Partida Rol por web

Mantuve una distancia prudencial respecto al carro, no fuera a ser que me hicieran empujarlo, pues bien capaces eran de rebajarme a esa tarea innoble incluso después de haber estado a las puertas de la muerte.

-No diré que no a esa taberna, aunque creo que tendré que visitar también una tienda local... espero que tengan algo de ropa decente-levanté una mano pidiendo paz-No es que crea que el estándar aquí no lo sea...-mentira pura y dura-pero no es para mi-

Me aleje del grupo y me encamine a la taberna a esperar a Rox, tendre que ir pidiendo para que cuando llegue se encuentre la comida delante de la mesa... Después del trabajo que ha echo es lo mínimo... Ese maldito Nórdico va a acabar con mi bolsillo, menos mal que lo regenerare rapidamente. 

-Buenos días querida. Me gustaria que me pusieses dos de tus mejores bebidas y algo para bajar el trago, buena comida a ser posible. Dije con una sonrisa en la cara, las mujeres siempre me alegran el día. -Mi amigo llegara pronto y seguro que esta hambriento...

-Por cierto... ¿Tu sabias algo de unos trasgos que merodeaban por una cueva cercana?

- ¿Trasgos? Pues no, no tenía ni idea... Gracias por haber acabado con ellos, de verdad. - Dijo sonriendo. Al cabo de poco te trajo unas bebidas y algo de carne para comer. - Aquí tienes. 

Una vez estuvisteis solos, empezasteis a reparar la carreta. - Mira, tu coges estos tornillos y empieza a juntar las maderas, yo de mientras haré planchas de hierro con el mineral que cogisteis. - Os entendíais bien vosotros dos, y hacíais un gran trabajo. - ¿Y bueno, qué os trajo por estos lares? 

Llegastéis algo más tarde que Teeinav a la posada y visteis un buen plato de carne asada dos jarras de aguamiel.

Mis músculos ardían después de la paliza a picar que me había dado, nadie había arrimado el hombro, eso me decía mucho de mis compañeros de aventuras, llevamos (en la vagoneta donde había depositado lo excavado) el hierro al herrero y mi cuerpo pedía una buena jarra de aguamiel y algo asado que echarme al estomago, espero que al argoniano le quede alguna moneda para pagar en la taberna.

Y secándome el sudor con el antebrazo me dirigí a la taberna. 

Cuando vi entrar al Nórdico le señale la jarra y la comida que acompañaban a la mia.

-Sientante, ya tienes algo que llevarte a la boca por el trabajo. Perdona la poca ayuda prestada pero... Las tareas manuales son un arduo impedimento para mi profesion, tengo que cuidar mucho mi escurridizo cuerpo ¡jaja! 

Termine la frase con una risa mientras daba un golpe en la mesa.

-Vamos. Acercate y come, si quieres mas pidelo yo invito.

Me siento en la mesa junto al resto esperando poder pasar una noche tranquila. Miraba al fuego con curiosidad.

-Este es un sitio tranquilo... Un poco demasiado tranquilo. -Comento mas para mi que para el resto.

El elfo se sentó cómodamente y estiró los brazos, con cierta pereza; el combate mágico le había exigido más de lo que estaba dispuesto a admitir y aquellos quejumbrosos compañeros no hacían mucho por mejorar el ambiente.

-¿Qué esperabas?-su fino oído había captado las palabras de Urial-Es una taberna en un pueblo perdido de la mano de los Draedra... disfruta de esta tranquilidad que luego la echaremos de menos-añadió con su habitual sonrisa socarrona.

Alzando un poco la voz él también habló para nadie en particular, interlocutor solicitado por lo que parecía -De todas maneras... ¿a quién hay que rezar aquí para que te atiendan?-

Turr no duda en coger los tornillos y empieza a juntar las maderas con la mejor destreza de la que es capaz. Entre tanto y tanto carraspea y gruñe, centrado en su trabajo. Cuando el herrero le pregunta este responde con más gruñidos y al tanto le dice.

-Bueno, ya zabeh, negocioh.

- Eh tranquilito joven elfo. - Le dije con arrugancia. - Estoy sola aquí, y no estás solo tu en la posada, hay más clientes que atender. - Tras unos minutos esperando, se fue hacia la mesa. - ¿Qué quieres impaciente?

- ¿Negocios? - frunció la ceja el herrero. - ¿Qué tipo de negocios se van para estos alrededores? Cómo no vayáis a la iglesia de Shor a rezar o por algún pueblo a comprar comida dudo mucho que tengáis algo por hacer por aquí.

Con gesto displicente, dejando entrever lo poco que apreciaba a razas inferiores respondí.

-Creo que está bastante claro-el gesto abarcó a mis compañeros-Estos amables aventureros han estado todo el día en la mina. Gracias a ellos Skyrim es un lugar más seguro, pues hemos limpiado de escoria goblin dicha mina... ¿qué menos que mostrar un poco del debido agradecimiento?-

Procuré rebajar el tono de hostilidad, tampoco era plan de armar excesivo jaleo.

-Tampoco pedimos una medalla... pero sí lo suficiente para poder seguir adelante. En el fondo es por el bien de este pueblo.-

Al ver a la mujer me alejo un poco del altmer. Su arrogancia hacia el resto de razas no me era ajena ni desagradable (mas bien al contrario) pero no deseaba unirme al blanco de la ira de la mesonera. Le hice un gesto antes de que hablara mientras jugueteaba con un septin.

- Un par de pintas de cerveza. Y si es buena cerveza habra propina. Muchas gracias. - Termino con una corta sonrisa. Para apaciguar a la mujer.

Al Argoniano, era lo menos que esperaba de vosotros, aun tenía restos de roca en mis botas, por lo que cuando me senté en la mesa donde estaba situados, me descalce y me quite los guijaros que aun estaban dentro de ella.

El Elfo parecía impaciente por que nos sirvieran, creo que vio mi cara cuando entré y no quiso hacerme esperar.

Me dirijo a la tabernera, me gustaría una buena cerveza mientras espero a que nos sirva algo caliente.

Y mientras me pongo la bota, le digo a Teeinav respondiendo a las palabras de Urial, lo de tranquilo será por la taberna, por que la mina estaba de lo más movidita, jejeje.

Refunfuñando os trajo lo que pedisteis. - Aquí tenéis. - Dijo con una voz algo borde. Una vez dejó todo se fue otra vez a la cocina a limpiar cosas.

Aun faltan algunas horas para que el sol se ponga, por lo tanto el carro aun no estará listo.

La cerveza me estaba sentando de lo mejor, cuando trajo la comida apenas le dí importancia al tono de su voz, mi apetito era colosal, venga chicos no seáis tímidos comed, comed. Je,je,je.

Turr sigue un rato sin contestar, concentrado en el trabajo.

-En realidad ezte zitio zólo noh coge de pazo

Sigue claveteando y observando como trabaja el herrero.

-¿Y que hay de interezante en la iglezia de la que hablah?

El elfo comió en silencio, algo raro de por sí ya, cavilando sobre los eventos del día. A pesar de la actividad no estaba especialmente hambriento aunque se obligó a comer.

Tras despachar el segundo plato se excusó ante sus compañeros y, sabiendo que el carro no estaría hasta la mañana se fue a solicitar habitación

-Espero que mañana podamos continuar el viaje con menos sobresaltos...-masculló como despedida antes de pagar al posadero por el derecho a usar esos jergones de paja que aquí llamaba cama. ¡Echaba tanto de menos las comodidades del Dominio!