Partida Rol por web

Una soga siniestra, trenzada con hilos de deseo, ignorancia, curiosidad y hambre, aún ceñía toda la esencia del Dragón de la oscuridad. Cada vez que su voluntad buscaba sobreponerse al llamado de lo desconocido pero que al mismo tiempo podía presentir como parte de su oscura y mágica naturaleza, esta se afanaba por constreñir su fuero más intimo.
Dudando si dejar su lóbrego cubil, la criatura, toda sombras, toda ser, se demoro un instante final. La maroma volvió a hostigar sus vanos intentos, obligándolo a ascender, a buscar ese centro del todo... Disminuido a una entidad obediente, la criatura draconiana se despojo de sus temores y agazapada entre las sombras que eran parte de si misma comenzó a recorrer gruta por gruta, caverna por caverna, todo estaba deshabitado... Todas y cada una de las criaturas habían marchado al sitio que buscaba... Las pequeñas huellas, se desvanecían en la nada a poco de dejar los pequeños orificios y madrigueras... Mas de pronto, un rumor lejano se hizo más patente. Un inmenso número de agudas suplicas, el llanto del agua hecha materia sólida, ya no contemplando impertérrita el pasar de los eones sino haciéndose notar por medio de un millón de tintineos que, quizá suplicaran presencia, o tal vez atención... Comenzando a sentir la ira en su cuerpo, ya en todo consistente, el reptil sombrío, entramado complejo de escamas compuestas de pura sombra, dejó ver a la nada sus colmillos y se plantó en medio del cavernoso pasillo ¡¡¡GROAURRRrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrhhhhhhhhhhhh!!! haciendo vibrar el terreno bajo sus garras.
Roguió por primera vez y dejó salir desde lo más profundo de sus fauces una protesta contra todo. Ya no quería que lo jalara este extraño mandato cuyo origen aún ignoraba, pero por sobre todas las cosas, era esto lo que no quería padecer nuevamente. Ignorar...
El rumor del glaciar se volvió más potente a sus oídos y eso desató una desenfrenada carrera. Ya como un escamoso híbrido entre una serpiente gigante y poderoso mastín, la criatura corrió proyectándose hacia delante con sus cuatro extremidades dejando honda huella en la piedra rasgada por sus zarpas, la cola latigueando de un lado al otro y las alas pegadas al cuerpo buscando eliminar la resistencia del pesado, denso y gélido aire.
¡Más! Rápido y furtivo buscando lo que más que saber, presentía con cada milímetro de su ser ¡Más! Haciendo crujir los molares por la impaciencia y la ignorancia ¡Más! Debo encontrarlo ¡TENGO QUE ENCONTRARLO!
Un ultimo recodo y ante sí, la amplitud de una cámara inmensa, un enorme vacío en la roca, quizá arrancada de a puñados por un titán producto de un arrebato de ira, cual Aquiles frente a las poderosas e inmutables murallas que otrora crearan Apolo y Poseidón, quizá ¿Provocando espanto en las huestes titánicas, reclamando venganza?....
Allí, frente a sus ojos, el joven Dragón de las sombras, sintió la necesidad de verlo todo...De saberlo todo... Parte de su esencia, las nieblas que lo componían actuaron como un aguijón que hicieron desplegar sus pequeñas alas en todos su magro esplendor, permitiéndole arremeter contra el punto más alto de aquel majestuosa habitáculo, cual monstruosa flecha de obsidiana arrojada directamente rumbo al centro de la luna... Debajo, un excitante a la vez que siniestro escenario se desplegaba a su vista. Sin dudar el bisoño reptil entramado en sombras y negrura, devoró cada imagen, sonido y sensación con ansia y premura.
He llegado, por fin: Mi destino.

NARRACIÓN PARA EL DRAGÓN. CEREMONIA DEL 31 DE OCTUBRE.

¿Qué era aquella explosión de tinieblas que, habiendo irrumpido por una de las chimeneas conectadas a remotos abismos, batía ahora sus alas membranosas sobre el trono y escrutaba con ojos vírgenes cada rincón de la cámara? Un remedo de fauces de bestia antediluviana tarascó el aire gélido cuando su vista alcanzó a dar forma al prodigio que se desarrollaba en el corazón del lugar: un vórtice, un remolino orlado de diminutas criaturas aladas giraba y dejaba atisbar en su seno otro mundo, otros planos, extensiones sin medida, cataclismos de sueños. Una estela lo atravesaba para internarse en el milagro, a punto ya de disiparse. ¿La seguiría la criatura?

¿Qué es esta cámara? ¿Acaso puedo aventurarme dentro del hoyo que, sin guardianes se abre frente a mi paso?
Ignorando a las pequeñas criaturas, haciendo pié cerca del sitio en que la extraña puerta a mundos desconocidos iluminaba el todo, el Dragón entrecerró los ojos y marchó a paso firme y decidido, con aspecto de fagocitar a quien le impidiera el paso... La cola, como un ser con entidad aparte, se movía con un sentido extraño casi nervioso. La bestia colocó su cabeza en posición cual si fuera a agazaparse para saltar sobre una presa que sólo podía verse a través de sus ojos. De pronto, sin mas, se lanzó como si fuerzas de las tinieblas le propinaran un aventón... Ya estaba cruzando el vórtice rumbo a Arcadia.

NARRACIÓN PARA EL DRAGÓN. Cont.

El dragón – pues ese era un nombre bajo el que se sentía cómodo- sobrevoló las regiones que son los añicos de los espejos en que las hadas supremas, tejedoras del tapiz del tiempo y del espacio, dieron el último toque a sus semblantes. Cuanto veía no podía por menos que resultarle incomprensible, pues su huevo había eclosionado en el mundo de la vigilia. Y sin embargo, un brillo cegador lo atrajo. Traspasó el cielo cual saeta y pronto pudo distinguir a un gigante acorazado que lucía una gema azul en la frente y que se alzaba sobre un lecho de aguas rabiosas, y a todo un séquito de seres alados que se encaramaban a los salientes de un puente grandioso. Pero no era una gema, pronto lo supo, sino una Reina, fuese lo que fuese aquello, una encarnación de la majestuosidad, digna de ser adorada, la que permanecía suspendida ante el rostro del titán.

El Otoño, la estación fúnebre, había quedado atrás, dejando, empero, acontecimientos más felices de lo que hubiese cabido esperar, así como el conocimiento de aliados potenciales y el reconocimiento formal de las antiguas súbditas de su madre. Noviembre y Diciembre se habían presentado como meses tumultuosos, de confluencia de líneas místicas que restañaban el aire en la forma de arcos eléctricos.

Annya Titania contemplaba pensativa, reposada la mejilla contra el puño derecho, la simiente de prosperidad a su alrededor.

Zagrul, el ogro, estaba casi recuperado de sus letales heridas. Algo en su actitud insolente se había modulado, y tal vez las atenciones que se le habían prodigado habían tenido que ver en ello. En el torso le habían quedado unas cicatrices ciertamente horrendas, casi como si el corazón quedase al alcance de la mano. Annya deseaba contar con orfebres que confeccionaran armaduras para sus paladines, pero, como con tantas otras cosas, debería tener paciencia. Zagrul había narrado su extraña aventura en el camino de baldosas doradas y Annya había empalidecido de furia al escuchar que alguien, un voz femínea desde las sombras, había reclamado la presencia de aquella bestia máquínica. Y aunque Rubushka hubiera insinuado que muy posiblemente se había tratado de una alucinación en el umbral de la muerte, a la reina le reconcomía la idea de que alguien capaz de controlar a un ingenio tan poderoso campase a sus anchas por sus galerías.

Murusures, lleno de energía, examinaba con más entusiasmo que método al contingente de hadas que rendían pleitesía a Titania, y ora hablaba de alzar un ejército, ora exploraba los límites del reino. Pero sin una orden clara, el lugarteniente se mostraba aturdido ante las posibilidades.

Rubushka, aunque quejosa, había vuelto a sus quehaceres. Annya aún debía pensar en cómo combatir a ese hombre-murciélago con el que la bruja se había enfrentado, en el supuesto de que no se tratase de una invención de aquella taimada embustera.

Ocurría que dos episodios habían tenido embargada a Annya hasta extremos inusitados:

El primero concernía a su propia naturaleza de poder relevante en aquella región extensa y cruel. No le habían sido ajenas las perturbaciones de la magia, muy poderosas a comienzos de Noviembre, auténticas conflagraciones. Rubushka les había narrado su encuentro con aquella criatura que no era como ellos. Sin duda, las creaciones de las Hadas Primigenias habían sido tan diversas y copiosas que no era imposible que sus descendientes fueran ignorantes respecto de muchos otros habitantes del mundo, y sin embargo… A Annya se le habían revelado horrores que competían en antigüedad con las propias Creadoras, según sus creencias. Su mirada interior había descubierto caminos que la conectaban con seres tan decisivos como ella misma. Apenas se había internado en ellos y ahora, después de lo que había descubierto, dudaba si tan siquiera estaba preparada para ello. Se sentía perdida, superada por poderes inimaginables. Había vislumbrado, entre bambalinas, los resultados de una ceremonia casi tan antigua como los Ciclos, acaso uno de los que habían dado su impulso originario a la rueda de las Estaciones: la noche de Kupala. Desde antes de que los hombres usaran el fuego, diversos chamanes, sacerdotes y criaturas de la noche habían venido luchando año tras año, para mantener encadenado a ese ente. Sus pasos tímidos la habían conducido hasta el oscuro lugar de Transilvania en que se había celebrado el ceremonial. La experiencia casi había devastado su espíritu, sobre todo, cuando uno de los Guardianes más antiguos sacrificó su alma para sostener la atadura durante otro año más. “¿Qué es Kupala?”, no cesaba de preguntarse, consumida en un fuego que no era lo complementario del frío.

El segundo episodio tenía como protagonista al dragón. Había aparecido como una saeta en el horizonte de Arcadia, coincidiendo con el despertar de Justicia de la Reina durante el exitoso festival. Se había encaramado al puente, envolviendo las arcadas con sus anillos, observando con ojos ávidos la escena, siseando y expulsando llamas por la boca. En Arcadia, todo aparecía sublimado, como las promesas de lo que se podría llegar a ser, y el dragón infundía espanto en todos los súbditos. Sólo Annya, consciente de su alto destino, había sostenido su mirada, e impedido que el Justicar entablase una lucha con él. El dragón los había seguido al mundo de la vigilia, incomprensible. ¿Carecía de juicio acaso? ¿Qué buscaba? Rubushka había murmurado que tal vez se tratase de aquel que había nacido en el corazón de los Cárpatos, según los rumores precedentes. Mientras Annya meditaba qué hacer con él, la bestia recorría los túneles en torno de la cámara del trono, inquieta, curiosa… Parecía haber construido su guarida provisional en unas chimeneas naturales, en la pared este de la sala, a diez metros o más de altura. Pasaba mucho tiempo dormido. A veces, se podían distinguir sus ojos de carbunclo admirando todo cuanto sucedía en la sala. ¿Qué sabía Annya de los dragones? Sabía que eran seres protectores o vigilantes de tesoros. Pero siendo que había muchas cosas susceptibles de ser designadas como tesoros, sólo sería apto de guardar aquello que él considerase valioso.
Annya suspiró y se desperezó con la delicadeza de una marta. Mixi, el tejón, levantó la cabeza. Annya le habló:

- Busca a la bruja, Mixi. Voy a convocar una asamblea.

Dicho lo cual, dio unas palmadas y habló para todos los presentes y los aún más distantes, porque toda la cámara hacía de caja de resonancia, como parte de su propio organismo:

- ¡Asamblea! ¡Que mis próceres se presenten de inmediato! ¡Que el solsticio de invierno no pase en vano!

La sombra de la vela empieza a alargarse, contraerse y empezar a hacer formas extrañas, como si fuera de las profundidas de la misma empieza a salir un jilo oscuro, cogiendo volumen, cogiendo forma. Promero grotesco, después vomitivo y por ultimo la firma final, el Sluagh se ha presentado ante la reina

- Aqui me tenéis reina Titania, que e slo que quereis

El tiempo de reponerse había sido más rápido de lo que el mismo suponía, debido a su fuerte constitución y a los cuidados de su nueva señora, la recuperación había sido vertiginosa.

Un tiempo de convalecencia durante el cual había cambiado, había tenido mucho tiempo para pensar, para meditar sobre él mismo, sobre su pasado y sobre todos sobre su futuro.

Zagrul se encontraba paseando y meditando cerca de la sala del trono cuando escuchó la llamada de la
Reina.

- ¡Asamblea! ¡Que mis próceres se presenten de inmediato! ¡Que el solsticio de invierno no pase en vano!

Zagrul sonrió había llegado el momento que todos esperaban, el momento sobre el que habían estado hablando mas y mas durante los últimos días, el momento de hablar del futuro, de diseñar la estrategia a seguir los próximos meses, el tiempo de llevar a la Reina y a sus seguidores al lugar que se merecen.

El Ogro llegó a la sala del trono, hizo una reverencia a su señora y esperó en su lugar habitual.

- Mi señora aquí me tenéis. -

La bestia antedilubiana había guardado silencio haciendo lo posible por comenzar a entender... Necesitaba entender y aprender. Aún un mundo casi críptico bajo los techos abovedados de la cámara de la reina eran para el un mundo fantástico. La oscuridad de la que provenía lo había hecho lo que era, o al menos eso creía. Ahora, se sentía deseoso de saber como antes, pero con un condicionante... La gema. Esa hermosa escultura realizada quizá con la mágia de aquellos seres feéricos creadores de otros eones, a los que las palabras del tesoro habían mencionado desde que su majestuosidad lo hiciera postrarse aún en ese estadío de omnipotencia de tiempos por venir...Que tal vez nunca llegaran. La joya, esculpida en lapislazuli, había despertado otro deseo en el dragón entramado de sombras...Codicia.
Habían dicho alejados y entre murmullos que sus pares no eran otra cosa que custodios de sublimes alajas... Así, sin que el pensamiento tomara forma tangible y tan lejos de haberlo conocido lo habría confesado... El Dragón de la Oscuridad se sintió atraído a custodiar la mayor fortuna que hubiera visto sobre la faz de las cavernas. Un bien tan magnífico, con semejante lozanía que hacía ser en su presencia todo mejor de lo que en realidad era... La reina... Mi tesssoro

Habiendose trepado a su morada dentro de aquella catedral escarbada en roca sólida, el lóbrego guardian autoimpuesto observaba la quietud, acurrucado en si mismo.
Por momentos no parecía otra cosa que una estatua o acaso una gargola...Imperterrito ante lo que acaecía diez metros por debajo.
Repentinamente, luego del llamado de La Reina se desperezó extendiendo sus alas y demás miembros, aún en las sombras todo falta de luz, todo falta de saber.
Luego llegó la criatura que se diera a conocer como el Sluagh
Aqui me tenéis reina Titania, que es lo que quereis?
Sin acabar de comprender cabalmente lo que cada palabra quería significar, el enorme reptil salió de su cubil dando tres zancadas y luego arrojandose al pequeño vacío con las alas extendidas. No le permitían volar salvo gran esfuerzo pero el planear cortas distancias nada le costaba. En rasante descenso como un halcón en busca de su presa llego hasta el espacio que separaba a su majestad del que arrojaba palabras sin respeto y dejo entrever sus colmillos, cada día más poderosos. Por lo bajo algo similar a un gruñido venido de vidas anteriores, como un aviso...
Sin saber qué era lo que aquella diosa esperaba de él, hizo lo que sentía: Miró a la horrible criatura directamente a los ojos y luego la ignoró, buscando un lugar cercano a su alteza... Un lugar desde el que servirle, y aprender de ella.

Los dias pasaban y las arañas morian cada vez que desobedecian las ordenes del bufon , de los millares de arañas solo quedaban algunas centenas que obedecian las ordenes mas basicas del bufon.
Apesar de que su tamaño ahumentaba considerablemente no tenian ni la mitad del tamaño de su madre.

En las entradas hacia el reino de su ama el bufon los habia convertido en lugares tan lugubres que las criaturas empezaban a temer esas cuevas que llevaban a un reino asendente , pero por que temian , era simple las arañas y el bufon llenaban las entradas con los huesos de sus presas , calaveras tiradas por todas partes y un holor a muerte reinaban y se imponian ante cualquier iluso que se hacercara , pero si alguna criatura era lo suficientemente torpe ó valiente como para hacercarse sin permiso de la reina un monton de arañas se encargaban de que sus huesos formaran parte de aquellos pilares funebres.

Ese dia era como cualquier otro , un par de aves y cabrios estaban alimentando a las arañas mientras el bufon se encargaba de apilar los huesos entorno a la entrada , dos pilares de calaveras adornaban la entrada principal cuando escucho el llamado de la reina.
Dejando a varias arañas encaradas de la entrada el bufon corrio por los pasillos haciendo ruido con las calavareas de tres animales que aun sostenia en sus manos.

Ante toda la comitiva de criaturas fantasticas uno no podria saber cual era mas llamativa , aquel ogro con sus heridas de batalla y aspecto feroz ó aquel dragon imponente , pero entre todas ellas una hacia honor a su nombre BETELGEUSE EL BUFON MACABRO , con un par de piruetas entro en la sala haciendo malavares con unas calaveras , cuando tomo lugar entre toda la comitiva un par de arañas del tamaño de un puño empezaron a pasear por su cuerpo a la vez que el siseaba al ver a todos los precentes , el edor de la muerte lo acompañaba.

Ogro , querido y rico ogro gro gro gro
Serpiente gigante ( DRAGON ) ansio provar tu carne gro gro gro
ó criatura de la noche , pequeño zeglu , le temes a la luz? gro gro gro
Bruja... inmunda...
y a los demas ... no vale la pena mencionar gro gro gro

El dragón entrecerró los ojos ante la visión de la pestilente y repulsiva criatura... Tenía algo similar a los trolls que tiempo atras viera. El hedor. Curiosamente, se perguntó respecto del sabor que las alimañas del bichejo tendrían y por primera vez en su existencia se relamió. ¿Qué era aquella extraña sensación? ...Por lo que había oido de otras criaturas, no podía ser otra cosa que HAMBRE...
Esto no sucedía en mi cueva... Acaso debo volver allí pronto?
La bestia alada decidió hacer acopio de su temple y guardar silencio, la reina habría pronto de hablar.

Titania había reído divertida cuando el dragón había surgido de su guarida y hecho retroceder al misterioso sluagh con un gruñido gutural. Justicia, con su imponente coraza cubierta de escarcha, se había removido inquieto: aunque su tamaño era imponente, el paso al mundo de la vigilia habían disminuido por mucho sus dimensiones y portentos. Era un guerrero que sostenía un poderoso mandoble, con una hoja ancha como el pecho de un hombre, con la punta reposando entre ambos pies. Annya había hecho un suave gesto para que lo dejase correr, en vistas de que el dragón desistía y batía sus alas, hasta posarse en un saliente helado, desde donde acechaba a todos los presentes. Observó que la entrada catastrófica de Betelgeuse excitaba de nuevo los sentidos de la joven criatura. “¿Qué puede querer de mí este ser?”, se preguntaba.

Faltaba Murusures.

Murusures se hallaba royendo un hueso de cuestionable procedencia cuando la voz de la Reina instaba a que sus siervos acudieran.
Sin pensarlo, el pequeño y luminescente ser, echo a correr a galope tendido, cual animal de presa, aunque cualquier parecido con algun animal de este tipo se convertida en una macabra burla al ver al horrendo ser.

Mi Reina me espera, debo darme prisa-penso Murusures y sonrio ante la imagen mental de su grandiosa Ama sentada en su poderoso trono, con todos sus subditos de rodillas y el, el primero

Mas cual fue la sorpresa del pequeño Murusures al contemplar, que de echo todos estaban alli, pero no habia sido quien primero se personara ante su amada Reina

Lleno de verguenza por su tardanza y de odio hacia aquellos que se le adelantaron, Murusures agacho la cabeza cuanto pudo y se arrastro orgulloso hacia los pies de la Reina

-Mi Reina...Mi Señora...Mi Ama, ya he llegado, siento la tardanza y espero que perdoneis a vuestro mas humilde y fiel lacayo

El dragòn observò a la criatura que, si bien pequeña poseìa un aura de grandeza, luego prestò atenciòn a La Reina.
Lo que sea que vaya a ocurrir, sucederà ahora... Estirò las alas como desperezandose de nuevo y recuperò su atemorizante estampa.

La reina se irguió en su trono y observó al recién llegado como deseando fulminarlo con la mirada. Pero recobró pronto el dominio de sí, pues cuanto tenía que proclamar era importante:

- Amados súbditos, el pasado nos ha entorpecido con sus jirones y el año ha transcurrido tan veloz como un suspiro. Pero el tiempo de comportarnos como seres extraviados ha llegado a su fin. Veo futuro en vosotros, la oportunidad de un reino propio y fastuoso, la oportunidad de hacer comprender a los hombres que habitan en estas regiones que es mejor consumirse en el fuego de un sueño o de una obsesión que las teorías y proyectos destinados a clasificar y devaluar el paso de las estaciones, convirtiendo la maravilla del instante en el puré rutinario de los días.

"Nuestra pequeña familia ha aumentado. Criaturas formidables han acudido a nuestra convocatoria. Las hadas exiliadas estamos llamadas a enseñorearnos de este desfiladero y a rebautizarlo como dominio del Invierno. Será nuestro por la fuerza y cobraremos tributo a quiénes osen atravesarlo. ¡Entended esto: en los tres meses siguientes, el paso de Tihuta es nuestro! ¡Asolaremos pueblos si es preciso! ¡Sembraremos con sus esqueletos cada recodo del sendero!

"Ahora bien, nuestros enemigos pueden ser numerosos e incomprensibles. Rubushka nos ha hablado de un hombre-murciélago que no reconoció como una de las nuestras, y si ella lo dice, no tengo motivos para dudar. Zagrul estuvo a punto de caer ante un ser artificial que mora en las profundidades, y Betelgeuse, devorado por un contingente de Bocas de Desidia. ¡Tenemos enemigos fuera y dentro de la tierra! Así que lo primero de todo será asegurar nuestras posesiones más próximas. Betelgeuse, Murusures y Rubushka se ocuparán de explorar el territorio y fortificar sus límites dentro de lo razonable. ¡No seáis ambiciosos! Todo un siglo es un aleteo de colibrí para nuestra raza. Zagrul y Zeglu, podéis ayudar en esa tarea si lo deséais: os digo que jamás en ningún otro lugar vuestra valía será tan reconocida como en nuestra corte.

"Pero reconozco que otra empresa nos embarga. Se trata de ese dragón. Vamos a darle acogida según el rito. Es un signo propicio que haya venido a nosotros cuando la fundación aún está candente. Aprenderá a hablar y a cambiar de semblante. Así que si tenéis alguna propuesta o idea genial, formuladla, no seáis reacios.

-Pero mi reina… ¡Esa aberración usufructúa de mis trampas! No es justo, no es justo… - gimió lastimeramente la bruja, adelantando las manos como un suplicante.

Annya se frotó ligeramente las sienes, incómoda y mandó callar a la bruja con un gesto. Suspiró y dijo:

- No hay tiempo para eso, bruja. Tampoco puedes decir que tus trampas tengan ya mucho éxito… Sin embargo, nos ocuparemos de ese asunto en cuanto se resuelvan las cuestiones más inmediatas. No creas que no sé cómo encargarme de esa criatura… -La reina aclaró la voz y dijo: - Antiguas leyendas sugieren que hace mucho algunos humanos robaron los secretos de la inmortalidad a los espíritus más oscuros y funestos, acaso a las hadas oscuras, extendiendo así una forma de corrupción sobre la tierra. Sin embargo, el ser humano no está preparado para asumir la inmortalidad, por lo que, eventualmente, de forma inevitable, todos esos humanos se vuelven locos. Son seres de la oscuridad y no soportan la luz del sol… o el calor de un buen fuego.

El dragón escuchaba cada palabra con atención.
Algo a mitad de camino entre un ronroneo y un gruñido salía de sus entrañas...Imposible saber si se trataba de algún grado de ofuscamiento o acaso de regocijo por lo que las palabras de La Reina auguraban... Luego observó detenidamente al resto de la corte, expectante.

-Si sangre roba y fuego teme, eso a cambio recibira,sangre y fuego, pero no sera nuestra sangre la que corra, sino la suya-Dijo Murusures ante las palabras de la Reina mientras alzaba la cabeza entre lastimero y temeroso.

-Tendamosle una trampa, un cebo y ataquemosle con palos y llamas, espantemosle de nuestro hogar, ese usurpador no se merece menos ¿Que opinais Mi Señora?

La voz de Murusures retumbaba dentro de la sala del trono, llena de emocion y pasion por cumplir un deseo, una orden de su querida Reina

- Hum – la reina consideró la propuesta de Murusures, y parecía haber una pizca de admiración en sus ojos. – Un cebo, sí. Pero más adelante. Conviene que explores junto con Rubushka y Betelgeuse, tal como he dicho. Tal vez encontréis algo que podamos explotar y así poder llenar nuestras arcas.