Partida Rol por web

- Jajaja- rie también Steve uniéndose a la carcajada de Jimmy al escuchar los comentarios de sus dos hermanos- ¿Quien nos mandará hacer el gilipollas de esta manera, eh? Por lo menos ya tendremos una aventura nueva de la que reirnos después, eso seguro...- hasta ese día al menos había sido así. Los tres hermanos siempre habían andado juntos, metiéndose en lios y jaleos, una veces por uno, otras por otro, pero cuando al cabo del tiempo alguno lo recordaba y lo volvían a hablar entre ellos se echaban unas buenas risas. Esta noche no sería sino otra buena historia, solo eso.
Al entrar en esa nueva habitación, Diamante, que parecía haber olvidado ya lo que le había pasado con la astilla, volvió a tantear con su mano en la vieja pared de madera, casi inconscientemente, buscando un hipotético interruptor que, logicamente, no encontraría. Sin embargo, un choque producido por un objteto como de metal o cristal se escuchó cuando los dedos del rubio de los Skilton lo golpearon- Joder, me voy a hacer polvo las manos hoy- dice acercando el mechero a lo que había golpeado- Vaya, Greg!- exclamó con una buena sonrisa- deberías retirar lo que acabas de decir y pedir perdón a tu "puto" karma porque mira lo que acabamos de encontrar- y, descolgando una especie de quinquel de mano, estuvo trasteandolo unos segundos hasta que consiguió ver el mecanismo de ese chisme para encenderlo...

¿Por qué? ¿Por qué ese afan repentino en entrar en ese nuevo edificio? ¿por qué exponerse a más peligros? ¿lo hacía por él, por sus hermanos, por los demás? Para encontrar la solución...para salir de aquí...Esa era la excusa. Todo menos volver a la biblioteca. Al menos, por ahora. La busqueda en ese oscuro almacen era sólo para hacer tiempo. Había dejado tirado a Rick para poder estar así con Rubí sin él, pero ahora era incapaz de encontrarse con ella. ¿Había recapacitado?¿Se había dado cuenta de lo ruín que había sido? ¿o simplemente no se atrevía? ¿miedo? ¿a qué?. Rubí estaba sóla, él podría consolarla, ella lo abrazaría, lo miraría y se sentiría segura con él, olvidaría a Fabiano pero...¿y si no fuera así? ¿y si después de haber dejado en fuera de juego a su colega ella seguía despreciándolo? Hasta ahora lo había soportado porque esa había sido su jugada pero esta vez no había nada que lo separase de ella. Si se quitaba su disfraz de duro, salía de la coraza, y le mostraba a Rubi sus verdaderos sentimientos por ella...¿que pasaría si lo rechazaba? ¿ A quien iba a echar la culpa ahora? ¿De verdad quería liberarse de sus dudas? ¿Realmente quería saber si Rubi sentía lo mismo por él?

Aún no...decía su mente...aún no...

El quinquel:

La luz aún está lejana. Serpentea más allá entre las montañas, apareciendo y desapareciendo, posiblemente entre árboles y accidentes del terreno. El sonido de la lluvia y el de tu corazón propio impiden recibir ningún tipo de información sonora acerca de la naturaleza de esos destellos en la oscuridad.

Sigues a horcajadas sobre el muro, sin decidirte por nada en concreto. Volver, escapar.

La mente de Rick sigue vagando confusa, no sabe qué es aquella luz que ser acerca poco a poco pero la oscuridad que reina hacia las tierras del convento es aterradora. El peso de conciencia que pudiera atarle a ese lugar aún desaparece poco a poco, algo en esa luz serpenteante le recuerda a algo conocido, algo del mundo físico en el que solía vivir antes de caer en ese infierno.

Sin pensárselo más el atleta se deja caer al otro lado, tratando de amortiguar la caída, para correr hacia la luz.

Jeje, lo del Karma lo decía en broma, Steve. Como veis, siempre hay algo positivo dentro de lo negativo. El jin y el jan. El equilibrio, hermanitos. Ahí tenéis la prueba, un quinquel, para alumbrarnos en esta oscuridad. Vamos, enciéndelo.

- Sí, sí, ya sabía yo que estabas de coña- responde a Greg guiñandole un ojo aún risueño a su hermano Jimmy, mientras acerca el mechero para encender el quinquel...

El sonido de la mecha al encenderse es característico y se acompaña de un incremento en la intensidad de luz. El olor a aceite quemado llega hasta vuestras narices... Es extraño que después de tanto tiempo el quinquel aún tenga aceite... Lo mismo ocurrió con la lámpara que consiguió Spinner...

La luz ilumina una estancia amplia. Aunque no todos los rincones son visibles, a priori habeis acertado en vuestras suposiciones. Se trata de un granero. En algunas zonas aún hay paja almacenada y hay varias cubas enormes de madera, de gran capacidad, donde probablemente se guardara alfalfa, maíz u otro tipo de cosechas. Las pareces interiores del lugar están desconchadas y el musgo de la humedad ha proliferado por doquier. Al fondo hay unas pequeñas construcciones a modo de bañeras que posiblemente fueran abrevaderos de animales o bien lugares de almacenamiento de agua para las labores de limpieza del granero.

La humedad y el olor agobian y a todas luces el lugar lleva años sin ventilarse. Las ventanas permanecen cerradas y cal y canto. SIn una exploración más intensa, esto es lo que se distingue desde el dintel de la puerta donde los tres Skilton observan el lugar.

- Uf! Que cargado está esto, no?- dice mientras avanza sosteniendo el quinquel en alto mientras que se acerca la manga de su mano libre a la nariz intentando taparla, a modo de filtro. Sus pasos eran lentos y hacían crujir los pequeños trocitos de paja que alfombraban el suelo, dirigiéndose hacía el fondo del granero, observando las cubas de madera a su paso. - Nada que nos sirva, como no sea en la otra habitación...- dice a sus hermanos al llegar a esa especie de abrevaderos, flexionando las piernas con pesadez mientras alumbra con el quinquel el borde de esas bañeras sobre el que pretende sentarse para, aunque sea, descansar un instante...

La observación del pequeño de los Skilton parece ser cierta a primera vista. No hay nada interesante salvo algo de paja húmeda y maloliente en el suelo. Steve cruza con la luz la nave y se dirige a la pared opuesta, donde están las bañeras de piedra.

Nada. Salvo más paja y un culín de agua empozada igual de maloliente, aquí no hay nada... Igual en la otra habitación, quien sabe...

Avanzas en retaguardia siguiendo a Steve y a Jimmy. Sigues calado hasta los huesos y caminas con una mano en la axila de tu brazo mordido por el insecto. Los escalofríos no han pasado y no sabes si es por el frío, la infección, la fiebre o una combinación de ambas.

Uno de tus pasos es hueco a la pisada. En tu avance una de tus pisadas nota un tacto diferente al del resto del suelo del granero...

Jimmy se tapa la boca y la nariz con la manga del chaquetón, para protegerse del hedor.

Joder, parece como si todo este grano hubiera fermentado, es asqueroso. Volvamos de una vez, tal vez el gorila de Fabiano haya vuelto a la biblioteca. Nosotros deberíamos hacer lo mismo.

SE queda mirando al mediano de los hermanos.

No me lo digas... quieres ver que hay en la otra habitación, ¿a que si?

Greg camina tras su hermano, entre sus temblores ya habituales. Parece encorvado, llevándose la mano a la axila dolorida. No es, desde luego, el ejemplo de un tipo con buena salud…

Un segundo- comenta, mirando hacia el suelo. Saca el mechero que le había devuelto su hermano tras encender el quinquel, y alumbra la parte del suelo que mira con curiosidad- Acerca un poco el quinquel.

- Pues la verdad es que...- contestaba Diamante a Jimmy sobre que es lo que quería hacer en ese momento, cuando Greg lo cortó antes de que pudiera concluir la frase. Su hermano mayor parecía más fragil y enfermizo de lo habitual, más incluso que cuando se pegaba uno de esos buenos festivales a los que el solía llamar "retiros espirituales" y tardaba un día o dos en recuperarse.
- Ten cuidado Greg, a ver si vas a prender fuego a lo que sea que está todo lleno de paja, eh!- pide el rubiales colocando la mano bajo el quinquel como si el fuego fuera a derramarse mientras se agacha junto a su hermano para darle luz, aunque dificilmente prendería algo con la humedad que reinaba, tanto dentro como fuera de ese lugar- Y si lo que estas pensando es en como debe tirar un petardo con alfafa ya te digo yo que eso ni de coña...

El mayor de los Skilton se agacha alumbrando el suelo, ayudado por la luz que le ofrece el quinquel que porta Diamante.

Extiende la mano y aparta la paja medio húmeda del suelo. Bajo ella aparece lo que parece ser una trampilla.

Una trampilla en el suelo!

Vaya, vaya… aquí parece que hay algo- Greg se agacha para ver mejor, sintiendo un leve mareo- ¡Mirar, es una trampilla!- Greg termina de apartar la paja, dejando la trampilla totalmente libre. Haciendo un gesto a su hermano para que alumbre con el quinquel bien cerca, Greg intenta abrir la trampilla, no sin cierta curiosidad.

La trampilla de madera contrasta con la piedra del suelo del granero. Los hemanos se olvidan de momento de explorar el cuarto que queda pendiente y optan por mirar "aquí abajo". No es raro que hubieran trampillas en los graneros, aunque menos raro sería que lo que hubiera fuera un desván.

No hay ningún sistema de seguridad que impida abrirla, y sorprendenetemente tampoco está atorada, se abre sin dificultad...

Greg abre la trampilla sin dificultades. El hueco en el suelo da paso a una boca oscura, donde no alcanza a ver más allá de sus propias narices, a pesar de llevar el mechero encendido. Apaga el mechero, por la inutilidad de este, esperando que Steve alumbre con el quinquel.

¿Qué decís, hermanitos? ¿Bajamos a echar un vistazo? Ya sabéis, he encontrado esta trampilla por casualidad, al pisar encima de ella. Sobra decir que el destino quería que la encontrásemos. Las cosas no pasan porque si…