Partida Rol por web

Saltas hacia la distante galera mientras Maouk avisa del siguiente asalto, al que varios jinetes acuden para impedirte huir en la nave. Tiran furiosamente de las riendas e intentan aplastarte bajo los cascos de sus espantados caballos. Alguno cae del muelle al mar en su intento, salpicando al chocar contra el agua. La tripulación del barco retira la planta de acceso, impidiendo a los jinetes llegar dentro y, hábilmente, consigues sortear a los jinetes y escalas las hileras de remos escurridizos que sobresalen de los costados de la galera hasta que alcanzas la barandilla de la nave, desde donde manos solícitas te agarran por la capa y te suben a salvo a bordo.

La tripulación todavía no se ha dado cuenta de tu desesperada situación. No han presenciado el asesinato del emisario e ignoran aún el peligro que te amenaza, pero la voz de Maouk retumba sobre las aguas y les avisa de lo sucedido:

—Entregadme al Señor del Kai. El Zakhan lo ordena. Si desobedecéis sus órdenes, lo pagareis con vuestra vida y la de todos vuestros parientes.

Los tripulantes se miran unos a otros con tristeza y consternación. Saben que Maouk no amenaza en vano. No puedes esperar que estos hombres sacrifiquen por ti a sus familias. Te lanzas al agua y nadas sumergido hasta que la presión de los pulmones te obliga a salir a la superficie.

Los sharnazim corren en todas direcciones, tratando de rodear el muelle e impedir que te escapes. Tomando aliento, te vuelves a hundir y nadas hacia un grupo de pequeñas barcas que hay a menos de cincuenta metros. A través de las límpidas aguas azules se ven con claridad los desechos que ensucian el fondo del puerto, restos de los barcos mercantes que ha anclado en este muelle.

Adherida a una vieja ancla, divisas una extraña burbuja gelatinosa. De todo su contorno sobresalen cortos tubos y una larga pala ganchada le cuelga del cuerpo gomoso. La burbuja se lanza hacia un calamar que se ha refugiado en un gran caldero y lo devora en cuestión de segundos. Después se gira en tu dirección, como si estuviera viéndote...

Sin previo aviso, la burbuja se lanza contra ti, impulsada por el agua que expelen sus tubos respiratorios.

¡Es un Chupasangre y está hambriento!

Garrapata Marina: DESTREZA EN EL COMBATE 17   RESISTENCIA 11

• Ataque psíquico: no se puede aplicar (no posee psique).
• Sommerswerd: no puedes usarla bajo el agua y lo poco que puedes moverla, la criatura es más rápida en su entorno.
• Cota de mercenario: +6RES -3DES (es pesada entro del agua, no suma la DES, resta).
• Escudo de plata: +3DES +3RES
• Yelmo de plata milenario: +2DES +2RES (si no la tuvieras, ya estarías muerto).

Condiciones:

• No puedes luchar con armas, salvo el escudo. Debes usar solo las manos (-4DES).
• RES: 28 +8 (1xAsalto) +4 (1xPagina) -8 (no Sommer) = 32
• DES: 11-3+3+2-4= 9.
• Bajo el agua no puedes tomar pociones.
• Si usas la Daga de Vashna, elude el combate. Puedes usarla en cualquier asalto del combate, antes de tirar de nuevo.

Cuando el joven Guerrero oyó las amenazas del comandante enemigo, comprendió que no podía permitir el hacer elegir a la tripulación. Era injusto que sus familiares pagaran por algo que no era culpa suya. Por otro lado, la sabiduría adquirida con el tiempo y la vida, le hicieron ver que, aun a su pesar, esos hombres le entregarían para evitar represalias a sus familiares...

Lobo Solitario decidió saltar por la otra borda y sumergirse. Bucear cuanto pudo para ganar distancia sin ser visto y buscar alguna otra salida plausible.

Tras salir a la superficie un par de veces a tomar aire y volver a sumergirse, nuevos problemas le acecharon.

Por toda la Luz del Sol, ahora me ataca una garrapata marina!!!

El combate era bastante desigual. Ese ser era poca cosa, pero en su habitad natural, mucho más diestro y peligroso que el propio Guerrero del Kai. 

Mmm si salgo de esta he de perfeccionar alguna técnica para mis alumnos y hermanos que nos de mayor movilidad en el agua...

La espada era demasiado pesada para moverla dentro del agua. Quizás con la lanza mágica podría pinchar a esa cosa, pero su tamaño también era engorroso... Intentaria golpear a la criatura con sus puños y protegerse con el escudo... Solo antes de una muerte segura, usaría la Daga del terrible enemigo, pues era la única hoja corta que llevaba encima.

En la primera embestida de la criatura, Lobo pudo poner el escudo frente a ella y consiguió que se autogolpeara, no obstante, con la extremidad el ser alcanzó el brazo del joven Guerrero.

Ya en combate cerrado la velocidad de ese ser era devastadora, y consiguió herir gravemente al monje sin que éste pudiera devolver el golpe, por dos veces.

Lobo Solitario se vió morir y no le quedó otra que sacar la Daga. La cogió fuertemente para evitar que se le cayera. Necesitaba poner en huida a ese ser formidable en combate sub-acuático y salir a tomar aire...

Te defiendes de la muerte con tu única esperanza, la daga de Vashna, y acabas con la garrapata marina. De la daga emana una niebla oscura, liberando al espíritu demoníaco que se encuentra en ella. La sombra siniestra se arremolina en el agua y ríe antes de recorrer el mismo camino y traspasando más allá, envolviendo tu brazo. Sientes un estremecimiento helado en tu piel y tus ojos brillan con un fulgor malévolo. Una sonrisa retorcida se dibuja en tu rostro y tus dientes brillan resplandecientes como perlas.  La garrapata marina flotaba inmóvil, pero la daga de Vashna, ahora fusionada con tu brazo, brillaba con un resplandor oscuro. Escuchas el eco de Banedon, aconsejándote de no utilizarla...

La sombra de tu brazo se estira un poco más, apoderándose de tu cuerpo. Sabes que es el espíritu de Vashna intentando poseerte. No eres un Maestro del Kai, pero puedes resistir con tu destreza psíquica. La daga desaparece de tu visión, pero sabes que sigue fusionada con tu mano, dispuesta a aparecer y se utilizada la próxima vez que te enfrentes a un combate.

95

Sales a la superficie junto a un esquife cubierto. Deseando evitar a los carroñeros de las aguas del puerto de Barrakeesh, te subes a la barca y te escondes bajo el dosel de juncos entrelazados. Te hallas sin aliento por el esfuerzo, pero no te atreves a hacer ningún ruido. Los hombres de Maouk están por todas partes, corriendo de un lado a otro por los muelles, escudriñando el agua en busca de cualquier señal que les descubra tu presencia. Te cuesta seguir el paso de tus propios movimientos para no ser descubierto.

Al escudriñar el puerto, descubres junto al borde del agua un gran almacén de blanca cúpula. Del piso superior sobresale una plataforma que pende sobre un velero mercante amarrado al muelle. Sobre esa plataforma hay varias tinajas de barro: son recipientes enormes destinados a los emporios comerciales de Ragadorn.

Poder Mental Sobre la Materia

Te fijas en una de esas tinajas y concentras toda tu habilidad del Kai en moverla. Gotas de sudor ruedan por tu rostro a causa del esfuerzo, pero pronto oyes un crujido distante que te demuestra que has conseguido tu propósito. La tinaja se ha caído y hecho añicos en la cubierta del velero.

Maouk ordena a sus hombres sharzarim que registren toda el área, amenazándolos con la muerte si dejan que escapes. Te muerdes el labio inferior y esperas una oportunidad para echar a correr. Arrastrándote de una barca a otra, llegas a una escalera de peldaños de piedra. Al final de los escalones se extiende un pequeño muelle enlosado y más allá un laberinto de callejas sinuosas que desaparecen en las sombras del Barrio de los Ladrones.

Estás a menos de quince metros de la seguridad cuando un grito resuena sobre las aguas:

—¡Allí está! —brama desesperado con una risa tétrica, como si previera tu temprano final.

Corres por un callejón desierto y subes una escalera que va a parar a una plaza. El ruido de cascos martilleando las losas de piedra te fuerza a seguir adelante. A la izquierda, una gran puerta claveteada; a la derecha, un callejón; y de frente, un pasadizo pavimentado que conduce a un arco. Los hombres de Maouk te pisan los talones.

Rastreo

La gran puerta claveteada a tu izquierda hay un hombre local escondido. Los locales no son muy fieles a los extranjeros. Deberías conocer su idioma y usar tus otras habilidades o el potencial de tus objetos.

El pasadizo al frente conduce al final de su recorrido. El enemigo va a caballo, pero puedes llegar al final antes que ellos y perderlos en el giro. Según el mapa, reconoces que conduce al comercio con numerosos negocios.

Vashna

"Ese callejón no tiene salida", susurra un eco maligno. "Si abandonas la plaza por él, serás atrapado, pero podemos vencerlos, ¿no crees, último señor del Kai?", termina con una risa endiablada.

Lobo Solitario se encontraba en un dilema. Perdido en una ciudad que desconocía y mermado en sus habilidades y fuerza marcial. Aun así, creía que contra lugareños podría luchar o atemorizarlos lo suficiente para que no le atacaran, o incluso, pedirles ayuda...Así que alcanzar la zona mercantil y confundirse entre la gente, le pareció una buena idea...

De los tres caminos que se le abrían, seguir el pasadizo hasta su final e intentar perder de vista a sus perseguidores era la mejor opción (169). Además con los caballos en medio del mercado les sería más difícil de moverse, salvo que no les importara esquilmar a sus propios ciudadanos, cosa que no tenía muy claro el joven monje.

Quieres que vaya matando gente para alimentarte de sus almas, pero no te daré ese gusto Vashna. Sigues siendo mi prisionero no al revés...

Le dijo al hombre escondido en la puerta, -entretenlos-, mientras le mostraba el medallón de Ónice, y señaló la direcciónpor donde venian sus perseguidores.

El Guerrero del Kai escondió su característica capa en la mochila y salió a la carrera por el pasadizo hacia el arco del final.... Su medallón de Ónice a la vista por si se cruzaba con enemigos. 

El mercader de Barrakeesh se queda absorto con el colgante de ónice y sus pupilas se dilatan como la piedra que contempla. Sin dudarlo sale por la puerta y avisa a los sharnazim que el hombre ha entrado a su comercio. Mientras tanto, atraviesas el arco al final del pasillo y pierdes de vista a los hombres de Maouk.

"No podrás aletargar más tiempo tu destino, ¿Lobo Solitario? ¿Así te llamas?", ríe frenéticamente. Vashna avanza lentamente y accede a tu memoria y te lo hace notar cuando tu brazo pica y tu piel se vuelve escamosa.

169

Entras en una ancha calle donde numerosos vendedores se disputan el espacio en que instalar sus puestos bajo los soportales. El mercado está atestado de gente. Todos llevan una banda negra en señal de luto por la muerte del Zakhan. Pero aquí, a diferencia de lo que ocurre en la mayor parte de Barrakeesh, la actividad sigue su curso normal.

—¡Distinguido aristócrata! —te avisa un comerciante que exhibía muchas bandas negras, entre otras prendas, y babeaba por los oros que llevas a la vista—. ¡Su tatuaje negro es lo más digno que he visto en honor al Zakhan! —te sorprende. Está viendo tu brazo ennegrecida, pero parece que no llega a distinguir la posesión maldita—. ¿No desea también una banda negra? ¡Dos Coronas de Oro!

Cuando decidiste si comprabas la banda, te alejas del puesto y doblas una esquina penetrando en una callejuela flanqueada por casas de comidas y pequeñas tabernas. El olor a comida se mezcla con el de vino rancio. También oyes retazos de conversaciones y comadreos. 

Un bando recién pegado en la pared de una taberna te llama la atención. Está escrito de derecha a izquierda en el idioma de Vassagonia. El tiempo que dedicaste en la galera a aprender esa lengua estuvo bien empleado, pues ahora apenas tienes dificultad para traducir la proclama:

EL ZAKHAN HA MUERTO, VIVA EL ZAKHAN

Su Ilustrísima Majestad, el Zakhan Moudalla "el Exaltado", ha pasado al reino del Majhan. ¡Que su espíritu no muera jamás! Por la gracia del Consejo de Kadi, del Funtal de Kara Kala y del Judicar de Barrakeesh, se decreta que Kimah, Emir de Ferufezan, Protector del Gran Desierto, ocupe con todo derecho el trono de Vassagonia. Mediante la unidad de las Siete Ciudades conducirá a su pueblo a una grandeza sin precedentes.

¡Que su reinado dure largos años!

En el extremo más distante de la calleja estalla una refriega al tratar de abrirse camino entre la multitud un grupo de sharnazim. En la confusión, vuelcan un puesto de frutas y su propietario maldice a voz en grito a los torpes soldados. Se hace un repentino silencio: el desgraciado vendedor ha sido decapitado por insolente.

Das media vuelta y echas a correr, chapoteando en el canalillo de desagüe que recorre el centro de la maloliente calleja, que termina en una plaza rodeada de árboles. La muchedumbre de la ciudad hace comentarios sobre tu piel y otros elementos que les indican que eres extranjero

A tu izquierda hay una pequeña morada con un extraño rótulo de madera en forma de pez colgando sobre su puerta. Reconoces ese símbolo, es el de una orden de monjes llamados «Los redentores», que consagran su vida al silencio, a la oración, al peregrinaje y al estudio de las artes curativas.

A tu derecha hay una taberna. El letrero encima de su puerta te parece una curiosa coincidencia:

EL SEÑOR PERSEGUIDO

Viendo que es objeto de miradas y llama demasiado la atencion, el joven monje decide desaparecer de la vista de la concurrencia, antes de qie los soldados se percaten.

De las dos opciones y viendo su brazo, decide no gastar el poco dinero que le queda en una banda de luto, ni entrar en una taberna. Lo mejor será buscar refugio y ayuda en la morada (157), de los Redentores.

Vashna, sabes que nunca serás libre. Antes de que consigas poseerme, acabaré con mi vida, y eso acabará con la tuya, pues ahora yo soy la daga y la daga es tu poder...

Eres mi prisionero por siempre.

Y si no, haz recuento de cuantas veces te he vencido ya... Eres una sombra de lo que fuiste.

El eterno derrotado y humillado, y esta vez por un simple aprendiz... Jajaja.