Partida Rol por web

El Cangrejo sintió fuerzas renovadas en su interior, había tragado algo de agua, pero su determinación no se vio mermada. Su obi brilló con luz propia como un faro en la oscuridad absoluta, sintió la inestimable ayuda de Hiroaki-sama una vez más y apretó los dientes con firmeza, mientras trataba de salir del remolino utilizando todas las fuerzas de las que disponía.

Poco a poco, uno a uno, los Truenos desaparecieron bajo las aguas del remolino. Todos ellos, salvo una, trataron de vencer la fuerza imparable del remolino, sin éxito. Shiroi, en cambio, ya había experimentado esa fuerza, y no trató de oponerse a ella, sino al contrario. La ronin buceó con decisión hacia el fondo del lago, buscando encontrar allí una oportunidad.

No estaba absolutamente segura de que fuese una buena idea. No sabía si su decisión la llevaría a morir ahogada en las profundidades. Sentía la presión de la inmensidad de agua sobre su cabeza tratando de aplastarla. Pero a pesar de eso, no se detuvo ni un momento para dudar. Y su resolución fue recompensada.

Comenzó como una cálida sensación procedente de su obi. La misma que había sentido la primera vez que se enfrentó a una muerte cierta en el remolino. Sin embargo, esta vez parecía más intensa, más poderosa. Como si el espíritu de su nemuranai continuara con su despertar, ganando fuerza por momentos.

Lentamente, el agua comenzó a apartarse de su cuerpo. Los kamis abrían hueco a su alrededor, permitiendo que una amplia burbuja de aire tomara forma a su alrededor. Una burbuja en la que en poco tiempo después ya estaban Tameiki, Kyoshiro y Kaori, jadeando mientras trataban de recuperar el aliento.

-Los kamis nos han brindado la oportunidad de alcanzar la isla y recuperar el pergamino. –Dijo Shiroi, tan pronto como todos estuvieron juntos. A pesar de sus heridas, resistía como una roca resiste el viento. La mano de la ronin sujetaba su obi casi con ternura. -No podemos permitirnos desaprovecharla. Avanzad conmigo, Truenos.

Y entonces, comenzó a avanzar hacia el lugar en el que había surgido el otro remolino. Incluso desde su posición, podía verse perfectamente que dos de los ocupantes del bote habían logrado superar la fuerza de las aguas, pero uno se hundía irremisiblemente. Y fue hacia él hacia donde Shiroi llevó la burbuja de aire y a aquellos que contenía.

Por mas que intentaba mantenerme a flote era inútil la fuerza del remolino me arrastraba a las profundidades del lago. Cogí el aire que pude en mis pulmones y descendí, si la fuerza del remolino era tan fuerte en la superficie quizá hubiese una posibilidad bajo las aguas. Pronto me dí cuenta de mi error, bajo las aguas la fuerza aunque ligeramente inferior era igual de impresionante.

Acaso ese era el fin.

El aire en sus pulmones amenazaba con terminarse, de su boca salían burbujas las cuales trataba de mantener en el interior de la boca tapando esta con la mano en un desesperado intento de no morir ahogado. Todo en vano. Su vista comenzaba a verse borrosa por la falta de aire, cuando de pronto sintió como el agua de su alrededor desaparecía cayendo la poca distancia que le separaba del fondo del lago.

Tomé una gran bocanada de aire, la respiración acelerada tratando de recuperar el tiempo que su cuerpo había permanecido sin aire. Me encontraba en el interior de una gran burbuja cuyo centro era Shiroi, acaso se trataba de alguna plegaria a los Kami... podía Shiroi hablar con ellos.

La observe atentamente mientras hablaba, no creo que pudiese escuchar a los Kami, entonces de donde provenía ese poder. No era el momento de perder el tiempo, puede que nuestros compañeros también se encontrasen en problemas, había que llegar a la isla cuanto antes y recuperar el pergamino.

Por lo cual en cuanto Shiroi se puso en marcha avanzamos sin dudar.

La Dragón, básicamente ausente de cuantos egos y planes se urdían a su alrededor, observó por primera vez absorta la magia de la burbuja de aire. Tras el forcejeo imposible contra el agua, del que ya se creía víctima, se encontró viva y coleando, y respirando el mismo aire que había en la superficie. ¿Qué clase de poder había convocado aquello? Que supiera ninguno de sus compañeros poseía el sagrado poder de los shugenja. E incluso aunque así fuera, la situación haría prácticamente imposible (por sus someros conocimientos de la materia) el realizar la invocación como los kamis enseñaban...

Observó a Shiroi y asintió, como siempre. Avanzó con rapidez hasta colocarse a su lado
-¿Sabes quién lo ha hecho? -preguntó, directa, desviando sus ojos hacia la nítida transparencia de reflejos que formaba la burbuja. Si una mano los había salvado, quería saber cuál. Y si los mismos dioses estaban observándolos, quería una prueba. Como religiosa no era precisamente la más mística, pero intuía que tras todo aquello subyacía un destino ulterior del que era levemente consciente. Y de ser así, la más oscura de las tormentas los aguardaba

Torció el gesto, disconforme. No le gustaba no preveer las situaciones, o hallarse en una en la que su fuerza natural no se impusiera. Y ahora, calada hasta los huesos y dando gracias por continuar con vida, se lamentaba del milagro que debería agradecer...
Si sólo fuera eso...

Los esfuerzos del Cangrejo estaban dando sus frutos y lentamente estaba saliendo del remolino, pudo ver a Valkai salir por el efecto de la fuerza de sus brazos, pero Hidenaga se hundía por el efecto del agua. 

-"¡Hidenaga-san! ¡Aguanta!" El cuerpo de Oni Negro hizo un además de lanzarse a salvar a su camarada, pero entonces pudo ver que los demás truenos se acercaban nadando sin problemas alrededor de Shiroi, como un poder de algún tipo es ofreciera su favor.

La mirada del Cangrejo se posó sobre el Unicornio y nadó con fuerza para acercarse a él, tratando de evitar que Shiroi y los demás Truenos tuvieran que hacer un gran rodeo para reunirse.

-"¡Valkai-san, salgamos del remolino y acerquémonos!"

Tameiki cerró los ojos con fuerza, como preparándose para el inevitable final. Fue en ese momento cuando una burbuja rodeó a todos los miembros de su barca, permitiéndoles respirar y caminar bajo el agua. Aparentemente, el foco había sido el obi de Shiroi. La miró atentamente, así como al resto del grupo, y luego frunció el ceño. Demasiadas coincidencias.

-Démonos prisa -dijo únicamente, tratando de respirar profundamente, sobreponiéndose al momento anterior.

En ese momento la dragón habló, por primera vez en todo aquel viaje, y Tameiki no pudo evitar observar la reacción de Shiroi y estudiar su respuesta: saber que estaba pasando era, desde luego, importante.

Shiroi se giró hacia Kaori cuando la Dragón rompió su mutismo, sorprendida por escuchar su voz. La pregunta que ésta había formulado hizo que una media sonrisa se formara en los labios de la ronin.

-Yo. -Respondió con tranquilidad en un primer lugar. -A través de mi nemuranai, despertado por nuestro sacrificio. Los kamis conocen la importancia de nuestra misión. -Y después de un instante, recordando una lección que todo maestro de la espada alcanza a comprender en algún momento, añadió crípticamente antes de continuar caminando. -El mundo está vacío.

Valkai escuchó como Oni le gritaba para salir del remolino.

¡Sí!

Dijo sencillamente, nadando hacia el islote.

Oni Negro y Moto Valkai se dirigen hacia el islote nadando mientras Shiroi junto con los demás van al rescate de Hidenaga. Los remolinos siguen tirando con fuerza hacia el fondo del océano pero ya no tienen efecto sobre los truenos. Una vez Hidenaga está a salvo todos os dirigís hacia el islote. Cuando llegáis, todos a la vez, veis que no hay nadie esperándoos. Sin embargo, hay restos de que ha habido alguien allí hace poco. No visteis nadie salir del islote pero está vacío.

El islote es pequeño tendrá unos 25 metros cuadrados de superficie, los restos que encontráis son de excrementos recientes, un equipo de pesca, una esterilla, un manto de buena calidad, una silla plegable pequeña y una sombrilla. 

Interesante. Un nemuranai despertado ante una situación de peligro de muerte, con el dedo de los kamis señalando no sólo su camino sino el destino de todos los Truenos. Se encerró de nuevo en su mutismo, ceñuda, sopesando las implicaciones de aquella revelación. No negaría la oscura sombra que se cernía en sus pensamientos, pero tampoco consentiría lisonjeramente en descuidar sus pasos creyendo que no eran más que piezas insignificantes del Gran Juego de los Cielos Celestiales. Que, básicamente, se resumía a una disputa entre hermanos tanto tiempo atrás como los propios años de la existencia

Se concentró asimismo en ignorar el frío aterido a sus ropas mojadas, y ciertamente la viva tensión del momento la ayudaba en tal menester. Pero quería estar preparada para enfrentarse a aquello que hubiese en la isla, pues los dos remolinos no se había formado de forma caprichosa ni por mera casualidad. Observó a los demás de reojo en la burbuja, y agavilló la idea de que cualquiera de ellos poseería también, si se daba el caso, la suerte innata en la mujer sin amo. Fortuna que, no olvidaba, le había salvado temporalmente la vida

Al salir a tierra firme contempló la isla vacía sin demasiado interés. Su poder no residía en su capacidad de observación, tarea para la que ya valdrían otros...

El Cangrejo nadó con todas sus fuerzas hasta la orilla del islote para, al llegar percatarse de que estaba vacía o eso parecía a simple vista. El bushi afianzó su tetsubo con fuerza mientras sus ojos investigaban las inmediaciones de los objetos que el supuesto fantasma había dejado atrás, tras su más que probable huida.

-"Estad preparados, es posible que nuestro anfitrión se haya visto superado por nuestro número y haya escapado, pero también es posible que se haya escondido mediante el uso del poder de los Kami, así que manteneos alerta" (1)

Ves en la orilla del lago un pequeño bosque y entre los árboles ves a la figura que visteis al adentraros en el lago en el islote. De alguna forma se ha transportado hasta allí sin ser visto y muy rápido.

Valkai nadó con todas sus fuerzas hacia el islote, muy cerca de Oni pero algo separado para no estorbarse mutuamente.

Su sorpresa fue ver que el resto de sus compañeros no llegaban nadando, si no en una burbuja gigantesca.

No podía tratarse de otra cosa que magia... le había parecido que ninguno tenía aspecto de shugenja, así que sólo podía tratarse de la voluntad de los Kami.

Sea como fuera, todos llegaron al islote, donde había claros signos de que alguien había estado allí recientemente.

Siguiendo las indicaciones de Oni, se mantuvo alerta, oteando alrededor por si lograba descubrir algo.

Cuando finalmente alcanzaron el islote, el aire de la burbuja que los había mantenido con vida se mezcló con el viento que soplaba, libre, sobre la superficie. Sin embargo, nadie los esperaba allí. Sólo restos de que en algún momento ese lugar había sido habitado... y tal vez aún lo fuera.

Los ojos de Shiroi barrieron la escena, y  se detuvieron un instante en el manto que yacía en el suelo, buscando algún mon que pudiera identificar a su poseedor. Aún así, el global resultaba extraño. ¿Quién se recluiría de ese modo en un lago, sin más posesiones que las que allí se veían? No parecía la forma de actuar de alguien corrompido por la Mancha.

-Recordad también que lo que buscamos no es a un hombre, sino lo que él guarda. -Añadió a las palabras de Oni Negro.

Era evidente que la vista no sería el sentido que resolvería el enigma. Así pues, la ronin dejó que sus ojos se cerraran y se concentró en el resto de sus sentidos. En cada ruido que rompía el silencio del islote, en el viento que enfriaba su piel empapada por el agua, y en las vibraciones que cada paso de sus compañeros producían en la tierra. Inconscientemente, sus brazos habían adoptado una posición de guardia.

-Muéstrate ante nosotros y mostraremos clemencia contigo. -Dijo finalmente, aún con los ojos cerrados. En sus palabras trataba de emanar toda la tranquilidad que era capaz de reunir. -Entréganos aquello que guardas, pues es nuestro destino usarlo para salvar ningen-do. Hazlo, y serás libre.

Ves en la orilla del lago un pequeño bosque y entre los árboles ves a la figura que visteis al adentraros en el lago en el islote. De alguna forma se ha transportado hasta allí sin ser visto y muy rápido.

En el interior del islote había una densa vegetación que hacía las veces de bosque.
Y en su interior, Valkai vió la figura de un hombre moviéndose, juraría que el mismo que había visto mientras navegaban.
Ahí hay alguien...
Dijo a sus compañeros, sin alzar demasiado la voz.