

Al entrar en nuestra "casa" Epsilon prácticamente se lanza sobre nosotros al ver las cantimploras. No me gusta tener que quitarle la ilusión, de hecho me encantaría poder decirle que tenemos litro y litros de agua fresca y después echar un trago, pero no hemos tenido tanta suerte.

-Um, ni de coña. Lo siento Epsi, pero me da que tendremos que esperar a mañana para buscar agua. Una de esas cantimploras tiene aceite para encender la hogera y esas cosas. La otra aunque tenga agua debe levar la leche de tiempo estancada y cerca de ratas y cadáveres así que yo ni la tocaría. De hecho si pretendemos usarla alguna vez para beber tendríamos que limpiarla a fondo.- comento sin más. Se que se va a quedar planchada, pero no puedo hacer otra cosa.- Y bueno, ya os he contado el origen de la rata, que sólo es un trofeo. Como he dicho estas pequeñas se están alimentando de cadáveres putrefactos así que no pienso comer su carne.- añado elevando el cuerpo decapitado de la rata a la altura de mis ojos para verla de cerca.- Sólo nos ha servido para comprobar que yo también tengo algo especial como vosotros.-

Al terminar el discurso resoplo y dejo el cadáver de la rata en el suelo. La verdad es que siento que estoy más hablador de lo habitual. Por norma general la intuición me dice que me calle, que probablemente se era un rasgo característico de mi personalidad, pero simplemente no puedo. Supongo que estoy de buen humor. Después de revolver un poco la madera y de mirar a un lado y a otro por si descubría algo extraño me levanto y actuando con normalidad digo en voz baja.

-Por cierto, mientras volvíamos me ha parecido escuchar que algo se movía por ahí fuera. Algo bastante más grande que una rata. No tengo ni idea de que puede ser pero en cuanto encendamos la hoguera voy a fabricarme una antorcha para echar un vistazo. No creo que pueda dormir tranquilo si hay algo grande ahí fuera.- mientras habo saco el cuchillo que me ha dejado Karim y lo vuelvo a mirar, sobre todo su brillante hoja.- ¿Quién se apunta?...- termino preguntando. Está claro que no me hace ni pizca de gracia salir ahí fuera yo sólo.