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Información sobre Madrid

Madrid es la ciudad más importante de la nación española, y también su capital. Está situada en la margen izquierda del río Manzanares, sobre una meseta arenosa mal nivelada que ocupa el centro de una dilatada llanura. Limita al noroeste con las montañas de Somosierra y Guadarrama, y en los demás puntos con el horizonte sensible. Se eleva sobre el mar a más de setecientos metros en el extremo norte del municipio y desciende a menos de seiscientos en las orillas del río.
El núcleo central de Madrid tiene una disposición radial: de la Puerta del Sol, plaza de forma semicircular, irradian las vías en todas direcciones. La de Alcalá, una de las más importantes, espaciosa y embellecida con edificios modernos, se prolonga hasta el límite oriental; la Carrera de San Jerónimo recibió su nombre por conducir hasta el antiguo monasterio de San Jerónimo el Real; la de Carretas enlaza con la de Atocha que conduce a la estación del Mediodía, en el extremo suroeste de la ciudad; la calle Mayor conduce, igual que la de Arenal, al extremo oeste, donde se levanta el Palacio Real; las de Preciados y el Carmen se dirigen al noroeste; y la de la Montera hacia el noreste, bifurcándose al poco en las dos vías de la Hortaleza y Fuencarral.
La plaza de Oriente se hizo en tiempos de José Bonaparte, aunque no era más que un espacio grande e irregular que Fernando VII convirtió en una magnífica plaza circular, en la que se abrió el Teatro de Oriente, que hoy es el Teatro Real. En la parte occidental está el Palacio Real, y en el norte el Real Monasterio de la Encarnación.
En la Carrera de San Jéronimo, cerca del Prado, se levanta el palacio del Congreso de los Diputados. Tiene dos leones en su escalinata, hechos con el bronce de los cañones requisados en la guerra de 1860 contra Marruecos. En la plaza de los Ministerios está el Palacio del Senado, que celebra sus sesiones desde 1836.

El terreno sur de Madrid desciende a partir de Atocha, por lo que se ha llamado barrios bajos a esa parte de la villa. Conserva las peores viviendas y condiciones higiénicas, pero, poco a poco, se va transformando. La calle Toledo es la más importante de esa zona, la más espaciosa y con más vida.
En el Paseo del Prado se encuentran el Jardín Botánico, el Museo de Pinturas, la Bolsa, la Nueva Casa de Correos, el Banco de España y elegantes hoteles y palacios. El paseo se ensancha en dos magníficas plazas: la de Cánovas, al encuentro de la Carrera de San Jerónimo, con la fuente de Neptuno, y la de Castelar, con la fuente de Cibeles, en el cruce de la calle de Alcalá y principio del Paseo de Recoletos. Aquí se encuentra el edificio público llamado Palacio de Bibliotecas y Museos Nacionales y la Casa de la Moneda.
El Paseo de la Fuente Castellana es el lugar predilecto de la alta sociedad para pasear en invierno. Aquí está el monumento de Colón en la plaza que lleva su nombre, el de Castelar, el del general Concha y el de Isabel la Católica, obra de Manuel Oms. Entre los monumentos más importantes de Madrid están la Puerta de Alcalá, el monasterio de las Salesas reales, la iglesia de San Francisco el Grande y el Palacio Real. Existen, asimismo, en Madrid cinco grandes casinos: el de Madrid, la Gran Peña, el Nuevo Club, el Casino de la Banca y la Bolsa, y el Casino Francés.
Las instituciones de cultura más importantes son el Jardín Botánico, el Museo del Prado, la Real Academia de San Fernando, la Biblioteca Nacional, el Museo Velasco y la Universidad Central.
En cuanto a transporte en Madrid, es común el uso de las líneas de tranvías por tracción eléctrica. De la Puerta del Sol arrancan cinco líneas de vía ancha, y las de vía estrecha tienen su punto central en la Carrera de San Jerónimo. Cuando coinciden con las de vía ancha, la vía se ubica dentro de esta.
La red ferroviaria comprende las siguientes estaciones:

• Estación del Norte: líneas de Galicia, Asturias, Santander, San Sebastián y frontera francesa.
• Estación del Mediodía: líneas de Zaragoza y Barcelona, de Alicante, Cartagena y Valencia, de Andalucía, de Ciudad Real, Badajoz y frontera portuguesa, y de Cuenca.
• Estación de las Delicias: líneas de Toledo, y de Cáceres y Portugal.
• Estación de Tajuña: línea de Arganda, Chinchón y Colmenar de Oreja, y ramal a Oruso.
• Estación de Villa del Prado: línea de Navalcarnero, Villa del Prado y Almorón.
• Estación de Cuatro Caminos: línea del Colmenar Viejo, y trenes-tranvías a Fuencarral y Canillejas.

El hotel The Westin Palace es una instalación hotelera situada en el distrito Centro de Madrid, en la Carrera de San Jerónimo, con fachadas a la plaza de Cánovas del Castillo, calle del Duque de Medinaceli y plaza de las Cortes. El hotel fue construido por el empresario hostelero de origen belga George Marquet por sugerencia de Alfonso XIII. Abre sus puertas el 12 de septiembre de 1912, en esos momentos era el hotel más grande de Europa. Incorpora teléfono, interfonos e inodoros en cada habitación. Los bajos son famosos por ofrecer salón de baile, el The del Palace, los salones de jazz del Rector’s Club y la cervecería-café La Brasserie.

Desde que llegáis sois tratados a cuerpo de reyes en el hotel. Tenéis pagados los días 17, 18 y 19 de diciembre de 1926, que son viernes, sábado y domingo. Más allá de estos días tendréis que buscar alojamiento por vuestra cuenta. Tenéis servicio de caja fuerte, lavandería y cualquier cosa cara que se os ocurra.

Heitor está en el hotel como Pedro por su casa, aprovecha para limpiar sus ropas y tomarse un tiempo como si fuera alguien importante

Esta clase de lujos le resultan extraños, pero ciertamente no se iba a dejar impresionar por aquel lugar de la céntrica Madrid

Por su propia naturaleza ha tendido a intentar conocer a todos los trabajadores del edificio, siempre preguntando e intentando meterse en la vida de todos.

Se encuentra en el restaurante con una copa de un caro y extraño Wisky. Más de una camarera y trabajadores del hotel están bastante embelesados con él.

Ostentosidad, es la palabra que cruza mi cabeza cuando me deja el coche de linea que me trae desde la Estación de Mediodía . Un traje mas que usado, aunque aun en buen estado, la gorra tapándome la cabeza y una pequeña maleta que me acompaña. Mis zapatos lustrados antes de subir al tren por mi madre, por que según ella no sabia aun hacerlo, llenaban de polvo el brillante suelo del hotel. Hubiera preferido una habitación en un hotal y que este dinero se ocupara en otras cosas como en pagar a los obreros de algunas fabricas o el billete a ese Rey que no sirve para nada.
Me doy un baño y cepillo el traje antes de volver a ponérmelo para bajar, busco un rincón y observo con detenimiento a las personas que hay allí reunidas, mientras me tomo un café solo y me fumo un cigarrillo liado. Puedo pasar por un hombre de facciones afeminadas, pero no por una mujer ya me preocupo de ocultar esa parte de mi anatomía con algo de ayuda extra.  

No llevo ni 24 hs en este lugar y me siento muy cómoda caminando entre las personas que se encuentran en el restaurante. Ahora mismo estoy luciendo un vestido negro bastante delicado con detalles en plateado, claramente son pequeñas joyas que revelan lo costoso que sale aquel atuendo. Mi cabello se encuentra perfectamente arreglado mientras que el maquillaje destaca mis ojos claros en consonancia con el tono pálido de mi piel. 

Con una sonrisa en mi rostro tomo la decisión de acercarme a la barra con la intención de tomar algo mientras desvío la mirada hacia el entorno, descubriendo el tipo de gente que es habitual en este Hotel. Ya sentada en el taburete, voy pensando en mi pequeño negocio que ahora está a cargo de mi mano derecha. No puedo darme ese privilegio de cerrarlo, siempre hay cuentas que pagar y mis gustos de alguna manera deben ser solventados. 

De repente un hombre llama mi atención (Heitor), lo cual sostengo la mirada para que la intercepte y sonrío con cierta delicadeza dándole a entender que me apetece su compañía o una charla agradable. 

Con un simple cruce de miradas Heitor se fijó en aquellos ojos claros de Madame Ju. Y como no, se acercó a ella para hablar.

Un vestido negro muy bonito, senhorita. Le dice con un agradable acento portugués. Me llamo Heitor Acevedo Sánchez, o mais conocido como "Fado Salgado". Le guiña el ojo, y haciéndole una interpretativa reverencia le toma suavemente la mano para darle un beso en la misma. ¿Con quién tengo el placer?

Su aroma estaba envuelto en el agradable salitre del ahora mismo lejano océano.

Al presentarse aquel hombre, continúo avanzando con tal de estar a su lado así podemos mantener una amena conversación mientras el bullicio del lugar nos endulza los oídos. Mis azules ojos se posan en los suyos y a través de un gesto coqueto, bebo un poco de mi copa de vino mientras lo escucho. 

- Gracias, hay que estar a tono con el lugar. - respondo. - Encantada...

Y le permito que me tome de la mano así deja un beso en el dorso de la misma, no se me había pasado por alto su guiño de ojo, lo cual ya comienza a divertirme todo esto. Un tanto pensativa con respecto a mi identidad, no sé si decirle mi nombre profesional y espantarlo ya que quizás no le atraiga una mujer que es dueña de un burdel. Aunque también existe la posibilidad de que esto casualmente genere el efecto inverso y le agrade. 

- Julia Fernandez. - digo. - ¿Qué lo trae por aquí? ¿Unas vacaciones? 

Es la pregunta que me surge mientras percibo su aroma, totalmente deleitada y cayendo en la cuenta de que por mi parte le ofrezco un dulce sabor a jazmín y madera. Esa mezcla suave, pero notable de un perfume caro. 

Precioso nombre Julia...

Aquel armona a jazmín y a madera no le pasaba para nada desapercibido, y desde luego Heitor no se iba a privar de disfrutar también de ese embelesante aroma

Algo así... Yo solo soy uma folha balançada pelo vento*; y el viento es minha guitarra e voz.

Le dan tranquilo sorbo a su wisky, dejando a la vista la marca grabada en el vaso

¿Y tú?

- La herencia Británica que corre por mis venas me dio ese nombre, así se llamaba mi abuela materna. - respondo coqueta, sin dejar de mirar sus ojos. - Una hoja... Muy poeta. 

Le confieso, entusiasmada por conocer un poco más de aquel hombre cuando se presenta de aquella forma tan particular. He vivido diversas situaciones, cuál de todas muy diferente una de otra y aún así, es agradable encontrar a un artista con el cual compartir un momento. 

- Oh... ¿Tendré el placer de escuchar su voz? - pregunto sonriendo. - Por mi parte, no sé como comenzar sin que salgas corriendo de aquí... Temo que todo este lindo momento se consuma. ¿Correrás el riesgo? 

Ya dejando caer aquella pregunta, bebo un poco más y me deleito con sus gestos o expresiones de su rostro. Si se abren puertas, prefiero que sean la de mi habitación. Aunque no me molesta revelar un poco más, pese a que la diversión puede acabarse rápido. 

Pues es inegável que si tu avó tenía o mesmo nombre que tú, has debido heredar también sus beleza.

Le sonríe mientras le mira sutilmente los hombros y vuelve de nuevo a un intercambio de miradas con aquellos ojos azules.

Cuando usted lo desee. La guitarra está en mi habitación, aunque sin el instrumento musicais se puede hacer mucho no es o mesmo... ¿Has tenido la sorte de escuchar el triste e melancólico dado portugués?

Dice mientras juega con su copa y cambia un poco su pie de apoyo para acercarse discretamente solo un poco más y poder disfrutar de aquel aroma de jazmín y madera que aquella mujer desprendía.

Heitor apenas llevaba unas horas en el hotel y ya a atraído las miradas de varios empleados y clientes del hotel. En su estancia se fija en Julia y comienzan a entablar una conversación entre ellos, cuando la cosa se ponía más interesante un camarero los interrumpe.

-Disculpadme señores, es la hora -dijo y después se retiró.

La hora de la cita había llegado, era hora de partir

Apenas lleváis un rato en el hotel pero debéis partir, habéis quedado con la persona que requiere de vuestros servicios y estaría mal hacerle esperar.

El Café Gijon, el lugar de vuestra reunión, es un café madrileño situado en la calle Paseo de Recoletos 21, fundado el 15 de mayo de 1888 por un asturiano afincado en la capital. El café, a pesar de sus modestos comienzos, pronto se convirtió en un famoso lugar de tertulia literaria y reunión de intelectuales y artistas. 

Entráis y os dais cuenta de que ha sido remodelado recientemente. Parece un lugar cómodo y, si viviérais en Madrid, probablemente os convertiríais en clientes asiduos.

Un maître se acerca y os lleva hasta una mesa donde os toma nota por si queréis pedir algo. 

Veis de camino a la mesa a un individuo que está fumando un enorme y apestoso habano en la mesa de al lado. Hay varios señores en la barra. Por la ventana que está al lado de vuestra mesa podéis ver que se trata de un día espléndido. Un hombre pasa frente a vosotros por la ventana, ese mismo hombre entra al recinto y saluda al maître, después de hablar en voz baja, le conduce hasta vuestra mesa.

El recién llegado se sienta sin ser invitado y pide una copa de coñac.

-Buenos días. Si están aquí es porque recibieron el mensaje que les enviamos. Espero que hayan tenido un viaje agradable. Hay una misión para ustedes. Por alguna razón, mis superiores se han fijado en su forma de trabajar y parece que son de fiar pese a que tengo noticias de que en ocasiones han utilizado métodos poco ortodoxos. ¿Podrían contarme algo de vosotros? ¿Vuestras aptitudes?

El sr Morandee paseaba por aquel ostentoso palacio en que se hospedaba y mientras lo hacía redefinía el significado de la palabra "rico" Había sido tan necio cuando sus negocios habían empezado a ir bien, lo bastante necio como para pensarse que era rico, estaba claro que ricos eran la gente para los que habían hecho ese hotel. Ahora quizá debería dar las gracias a sus misteriosos contratadores, pues le habían enseñado cual era el siguiente peldaño al cual trepar.
Se pasó por el bar/restaurante con la intención de socializar con los que frecuentaban el hotel. Estando allí tranquilamente hablando con diferentes personas, de grupo en grupo, riendo gracias, arrancando sonrisas fáciles y dejando que los que allí se encontraban fanfarronearan de sus propiedades, negocios y de lo bien que los llevaban Alberto se hacía un mapa mental de quienes podían ser unos buenos padrinos en los circulos sociales que se presentaban ante él.

Entonces vio a una mujer, bueno, el no la vio, solo siguió la mirada de los demás(que miraban hipnotizados) y encontró a aquella mujer(Madame Ju) que brillaba con luz propia en aquel lugar. Pero ahora estaba pendiente de otra persona(Heitor)

- ¿Quien es esa mujer y su acompañante? - Preguntó a las personas con quien hablaban sin obtener demasiados datos. 

Aún así continuó la charla tratando de no mirar mas de lo necesario en dirección de la pareja y centrando se en sus interlocutores estirando el tiempo antes de marchar hacia el café Gijón.

Se despidió de sus interlocutores y se fue de allí, tras pedir indicaciones al conserje fue hasta allí caminando pensando en sus cosas, despejando la cabeza y centrándose en lo que le iba a ocupar en adelante. Cual sería su sorpresa cuando los viera aparecer en el lugar. Bien, con razón no los conocían, eran turistas en aquel sitio como el mismo Alberto.

El lugar le gusto, parecía tranquilo y discreto, un local desde el que podría dirigir sus "reuniones". Solicito agua y hielo al camarero que le acompañó a la mesa, sencillamente, con una rodaja de limón.

Miró al resto de sus compañeros detenidamente.¹ Antes de tener oportunidad de presentarse apareció ese hombre que entro como una apisonadora.

- ¿Métodos poco ortodoxos? Seguro que se trata de un terrible mal entendido. - Dijo serio examinando al hombre - Ni que fuera policía.... - Dijo como si aquello fuera un chiste, pero no se rió, con lo que aquello fue algún tipo de puya a las fuerzas del orden y la ley.

- Me llamo Alberto Morandee, soy empresario y transportista - Eso lo dijo a los presentes, dado que probablemente ese tipo ya sabía quién era.

- Y tengo mis habilidades, claro, dicen que soy todo dulzura. Así que si tiene un problema amargo quizá pueda ayudarle, pero debería concretarme exactamente que "misión" nos ha traído hasta aquí y que superior le ha traído a usted hasta aquí, señor.... ¿Como ha dicho que se llamaba?- Preguntó con fingida cortesía y haciendo como si hubiera dicho su nombre, al tiempo que su sarcasmo evidenciaba que no se había presentado.

Aquel halago cala hondo, me gusta ese toque descarado que tiene. 

- Es muy probable, pero no seré vanidosa. No en demasía. - respondo divertida. - Habrá que ir a su cuarto... 

No iba a rechazar aquello, no cuando se trata de un músico tan interesante como Heitor. Sólo que al mencionar sobre la música, asiento y estoy por responder, sólo que el camarero nos interrumpe haciéndome recordar el motivo por el cual estoy aquí. No tengo que desviarme de momento.

- Lo dejamos pendiente para después de la reunión. ¿Qué le parece? - pregunto. 

Y le guiño un ojo coqueta, ya con la intención de ir hacia el punto de encuentro planificado. Al parecer estamos por el mismo motivo, no será difícil después retomar lo propuesto. 

Me encuentro conversando con Heitor cuando el camarero se nos acerca para confirmar que ya es la hora del encuentro, así que tras intercambiar algunas palabras en privado con mi acompañante, nos dirigimos juntos hacia el lugar donde nos aguarda la persona en cuestión. No sé qué pensar realmente sobre esta "cita" y espero que no sea una tontería, considerando que debo alejarme de mi trabajo por unos días. Al menos que valga la pena. 

Al pasar cerca de un hombre también muy bien vestido, lo saludo con un gesto cortés y continúo avanzando hacia la Cafetería siendo aquel rincón de la Ciudad el punto de reunión. Ya escogiendo una ubicación donde sentarme, luego de las presentaciones necesarias, me dispongo a escuchar con detenimiento las palabras de aquel sujeto. 

- Me encantaría, al menos conocer su nombre. - digo en un tono suave. - Me llamo Julia, no sé a qué aptitud se refiere ni tampoco sobre la misión, pero puedo destacar que se me da muy bien establecer contactos y manejar información... Entre otras cosas. - respondo. 

No iba a decir todo, si ni siquiera el que nos propone se ha presentado. 

Es una pena que tengamos que deixar la conversación assim, pero me agrada saber que venimos a por lo mismo.

Cada vez aquella mujer le resultaba más agradable.

Despois de la reunión tenemos mucho tiempo, y no te aburrirás, ya que tengo un amplio repertorio

Le responde en una agradable voz al ver su coqueto guiño de ojo, y acomodándose la chaqueta marcha junto con Julia con una picarona sonrisa en su rostro.

Heitor marcha junto con Madame Ju, parecía que ambos venían por el mismo asunto. No aún del todo claro, pero se suponía que le iba a reportar diversos beneficios, y total, ahora mismo todo lo que fuese dinero entrante le vendría bien.

Eu sou Heitor Acevedo Sánchez, un placer. Le dice al grupo con un acento claramente portugués. Aunque puede que me conozcáis como Fado Salgado.

Se estira un poco hacia atrás, cruzando sus dedos detrás de su nuca.

Eu canto Fado, e meus métodos... Minha voz es mi herramienta. Conozco gente y hago nuevos amigos. 

Dice con un sutil guiño ojo a Madame Ju, el cual solamente ella pudo percibir

Ver como algunos hombres están desesperados por que les haga caso una dama, es casi lo último que esperaba ver aquí, pero todos los lugares son iguales. Termino mi cigarrillo aplastandolo en el cenicero de cristal antes de levantarme y coger mi gorra para marcharme a donde era la reunión, aunque callejeo un poco. Nunca esta de mas tener una salida alternativa por si acaso.

Ironías del destino que parece que esos dos, ademas de alguien mas esta en mi mismo barco, sin saber exactamente para que. Pido un café solo, con un terrón de azúcar y un vaso de agua fría. Observo a los que hay allí reunidos, seguro que son intelectuales o políticos y esos son los peores por sus engaños. Saco otro cigarrillo y lo enciendo con el viejo encendedor de mi padre, dando una calada larga mientras escucho al resto de los integrantes de la mesa, asi como al cotilla. Me tomo mi tiempo, haciendo un mapa mental de cada uno de los presentes y como me pueden ayudar o no en mi futuro inmediato.

-Pere, no se que tipo de método poco ortodoxo puedo tener en una librería-imprenta - replico con un leve acento, apoyando los codos en la mesa dando otra calada y mirándole fijamente a los ojos - aunque como han dichos mis compañeros de mesa, si se presenta a lo mejor podemos ver en que podemos ayudarlo. A usted y a sus superiores, pero lo mejor es en que puede darnos a nosotros a cambio.

Suelto el aire lentamente en dirección a él humedeciendome los labios bebiendo un trago de agua

Entro en mi habitación y dejo mis maletas y demás bártulos junto a la cama ayudado por el botones.

-Toma chaval. Le sonrío cuando le doy unas monedas. No te lo gastes todo en vino.

Cuando acabo de colocar la ropa en el armario miro mi reloj de bolsillo.

-Demonios, creí que iba con más tiempo.

Cierro la puerta del ropero y salgo de mi habitación poniéndome el sobrero y colocándome el abrigo en el brazo. Sin prisa, pero sin pausa, avanzo por los pasillos del lujoso hotel, salgo del edificio y me dirijo al Café Gijón. Afortunadamente ya conozco esta zona de Madrid y no me costará llegar. Ahí pude coincidir con uno de mis poetas favoritos, es una cafetería formidable. Perdido en mis pensamientos, y con el aire frío de Madrid como única banda sonora entro en el bar.

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Al entrar veo justo que se están sentando a un grupo de personas y en encargado de puerta me invita a unirme

-Supongo que también han sido invitados como yo. Digo para mí en bajo, mientras me acerco y tomo asiento.

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Asiento levemente cuando la mujer dice:

- Me encantaría, al menos conocer su nombre. - digo en un tono suave. - Me llamo Julia, no sé a qué aptitud se refiere ni tampoco sobre la misión, pero puedo destacar que se me da muy bien establecer contactos y manejar información... Entre otras cosas. - respondo. 

Y vuelvo a hacerlo cuando el joven muchacho comenta:

A usted y a sus superiores, pero lo mejor es en que puede darnos a nosotros a cambio.

-Si, creo que es lo mínimo. Su nombre y para quién trabaja. Mi nombre es Rodrigo hago quitándome el sombrero y apoyándolo en mi silla.

Acto seguido cargo y enciendo mi pipa y escucho atentamente 

-Los nombres están de más -dijo sin daros una respuesta a ninguna de vuestras preguntas-. Acudan a esta dirección a la hora indicada. Enseñen esta nota y pregunten por el Conde de Toledo. Eso es todo. 

Sin mediar más palabra bebe su bebida del tirón y se marcha del lugar tan apresurado como cuando entró, cuando llega el maître os dais cuenta que ha dejado su bebida sin pagar para que vosotros os hagáis cargo de ella.