Partida Rol por web

Tomo los billetes que me tiende, cualquier deshecho haría cosas mucho peores por la mitad de lo que había.

Haremos cuanto esté en nuestra mano para obtener el resultado que precisamos - Confianza: Elevado concepto para los tiempos que corren, demasiado -. No tema, estoy habituado a tratar con esa chusma: Cuando huela dinero no verá más allá de los billetes que le tienda - media sonrisa asoma en mi rostro, confiado; asqueroso.

   -No se si se dan cuenta del peligro en el que se están metiendo.- Comentó Ernest enarcando la ceja sorprendido de que Morgan se mostrase tan predispuesto a tal disparate.- Es el Royal Bank de lo que estamos hablando, ¿Acaso creen que a estas horas dejaran entrar a cualquier pordiosero tunante y retirar el contenido de la caja de seguridad? No se ustedes pero no creo que Leroy encuentre una mente maestra o un ladrón de guante blanco en uno de esos sanitarios y de todas formas, aunque de milagro cumpliese con el cometido, este no serviría de nada mas allá de que pronto estuviéramos los tres definitivamente muertos o algo peor.-

- ¿Acaso no han pensado en las consecuencias?- Preguntó inciso mirando a ambos.- Estamos tratando con antiguos. Si la Arpía nos lo ha encomendado a nosotros, en vez de enviar a uno de sus capaces servidores, es por que teme las represalias del propietario de esa caja de seguridad. Eso solo puede significar que se trata de un antiguo, alguien tanto o mas poderoso que ella. Alguien así no tardaría en dar con los culpables del robo, osea nosotros, y cobrarse una venganza especialmente dolorosa.-

Está bien - admito -. Entonces debemos dar la carta por perdida??? - Arqueo la ceja, inquisidor.

Una carta que quizás contenga información vital para la salvación de la ciudad??? - acentúo -. Nadie dijo que el cometido fuera fácil, carente de peligros para nuestra integridad - por eso quería meterme con el tipo en el Royal Bank y supervisar lo que hiciera -. Sea como sea, la situación es de una gravedad excepcional y, en consecuencia, requiere medidas poco convencionales - explico -. Puede usted quedarse aquí, en el Eliseo, si así lo prefiere - mi mano muestra el Globe a Ernest -. En lo que a mi respecta, me considero condenado des del mismo momento en que los míos decidieron ausentarse de la Coronación de La Reina. No tengo alternativa más que intentar hacer algún mérito que, por lo menos, me asegure una muerte rápida y digna: Pueden ustedes sacrificarme en este cometido si así les parece adecuado -. Sea como fuere, a nadie escapa que haré lo que consideren oportuno.

Claro que se daban cuenta. Por eso no había accedido a que Leroy lo hiciera ni pensaba hacerlo él ni por asomo.

-Por supuesto. Por algo estamos utilizando a un tercero.

No es que la misión fuera robar en el Bank, sino hacerse pasar por x persona. hasta tenían una serie detallada de instrucciones para el individuo, que les harían para asegurarse.

-O miss Bolena está realizando algo que le es incómodo y sobre lo que las miradas son inconvenientes. En cualquiera de los dos casos, es por eso que ninguno de nosotros hará ese trabajo, Worthington -dijo, ignorando lo incisivo de su mirada. Le habían mirado mucho más incisivamente a lo largo de su vida. Ignorar la incisividad y mantener la cara de poker era parte de ser Sangre Azul- Si no funciona, y le detienen, nos lavaremos las manos de este asunto. Si es tan fácil como asegura que es, lo que no deja de ser una posibilidad, estará hecho. No perdemos más que un par de dólares: una inconveniencia en estos tiempos, pero no una que no podamos sobrellevar sin reaccionar apenas.

El número de pordioseros trajeados en aquellas noches era muy grande. Y el número de gente que iba a sacar los ahorros, presos de la desesperación, también.

-La tarjeta, Leroy -le recordó.

La tarjeta donde venían las instrucciones con las que cebar al afortunado (o desgraciado, según le salieran las cosas) para que todo fuera como la seda y sin problemas. En teoría al menos.

Asisto, sin poder evitar un hastiado desespero, a la interminable discusión a que se somete el veredicto acerca de qué nos conviene hacer... Sigo apoyado en la pared, deseoso de una pronta consecución al debate.

La tarjeta, Leroy

Morgan me saca del ensimismamiento en que ando requiriendo la tarjeta que me brindó Lady Bolena... Un momento de duda, la pérdida de la opción de llevar a cabo el Plan por mis propios medios... Qué más da! Cavilo He decidido poner mi pellejo en las fauces de ese par de Vástagos y ese es un momento como cualquier otro para demostrar mi compromiso... renqueo hasta el Ventrue y le entrego la tarjeta, situándome, al mismo tiempo, a su lado en lo que a la postura a emprender respecta.

Por supuesto, tendría que ser alguien que pareciese que ha vivido épocas mucho mejores... pero confiaba en que Leroy se ocupara de eso, con la no poca abundancia de semejantes especímenes que había durmiendo bajo las calles. Quizá en un futuro no muy lejano tuviese que lamentar haberle confiado semejante deducción lógica, pero en el momento no se lo había planteado. Si todo salía mal, tenía otros medios... pero sería un último recurso. Un neófito no es un criado.

-¿Has aprendido ya lo que viene en ella?

Eso era confiar mucho en él, pero... era un Nosferatu. Sabían hacer esas cosas, ¿verdad? Una de esas adaptaciones naturales para compensar las horribles deficiencias físicas que los estragaban.

Obviamente no - le arrebato el papel de la mano -. Haga el favor de exponer su plan con claridad: Qué debo hacer yo y cual es su papel en todo esto - mi interpelación no solo incluye a Morgan, también a Ernest. Si debo ser yo quien indique a nuestro colaborador lo que tiene que hacer debo disponer del dichoso papelito!

En cuanto a usted... - ahora si, me dirijo al denostado Sheriff - ...agradecería que en lugar de criticar la propuesta de nuestro colega - Morgan - hiciera alguna aportación creativa acerca de cómo salir de este embrollo!

Obviamente no

Por supuesto. Iluso de mí.

-¿Sería capaz de memorizar las instrucciones al pie de la letra antes de destruir la tarjeta?

Morgan se suscribía al principio de la Mascarada de que era mejor no correr ninguna clase de riesgo, incluso cuando podía no parecer un riesgo en absoluto; una sana dosis de paranoia era un requisito para prosperar en la sociedad vampírica, o lo era al menos para caer menos que los demás.

-Espero que haga lo que ha planeado: si encuentra al especimen adecuado, estupendo; si no, improvisaremos -dijo- Preferiría no improvisar. Y entiendo el sentimiento, pero guarde el respeto debido a su valedor designado.

Se ajustó los puños de la camisa tras decir esto, como si fuera casual y todo aquel asunto no fuera con él. Después de todo era un ventrue, y se esperaba de él ciertos estándares de flema.

...guarde el respeto debido a su valedor designado.

Por motivos que no acierto a comprender Morgan parece ligeramente ofendido ante mis exigencias que, por lo que a mi respecta, considero necesarias para ejecutar lo planeado.

Nada más lejos que pretender importunarle - agacho la cabeza, respetuosamente consciente que mi sola presencia es susceptible de producir escalofríos difíciles de gestionar -. En lo que al papel refiere... - esgrimo el documento en mi mano - ...francamente, Mr Morgan, considero el soporte escrito mucho más fiable que la transmisión oral... - me disgusta extenderme en la explicación pero la considero igualmente oportuna - ...quiero decir: Yo podría aprender los datos aquí contenidos - agito el pedazo de papel que llevo en la mano - y que el tipo escogido los entendiera mal y todo se fuera al garete... si da usted su permiso, escogeré al individuo, le daré una parte del dinero... - abro la mano, confiando que me entregue el montante - ...bajo la promesa de darle el resto si tiene éxito en su empresa; le daré el papel y que sea él quien lo administre hasta el fin de la misión; solo entonces lo recuperaré para destruirlo...

Si dan ustedes su permiso... - lanzo un inequívoco soslayo al Vástago más reticente con la misión, Ernest. Y Morgan accede a darme el dinero con que ejecutarla... por fin podremos iniciar el Plan!

Morgan no parecía levemenjte ofendido, ni ampliamente ofendido, más que por el comentario. Quizá simplemente fuese el efecto que causaban las palabras de censura, o que con un vampiro realmente nunca se sabía, eran alimañas sociales indignas de confianza.

-A mí no. Soy el supervisor de ambos, nuestro común Alguacil es el valedor, recuerda -aclaró para pasar al siguiente punto- ...bien. Le asumiré mínimamente competente, Leroy. No decepcione -sacó el dinero y se lo tendió- Y encárguese de hacer desaparecer la tarjeta en cuanto suceda. Cabos sueltos. ¿Necesita algo más?

Nada más, Supervisor - inclino la cabeza respetuosamente, a la vez que tomo el dinero prestado - los espero a la salida del Royal Bank con la misión convenientemente cumplida.

Dicho lo cual, y tras los auspicios del Ventrue, me alejo del lugar, arrastrando mi tullida pierna por la nieve.

Inmerso entre las sombras, acudo al lugar en el que dejé mi coche y, ya en él, conduzco hasta el Royal Bank. Situado en sus cercanías, busco un lugar discreto en el que aparcar para, a continuación, buscar una entrada a mi conocido mundo subterráneo.

Busco a un hombre desesperado pero que mantenga cierta compostura, una ligera etiqueta, una víctima de los tiempos que corren, que hubiera tenido una determinada posición, estudios... una existencia sosegada repentinamente quebrada por los aciagos avatares del destino... hallo a un individuo que me da la sensación de cumplir los requisitos que busco:

Levántate hombre... - cubro mi rostro con mi capote mas no puedo evitar que a cualquiera le recorra un frío escalofrío al oír mi voz, que parece surgida de los infiernos - ...ves esto? - mi mano muestra cuatro billetes de una libra - Son cuatro libras, buen dinero que te servirá para sobrevivir unos días... - veo el reflejo de la avaricia resplandecer en su mirada - ...vale media hora de tu tiempo. Que me hagas una pequeña gestión en el Royal Bank y, a parte de esto, te daré otra libra más... - mi mirada, antinatural, enfrenta a la suya - ...solo en caso que cumplas con el pequeño favor que te pido - quedo a expensas de su reacción para corroborar que, realmente, es el tipo de sujeto que requiero.

El tipo te mira desconfiado, te da la impresión de que has ido demasiado rápido con él.

- De qué se trata... - dijo, mirando los billetes fijamente.

Me doy cuenta que el tipo se muestra escéptico ante mi asalto.

Si actúo rápidamente, hombre, es porque no tengo tiempo que perder con absurdos circunloquios - explico -. La misión es la siguiente: Necesito que vacíes una caja que tengo en la Sucursal 8 del Royal Bank; su titular, que es a nombre de quien actúo, es el que aparece en este papel - agito el documento en sus narices -. La respuesta a toda pregunta que puedan hacerte al respecto también está contenida en este documento; debes, por lo tanto, aprender lo que pone y actuar en consecuencia: Es decir, hacerte pasar por este individuo, alguien que posee una caja de seguridad en el Royal Bank. Crees que serás capaz de hacerlo??? - Inquiero - Una vez te hayan volcado el contenido íntegro en un saco, añades a él el papel y me lo entregas todo. Lo has entendido hombre???

Ernest se limitó a asentir con la cabeza circunspecto. No quería tener nada que ver con el asunto, pero no podía impedir que aquellos dos se suicidasen si tan predispuestos estaban a ello. De todas maneras no pensaba que aquel plan tan simple como lleno de agujeros fuese a llevar a ningún lado.

   - ¿Sabe que probablemente esta firmando su sentencia de muerte verdad?- Comentó a Morgan con voz impasible cuando Leroy ya estaba suficientemente lejos como para escucharles.- Si el asunto sale mal probablemente descubran a Leroy y este no tardará en hablar, y si por azares del destino consigue su propósito, el propietario o propietaria de esa caja de seguridad dará con ustedes tarde o temprano y no será para felicitarles la navidad...-