Partida Rol por web

Albion (Primitivo)

Las secas llanuras dibujan una linea de marrones salpicada de manchones de hierba. Recién creados los primeros Galian caminan levantando polvo y arenisca con sus talones. Parpadean varias veces, acostumbrándose a la luz del lugar. Estiran sus patas, sus brazos, cierran sus garras y se miran entre sí. Sueltan algún sonido con sus gargantas desentrenadas. Sorprendidos descubren sus alas. Otros acarician sus cuerpos, viendo donde se hallan sus límites, descubriendo la sensibilidad de sus plumas. Dos de ellos prueban a darse un puñetazo, lo que causa que ambos aullen de dolor. La mano de uno y el hombro del otro toman coloraciones oscuras, parece que la idea de luchar desaparece rápidamente. Los más valientes se atreven a desplegar sus alas y volar.

Io apareció en Albion y empezó a dar vueltas en el cielo mientras observaba a los suyos. No pasó desapercibida mucho tiempo, algunos de los Gale se percataron de su presencia y empezar a graznar mientras señalaban encima de sus cabezas para alertar al resto. Algunos, curiosos, alzaron el vuelo y se acercaron a mirar; otros, mas recelosos, decidieron mantener la distancia. Io paso unos minutos volando con ellos, jugando y disfrutando.

Después, aterrizó en el suelo e hizo aparecer una pluma azul. Se pasó la pluma por las alas y sus plumas se volvieron azules. Repitió el proceso con varios colores: verde, rojo, naranja, amarillo,... Después se acercó a uno de los Gale que parecía curioso, y le ofreció las plumas, ese era el primer regalo que les iba a dar, la libertad de escoger su color. Tocó la azul y sus plumas tomaron matices azulados. Con un gesto, invitó al resto a acercarse y elegir por si mismos.

Aunque tu llegada asusta a los Galen, tu actitud juguetona les convence de actuar de igual modo contigo. Tu aspecto les resulta imponente, pues eres mucho más grande. Los Gale se gritan entre ellos, y tarde o temprano, a excepción de alguna madre que está cuidando a sus crías,  todos se unen para bailar en las nubes contigo.

Tu magia les resulta fascinante y divertida, poco a poco todos pasan por tus manos. Después despliegan las alas para inundar el gris nuboso de colores. Hombres y mujeres por igual, pasan más de una vez, para mezclar colores en sus plumajes, volviéndose cada vez más exóticos. En poco tiempo, se desarrolla una competición para ver quién imagina los mejores diseños y las mejores combinaciones de colores. Aunque no llega a darse actos de cruda violencia, se comienzan a chillar para acaparar tu atención y a darse empujones para desdibujar los diseños de sus plumajes.

Io observó complacida la reacción de los Gale. Esbozó una sonrisa cuando percibió que creían que era un ser mágico divertido. Supongo que en cierta forma es una forma perfectamente válida de describirme. Pensó. Se sentía feliz, como la primera vez que una madre escucha a su hijo llamarle mama.

Tras regodearse en su felicidad recordó a que había venido, quería hacerlos mas libres, capaces de decidir por si mismos. Y tenía la forma de hacerlo, o eso creía. Ascendió rápidamente mientras algunos de los Gale trataban de seguirla, una vez sobre ellos hizo que sus plumas tomarán brillos metálicos, después se desprendió de ellas y las dejó caer sobre los suyos. Io sabía que estaba en su naturaleza, en sus instintos, intentar coger objectos con brillos metálicos. Unos antes, otros después, todos acabaron cogiendo una pluma. No podían decidir, no habían tenido elección, pero ahora la tendrían.

Los Galian alzan el vuelo, pensando que se trata otro de tus juegos, atrapan las plumas recibiendo tu bendición. De hecho, los que han sido tocados y parecen comprender lo que suceden toman con sumo cuidado algunas de estas para llevárselas a las madres y crías que no pueden volar.

Al terminar, todos los miembros de la raza vuelven a tomar tierra y forman un círculo, esperando a que aterrices.

Io descendió al centro círculo que los Galen habían formado. Era evidente que habían entendido, al menos en gran parte, lo que había sucedido. Quería explicarles la situación, pero para eso debía enseñarles a comunicarse mejor. Les había escuchado hacer sonidos melódicos, y uso sus cantos como inspiración para crear un idioma que les permitiese describir todo lo que ahora comprendían. Una vez tuvo el idioma en mente, empezó a cantar:

La A es para aprender y para aves, la B es para belleza y los bebes. La C es para cantar, la D para danzar, y con la E, tenemos escuchar. - Io continuó su canción, explicando diferentes conceptos importantes, e imbuyendo su magia junto a ellos para llevar las palabras a la mente de los Galen que divertidos escuchaban la canción y bailaban junto a Io. 

Los Galen comienzan a seguir tu canción, al principio con gorgojeos y después pasando a ser capaces de pronunciar palabras. Tu milagro ordena sus ideas,sus sonidos y sus conceptos. No todos aprenden la lección. Tras una pelea entre aquellos que eran lo suficientemente valientes para dar un paso al frente, una hembra se acerca para hablarte:

- ¿Quién eres? Al principio te llamábamos ser, después hermana, ahora madre. Te pareces a nosotros pero no lo eres. Nos has traído estos sonidos que se han convertido en palabras. Nos has traído colores al mundo del cielo grís. Así que, eres más sabia que nosotros. ¿Qué somos?¿Quiénes somos?

Yo soy Io/dios*, Avatar de la libertad y madre de las aves. Vosotros sois los Galen, y sois muchas cosas. Sois mis hijos, yo os he traído a este mundo y como cualquier madre quiero cuidar de todos vosotros. Sois una familia, sois todos hermanos y sois mas fuertes cuando trabajáis juntos que cuando os peleáis. Sois creativos, y habéis tomado los colores que os he dado para hacer las llanuras de Albion un lugar mas bello. Y por encima de todo, sois libres, tenéis alas para poder volar y sois capaces de tomar vuestras propias decisiones. Pero tened cuidado con eso, aunque la libertad es el mayor regalo, es un poder que con lleva una responsabilidad. Sois libres de echar a volar hacia el horizonte, pero si no tomáis precauciones es posible que os perdáis y no sepáis como volver.  Sois libres de pelearos unos con otros para conseguir lo que queréis, pero a menudo cuando dos se pelean por algo ambos acaban sufriendo, cuando podíais haber conseguido el mismo resultado colaborando.

Como ya os he dicho, sois libres, así que no tenéis porque hacer lo que os pido, pero necesito la ayuda de aquellos que podéis entenderme. Después de haberos otorgado los dones que os he otorgado estoy cansada, y he de volver al nido mas allá del cielo a recuperar mis energías para poder volver a traeros nuevos dones. Mientras estoy descansando me gustaría que les enseñarais nuestro idioma a aquellos que no han conseguido aprenderlo con mi canción.

Hay una última cosa que os quiero enseñar antes de partir. - Dijo mientras tomaba una piedra del suelo y echó a volar hacia la montaña de roca mas cercana. Con la roca empezó a grabar en la pared. - Si decidís echar a volar hacia el horizonte, esto debería ayudaros a no perderos siempre y cuando no salgáis de la isla de Albion. En aquella dirección - dijo señalando al norte - hay montañas. Pero tened cuidado cuando os acerquéis a las zonas nevadas, pues es un lugar muy frío, sobretodo por la noche. Si alguna vez os quedáis atrapados por allí, en las montañas hay cuevas en las que resguardaros del frío. Bajando de las montañas y cruzando la isla hay un río que va hacia el mar, y al otro lado del río hay unas colinas llenas de hierba verde. En aquella dirección hay un bosque y rodeando toda la isla esta el mar.

Los Gale comienzan a charlar emocionados ante la idea de explorar. Deciden separarse en grupos. Las madres se quedarían para enseñar a sus crías y los que no habían aprendido el idioma la lengua del Cielo.

Los demás tras un buen número de disculpas entre aquellos que se habían enfrentado por tu atención, se reparten las áreas nuevas a explorar. Uno de los varones jóvenes se acerca para hablar contigo.

- Amada Io. Gracias por todos estos dones. Exploraremos el mundo, buscaremos cosas interesantes y esperaremos tu llegada. Cuando vengas te tendremos preparado un regalo digno para compensar los dones que nos has dado.

No puedes evitar darte cuenta de como frota sus garras y se erizan ligeramente las plumas del cogote. Estabas sembrando más afecto que aquel producto del agradecimiento por lo que parece.

La imaginación efervescente de los Gale retuerce la Niebla. Si hay nuevos territorios, habrá otras criaturas.  En la distancia, desde la lejanía se acerca una nube de polvo. Los seres tienen seis patas, parecen musculosos y una cabeza con cuernos. Vienen en manada. A su paso, machacan los pocos rastrojos que hay en la tierra y su piel está cubierta de pequeñas protuberancias metálicas. 

El relámpago cae sobre sus espaldas, y parece aumentar su velocidad y fuerza.

Io se mostró complacida con la actitud de los Gale, le agradaba el cariño que le profesaban. No pudo evitar sentir como la inundaba la felicidad cuando los vio volar en distintas direcciones para explorar. Le gustaría quedarse a mirar lo que hacían, pero ya tendría tiempo de estar con ellos. Su conexión con la niebla le hacía sentir que muchas cosas estaban yendo mal en otros lugares, y necesitaba hablar con el resto de los dioses para saber que estaba sucediendo.

La sorprendió gratamente ver aparecer esas extrañas criaturas, su hijos habían creado algo, tal vez tenían mas poder del que eran conscientes. Temió por ellos por un instante, pero las criaturas estaban atadas a la tierra, y eran probablemente inofensivas para los Gale. - Me parece bien, id y explorad Albion. Yo he de regresar al nido mas allá del cielo a descansar, pero volveré. Volad libres, hijos míos. - Io ascendió volando hacia el cielo hasta mezclarse entre las nubes y fundió su cuerpo con la niebla.

Apareces sobre los cielos de las llanuras, donde el relámpago y el trueno decoran las nubes grises. Pero donde antes se alzaban columnas de roca, ahora sólo había piedras. 

Esos seres, desconocidos y sin nombre, habían arrollado todo a su paso. No quedaban rastrojos, ni nidos de los Gale, solo columnas. La manada, cuyo único rumbo era seguir el rayo, seguía por la zona.

Desde las alturas observas el bosque en la distancia, diferente a como lo habías imaginado, parecido a como lo habrán imaginado los Gale. Los árboles, una mera ilusión inerte pues carecían de niebla, eran monstruos de casi tanta altura como las columnas de piedra de las llanuras, y sus hojas planchas verdes capaces de sostener a varios Gale. 

Parecía que todos se habían desplazado ante la amenaza de los mamíferos que todo lo arrollan. 

Io volvió a aparecer de entre las nubes de Albion y se puso a dar vueltas por el cielo como había hecho la primera vez. La reacción de los Galen fue muy diferente a la primera vez, esta vez todos se acercaron a ella en cuanto la vieron y pasaron unos minutos bailando con ella en el aire. Al rato, Io descendió y los Galen formaron un circulo a su alrededor. Io pensó en Obb, sabía muy poco de él, pero de alguna forma era su inspiración a la hora de ser un dios, en parte porque era uno de los pocos referentes que tenía. 

-Sé que habéis aprendido por vuestra cuenta el primer paso cuando nos enfrentamos a un problema, huir, y estoy muy orgullosa de vosotros por ello. Cuando nos encontramos con algo que puede ser peligroso o no, y no sabemos lo que es, la primera opción es alejarse. ¿Sabéis alguno lo que hay que hacer después?

-¿Volar muy lejos? - Dijo uno de ellos tímidamente. - ¿Escondernos? - Preguntó otro.

-Ciertamente es algo que podemos hacer desde lejos, e incluso escondidos. Pero no es ninguna de las dos cosas. El segundo paso es observar el problema y pensar en como arreglarlo. 

-Pero tarde o temprano, tendremos que acercarnos. - Dice uno de ellos, con tono de advertencia.

A algunos Gale se les erizan las plumas y se sacuden víctimas de un escalofrío.

- Io, ¿qué debemos hacer con los seres que arrasan la llanura? Hemos huido de ellos. Podríamos observarlos, pero ¿Como vamos a recuperar el hogar que nos diste? Son fuertes y brutos, nosotros frágiles. - Comenta una madre con un niño en brazos. -No tenemos fuerza para combatir.

-Pues les tiramos las rocas que han roto desde muy alto.

-No tenemos fuerza para levantarlas. 

Todo el mundo da su opinión, sin orden ni concierto. El caos y el ruido comienzan a extenderse a tu alrededor.

Io dejó que los Galen compartieran ideas un rato, apreciaba el caos que formaban al hablar unos con otros. - Tenéis razón, tarde o temprano nos tendremos que acercar, pero no todavía. Como bien habéis dicho ellos son brutos y mucho mas fuertes, pero vosotros sabéis trabajar en equipo y sois mucho mas listos.

Las ideas que habéis propuesto hasta ahora podrían funcionar con mi ayuda, yo podría haceros mas fuertes o ayudaros a levantar las piedras, ¿pero es eso realmente lo que queréis? ¿Queréis resolver los problemas por la fuerza?

Por ahora, os voy a dar otro don, voy a hacer que veáis como yo veo para que podáis observar desde lejos, y os voy a dejar un tiempo para que penséis y observéis. Intentad poner vuestras ideas y observaciones en común, pues juntos podéis lograr mas cosas que separados.

Cuando vuelva, escucharé lo que habéis descubierto sobre las criaturas y las ideas que tenéis para recuperar nuestro hogar. Entonces os podré otorgar otro don, tenedlo en cuenta para vuestras ideas. Os puedo hacer mas fuertes, pero también os puedo hacer mas rápidos u os puedo dar acceso a materiales para llevar a cabo vuestro plan.

Io alzó su cetro, y lo colocó sobre la gema naranja que tenía sobre su cabeza. La gema empezó a brillar fuertemente y su luz se refracto a través del rubí, rojo como la sangre, que coronaba el cetro. La luz naranja rojiza iluminó los rostros de los Galen cegándolos brévemente.

La magia fluye a través de ti y el cetro con naturalidad, pero parece trastocarse y algo se tuerce. Tu magia les ciega, sin embargo, tras tu milagro, cuando abren los ojos no pueden hacerlo en su totalidad. Los mantienen entrecerrados, como si la luz que lo inunda todo les resultase molesta.

-Io, tu magia tenía por intención hacer ¿Qué exactamente?

La mujer que habló antes se cubre los ojos con una garra. 

- Io, eres sabía pero tal vez no seas tan hábil dando dones como crees.- Comenta con sarcasmo. 

Io miró a sus hijos apurada, no era consciente de que su magia podía fallar y era una sorpresa para ella. - Lo siento, mi intención era conseguir lo contrario. Voy a buscar la forma de solucionar este problema y volveré a arreglarlo pronto. Cuidad los unos de los otros mientras tanto.

Volad libres. - Les dijo mientras ascendía al cielo para desaparecer entre las nubes.

Io apareció entre las nubes de Albión. Su pulso estaba acelerado, había conseguido mantener la compostura en Kal'daset pero en realidad había tenido mucho miedo. Estaba temblando. Intentó esconderse de los Gale, no quería que la viesen en esas circustancias. Por suerte para ella la vista no era precisamente su fuerte.

Cuando el miedo se fue de su mente, la rabia lo remplazó. ¿Como se ha atrevido? Es un inepto, un monstruo. No podía llorar, pero si pudiera lo habría hecho al recordar a Lea desasciendose por la oscuridad. Se tomó unos minutos para descansar, y cuando se encontró mejor decidió ir a ver a sus hijos. Su espiritu siempre la animaba, aunque tenía que disculparse con ellos.

Se tuvo que acercar mas de lo normal hasta que la vieron. Dedicó un rato a jugar con ellos, le encantaba hacerlo y lo necesitaba. Luego los reunió en un circulo entre las cimas de los árboles.

-Hijos míos, tengo que pediros perdón. Pensaba que mi control sobre la magia era perfecto, de hecho se tanto sobre como utilizarla para mejorar la vista como se puede saber, pero la propia energía de la magia es salvaje y en raras ocasiones puede torcerse completamente. Os pido perdón no por haber fallado con mi magia, si no porque no os pregunté antes si queríais el don que os iba a otorgar.

Ahora ya se que es lo que falló, y es algo que ningún control sobre la magia puede evitar. Por eso, de ahora en adelante, otorgaré los dones solo a aquellos que los quieran y necesiten. No era necesario que todos vosotros fueráis mejores observando, solo aquellos que se iban a dedicar a observar necesitaban ese don. - Añadió a modo de ejemplo.

-Ahora vuelvo a tener la energía para devolveros la vista, y debería funcionar perfectamente, pero como ya os he explicado siempre hay una pequeña posibilidad de fallo... así que os pido, aquellos que queráis recibir este don y recuperar vuestra vista original permaneced aquí, el resto podéis moveros a los árboles colindantes. Las madres decidirán por las crías que no sean lo suficientemente mayores para tomar una decisión.
 

Tras discutirlo un poco, la mitad de los Gale dan un paso al frente. Si algunos recuperasen la vista, tal vez las generaciones venideras tuvieran una vista más sana. 

Muchos de ellos recuperan la vista, pero no todos.

-Si ya decía yo, Io, tienes muchas virtudes, pero hacer magia no es una de ellas. - Comenta la madre que en su momento se quejó de ti.- No pasa nada, haz lo que puedas.