Partida Rol por web

Disculpad mi actitud. Lo cierto no esperaba ningún casamiento y me tomo por sorpresa; no puedo quejarme de que no sea una muchacha deseable. Por lo que ahora que he tenido algo de tiempo en soledad para pensar os puedo decir que acepto de buen gusto la decisión que ha tomado. 

Más bien hay algunas cosas que me cuestiono, y sin negar lo anterior me gustaría hablarlas con vos, como padre e hijo.  

La primera es por que Falia y no Gratchel, obviamente su padre ambiciona más para Gratchel pues tiene más derechos y ya es toda una mujer. Desde mi punto de vista en caso que suceda algo a los Gawel ella siempre tendrá más derechos que su hermana pequeña, y si es por asegurar tu sucesión con Gratchel es más probable que tuvieses nietos antes de que anuncien el próximo invierno. 

La segunda es por que no aprovechar las oportunidades -deja un instante entre medias tanteando el no ofender- cualquier marinero sabe que el mar es caprichoso y el viento aun más, que cuando las cosas se complican cualquier oportunidad es buena. Siempre te he visto sortear las dificultados como quien usa el viento cruzado para avanzar cuando los otros quedan ataorados. 

Así me has enseñado tu mismo, lo que los maestres de la ciudadela desconocen entre sus apolillados manuscritos. Pues bien, creo que ahora hay una situación favorable y vos al igual que yo antes con Falia no has sabido verla. 

Dejadme por favor que me explique y luego si lo deseas no tomaré más de tu tiempo -hace un pausa para que su padre la autorice a seguir contando su idea y por que no para que pueda echar otro trago. 

Cleesten pareció al menos satisfecho y más relajado ante las preguntas de su hijo. Asintió a la primera y sus explicaciones. Debieron parecerle lícitas aquellas dudas y reflexiones. Sobre la segunda cuestión  no pudo evitar abrir los ojos y hacer un asentimiento interrogativo. Con la mano hizo un gesto de calma.

- Por qué Falia y no Gretchel...- Dijo anunciando el tema de su primera respuesta. - Una cuestión política nada más. - Explicó primeramente. - No te falta razón en lo que has dicho, pero ahora comprenderás el por qué. Primero porque, como bien dices, Gretchel es tras su hermano, la mejor baza de Lord Alfric para obtener un buen matrimonio. Nuestra relación con los Gower no es ni mucho menos óptima y se puede presionar pero con algo que Lord Alfric sea capaz de asimilar sin llegar a romper la cuerda, por mucho apoyo de Lord Ralph que tengamos.- Ya era suficiente para digerir que fuese Falia.

- Por otro lado, fíjate que a quien casi lanza a los brazos de Ben es a Falia y no a Gretchel.- Hizo una pausa como si aquel hecho ya dejara entrever lo suficiente como para especular. - Lo más lógico hubiese sido Gretchel, más ahora que Ben es dueño de Pazo Pajar. Solo alcanzo a pensar que es porque ya tenía otros planes para la mayor de sus hijas o que la muchacha no es fértil.- Dijo lo último en referencia a la muchacha como si realmente le pareciese más lógico lo primero.

- Lo importante, Rickard, era evitar que los Gower casasen a Falia con Ben. Nuestra relación con los Horpe es buena, pero eso podría cambiar con el casamiento de Ben y Falia, y las palabras justas en el momento justo.- Y sin duda, esas palabras habrían llegado.

- Puede que ahora se preste a ofrecer a Gretchel, aunque lo dudo, pero lo importante es que ya exista una alianza entre nosotros y los Gower. Estoy convencido que Ben sería mucho más reacio a un ataque hacia una casa con la que mantiene buenas relaciones y de la que además forma parte la hermana menor de su esposa.- Asintió convencido. - Incluso Lord Alfric sería también reacio, pues es consciente de que entre las innumerables bajas de nuestra casa, con toda seguridad se encontraría su hija Falia, la cual es por cierto, la VIVA IMAGEN de su difunta y querida esposa...- Remarcó "viva imagen", dejando evidencia de que aquello acarreaba más de lo expuesto por Cleesten en su discurso. Hizo entonces una leve pausa.

- Y respecto a lo segundo...- dijo e un tono más desenfadado. - Adelante, cuéntale a tu padre cuales son esos vientos favorables que ha dejado pasar por alto.-

Lo segundo va de la mano de lo que dices, Gretchel es el plato fuerte de Lord Alfric, algo que a lo que no querría renunciar. ¿Pero que hay si se le va de las manos? Lo que ha pasado con Samuel puede resultar muy conveniente. Si mi hermano hiciese bien su papel en el torneo y mostrase el pañuelo de la joven, por mucho que su padre se oponga los esponsales serían buen vistos. La alianza valdría de igual manera y si ella es tan ambiciosa no descartaría que vuestros nietos, mis sobrinos heredasen las tierras de Lord Alfric, manteniendo una buena relación familiar por más generaciones. 

Por su puesto eso ahora iría en detrimento de mi posición, como bien has dicho las nupcias que me has ofrecidos son realmente buenas. Pero miremos más allá, si conseguimos resolver lo que está pasando y nos hacemos con Pazo del Pajar las fuerzas vuestras y de Samuel nos colocarían muy bien y en esa posición creo que también podríamos ser más ambiciosos con mi futuro.

A fin de cuenta como varón poco importa tener hijos ahora o en 20 años mientras mantenga la cabeza sobre los hombros.  

Y lo sé padre, lo que digo ahora implica mucho riesgo, y dirás que soy joven e imprudente, que solo veo la ganancia, pero decidme, ¿cómo llego nuestra familia hasta aquí? No sin arriesgar, no sin tomar decisiones difíciles. 

Por ultimo padre decidas lo que decidas, aceptare pero dejadme intervenir a favor de mi hermano. El habrá podido herrar hoy o no, pero sabéis que su propuesta nada tiene que ver con un tonto enamoramiento, que lo hacía por la familia y que además vos mismo le autorizaste a aproximarse a Gretchel. 

Por lo que aunque os disguste esto, no creo que mereciese semejante humillación y menos ahora que podría convertirse en un escándalo. Algo impropio de los que no son notados. -dice haciendo alusión al lema familiar. 

Cleesten negó divertido, algo confuso, como si no lograse entender el tremendo despiste que rondaba por la cabeza de su primogénito.

- Espera, espera, Rickard...- Pausó con calma. - A ver hijo, déjame contarte algo que ya deberías saber o que bien has olvidado.- Su gesto parecía desde luego más distendido.

- Lo primero, es que en la línea de sucesión, son los varones los que heredan. Y Lord Alfric tiene un hijo. Aunque Samuel pudiera desposar a Gletchel, no heredaría nada. Para ello Gyles y toda su descendencia deberían  fallecer.- Afirmó. 

- Así que por ambicionar sus tierras, hijo, mejor olvídate. Tu matrimonio no tiene como intención hacerse con las tierras de los Gower, sino resolver una situación delicada con nuestros vecinos y evitar su alianza con los Horpe- Explicó.

Luego no pudo por menos que sonreir ante el pensamiento de Samuel participando en un torneo.

- Y respecto a dejar a tu hermano participar en un torneo, ni aunque quisiera, que no quiero, podría. Y te voy a explicar por qué.- Negó con cierta incredulidad, por tener que explicarlo.

- Tu hermano acaba de cumplir quince días del nombre. Si bien para cuando tenga uno más, nadie en los Siete Reinos pondrá en duda que ya es un hombre y que podría participar en un torneo, ahora mismo su edad lo impide. Pero aún teniendo dieciséis o incluso treinta, tampoco podría pues no ha sido ungido con los siete óleos, ni practicado vigilia en septon alguno, ni ordenado caballero por otro caballero.- Asintió. - Y sólo los caballeros pueden participar en los torneos. Ni yo mismo siendo Lord puedo participar.- Concluyó.

- Si es que estamos hablando de un torneo y no de una trifulca de taberna donde ese pañuelo fuese entregado a Gretchel en la ilustre presencia del posadero.-

Finalmente no pudo por menos que servir otro poco de aquel licor y acercárselo a si hijo.

- Rickard, entiendo perfectamente lo que estás haciendo. Y no creas que no me agrada que te preocupes por tus hermanos. Sí, es cierto que yo autoricé ese acercamiento, pero con una intención completamente distinta a aceptar el pañuelo de la hija de nuestro principal rival y seguramente enemigo de no poner paz de inmediato. Todo eso podría suponer echar a perder tu matrimonio con Falia y por tanto volver a gozar de cierta estabilidad con los Gower, como en tiempos de Lady Catherine.-

Le hizo un gesto para que se animase a beberlo.

- También es cierto que no tenía conocimiento de ello, al igual que tú. Pero de haberse limitado a acercarse a la joven para tratar de obtener alguna información, como debía hacer en principio, y no llegar a un punto más íntimo,  no habría sufrido reprimenda.- Explicó. - Dejé claro que no debían tomarse confianzas con los Gower. Cuando digo las cosas es por un motivo...-

- Escándalo...ninguno. Puedo asegurarte que hay padres más severos que yo. - Expuso ya en un tono más serio.

- Escandalosa su contestación a un padre y lord, que bien podrían haberle valido que no volviese a reconocerle más como hijo y un destierro, o haberlo molido a palos cuanto menos. Y quizás sea precisamente por nuestro lema por lo que he guardado silencio...no ocurrirá lo mismo la próxima vez.- Sentenció.

- Sé que es tu hermano, Rickard. Pero si quiere ser tratado como un hombre, que empiece a comportarse como tal.-

Finalmente suspiró profundamente, tomando aire.

- Rickard, se trata la mayor parte de las veces de lo que debemos y no de lo que queremos; de lo que es necesario y no justo. Encontrar ese equilibrio es primordial y muchas son las decisiones que ni queremos ni compartimos por principios las que debemos tomar. La realidad es que es muy probable que yo no llegue a ver tu trigésimo día del nombre*. Y cuando falte, toda esta carga recaerá sobre ti.- A día de hoy era un hecho.

- Gobernarás entonces según tu juicio dicte. Espero que al menos algo de lo que tu padre trató de enseñarte, quede.-

Myria y Nathan se entendieron bien pues aunque la joven era rebelde sabía estar a la altura de las circunstancias cuando la familia lo requería. Y ahora el momento había llegado, ¿cómo se enfrentaría a una joven que lo había perdido todo? La respuesta tuvo que posponerse brevemente pues al volver en busca de Lord Cleesten lo primero que vieron era su hijo que aguardaba junto a la puerta de la habitación.

Allí se encontraba Samuel donde le habían dejado con la mirada perdida como si hubiese recibido algún tipo de afrenta contra su orgullo. Ésta se perdía a través de la puerta que se encontraba cerrada y presumiblemente, como rápidamente pudieron colegir los dos recién llegados, tras ésta padre e hijo estarían debatiendo acaloradamente sobre algo de lo sucedido hasta el momento.

Me había quedado de brazos cruzados contra la pared haciendo tiempo hasta que mis hermanos saliesen de sus respectivas reuniones. La primera puerta en abrirse había sido la de Nathan y Myria, los cuales al parecer habían terminado su charla ya. Los saludé con un ligero movimiento de cabeza, todavía enojado por la situación que había pasado antes con mi padre, pero sin poder decir nada ya que ellos no tenían nada que ver en el asunto.

—Rickard todavía está dentro. — Expliqué simplemente, sin muchas ganas de iniciar una conversación realmente alargada. Una vez que mi hermano saliese podría discutir un poco más a fondo con él su casamiento y preguntarle algunas cosas.

Emitió un pequeño chasquido de desagrado, pero lo entendía. Las charlas de padres e hijos podían ser… complicadas. Aunque por suerte desde hacia mucho no había tenido que enfrentar esa circunstancia por si mismo, no desde la infancia. Dejo ir ese pensamiento y se concentro en el presente.

-Comprendo. Vamos a esperar unos momentos entonces… +suspiro con paciencia. Aprovecho para mirar a Samuel fijamente+ ¿Cómo vas llevando la reacción de tu padre? Entiendes porque lo hace, ¿verdad?

Obviamente, Nathan tenia su propia idea sobre aquel compromiso, pero mas le interesaba otra cosa al decir esto; comprobar si su impresión era acertada o no.

Le devolví la mirada a Nathan mientras este hablaba. ¿Venía a recoger los pedazos después de que mi padre los rompiera? Respiré hondo para contener un bufido, antes de contestar a su pregunta. —Sí, por supuesto que sé por qué lo hace. — Respondí finalmente. —Pero si su forma de hacerlo es gritarnos y tratarnos como idiota, entonces no me interesan sus motivos. — Apreté los dientes y paseé la mirada por el pasillo, rompiendo contacto visual con el castellano. —Lo peor es que es un desconsiderado. Espera que nos sentemos y actuemos de forma correcta, pero le da igual dónde. —Miré a mi hermana, buscando algún aliado en esta discusión. — ¿O a tí te llevó en sus planes y te presentó a las damas y señores de otras cortes para que no tuvieramos que hablar con Gower? Porque a mi no. — No era tanto que me molestase que me prohibiera hablar con Gretchel, era que simplemente no le importaba qué haga mientras que no lo perjudique a él. —Es un egoísta. — Dije finalmente.