Partida Rol por web

Duncan asentía lentamente ante las palabras de la semielfa cuando Jerim volvió a la mesa enfadado por su fracaso. Pike lo habría hecho mejor. Él habría vuelto con alguna gran historia sobre el tabernero y además con bebida gratis. Así era Pike. Pero el explorador estaba muerto y el bárbaro no. Lo que lo hacía de mayor utilidad y hacía recordar al mercenario como hombres mejores que él ya no estaban.

Dio una palmada sobre la mesa y se levantó. – Esta bien- Comentó mientras hacía un gesto con la cabeza en dirección al tabernero. Él tampoco era Pike, pero, a diferencia de Jerim, Dan Sur no poseía esa presencia imponente que denotaba violencia. Puede que él pudiera conseguir alguna información, o al menos, bebida gratis.

-Ahora vuelvo, me toca- Dijo con una media sonrisa. Caminó hacia la barra donde se encontraba el tabernero, y de paso, observó discretamente a aquel grupo que mencionó Cat.

Cat observó con seriedad como se levantaba y largaba tranquilamente el humano Duncan apuntando una nota mental: Va por libre. Había intentado compartir impresiones con él y las repuestas habían sido nulas. No le dedicó mayor atención, sino que se centró en Jerim, tenía varias cosas que comentarle.

Había conseguido no parecer extremanadamente divertida cuando se sentó en la mesa llevado por los demonios, no quería que se molestase, pero la verdad es que le hacía gracia ese genio que de vez en cuando -bastante frecuentemente en realidad- dominaba al hombretón.

Seguramente es mal momento para el tabernero, es una hora de mucho trabajo, no le des importancia.- Sonrió encogiéndose de hombros tras el intento de animarlo similar al de Gilen, sin dejar de mirarlo. - Pienso reservar una habitación para dormir, ahí puedo intentar preguntarle de nuevo con sutileza.- No es que no hablara con desconocidos, su trabajo se basaba fundamentalmente en eso, y en viajar con ellos. Pero no abordaba a nadie en lugares festivos y lúdicos sin ser temas profesionales, para ahorrarse problemas y esquivar a todos esos tíos que en cualquier cosa veían una insinuación. Bueno, si el tío en cuestión le interesaba para un escarceillo, entonces sí, que era prudente, pero no una mojigata ni nada parecido.

Pero su cabeza estaba muy lejos de ese tipo de asuntos aquella noche.

Le interesaban mucho las impresiones del hombre de talla enorme sobre los otros dos -¿Son de fiar Jerim? - Tenía confianza con él, tanto como para expresar sus dudas - ¿no son demasiado jóvenes e impulsivos? - Ella no era mucho mayor, apenas, pero se sentía a años luz mentalmente, quizá porque realmente no los conocía de apenas tiempo. -Gilen nos ha dado a entender eso del semielfo, y eso que parece mucho más disperso que él.

¿Cómo has acabado con ellos? -Levantó la mano, para indicarle que no contestase todavía, y se acercó a él para susurrar -¿Te has dado cuenta de que no somos los únicos que estamos aquí intentando no llamar la atención? -Asintió, sus ojos azules estaban totalmente seguros de lo que sus labios decían – Hay un grupo que destaca por lo serios y ausentes que están- Los señaló con un movimiento de cabeza super breve.

Ya sí estaba lista para todo lo que quisiera compartir con ella el hombre al que casi consideraba un amigo.

Cuando Duncan se hubo levantado, Cat me intentó ayudar a aliviar mi pesar y mi cabreo contra el tabernero, asentí con gesto serio hacia la exploradora, seguro que tenía razón, había ido en mal momento y había ido yo, que no suelo despertar demasiada simpatía.

Me preguntó entonces por los nuestros otros compañeros, era normal que dudase de ellos, nunca habíamos coincidido con ellos más allá de esta ocasión. Además los dos eran, como bien había puntualizado Cat, demasiado dispersos, aunque teniendo en cuenta que yo era el que más peligro desprendía hacia la gente, la dispersión de estos no era tan peligrosa.

Cuando iba a responder me detuvo para comentarme, por lo bajo, la situación de algún grupo de la taberna. Los busqué con la mirada hasta dar con ellos, tendría que quedarme con su cara, por lo que pudiera pasar, asentí cuando la semielfa acabó de hablarme de ellos y comencé a responderle.

- Gilen y Kaylan son de fiar - dije -. Conté con ellos por sus habilidades, Gilen es muy bueno con la gente, tiene una gracia especial, suele caer bien de primeras, ni con todas las ganas del mundo que yo le pusiera podría lograr generar ese efecto en los demás, tú ya sabes de que hablo; por otra parte Kaylan es avispado, rápido con los dedos y tiene alguna noción de magia, en cuanto supe que la magia tenía algo que ver en esta misión conté con el al instante - tomé un trago a modo de pausa -. Es cierto que Gilen es bastante disperso, lo encontré en el camino, tiene ganas de aprender y ver mundo, me parece que tomó la decisión de viajar cuando sus padres fallecieron y tuvo la suerte o la desgracia de dar conmigo mientras me desplazaba de un poblado a otro, el chaval tiene muchas ganas de aprender de aventuras y supuso que yo era el indicado al que juntarse. Lo de Kaylan llegó al poco de encontrarme con Gilen, justo en el lugar a donde nos dirigíamos el joven Gilen y yo, tirando de juegos de manos estaba dando un espectáculo bastante decente para intentar dejar boquiabiertos a los pueblerinos, pero no creo que estuviera en el espectáculo el dar la impresión que estaba usando magia de verdad en vez de estar demostrando su habilidad con los dedos. No se todavía como, logré evitar que Kaylan fuera apedreado ahí mismo, me enfrenté a los pobres habitantes, al poco llegó la guardia, que nos mantuvo en el calabozo una noche, mientras tanto Gilen se ganó el favor del jefe del retén que hizo que nos liberase - continué -. Por eso viajo a veces con ellos y los recomendé para la misión; y por eso Gilen os advirtió acerca de Kaylan, si le toman por un ilusionista mágico es posible que tengamos que intervenir, pero seguro que Kaylan puede tener sus dedos perfectamente quietos.

Seguramente la semielfa sabría comprender mis razones sobre porque Gilen y Kaylan trabajaban conmigo.

- Lo de Duncan, no tengo ni idea, tomaron a este quinto miembro a falta de una propuesta que les diera yo para tener a otro combatiente conmigo, a nivel de capacidades seguro será un buen aliado, no creo que se tomen a broma la tarea que nos han encomendado, en lo personal, tendremos que ir tratándonos con el hasta que confíe en nosotros para que nos vaya contando como parte importante de su grupo, ya sabes que prefiero tener amigos a mi lado en vez de simples compañeros, es cuando realmente nos cubrimos las espaldas los unos a los otros - concluí.

Era un placer trabajar con Cat de nuevo, tenía la cabeza asentada era una gran profesional y serviría para compensar el grupo en cuanto a "locura", tenía razón que Gilen y Kaylan no parecían de lo más ortodoxo, pero a veces venía bien alguien con algo de labia para enfrentarse a según que situaciones. No me había equivocado con Cat, ya desde el principio había sabido donde mirar para encontrar situaciones y personajes disonantes en el ambiente, a pesar del cabreo con el tabernero, estaba realmente satisfecho con como comenzaba nuestro contrato en la taberna.

Diana miró a Kaylan con cierta sorpresa pues aquella no era precisamente una respuesta esperada por la hermosa intérprete. Detectó cierto tono inquisitorio y aquello la incomodó lo suficiente como para seguir hablando con algo de más reparo:

-Disculpadme mi señor, no era mi intención importunaros.- ,Diana se situó tras el biombo y comenzó a cambiarse mientras continuó hablando, -Veréis, debo confesaros que un buen amigo mío fue uno de los cadáveres que han aparecido en las calles de Palanthas totalmente mutilado....-

El tono de voz de Diana se convirtió en hilo apagado cuando dijo aquellas últimas palabras, el tema parecía consternarla en demasía:

-Desde entonces vivo con miedo, mi señor, he intentado salir de la ciudad, huir de aquí....mas los medios de los que dispongo no son suficientes y no puedo acudir a nadie.-

La joven salió de detrás del biombo tan sólo con una camisa grande de seda que cubría lo justo hasta algo más abajo de la cadera, dejando poco a la imaginación. Su belleza se veía aún más resaltada a la tenue luz del candil de la habitación:

-Si vos pudierais ayudarme...- ,Diana cogió un vestido para ponérselo y lo recogió sobre sus brazos mientras se quedó unos instantes mirando a Kaylan con tristeza, -...no puedo arriesgarme a contaros todo y seguir en esta horrible ciudad...-

Con lo que parecían algunas lágrimas brotando de sus ojos, Diana se llevó una mano al rostro y negó con la cabeza desesperada.

Gilen se puso en pie de nuevo para recorrer una vez más el salón principal de la taberna en busca de más conversaciones funestas o alguien que destacase a sus ojos poco entrenados.

El muchacho se movía como uno más entre el gentío asistente a la taberna, lo cierto es que su aspecto no destacaba entre los presentes y eso era algo que jugaba en su favor. Con jarra en mano y un semblante alegre, Gilen recorrió gran parte de la estancia sin mucha fortuna, al menos no pudo percibir nada raro más allá de algún típico borracho con más alcohol del que podía tolerar o bien algún comensal devorando una comida previa a su marcha.

Con el bullicio no podía discernir demasiado a los presentes o, al menos, Gilen no captaba mucho más allá del típico paisaje tabernario. 

El mercenario había tomado la iniciativa ante el fracaso de su improvisado compañero Jerim. Tan seguro de sí mismo como dudas le ofrecía su grupo, Duncan recorrió el salón de la taberna hasta llegar a la barra donde el gigantón dueño del local se encontraba limpiando jarras de metal donde servía el líquido tan deseado por sus parroquianos.

Durante ese recorrido, el joven espadachín pudo captar algo que desentonaba en todo aquel cuadro. Al fondo de donde se hallaban sentados él y su grupo, se encontraba una extraña pareja con tan sólo dos copas en su mesa. Un hombre y una mujer parecían estar conversando entre susurros mientras recorrían la sala con sus ojos. Duncan apenas pudo percibir mucho más, pero sí tuvo la impresión de que aquellos dos personajes estaban escudriñando el salón de la taberna más que conversar entre ellos.

Una vez en la barra, el tabernero lo miró intrigado y se dirigió a él:

-Buenas noches tenga señor.- ,exclamó con hosquedad, -¿Qué deseáis?-

La exploradora y el gigantón conversaban mientras el resto de su improvisado grupo parecía aventurarse por la taberna en busca de información. No tenían idea de si tendrían éxito, pero al menos les había permitido unos instantes para hacer puesta en común de ideas e impresiones.

Parecía que la noche se desarrollaba con relativa normalidad, los ojos de la semielfa habían detectado algo fuera de contexto en el salón de la taberna mientras que el resto, al menos la impresión que tenía, era de lo más habitual en un panorama de taberna. Borrachos, bullicio, música alegre, choque de jarras, eructos e incluso improperios contra los caballeros se alzaban sobre todos los presentes haciendo de aquel salón, toda una amalgama de sensaciones.

Lo cierto era que, durante un momento dejaron a un lado la misión para centrarse en el grupo que habían unido para llevar a cabo el encargo y las diferentes impresiones que tenían de ellos. Sin duda alguna, Cat tenía sus reparos acerca de los dos apadrinados por Jerim mas en algo coincidían ambos, la participación de Duncan era, cuando menos, una incógnita en los albores de una misión como aquella, necesitarían tiempo para descubrir más acerca de ese desconocido y sobre todo si se integraría con ellos o bien sería alguien al que tener vigilado.

Mientras tanto, el grupo al que Cat tenía en el centro de sus sospechas, no parecía que hiciera mucho más allá de desentonar, al menos desde su oposición no podía captar mucho más.

El elfo se percató de que la bardo no acaba de encontrarse cómoda y, con gran probabilidad, aquello fuera la causa por la que no parecía fiarse de él. Tal vez fuera demasiado rápido...

Escuchó las primeras palabras de Lafont con atención y recapacitando más, su atención duró poco... la srta. Lafont había desaparecido brevemente tras un biombo para volver a aparecer sinuosamente vestida. Lo cierto es que elfo quedo boquiabierto; algo por otro lado poco frecuente en él. Si abajo, en la taberna, un primer vistazo le había permitido apreciar la buena apariencia de la bardo, acrecentada por su voz, lo cierto es que no había sido capaz de calibrar su auténtica belleza.

- Por favor, le ruego que deje de tratarme de "señor". No soy sino un simple semielfo que apenas tiene donde caerse muerto. Y lamento profundamente si mi precipitación por cumplir mi cometido le ha resultado en algún momento ofensivo o indecente.

Kaylan se acerca sutilmente a la bardo para, con su mano izquierda, colocarle un mechón de pelo por detrás de su hombro.

- Ni que decir tiene que cuenta usted con mi ayuda si lo que desea es salir de la ciudad. Aunque escaso de recursos económicos, lo cierto es que cuento con amigos que, sin preguntarme en que me hallo metido, sé que harán por mí lo que les pida.

El semielfo retira poco a poco la mano utilizada, no sin antes rozar suavemente el hombro de Lafont.

- Y debe usted saber disculpar mi rudeza. No tenía idea de que hubiera más de una víctima. Cierto es que cualquier hecho pudiera ayudarme a saber a qué me enfrento, pero créame si le digo que haré cuanto esté en mi mano para sacarla de la ciudad. No obstante, necesito que confíe en mí....

Kaylan acaba su conversación tomando entre sus manos la de la srta. Lafont...

Por momentos parecía que aquella misión encargada por el Consejo de Caballeros se estaba complicando.

Por un lado, les habían encomendado encontrar a aquel conjurador que parecía un peligro para la nueva dogmática impuesta por los nuevos caballeros de Solamnia, la Orden de la Fe; por otro, el semielfo se encontraba ahora delante de una bardo a la cual acaba de conocer, y que le suplicaba ayuda vestida con lo justo. En esos precisos instantes, Kaylan no sabía con exactitud que estarían haciendo los demás miembros del grupo y, lo más importante: entre sus planes no se encontraba precisamente entregar a la Orden a ese hechicero, si es que lograba encontrarlo, al menos no sin obtener de él lo que el semielfo buscaba ansiosamente.....

El rostro de la semielfa mostraba atención mientras el relato de Jerim iba tomando forma. Comprobó que estar hablando de eso parecía conseguir también el efecto de apaciguarlo, lo cual le vendría bien.

Mente clara y nervios templados, el mejor estado mientras sea posible.

Era verdad que le interesaba, asintió en algunos puntos, tomando en cuenta lo que decía y decidiendo por su parte darle un voto de confianza a los dos. Porque seguramente eran los dos más sociables del grupo, como había dejado entrever el hombretón, así que útiles también, en principio.

Se echó hacia atrás exhalando un poco de aire – Me has convencido -Hizo un ademán con la mano quitando importancia a sus palabras, dando a entender que sabía que no era eso lo que pretendía, sino ser franco con ella -Les daré un voto de confianza.

Espero no equivocarme.

Su mirada se desviaba de vez en cuando a los desconocidos, era curiosa por naturaleza, pero también prudente. Sopesó si a lo mejor Gilen habría descubierto algo de ellos y era a eso a lo que se había referido cuando se acercó a saludarlos. No podía evitar sentir cierta comprensión hacia el muchacho ahora que sabía algunos detalles de su pasado: Padres fallecidos, ganas de huir, todo desmoronado a tu alrededor...

Los ojos azules de la chica se oscurecieron apenas un segundo, pero enseguida sonrió al hombre con franqueza, y armándose de valor -Voy a tantear un poco el terreno, sin abordar a nadie, sólo a ver que se escucha.

Se levantó, dando con confianza un par de palmetazos en el hombro de Jerim, mientras se dirigía a la zona concurrida.

Nada de suerte esta vez dice el joven al llegar de nuevo a la mesa común con el tarro de cerveza vacío y la cabeza ligera. uff! ¿Quién nos falta? Recorre un momento la mesa con la mirada apretando los ojos en un gesto muy gracioso En fin, oí algo interesante como les contaba, pero primero me gustaría llenar la panza mientras estamos todos y ahí vemos que averiguamos.

Acto seguido llama a la camarera Disculpe, señorita... ¿tiene una pieza de pan con algo para engañar el estómago? Ah, y otra de estas remata volteando la jarra vacía con su perenne sonrisa somnolienta.

El tacto del semielfo con su cabello y su piel hicieron que la joven bardo cerrara los ojos por un instante, como si quisiera detenerse un momento en el contacto de aquel hombre que tenía frente a ella. Luego abrió los ojos para mirarle directamente a los ojos, con una mirada que derretiría al más gélido de los corazones.

Kaylan habló y, mientras lo hizo, el rostro de Diana se tornó en una expresión de incertidumbre. Era evidente que aquellas palabras no eran las que esperaba la hermosa mujer. Paseó una mano por su pelo, colocando su melena tras los hombros para luego echar la vista hacia abajo y comentar en un tono un poco más apagado:

-No tenéis de qué disculparos maese Kiynyard.- ,comenzó mientras se giraba para dirigirse de nuevo tras el biombo y cambiarse, -Veréis, tengo que volver al salón o de lo contrario sospecharán que algo sucede.- ,la camisa que llevaba hasta ese momento apareció sobre el biombo dando a entender que Diana estaba completamente desnuda tras él, -No preciso de ayuda de vos o vuestro grupo para salir de esta ciudad, maese Kiynyard, tengo un salvoconducto que puede llevarme a las tierras de Ergoth, mas tendría que saldar antes mi deuda con Goldwine, diez monedas de oro son una cuantiosa cantidad para alguien de mi profesión.-

La voz de Diana se extinguió en aquel momento para, apenas unos segundos más tarde, salir tras del biombo ataviada con un colorido vestido que marcaba su figura. Su rostro era ahora más serio y disperso, como si su cabeza ya no se hallara allí:

-Soy yo quién debe disculparse ahora, debo bajar de nuevo, tan sólo puedo deciros que los rumores apuntan al norte de la ciudad, es lo único que puedo deciros ahora....- ,Diana se acercó a la puerta y la abrió dejando paso antes a Kaylan, -Si queréis que os cuente algo más habréis de aguardar al final de la noche y mi siguiente actuación.-

La mujer ni siquiera miraba ahora al semielfo, parecía muy contrariada e incluso se podría decir que su absortismo podría ser incluso intencionado.

El elfo escuchó atentamente las palabras de Lafont. Qué demonios pasaba con aquella mujer? Tenía la sensación de que daba un paso adelante y diez atrás. No había conseguido adelantar prácticamente nada. Al Norte de la ciudad? Aquello era como no decir nada; como buscar una aguja en un pajar.... El tiempo se iba agotando y, lo que era peor, se agotaba sin resultados. probablemente sus compañeros comenzaban a impacientarse.

La actitud de la bardo le tenía ciertamente desconcertado.

- A eso se reduce la cuestión?... Unas monedas de oro?... Quién sospechará? A quién os referís? Vuestras palabras siguen siendo un enigma para mí....

Estaba claro que había algo más, pero era una mujer de carácter complejo; complejo y reservado. Kaylan notaba algo raro en su actitud. Se esforzó por leer entre líneas y captar la esencia de sus palabras.

- El dinero siempre viene y va... nunca debe de constituir un problema.

Diana se acercó a la puerta y la abrió dejando paso antes a Kaylan, -Si queréis que os cuente algo más habréis de aguardar al final de la noche y mi siguiente actuación.-

La mujer ni siquiera miraba ahora al semielfo, parecía muy contrariada e incluso se podría decir que su absortismo podría ser incluso intencionado.

Kaylan se acercó hasta la puerta que en forma de salida le ofrecía Diana. Justo, antes de traspasarla, pasó una mano por la nuca de la bardo, atrajo hacía sí la cabeza, y le dio una largo beso en la boca.

- Podríais venir conmigo, ahora, y olvidaos de este sitio para siempre... pero no puedo prometeros una vida sencilla fuera de estas cuatro paredes...

El campesino regresó a la mesa con sus compañeros, su rostro mostraba cierta decepción tras su última "inspección" del terreno y, cuando ya tomaba asiento, Cat se incorporaba para realizar ella su propio tanteo del salón de la taberna.

La camarera a la que detuvo Gilen, miró de hito en hito a los compañeros esperando alguna otra orden, sin embargo, al no tener mucho del gigantesco hombre pareció encogerse de hombros y poner rumbo a traerle algo al pintoresco campesino que lo acompañaba.

Mientras tanto, desde la mesa, pudieron ver cómo Duncan tomaba asiento en la barra de la taberna para probar más suerte con el dueño de aquel lugar. La música que había envuelto hasta entonces el salón se había apagado y ahora tan sólo podían notar el sonoro bullicio de los presentes. La noche se alargaba y los compañeros, muy oficiosos en su inicio, comenzaban a entrar en un ligero impás de "pérdida de tiempo". La llegada de Kaylan quizá arrojase algo más de información a sus compañeros e incluso Duncan o Cat podrían tener algo más de suerte en sus intentos por lograr alguna pista sólida acerca del paradero de su objetivo. Lo único cierto, era que la camarera dejó en la mesa un plato con algo de pan y una jarra de cerveza espumosa para Gilen al tiempo que exclamaba:

-Salud señores, les recuerdo que el estofado está especialmente delicioso hoy.- ,comentó con una sonrisa y un guiño de complicidad que lanzó a Jerim.  

Las palabras de Diana habían sido suspicaces, sin embargo, la astucia y buen ojo de Kaylan captaron que algo había detrás de aquellas oscuras palabras, a decir verdad, algo que ella no quería decir pero que sin duda eran la clave. Ante la aseveración del semielfo sobre la cuestión económica, Diana reaccionó y lo miró con gesto riguroso:

-Quizá para vos no supongan un problema, para mí son la barrera para salir de este lugar.- ,Diana negó con la cabeza con decepción, -No entendéis nada... Goldwine es el dueño de la taberna y sólo podría irme de aquí si saldo mi deuda con él.- ,los ojos de Diana volvieron a mirar al suelo, -Si no podéis ayudarme no tengo más tiempo para vos, disculpadme...debéis iros ya.-

Kaylan se detuvo en la puerta un instante y Diana, a su lado, alzó la vista de nuevo para encontrarse con la del semielfo. Sus ojos centelleaban con al tenue luz de la habitación, parecían pedir auxilio y la hermosa joven alzó la mano y acarició el rostro del joven prestidigitador:

-Si queréis ayudarme hablad con Goldwine y saldad mi deuda, dadme la llave para salir de esta jaula y os daré aquello que deseáis...- ,Diana se alzó sobre sus puntillas y besó a Kaylan, con suavidad, humedeciendo tan sólo sus labios y exhalando un cálido jadeo, -Os daré eso y mucho más.-

Al hacer esto, la mujer volvió a separarse y lo miró con expectación, quedándose inmóvil apoyada en la puerta, aguardando la decisión de Kaylan.

El beso había si duda turbado al semielfo. Pretendía con ello llevar las riendas del asunto pero.., después del encuentro no tenía claro quien "mandaba" en aquella situación. Todo había comenzado como un mero intercambio o necesidad de conseguir algo de información. En modo alguno esperaba que las circunstancias tomaran aquellos derroteros.

Siguió mirando a los ojos de Diana mientras oía sus últimas palabras, y su vista se dirigía, irremediablemente hacia sus labios.

-Si queréis ayudarme hablad con Goldwine y saldad mi deuda, dadme la llave para salir de esta jaula y os daré aquello que deseáis...- ,Diana se alzó sobre sus puntillas y besó a Kaylan, con suavidad, humedeciendo tan sólo sus labios y exhalando un cálido jadeo, -Os daré eso y mucho más.-

El semielfo optó por no añadir una palabra más. Volvió a besar a la bardo y, de forma precipitada, pero aparentemente seguro de su decisión, se fue en busca del tabernero. Esperaba que sus compañeros no anduvieran lejos de allí.

Algo le decía que aquella mujer sería igual causa de su fortuna como de sus infortunios...

¿Estofado? ¡Oh! No hace falta con esto basta dice el muchacho labriego dejando una pieza de oro sobre la mesa espero que sea suficiente Luego se dedica a masticar su pan. De pronto hace una pausa, como si se le acabase de ocurrir una idea, viendo alrededor con evidente goce bebe otro sorbo de cerveza, y le dice a Jerim Quiero agradecerle una vez más señor Jerim por haberme sacado de aquel bosque y traído acá... ¿ya vio toda esta gente? Maravilloso le da por mojar una esquina del pan en la cerveza, para probar Y tenemos buenos compañeros también, si no es mucha imprudencia me parece que ¿hubo algo con la señorita Cat? ¿Qué opina del señor Duncan? Pensaba que ustéd era hombre de pocas palabras, pero el "mercadario" es definitivamente otra cosa ¿no? le ofrece el último medrugo de su pan al inmenso bárbaro, en sincero gesto de amistad. 

- ¿Preparas tu misma el estofado? - el guiño y la sonrisa de la camarera me levantaron el ánimo -. Creo que voy seguiré tu recomendación, tráeme un poco de ese estofado - le dije.

Quizá fuera porque llevase demasiado tiempo sin catar mujer o quizá era la hombría que recorría mi cuerpo la verdad es que sentí como, al crearse tal complicidad entre la camarera y yo, la sangre en mi cuerpo comenzó a bombear más fuerte y a concentrarse en alguna parte del cuerpo que había permanecido activa hasta ahora. Cuando la camarera se fue a por mi plato, atendí a las palabras de Gilen.

Como siempre, Gilen parecía fascinado por la variedad de personas que se congregaban en la sala común de la taberna, y me volvía a agradecer, por vez infinita, que le estuviera brindando la oportunidad de conocer el mundo.

- Me alegro que lo estés disfrutando - le contesté -. Sobre Cat y yo, trabajamos juntos en un contrato de guía y protección de alguien medianamente importante, ella era la encargada de abrirnos paso desde nuestro origen a nuestro destino. Al llegar al final, los subordinados de nuestro protegido nos congregamos en una taberna, como esta, durante la fiesta, alguien quiso ir a más con Cat de una forma no demasiado caballerosa, la verdad es que no soporto ese tipo de hombres, aunque parezca mentira, cuando quise intervenir Cat se había librado de el y quizá se hubiera servido ella sola para el resto que luego se le echaron encima, pero me uní a la fiesta para aligerarle el trabajo, de las mejores peleas que he vivido. Desde entonces nos llevamos bien. Es la mejor exploradora que conozco, cauta, discreta, seguro que nos irá bien para avanzar en cualquier terreno al que nos enfrentemos. Sobre Duncan, la verdad es que no tengo ni idea, faltaba alguien para completar el grupo, y como yo no conocía a nadie más, Duncan fue a quien eligieron para encargarse de esto, seguramente no se hayan equivocado al escogerlo, tendremos que ganarnos su confianza, poco a poco, no hace falta tener demasiada prisa. Es posible que las haya pasado putas, a todos nos afecta, tarde o temprano - añadí ensombreciendo un poco el rostro -. Pero dime, ¿has descubierto tu algo? El tabernero se me ha resistido, pensó que venía buscando pelea, sin duda no es lo mío tratar este tipo de cosas con la gente.