Partida Rol por web

- Papá no sé lo que habrá sido... pero te juro que he visto algo... - dije a la defensiva. - Quizá esté pintado con una técnica estroboscópica... 

No quería que me tomasen por un crío con alucinaciones, pero estaba seguro de que había visto algo...

-No eres gracioso, papá. ¡¡Me podrías apoyar alguna vez!! ¡Y tú también, Monique!

Becca podía haberse asustado. Pero su enfado y cabezonería y orgullo superaban a su temor. -Yo se lo que he visto, Billy, Álex, ellos no tienen razón. Ahí se ha movido algo, ¡y no era una mosca ni una hormiga! Tres personas no se lo pueden inventar a la vez, ¿no?

La chica miró y remiró de nuevo, a cierta distancia. Cogió su móvil y tomó un par de fotos, incluso con zoom.

-Lo hemos visto...-siguió murmurando...

La sensación general era que habíais querido ver "algo" en el cuadro, que en realidad no existía. Demasiados piratas por todas partes, demasiada imaginación y sobre todo, demasiadas ganas de correr aventuras. Ninguno de vuestros padres pareció haceros demasiado caso y solo Mikey se mostró algo más comprensivo.

El Dr. Kingston simplemente, continuó con la visita, mostrandoos todo cuanto había y lamentándose de no poder enseñaros el "Inferno" por estar demasiado deteriorado como para arriesgarlo. Sin embargo, la mayoría de vosotros ya no atendisteis igual que antes. 

El recuerdo de lo que os había parecido percibir en el cuadro era demasiado fuerte, casi tanto como el rechazo de vuestros padres ante ello.

Vi que Rebecca estaba enfadada. Se separó de nosotros y hasta el señor Pebbles se dio cuenta. Así que me acerqué a ella y tiré de su mano.

-Yo te creo, Rebecca. Seguro que había algo en ese dibujo -le dije, sonriéndole mucho.

Mamá siempre nos decía que cuando no supiéramos que hacer, lo mejor era sonreír, así que eso fue lo que hice.

Mientras la visita continuaba me retrasé al final de la marcha hasta donde estaba Rebecca. Le cogí la mano para reclamar su atención.

- ¿Qué has visto exactamente? - le pregunté en voz baja de forma que sólo lo oyéramos ella y yo - A mi me pareció ver una figura que caminaba, de un lado a otro por el faro... como si fuera el farero...

Los demás se pusieron como locos al ver a la figura del cuadro. Por lo que vi, solo unos pocos del grupo pudimos distinguirlo. Era una silueta de alguien que paseaba por lo alto del faro. Me quedé sin saber muy bien qué decir, viendo el resultado que habían obtenido los demás. No quería que mis padres me miraran raro, así que guardé silencio, mirando la silueta hasta que desapareció dentro del faro. Lo mismo había salido a que le diera un poco el aire y echarse un cigarrillo.

Avanzamos hacia otra sala y me quedé de los últimos. Llevaba el gorro pirata que había cogido del maniquí, parecía que al profesor no le importaba que lo llevara, ni a mis padres. ¡Genial! Al ver la cara de preocupación de los demás, intenté tranquilizarles.

-"¡UAUHHH! ¿Lo habéis visto? ¡Ha sido flipante! No se cómo lo habrán hecho o si es verdad que está el cuadro embrujado, pero ha sido increíble. Deberíamos de saber más de ese faro, quizás nos lleve a una aventura como la de nuestros padres. Paul, ¿le hiciste alguna foto al cuadro? Podríamos buscar por internet si hay algún faro parecido por la zona, ¿no pensáis que es genial? Solo nosotros hemos visto esa silueta que se movía y eso quiere decir algo. Propongo que cuando salgamos del museo, vayamos a comer algo, me muero de hambre. Allí, comentaremos bien lo sucedido."

-Eso mismo -reconoció en voz baja hacia Álex. -No se si el farero o quien.- Seguía mosqueada pero los enfados se le iban igual que venían.

Escuchó el entusiasmo de Bernie, que pasaba de cuadros embrujados a pensar en comida de un segundo a otro.Miró la mano que sujetaba la suya. Tuvo de repente una idea. No se detuvo a meditarla, agarró por el brazo a Billy y lo atrajo hacia ella y su primo.

-Y si...¿y si buscamos el cuadro del Inferno en el sótano? A lo mejor también vemos algo en él. Necesitamos una distracción. ¿Os atrevéis?

Abrió la app de las fotos y las amplió con la vaga esperanza de descubrir ¿algún movimiento?

La visita al museo continuó durante un poco más. Vuestros padres hablan entre ellos de vez en cuando, pero la verdad es que la parte emocionante y nostálgica, ya las habíais dejado atrás.

Así que cuando salisteis, no pudisteis evitar sentir un poco de rabia por lo que algunos decían haber visto y otros no, por todos los objetos interesantes que estaban expuestos... y el cuadro del "Inferno" que no habíais llegado a ver y que estaba en el sótano.

En internet no parecía haber más información, salvo el mismo anuncio de la exposición, y la noticia de que había dos cuadros novedosos y únicos.

A partir de ahí, la tarde continuó como cualquier otra actividad que realizabais con vuestros padres: como un aburrimiento total. Todos os fuisteis a comer a un restaurante cercano en el que vuestros padres no tardaron en ser reconocidos, y eso aumentó vuestra desesperación.

Mientras ellos hablaban de sus cosas, vosotros os aburríais como ostras.

Cuando Rebecca me comentó su intención de ir en busca del cuadro del "Inferno" que supuestamente estaban restaurando, aseguré que eso nos traería problemas. Solo me faltaba que mis padres tuvieran que pagar una multa si destrozábamos algo del sótano sin querer o que viniera la policía si saltaba una alarma. ¡Aún era muy joven como para acabar en la cárcel! Si es que un niño puede ir a la cárcel, claro. De todos modos, la curiosidad me hubiese empujado con total seguridad en dicha búsqueda.

Ya en el restaurante, comí lo que me sirvieron sin mucha apetencia; tenía el estómago cerrado y la mente a otras cosas. Por ejemplo, a la ausencia del profesor Armitage o al fugaz movimiento en el cuadro. Se habían producido varios sucesos en un corto período de tiempo y aquello me parecía muy raro. Al notar que nuestros padres estaban a lo suyo, me incliné hacia delante para romper el silencio alrededor de la mesa.

—Pfff —suspiré con dejadez—. Ya se han puesto a hablar de sus batallitas y nos han dejado de lado. Como siempre, en realidad. No es algo que me sorprenda —dije cruzándome de brazos, mirando a mis amigos—. ¿Creéis que era real lo que hemos visto en el cuadro? A lo mejor el Dr. Kingston ha hecho un truco visual para que nos asustáramos... Aunque lo extraño es que unos lo hayamos podido ver y otros no —me revolví el pelo, pensativo. Por lo menos se me había pasado gran parte del susto y de los nervios que me acuciaban.

Me abstraí totalmente de todo y de todos... solo tenía en mente encontrar alguna referencia del cuadro pintado. No tuve la fortuna de ver nada moverse ahí dentro... si es que algo se había movido. Pero no dudaba de mis amigos... o al menos, desde mi perspectiva de querer creer no lo dudaba.

Eran dos sucesos misteriosos. Tres, si le sumamos la indulgencia del director del museo, por muy hijos de los "descubridores" del tesoro de Willy el tuerto.

Respecto al paradero del profesor Armitage desistí. No conseguía dar con nada... y no quería "regresar" con mis amigos con las manos vacías. Así que me centré en la pintura.

De hecho, la imagen me sonaba... si no había visto el faro, había visto algo parecido. Hace dos o tres años mi padre tuvo un viaje de negocios para dar unas charlas sobre su trabajo en Dublín (República de Irlanda), Edimburgo (Escocia), Marsella (Francia) y Cagliari (Italia). Pudo llevarnos a mamá y a mi con él, y vaya que si disfrutamos el viaje. 

Venía a cuento porque de esto me sonaba la imagen de la pintura... no pude ocultar una gran sonrisa cuando encontré lo que buscaba... y ahí lo tenía...

Alcé la vista y estábamos en... ¡¡¿un restaurante?!! ¿pero... cuanto tiempo había estado "ausente"?

Ey... migad esto chicos... lo he encontuado

Y volteando el teléfono móvil les mostré una imagen del faro que había pintado Willy el Tuerto...

Me pegunto... ¿qué haguía nuesto Willy navegando en el Mediteganeo?

-Secuestuos, gobos, abogdamientos o como se diga. Eso es lo que hacía, Paul. Y pintag, también. -Becca comprobó la imagen del faro con sus fotos-¡Parece el mismo! qué buen trabajo de investigación, Bobobot!

Le pasó la mitad de la hamburguesa a Bernie, mientras la chica seguía comiendo de las patatas fritas y su coca-cola. Mojó una en el ketchup e intentó frotar con ella en la nariz del pensativo Billy-¡Claro que fue real! A mí no me engañan estas cosas sensoriales. Esta mañana lo leí en el tarot -la mirada en el horizonte y la voz misteriosa- descubrirás secretos y viajarás a las estrellas. -Salió del trance- Aunque no se eso de las estrellas. Quizá sea la espuma del mar cuando brilla al sol. Yoquesé. A ver si me viene la inspiración y lo interpreto bien. Es un arte, ¿sabéis?

Volvió a comprobar las fotos- Qué pasada. ¿no? Yo sigo diciendo que busquemos el cuadro del Inferno. No debe de ser tan difícil colarse en el sótano -además, que si complicaba las cosas a su padre, mejor que mejor, así estaría más por ella y no por esa muñeca operada y tonta de Monique. -O podemos probar de insistirle al director. Pero si somos piratas, hagamos cosas ilegales, digo yo, ¿no? - Le lanzó un par de patatas a la mujer.

-¡Uy, perdón! Se las tiraba a Hailee, ¡he fallado!

Me rasqué la cabeza cuando Rebecca comenzó a hablarme... algo me decía que se estaba riendo de mi... o de mi pequeño defecto al hablar...

Pero... que demonios... al menos una chica me estaba hablando...

Si... colémonos... no hay celadula que se me lesista, muñeca - le dije a Becca mientras le guiñaba el ojo...

Y con ese burdo intento de flirteo se acababa todo mi parecido con Paul Newman

Estando ensimismado, perdido en mis pensamientos, al notar una patata con ketchup rozando mi nariz, abrí los ojos ligeramente y me eché para atrás de súbito hasta el punto de que estuve a punto de caerme del asiento. Tras el sobresalto inicial, fruncí el ceño mirando a Rebecca con cara de pocos amigos (en realidad, no dejaba de ser una mueca de "enfado" bastante amable. No me salía bien enfadarme con nadie). 

—¡Eh, graciosilla! Con la comida no se juega —le advertí con una sonrisa nerviosa—. No me hagas coger un bote de mostaza y echártelo por encima... —dije antes de añadir—. Y de eso no te avisarán tus preciadas cartas.

Centrando de nuevo mi interés en el tema del cuadro, escuché lo que había descubierto Paul. Desde luego, era la mente más brillante del grupo en términos de tecnología y búsqueda por Internet. Ni por asomo hubiese relacionado el faro del cuadro con uno que se ubicaba... ¡En Europa! ¿Cómo era posible? Volví a adoptar una pose pensativa, tratando de encontrarle el punto lógico a todo lo que había ocurrido hasta ahora.

—Mmm... Tal vez Willy llegara más lejos en sus incursiones de lo que los historiadores se pensaban en un principio. Pero por desgracia no estamos allí para visitar ese faro —comenté bebiendo un poco de agua—. Respecto a lo de colarnos en el sótano del museo... —bajé el tono de voz—. Lo veo muy arriesgado, chicos. Si nos pillan nos la cargamos. Además, seguro que el propietario tiene alguna alarma anti-intrusos activada —expresé con certeza—. Veo más factible la opción de insistir y poner ojitos para que el Dr. Kingston haga una excepción con nosotros por ser hijos de los Goonies y nos lo muestre.

Mientras vuestros padres se animaban, hablando de los viejos tiempos, de los amigos, y mientras tanto, tomando un chupito tras otro, vosotros le dabais vueltas a todo lo que habíais visto, sobre todo después de haber encontrado aquella fotografía, que bien podía corresponder al faro que había pintado Willy, y de saber que había otro cuadro al que no habíais podido acceder.

Afortunadamente, o no, no tardaron en deciros que os fuerais a esperar fuera del restaurante. Allí dentro no hacíais más que armar escándalo y los últimos intentos de Rebecca por divertirse acabaron con la poca paciencia que le quedaba a Bocazas. Además, aquellos eran los Muelles de Goon. ¿Qué podía ocurriros?

Os dijeron que no os alejaseis demasiado y que ya os marcharíais cuando terminaran allí, que podía ser dentro de dos horas o de seis, quién podía saberlo.

Cuando salisteis, os dedicasteis a pasear sin muchas ganas por ahí, y un par de minutos más tarde, sin daros cuenta, estabais delante del mismo museo. Después de todo, aquello era tan pequeño que no era muy difícil ir de un lugar a otro. La idea de entrar en el museo para ver el cuadro, no abandonó vuestra mente, pero cuando llegasteis, os disteis cuenta de quizás a alguien se le había ocurrido antes.

Las puertas habían sido arrancadas de sus goznes y yacían tiradas en el suelo de la calle, cerca de las escaleras de entrada. Sin duda, algo grave había pasado. No se oía ni un solo ruido en la calle ni tampoco en el interior. No había ni un alma en aquel lugar. 

Claro que era normal. Los muelles de Goon no eran precisamente Nueva York en año nuevo.

"¿Muñeca?" -La muchacha sonrió, traviesa, divertida, riéndole la palabra a Paul- Muñeca...¡has visto muchas pelis de los ochenta, eh! Ya no se lleva eso de muñeca. ¡Muñeco! -y le lanzó al joven la bolsa medio llena de patatas fritas, riéndose a carcajadas.

Luego Rebecca miró con aire aburrido a Billy.- Cómo me vas a tirar mostaza por encima si no eres capaz de intentar colarte en el museo, ¡al menos intentarlo! ¿Qué clase de aventurero eres? De esos que lo viven todo en los libros pero nada en la vida real. Eres un aburrido, Billy Walsh. Billy el Aburrido.

Desencantada, se puso sus patines, así aprovecharía el tiempo que pasaran vagabundeando por los muelles. Hablaban, reían , bromeaban, y ella iba y venía de aquí para allá patinando.

Frenó en secó girando las ruedas y componiendo una graciosa pose. Con la boca bien abierta y los ojos desmedidamente abiertos por la sorpresa.

-Waulaaaa...¿estáis viendo eso? -una pregunta retóricamente tonta. Señaló la entrada forzada.- Esto sí que es fuerte, qué bestias. 

Se quedó parada, observando el desastre de las puertas, sin decidirse a nada, ni avanzar ni retroceder o avisar a su padre.

- Sí papá... cuidaré de Billy - respondí con desgana cuando nuestros padres nos dijeron que saliéramos del restaurante mientras ellos seguían emborrachándose y recordando batallitas. 

Es lo que me faltaba... estar de niñera cuando tenía que estar en una fiesta... pensaba mientras caminábamos por el muelle y sacaba el móvil para llamar a Courtney cuando un grito me sacó de mis pensamientos.

Era Rebecca que gritaba señalando hacia las puertas del museo que habían sido arrancadas de su lugar.

- Yo no quiero líos... vayamos a otra parte