Partida Rol por web

-Me sentaría estupendamente. +admitió, mientras se aproximaba a ella. Ahora que estaban a solas la estudio con detenimiento. Lady Buckler era algo delgada y madura para sus gustos, pero se apreciaba que era una mujer bella todavía. En su juventud, debió romper corazones.

Se detuvo a un paso, a su costado, y aguardo a que le tendiera la copa antes de hablar nuevamente.

-No había olvidado nuestra charla, en lo absoluto. Pero lo que me pedisteis tomaba su tiempo… y desde luego, lo que he averiguado creo que vale la molestia de la hora. Sin embargo, además de algunas respuestas también tengo nuevas preguntas, mi lady, que desearía me contestara primero. No deseo que malinterprete el tono de las mismas; es solo que antes de participar en un juego, me gusta saber como van las piezas al menos.

Bebió un pequeño sorbo, para aclararse la garganta mientras la miraba a los ojos

-Para empezar, ¿cuál es vuestro interés en esta búsqueda?  Y segundo, ¿es un interés compartido con vuestro esposo? +alzo ligeramente una ceja al decir esto, haciendo palpable que evidentemente notaba había una distancia entre la pareja, aunque no sabia si total o circunstancial+ Tengo mas, pero necesito establecer esto antes de continuar.

Me quedo a su lado, escuchando su historia, siento cierto temor al pensar que podría haber sido en uno de mis paseos, a mí también me gustaba salir a ver el mundo pero ella se había encontrado de lleno con la cruda realidad, el mundo le había mostrado su verdadero rostro.

Sigo escuchando la historia con la mirada baja, apenada por su situación, ella había conseguido escapar de ese caballero pero trágicamente la vuelta a casa no fue como esperaba. Miro con profundo pesar a la joven, no sabía que decir, ni que hacer para que se sintiera bien, solo podía estar ahí.

Me vuelvo hacia mi padre suplicante, esperando que diga algo, ya que en estos momentos no encuentro las palabras que podrían ayudarla.

¿Qué busca? ¿Recuperar su hogar? ¿Huir lejos? ¿Paz?

¿Qué puedo hacer por ella?

Absorta en mis pensamientos y con temor a equivocarme, había sido demasiado optimista, como podía llegar a parecerle bonito este mundo después de todo lo que le había ocurrido, después de perder a su familia… ¿Qué sería nuestra casa para ella? ¿Un lugar donde esconderse del dolor que había sufrido?

-Rhae…- Murmuro con lástima. -Lo siento mucho, de verdad…-

Cleesten dejó pasar unos instantes para que el consuelo de su hija hiciese efecto, o al menos fuese tenido en cuenta por la joven. Ya acarreaba cansancio al legar a la tienda, por lo que se acercó a lo primero que pudiera servirle de asiento o para apoyarse. No necesariamente una silla. Quizás poco apropiado para un lord, pero no para el pirata, corsario o como cualquiera quiera nombrarlo, que aún perduraba en el interior de Cleesten. Retales de juventud.

- Comprendo...- Asintió Cleesten. - Debe ser muy difícil para una joven ver a su familia muerta y más en esas circunstancias. Lo que has vivido después no ha debido ser más fácil.- No necesitaba ser un lecho de virtud y empatía para poder llegar a hacerse una idea.

- Pero voy a ser honesto contigo joven Rhae, e intentaré ser igual de claro.- Anunció con un tono más sincero que autoritario.

- Supongo por esa mirada en tus ojos que buscas justicia o venganza. Puede que ambas. ¿No es así?- Pareció esperar algún gesto por parte de la joven que confirmase su teoría. Lo hubiese o no, continuó.

- Lo entiendo...- Asintió de nuevo. - Pero nada en tu relato desmiente que tu familia se rebelase contra la casa Buckler. Si buscas venganza o justicia, has de saber contra quien. Y si poco más sabes, a día de hoy también nosotros seríamos objeto de tu ira, pues también participamos en mitigar dicha rebelión y dimos muerte a las tropas de tu famila. ¿Me equivo?.- Preguntó retóricamente.

- Por eso he de insistir en que hagas un esfuerzo de memoria. Céntrate en los detalles. ¿Serías capaz de reconocer a aquel hombre, su voz?. ¿Recuerdas quizás alguna reunión anterior al ataque, de algún miembro de tu familia con alguna casa noble?.- Hizo una pequeña pausa para que la joven fuese asimilando sus peticiones.

- Cuéntame lo que sepas de la situación de tu casa unas pocas lunas antes de  tu secuestro y hasta ese día. Matrimonios concertados, tratos comerciales, alguna discusión. Lo que sea por insignificante que te parezca.-

Hizo un gesto de pausa con la mano, indicando que aún no había acabado y que todavía le quedaba algo por explicar.

- Hay errores tan grandes, Rhae, que aún siendo consciente de ellos, admitirlos podría traer consecuencias  mucho más graves que si se siguen ocultando. Puede que tu única posibilidad de obtener justicia pase por descubrir al responsable  y obtener pruebas para hacérselas llegar al Rey y que sean juzgados por quebrantar la Paz Real..- Y lo que eso significaba.- Así que tómate tu tiempo.- 

Agradeció con un gesto las palabras de la aquella joven que parecía de una edad próxima a la suya. Su padre por contra fue mucho más severo y directo, aún honesto la verdad era dura para ser escuchada.

-¿Detalles de mi familia? No lo sé la verdad. -Reconoció con la misma mirada de súplica centrada en aquel lord. -Estuve pensando en ellos mucho durante todo este tiempo, en especial los primeros días. -Luego estaba bastante alejada del mundo, centrada en llegar al día siguiente. -Pensó para sus adentros.

-Espera... El hombre este, era un caballero, se jactaba de ello. También dijo que se encargarían de que mi padre metiera la pata... Pero no le reconocí y mi padre os ha recibido a todos, a vos, a los Buckler, Horpe, Blackstorm, Gower, los Hasty... También tenía una edad como la vuestra y tenía menos pelo...

Sintiéndose desesperada por haber sido poco útil terminó por enterrar los dedos entre el cuero cabelludo al tiempo que bajó la cabeza fruto de la desesperación.

La mujer sonrió y le tendió la copa que había pedido antes de sentarse a escuchar lo que tenía que decir el recién llegado. Desde luego que sus primeras palabras presagiaban un mensaje de lo más interesante sin embargo aquel mensaje esperaría más de lo que le hubiera gustado.

-Mi único interés está en la verdad. Oír rumores que mancillan el nombre de mi esposo es desagradable. Asuntos de populacho sin embargo con el tiempo acaban por hacer mella y soy yo la que tiene curiosidad de lo que hay de verdad en estos rumores.- Tras beber un breve sorbo depositó la copa en una mesilla cercana.

-Creo que sabes de qué rumores están hablando así que no tientes mi paciencia que no son horas.

-Lo se muy bien, pero suplico su paciencia. Ha sido una jornada realmente agotadora… +replico con educación, mientras evaluaba las palabras de la mujer. Parecía sincera, pero cautelosa. En todo caso, lo esperable. Nathan dejo su copa junto a la de lady Buckler y se quedo de pie a su lado.

-Hay verdades en esos rumores. Testigos aseguran que la hija de los Errol, Rhae, fue raptada en los días anteriores de la rebelión. El responsable fue un caballero fornido, aunque encapuchado y por ende poco reconocible. Pero puede deducirse que era alguien de confianza y hábil, puesto que pudo entrar al castillo sin inconveniente y hacer algo asi al parecer sin ayuda.

-La segunda cuestión encontré menos evidencia, pero aseguran que la señora del castillo no fue muerta, sino violada por los hombres que la capturaron. Ahora bien, las casas vasallas estábamos peleando en el llano. El que dirigió el asalto a Pazo Pajar fue vuestro castellano, Ser Brus, y eran vuestros hombres quienes lo acompañaron…

Dejo la pregunta lógica en el aire, deteniéndose en sus revelaciones para mirar a lady Cathelyn.

-Me agrada vuestro sentido de la justicia y el deber para con la familia, milady. En verdad que si. Además los comprendo muy bien, puesto que estoy en una posición parecida. Ahora mismo, eso me dice que ayudaros es la forma en que ambos desempeñemos bien nuestros roles. No se porque elegisteis confiar un poco en mi para esta tarea, pero quisiera que lo hicierais completamente, ya que ambos estamos buscando lo mismo por el bien de los que cuidamos. ¿Seria eso posible?

-El salvajismo habitual en tiempos de guerra. Estoy bastante segura de que usted mismo lo habrá practicado -Contestó disculpando a los súbditos de su señor marido. -Mentiría si no dijese que lo encontrase reprobable pero hay otras guerras que prefiero luchar.

-Sé franco y pregúntame directamente qué es lo que quieres saber.- Replicó con impaciencia- Si no fuese honesta no te hubiese pedido que indagases algo que pudiera afectar a la reputación de mi esposo.

Miro a mi padre algo seria, no debería decirle tantas cosas, estoy segura que con lo horrible que ha sido su situación, todo lo que dice no hace más que hacerle daño.

-Papá, por la voz es muy difícil, lo intentamos con aquel asesino y nada… no conseguimos encontrarle, pero si lo ha visto no creo que se haya olvidado de su cara.-

Sigo escuchando a mi padre, algo cansada del tema, aunque sea algo realmente importante. Quiero que acabemos ya con esto. -Quizás es Ser Greggor, tiene poco pelo… y es caballero, aunque seguramente haya mucho más que coincidan con la descripción, pero ni idea… solo me acuerdo de él, porque coincidimos cuando atacaron a ese hombre.-

-Podríamos hacer que lo viera de alguna forma para confirmarlo. Pero creo que Rhae debería descansar, bueno y quizás deberíamos llamarte de otra forma hasta que todo se resuelva. ¿No os parece?-  

Cuando veo que Rhae baja la cabeza me acerco a ella. -No te preocupes, lo solucionaremos, creo… ¿Necesitas algo?- No sé que más decirle, todo es demasiado complicado, demasiado.

Me vuelvo hacia mi padre. -Necesita estar tranquila.-

Cleesten escuchó las palabras de la joven Rhae con atención. Desvió luego su mirada hacia su hija cuando intervino escuchando activamente sus palabras. 

- Caballero, de mi edad y con menos pelo...- Asintió. - Eso acota las opciones bastante. Un punto de partida, sin duda - Puede que aquellas palabras pudieran tener algo de intención de sofocar el sentimiento de inutilidad que parecía haber invadido a Rhae, aunque no por ello parecía ser un consuelo banal con palabras inventadas o no ciertas para él mismo.

Asintió a la afirmación de su hija sobre el descanso y tranquilidad que requería la joven. Aún así levantó el índice un instante como si aún quedase alguna cosa más por preguntar o saber. Al menos por aquel día.

- Sólo una cosa más Rhae. Tu señora madre, también se encuentra desaparecida, ¿no es así?. ¿Has tenido alguna noticia de ella o conoces su paradero?. Poder hablar con ella también podría arrojar algo de luz a todo esto.-

Como señora de la casa, quizás pudiera haber sido partícipe en mayor medida que su hija, en cuanto a relaciones con otras casas. 

-Antes de eso, debo decirle que estaría equivocándose si me considerara igual a los hombres que practican esas costumbres, ciertamente.  +replico con seriedad en el tono+ Puedo no ser un caballero por titulo, mi señora, pero creo tener los estándares que deberían esperarse de uno. Le suplico lo tenga presente.

No habia resentimiento en su voz. Era un error entendible y frecuente. La expresion de Nathan se relajo un pellizco apenas, tras esta declaración, cambiando su tono otra vez a uno discreto.

-No obstante, no era mi intención tampoco criticar a las actividades de Ser Brus o sus hombres. Comparto vuestra premisa, de que son cosas que pasan en la guerra y no puedo esperar el mismo de todos. Pero mi pregunta es… ¿si ya la tenían sometida, como es que lady Errol o su cuerpo nunca aparecieron? El rumor de que fue vendida me parece tan absurdo como denigrante para vuestra casa… pero que oculten una cautiva es un asunto muy diferente y mucho mas plausible. ¿Se le ocurre algo que pueda ser relevante a esto, mi señora?

Una vaga idea se formo en la mente de Nathan. Donde estaba lord Buckler? Extendio la mano cruzando el aire, y rozo levemente la mano de la dama.

-Confiad en mi. +la apremio quedamente, su voz hecha un susurro intimo e invitador a que se confesase.

La joven sonrió nuevamente ante las palabras de Myria, pero su mirada seguía siendo triste. Probablemente veía en ello un reflejo de lo que ella hubiera sido...

-Mi madre no lo pudo soportar, murió... Sólo pude darle sepultura ponerle piedras sobre sus ojos... -Contestó -Soy la única superviviente de mi familia.

Con ello dio un par de pasos antes de detenerse al darse cuenta de que no tenía a dónde ir. De donde venía era de todo menos un hogar y ahora... ¿Qué diablos era eso que tenía ahora? ¿Qué la ofrecían aquellos aliados?

-Si algo he aprendido en este mes es que todos quieren algo a cambio de lo que ofrece... ¿Cuál es vuestro precio?

-Estás siendo necio... -Cortó Lady Buckler señora de Puertabronce- El único rumor que me interesa es el que cuentan que mi marido se folló a esa perra de los Errol. Algún labriego sin dónde caerse muerto lo va pregonando por ahí y solo quiero asegurarme de que es mentira.

Consciente de que había perdido su entereza se recompuso tras inspirar y expulsar una buena bocanada de aire.

-Lo que pasó con los Errol no me interesa más allá del juicio de mi marido, a él le dejo la política exterior que prefiero para mí la política interior, los asuntos de la casa. Quiero saber quién es la persona que me visita en mi lecho.

- Comprendo...- Dijo únicamente ante la noticia. Se abstuvo de dar ningún pésame, pues a fin de cuentas, él y las tropas de la casa habían tenido algo que ver en todo aquello.

Entrecerró los ojos estudiando a la joven, puede que incluso algo sorprendido por su pregunta. Finalmente hasta dejó escapar una sonrisa.

- Cierto, tengo un precio.- Afirmó. - En cierto modo todos lo tenemos, ¿no crees?.- Preguntó sin esperar respuesta. - Y en su momento, si en verdad tu familia no se rebeló ni cometió traición  y así lo disponen Los Siete, reclamaré el pago.- Dijo haciendo una mueca que bien dejaba claro que así sería. - Pero no te corresponderá a ti hacer frente a dicho pago, Rhae Elrron...no, ya lo creo que no.- Mascuyó las últimas palabras apretando las mandíbulas.

- Descansa ahora un poco.- Dijo en un tono más de sugerencia que de mando. - Quizás mi hija pueda conseguirte algún vestido. Una capa con capucha incluso.- Propuso mientras miraba a Myria. Volvió a mirar entonces a Rhae. - Haremos también algo con tu pelo. Trataremos de que puedas pasar por su doncella de confianza cuando debas abandonar la tienda.- Asintió. -Aunque cuanto menos gente te vea, mejor. Sólo saldrás, de momento, de ser completamente necesario, o se te indique. ¿Estamos de acuerdo en eso, Rhae?...Me encargaré de que te traigan algo de comer.-

Escucho a Rhae y a mi padre intercambiar palabras, pensativa, reflexiono sobre sus palabras mientras miro mis manos. ¿Qué precio tendría yo? Ni siquiera conozco la respuesta a esa pregunta, no sé realmente lo que quiero. Esta difícil dar una respuesta, pero sí tengo clara una cosa no necesito nada para querer ayudarla, aunque puedo hacer poco por ella, no me cuesta nada intentarlo. Me alzo de hombros sin dar una respuesta a esa pregunta, luego atiendo a lo que dice mi padre, no sé exactamente a que se refiere, pero estoy segura de que hay algo más tras sus palabras.

Una vez acaba de hablar mi padre, asiento, aceptando sus palabras. -Bueno, te puedo conseguir algo parecido a la ropa que llevo yo, quizás no es la que te guste más pero… es bastante cómoda. Y tengo mi capa, me gusta mucho, pero te la dejo si la cuidas ¿vale?- Le digo mostrando una amable sonrisa.

-Si la quieres voy a buscar la ropa y vuelvo enseguida.-

Suspiro hondamente. Que motivo tan simple, egoísta y a la vez puro. El ver salir la duda a flote y el malestar que invadía a lady Buckler en su estallido, le hicieron acortar la distancia breve que los separaba, apoyar su diestra en el hombro de la dama y atraerla junto a el, sin dejar de mirarla a los ojos fijamente.

-Ningún hombre que se precie de tal cambiaria a una mujer como vos por una niña, milady. Ahora entiendo las razones detrás de vuestra duda, y lamento que os este carcomiendo. Pero deberíais veros al espejo antes de recelar así. Podeis estar tranquila, vuestro esposo jamas ha puesto una mano sobre esa tal Rhae. Lo aseguro.

Hizo una pausa, dándole unos segundos mas para que se calmase, antes de continuar. Habia una omision deliberada en su aseveración.

-Dicho lo cual, mantengo mi pregunta milady. ¿No habéis escuchado nada sobre prisioneros en secreto, nada mas allá de este absurdo rumor que os halla intrigado en torno a vuestro esposo? Habladme sinceramente. +la volvio a invitar a entrar en confianza y sincerarse totalmente, ofreciendo en su presencia el consuelo a las dudas que la dama estaba buscando.

La cercana presencia del castellano que emanaba una mezcolanza de olores entre los que destacaba el sudor y el metal, la hicieron ruborizarse provocando que por un momento dudase de si mirar a los ojos de quien hablaba. Aquella debilidad fue breve pues no tardó en recomponerse con un giro delicado fruto de las horas ensalladas de protocolo.

-No... -Reconoció finalmente antes de sentarse derrotada en una silla de madera que se encontraba próxima, era de madera de pino y había sido tratada con tintes para dotarla de una delicada policromía. -Supongo que quieres decirme tu precio antes de revelarme toda la información.

-Devolver la sonrisa a vuestro semblante seria ya es una buena recompensa. +sonrió apenas, estudiándola fijamente+ Pero desde luego, negocios son negocios. Hay tres cosas que deseo, aunque ya no estoy seguro de que estén en vuestro poder concedérmelas.

*Mas bien, dependerá de cuanto podáis influir sobre lord Buckler.

-La primera, es mejorar la posición de la casa a la que sirvo. Sé que actualmente es la intención de vuestro esposo dar todo a los Horpe, por lo sucedido a su señor. Pero mientras conserven la fortaleza y la aldea, no creo que estos se molesten si una porción de tierras es entregada a los Thalassos. *además que seria injusto y levantaría recelos. O mejor aún, intentar concertar una boda entre Myria, la hija de lord Cleesten, y Ben Horpe. La bendición de vuestra casa a esa unión entre vasallos seria un gran pie para negociar. Ademas, ayudaria a que acabaran las tensiones internas.

-La segunda es una menudencia, pero para mi relevante. +se levanto un poco el jubón, enseñando su costado lastimado+  En la búsqueda de respuestas, tope con unos bandidos… Aunque me hice cargo del problema, su líder sigue libre. Es una mujer del pueblo, y regenta un prostíbulo en la aldea. Se hace llamar la Dama. Quisiera permiso para hacer justicia en ella y desbaratar su local.

-Hay una tercera cosa, un sueño desde siempre… el ser ungido caballero. +declaro finalmente en tono bajo, casi avergonzado, mientras acomodaba la ropa, y su mirada se tornaba distante+ Pero esta es la de menos importancia; creo que aun no he hecho lo suficiente para merecer esa honra... Si podéis cumplirme las dos primeras, me doy por satisfecho.

La mujer suspiró al escuchar aquellas peticiones. Desde luego no eran cosa baladí... Decidió entonces responder de manera selectiva.

-La segunda es fácil, tienes mi permiso... Incluso si quieres dispondré que te acompañe Ser Brus y un puñado de hombres, no hay mejor forma de representar así la ley de los Buckler en estas tierras. Por lo que a mí respecta ese putiferio puede desmantelarse si así lo vierais necesario. -Entonces dio un último trago a la copa, un trago lento y pausado que daba tiempo a ordenar las ideas.

-Las otras dos no son sencillas cierto es... Pero tenéis mi palabra de que intercederé por vosotros. Sin embargo necesito algo que apoye mis palabras pues si no podrían tildarse de ser el capricho de una mujer. Consígueme algo que de valor a lo primero... Y me aseguraré que seas ungido y tengas algunas tierras que den apoyo a eso.

Entonces se incorporó dejando la copa en la mesa.

-Y lo siento pero el favor que te he pedido es algo privado.