Partida Rol por web

Salgo pensando en la futura reunión con la joven, estoy realmente impaciente por conocerla y quiero saber todo lo que pasó, pero sé que no se lo voy a poder preguntar, tendré que esperar a que ella misma decida contármelo.

Estoy despistada, sumida en mis pensamientos. Cuando siento una mirada, parpadeo un par de veces y enfoco, la imagen nublada de mi hermanito se muestra como pidiendo algo de ayuda, no me he enterado bien de la conversación, no estaba escuchando pero me hago a la idea. Gretchel.

Sigo escuchando. -Ya sabes que no, estuvimos juntos todo el rato Samuel.- Digo algo confundida. Luego miro a Nathan y vuelvo a mirar a mi hermano.

-Tienes razón Samuel, a mí quizás no me llevó porque sabe que no me interesaba, he sido más feliz paseando sin hacer nada que teniendo que conocer a según qué invitados, pero por lo que dices tú sí que te apetecía hablar con ellos... Había pensado que querías hacerme compañía…-

Me quedo unos instantes mirándole, no sé bien que decirle, no quiero que participe en ese torneo, podría hacerse daño. -Ahora tengo que hablar con papá… ¿Quieres que le diga algo? No quiero que te enfades…-

-Tomar decisiones por otros siempre es egoísta. Pero también implica asumir la responsabilidad sobre esas personas. Esa es la carga que todo señor, comandante o padre debe llevar. +reflexiona pausadamente + Si alguna vez les toca estar en un lugar así, lo comprenderán mejor.  

Inspira profundamente, mirando al vacio al otro lado del pasillo.

-Lo demás es circunstancial. Y en las actuales, lo mejor es moderar estas rencillas al mínimo. Si entre nosotros nos peleamos, mas débiles nos encontraran los de fuera.

Justo lo contrario que con los Errol, que se habian mantenido unidos y firmes hasta el final. En su rebelión muchas cosas no cerraban. Y una importante era porque se habían lanzado solos a esa lucha, porque no buscaron apoyos. La respuesta lógica era que si lo habían hecho… y los traicionaron. Nathan medito sobre esto en silencio tras su última declaración.

Finalmente pareció quedarse de nuevo pensativo unos instantes, sopesando y observando a su hijo.

- Pero sí...sí es cierto que más pronto que tarde dependerán de ti las decisiones de la casa.- Dijo aún con ese gesto reflexivo. - Y que serás tú quien cargue con las consecuencias de tus decisiones, para bien o para mal.-

- Si así lo quieres, sea así.- Asintió. - Qué participe en ese torneo si así lo desea. Probablemente debas asegurarte de que no sea conocida su identidad pues es muy joven aún.- Seguramente la edad de Samuel le preocupaba más por la madurez de los posibles contendientes que por la edad en sí del muchacho.

- Aunque no me extrañaría que si dejan entrar a cualquiera sin solicitar título de ser, también dejen a críos.- Manifestó negando como si los tiempos estuvieran cambiando más rápido de lo que lo hacía él y eso no le agradase.

Miró entonces hacia la puerta. -Seguramente Nathan ya esté de vuelta-. Supuso para inmediatamente volver a mirar a Rickard. - Ve y dale la noticia a tu hermano. Será bien recibida.- Sonrió. 

Al final Lord Cleesten había cedido poco antes de que Rickard desistiese. Rickard asiente agradecido cuando su padre le concede la confianza, no todos los hijos cuentan con esa oportunidad y se sabe afortunado en ello. 

Cuando finalmente su padre lo despacha contesta - De seguro lo hará, gracias. -Se despide con una reverencia y abandona la estancia para dejar paso a Nathan si es que está al otro lado. 

Tras abandonar la estancia va en busca de su hermano

Al abrir la puerta descubrió cómo al otro lado del pasillo se encontraban departiendo tranquilamente tanto Nathan como sus dos hermanos.

Y en ese instante se abrió la puerta apareciendo Rickard. Parecía satisfecho por las palabras compartidas con su parte.

Cleesten siguió los pasos de Rickard atravesando el umbral de la puerta tras él y la cerró. Tras pasear sus ojos por la congregación familiar, posó la mirada en Nathan. Se le notaba cansado. La edad había hecho que fuese amigo de buscar descanso poco después del ocaso. La situación tampoco ayudaba a que los síntomas de agotamiento no fuesen cada vez más evidentes en él.

- ¿Paseo nocturno?- Preguntó mientras se ajustaba el ropaje para hacer frente al refrescar de la noche.

Al abrir la puerta y ver a todos reunidos ahí después de la larga conversación con su padre le soprendió, pero más aun le avergonzó, acababa de estar defendiendo a su hermano ante su padre y ahora lo encontraba ahí en la puerta como un niño espectante en vez de haberse retirado a su estancia como le había pedido antes de entrar. 

Su padre salio y se marcho con Nathan, el aguardo a que se hubiesen marchado, -es esta vuestra habitación? -increpa a su hermano -Será mejor que vayamos a preparar algo, Padre ha accedido. Espero que en ese torneo uses la espada mejor que la cabeza esta noche. 

-Venga vamos no os quedéis ahí parados, -dice a sus hermanos -Hay muchas cosas que preparar y tenemos que estar alerta no sea una trampa para un incidente lamentable como el de Lord Cleon. 

Las palabras de Nathan no me calman demasiado. Si bien entendía lo que quería decir, no me parecía que excusaran lo que había pasado. Antes de responder, sin embargo, la puerta se volvió a abrir y mi padre y Rickard salieron de la habitación e hice silencio, no queriendo tener que hablar con Lord Thalassos otra vez.

Una vez que mi hermano y yo estuvimos lejos de los adultos, él fue el primero en hablar, diciéndome que había conseguido que padre me dejase participar en el torneo. Yo lo miré atónito. — ¡¿En serio?! ¡Gracias, eres el mejor! —Dije con alegría, conteniéndome un poco, yo que ya estaba pensando en cómo inscribirme por otros medios... —Pensé que habían estado discutiendo otras cosas. — Comenté, pues en realidad había creído que el tema principal había sido el compromiso de Rickard. — ¿Cómo lo convenciste? — Quise saber.

-Efectivamente. +saludo la aparición del Lord. Se encontraba con Myria tomada de su brazo levemente, ya cambiado y aseado, incluso perfumado. Aunque nada podía hacerse por sus ojos cansados.+ La noche se presta. ¿Vamos?

Inclino la cabeza hacia los muchachos, dejándolos resolver sus asuntos, para descender al patio y abandonar la fortaleza en compañía de ella y lord Cleesten, sin prisas. El primer destino el campamento. Era de esperarse que en el rato ausente no se hubieran desmadrado las cosas y Egil tuviera todo en su lugar para la visita.

Hago una mueca al saber que mi hermanito iría al torneo, supongo que está bien si es lo que quería, pero tengo algo de miedo que le puedan herir, es demasiado pequeño.  -Ya puedes ir con cuidado, sino te las verás conmigo. ¿Vale?-

-Luego hablamos, no hagáis nada divertido sin mí.- Me despido con la mano, antes de seguir con Nathan hacia el campamento, sonriente y alegre. -Vamos papá.- Insisto un momento antes de perderme por el pasillo con el castellano.

La alegría de su hermano le cambia la cara, sonríe -¿no te dije que le convencería? ¿de que íbamos a hablar si no es de eso? menuda has montado -rie -ya puedes sacar todo ese carácter en el torneo. 

Padre estaba preocupado, son muchas cosas las que pasan, solo era necesario darle el tiempo y exponerle las ideas de la misma manera que lo haría. Lo que has conseguido no es poca cosa, en un torneo te puedes desempeñar bien, hasta mejor que yo. Así que con en el enfoque adecuado lo que has hecho más que una reprimenda merece al menos que se te dé la oportunidad. 

Y Padre por mucho que se haya enfadado es padre, y siempre nos ha querido, y aunque se haga el duro amo a madre. 

En cualquier caso iras de tapado, nadie sabrás que combates hasta que no termine el torneo, así evitamos que alguien que quiera hacer daño a la casa haga algo indecente en la lidia, y de paso si no sale bien, nadie sabrá nada. Si te desempeñas bien podrás mostrar la prenda de Greatchel y en tu victoria lograras el honor y una mano. 

Cuidado, no lo hagas si no es lo que quieres, no hace falta que lo hagas, no por mí, tú decides. Es un gran paso, si lo tomas tu vida cambiará te casarás en unas semanas, tendrás un suegro que te odie de por vida y bueno un cuñado que, no pensemos en eso. 

Además obviamente, si se consigue, que aún  ganando no es seguro apañar tu boda, yo perdería la mía, y padre está en lo cierto en decirme que es buena prenda. Así que como triunfes me deberás una, una de las gordas. 

Así que ¿qué me dices, vamos a ello?

Escuché lo que decía mi hermano y asentí. —De todas formas no es como si estuviese enamorado de Gretchel o algo así. — Dije finalmente, sacando el pañuelo que tenía en el bolsillo. —Es solo una prenda para un torneo, si ata un matrimonio o algo así, casi ni la quiero. No todos los pañuelos alrededor de armaduras llevaron a uniones. — Recordé, intentando hacer memoria de las historias de caballeros que nos habían contado cuando chicos. —Lo voy a pensar. Tampoco creo que Gretchel quiera casarse conmigo. Ni nos conocemos, solo hablamos un par de veces. Creo que más que nada quiere hacer esto para hacer alguna travesura. — Le confié a mi hermano. No creía eso que pensaba padre que la chica Gower tenía la ambición de separar a la familia o algo así. Eso era cosa de adultos.

Entonces el trío se alejó de aquel lugar, debían comprobarlo, si las palabras traídas por el castellano eran ciertas. Palabras peligrosas que podrían suponer la caída de alguna casa, el tiempo y el destino dictaría cuál será la casa que caería. ¿Los Thalassos por traición? ¿Los Buckler por tiranía tal y como apuntaban los rumores del populacho? ¿O un tercer actor en las sombras como también especulaban?

Convenía asegurarse y la mejor fuente era la propia joven. Había que confirmar que al menos dijese la verdad. Se encontraban descendiendo en aquel momento los peldaños de madera que se encontraban forrados por una alfombra oscura de color incierto. La luz en aquel lugar no era la mejor y las antorchas se encontraban dispuestas cada la distancia justa como para que no hubiese puntos a oscuras. No había ninguna intención de dotar de más luz a aquel lugar de la estrictamente necesario. Aquel aspecto acolchado amortiguaba sus pisadas pero aún así sonaban aceleradas.

Había pasado un tiempo desde la última vez que pisaron el campamento, apenas recordaban haber atravesado el patio de armas pues la premura que se dieron hicieron que no se fijasen más allá del camino marcado. Lo primero que advirtieron fueron aquellos bastardos muertos del hambre que en su ignorancia creyeron que podían campar libremente sus tierras Rickard les había hablado de ellos y allí estaban, en una celda que los hombres habían fabricado a medida. Un extraño privilegio por el que no parecían estar especialmente agradecidos pues en su lugar dormitaban.

Hedían de sobremanera, salvando aquel detalle un plato vacío y una copa tirada al suelo parecían dar a entender que eran debidamente alimentados. Ellos no eran animales. Entonces uno de los soldados, el que parecía estar asignado a la guardia de aquella caja, pareció darse cuenta de la presencia de los visitantes y se cuadró a la espera de una orden. Pasaron de largo lo que hizo que suspirase de cierto alivio.

Finalmente llegaron a una tienda que reconoció Nathan, allí se encontraban los dos guardias que había dispuesto para su tarea.

-Mi señor -Saludaron primero al Lord, entonces repitieron en saludo a sus compañeros para finalmente dirigirse al Castellano. -Ha entrado un hombre que dice conoceros con una mujer, le habríamos echado pero no parecía tener intención de huir.- Aquellas palabras destilaban el fracaso de quien se sentía superado por un tercero pero convenientemente su fallo estaba exento de consecuencias.