Partida Rol por web

Frente a ti, ves el maizal del que acabas de escapar. Lo sorprendente es que parece tranquilo, como si nada te hubiera perseguido instantes antes.

A tu alrededor, todo son árboles. Pero a la derecha puedes ver algo extraño. Una especie de forma negra se mantiene estática sobre un lugar, pero parece como si diminutas formas la formaran. Esa forma se disgrega cuando una nave aparece y lanza un gancho. Seguramente va a recoger al tributo recientemente caído.

La acometida de Keara no consigue su objetivo. Intenta clavarle el cuchillo, pero el chico se aparta con bastante facilidad, como si leyera en ella los movimientos que quiere hacer. Y Leroy, cuando la tiene a tiro, la golpea con la porra en la cabeza, que empieza a sangrar débilmente

Dejas desnuda a Clara en el momento justo en el que aparece una nave y, lanzando un gancho, se la lleva por los aires.

Las posesiones de la tributo son:

- Espita, Cantimplora 4 litros, Ropa casual y Equipo de aventurero (una gran riñonera que contiene un pequeño botiquín, una brújula, cerillas a preuba de agua, tela aislante ligera, una linterna normal, 50 pies de cuerda de nylon, dos granadas de humo y una bengala de señales), Poción para curar heridas, Cuerda 45 metros, Cinturón de herramientas (Vacío) y una lanza.

Tenía que tratar de ver de quién se trataba y la localización del suceso. Al parecer, habían lanzado una plaga contra ese tributo. Algo que era natural en un lugar así.

No pierde de vista el tributo caído y trata de identificarlo. Ella debía saber de quién se trataba, al menos para hacerse una idea de quiénes eran los últimos tres que habían muerto. Al menos antes de que llegara la noche.

Encontrarse con Marcus era algo que la hacía preguntarse muchas cosas. Realmente temía por lo que encontraría y aunque le gustaría saquear a aquel tributo, ya era demasiado tarde. Sólo lo quedaba grabar la locación de esa muerte y ver qué más les ofrecerían los realizadores.

-Ciao, ciao, piñata mia.- Me hago un petate. La chica tenía de todo, desde luego. 

Trepo al árbol más cercano haciendo uso de la cuerda, con intención de recogerla al llegar arriba. Ni me molesto en anudarla, sería perder un tiempo demasiado valioso. La lanzo para que pase por encima de una de las ramas e iría enroscándomela en los brazos a medida que subo.

_{- Nada.} - respondo a Mark.

Kreara frunció el ceño y el controno de los labios visiblemente contrariada. Había fallado el ataque. Y nadie necesitaba que le explicaran qué significaba eso en la arena.

El golpe no tardó en llegar. Por suerte, fue mucho más suave de lo que esperaba. Todavía seguía en pie y consciente. Dispuesta a seguir luchando por su vida, y por el premio: volver a casa sana y salva.

Cerró los ojos durante un instante, obligándose a canalizar todo el dolor de su cabeza y convertirlo en ira y sed de venganza. Con un impulso, volvió a echarse hacia Leroy, intentándole cercenar el cuello con el cuchillo.

Pequeño bastardo, pensó para sí. La había incluso desnudado lo cual le parecía demasiado incluso como falta de respeto. Tal vez deseara ver a una mujer desnuda antes de morir porque aquello le parecía en exceso denigrante. Como fuera, la Arena no era el lugar propicio para escandalizarse o formarse opiniones sobre el carácter de la gente, no, era un lugar de vivir o morir así que esperó.

Esperó mientras rebuscaba entre sus pertenencias. Esperó a ver aparecer la aeronave. Y dejó de esperar en el preciso instante en que sonó el cañonazo. Con la lanza en una mano se abalanzó sobre el pequeño pero para nada inofensivo chico con toda la intención de acabar con su vida cuanto antes.

Al levantarme dolorido, sabía que debía actuar con rapidez, no podía permitir que me alcanzará de nuevo.

Su ataque fue previsible y pude esquivarlo con algo de facilidad, a la vez que esquivaba el ataque, ella dejo desprotegida la cabeza y aproveche para golpearla. No sabia el motivo pero no le golpee con todas mis fuerzas, pero si con las suficientes para que me tomase en serio.

Me quede observándola, si volvía a lanzar un ataque esta vez la golpearía mucho más fuerte, mi respiración aumentaba en cada momento y eso hacia que centrara en mi rival.

Una aeornave pasó con velocidad sobre vuestras cabezas. A los pies de Marcus, cayó un paquete que llevaba su nombre.

La aeronave se lleva a Clara y Jerome se guarda sus cosas. Desde luego, esa muchacha había tenido mucha suerte hasta que se había topado con el tributo del distrito 11.

Pero, como si el karma hubiera hablado, justo cuando Jerome se acercaba a un árbol, un ruido a su derecha pareció advertirle de que algo se aproximaba. Pero quizá fue demasiado tarde. Una chica, que no tardó en reconocer como Kura, del distrito 4, apareció con una lanza en la mano. Y, antes de que Jerome pudiera hacer nada, se la clavó en su estómago.

Al notar esa lanza dentro de ti, sabes que no te queda mucho tiempo. Notas como la vida escapa de tu cuerpo.

Tu vista no es tan afinada como para poder descubrir quién es el tributo muerto que ahora mismo va por los aires. Sólo podrías acercarte hasta allí e intentar descubrir quién había caído.

Y Keara, en su frustración, se lanzó una vez más. Hizo una sutil finta, engañando a Leroy. Le hizo creer que su ataque iba a ser circular y, cuando el chico fue a esquivarlo, un rápido movimiento de la muchacha hizo cambiar la trayectoria del cuchillo.

Con fiereza, Keara clavó el cuchillo de carnicero en el abdomen de Leroy. El muchacho abrió mucho los ojos, e intentó aferrar con fuerza las manos de Keara y separarla. Pero ella clavó con más profundidad el arma, y vio como los ojos de Leroy iban desenfocándose hasta perder su vida... Cayó muerto a los pies de la muchacha.

Otro cañonazo rompió el silencio de la mañana. Cada vez quedabais menos.

Lo había conseguido. Después de innumerables dudas y constantes inconvenientes, lo había conseguido. El dolor que sentía en su cabeza se mantenía en un segundo plano, eclipsado por la sensación de sentirse con vida. Por ahora.

Dejó que el cuerpo de Leroy cayera con cuidado. A pesar de no sentir pena por su muerte, todavía consideraba que le debía un mínimo respeto. Durante unos segundos se quedó quieta, observándole, y preguntándose si en algún momento perdería la poca humanidad que le quedaba. Quizá matando al siguiente. Si lo conseguía.

El sonido del cañonazo le sacó de su ensimismamiento. En cualquier momento llegarían para recoger el cuerpo. Debía marchar. Tras mirar ha su alrededor, y asegurarse de que no había ninguna amenaza aparente, recogió sus objetos y los de Leroy. Ya no los necesitaría. Después, echó a correr. Era momento de alejarse de la valla y continuar el camino. Con un poco de suerte, podría

Al ver las intenciones de la chica me moví lo suficiente para esquivar el ataque que me lanzó, pero sus intenciones de ataque eran muy distintas a las que creía. Con una buena finta logro clavar su cuchillo en mi pecho, mis reflejos hicieron que mis manos fueran a su arma, pero no pude hacer mas que sentir el frío acero en mis manos mientras se clavaba profundo, lo he in...coff, coff, intentado abuelo, lo siento.

Mis extremidades perdían la sensibilidad y mi cuerpo cayó inerte en el suelo.

- ¿Otro paquete? - pienso. Parece que tengo algún patrocinador.

Me agacho a coger el paquete.

_{- Otro tributo menos.} - digo. _{Me pregunto quién será.}

- Veamos que tiene. - pienso abriendo el paquete.