Partida Rol por web

El Kevin asintió a su yaya, to mu bien hablao. Claro que sí, tenía que avisar a tol mundo, nadie ajeno entraba en las tres mil y menos pa matar así como así. Ya fuera payo o mengue del espasio.

-'Aro que jí, yayo...- algún día tenía que ser como él, de los que acojonaban con solo oír su nombre. Tener premos de tos laos para que se encargaran por él de quien dijera y, aún así, ser el más ioputa del lugar pa que nadie le tosiera a la cara tampoco. Que dos cojones tenía su yayo. -Po de mientra no vamo a dar un garbeo- el joputa el Brandon decía de trabajar, como si rubar fuera currar. El Brandon no sabía que pa ser patriarca había que hacer más que tocáse la polla tol día, que tamién había que contentar a la gente. Y al primero al yayo, una tele d'esas güenas con interner.

-Eso, ámono ya al carajo.

El Kevin era como la cabeza pensante o algo asín. Más meloso. Muchas veces el Brandon simplemente le seguía. No es  que el Kevin Jesú fuera su jefe, pero tenía algo de líder natural pa tiempos de paz. El Brandon en cambio acojonaba más al personal con su mirada psicópata. Un líder de panda pa cuando hay navajaso.

Me quedo mirando la tele, mientras me como mi parte del tocino y yogur griego.

- Miá que tién poco sangre ehtos payó…- si fueran como mi Cristo, se hubieran cagao esos mengues a la pata abajo- Tanta cosa fisna. Tanta casa chula y parné…¿pa qué? Ahí tan. Cagaoh, sin sabé cacer. Mira como aquín no anentrao…Poh que saben que no tenemo erchocho pa farolillos…!Mardisión hitana!

Le pego otro pescozón a cada nene.

- A comersuh la mansana, desgrasaoh. Que no vayacresé. Que lo disen en sabé vivil deseh. - regañina de tía.

-¡Qué mansana ni que mielda, tita! -se quejó el Brandon de Dios, dando una manotá al aire-. No quiero fruta. ¿Tiene un piti, tita? -se había quedao sin tabaco por la noche, cuando le dio el último al Kevin Jesú. Lo había echado en falta al echar el cagarro antes del desayuno y ahora tenía mono.

Al oír cigarro, enseguida volvió la cabeza.

-Un sigarro, tía, un sigarro...- le puso ojos lastimeros, que lo había aprendío del gatico ese que salía en la pilícula del bicho verde. Pilícula que les habían puesto un día el primer día de cole, porque pa la hora del recreo se puso a caer una tromba de agua que ni el Noé con su arca. Iban el primer día de cole pa que no llamaron a los servicios sociales y pa pillar toa la pasta que daban pa material escolar pa aquellos que no tenían recursos. Los payos estaban tontos, si quisiéramos sería nuestra la tienda entera de bolis y papeles. -Tía, amo, dame un sigarro... Pa tu sobri güeno ahí, un sigarro... No sea malaje, un sigarro, pa tu sobri.

Las dos criaturas se pusieron a tirarle a la tita Choni de la ropa como un par de pedigüeños del tercer mundo.

-Un sigarro tita, enga, un sigarro tita, un sigarro. Dame un piti, tita...

Qué 11 años más bien aprovechados, joder.

!Y me tiran de la ropa! Que era del mercadillo to buena.

- !Iroh a tomáh por culo! !Ohtia ya! - espeto, recolocándome la ropa.

Me saco un paquete de tabaco del bolsillo. Menudos eran. Cabrones como ellos solos.  Pero al familia era la familia. Cuando un premo tiene mono, tu le tiendes el cigarro, la jeringa o lo que sea. Al compae siempre se le hace to más fácil.

- Pero solo uno, degrasiaoh. Que me quea poco. - reparto uno a cada uno, y un tercero que me pongo yo en la boca - A véh si noh vafartá. Conehto der apolíshi payo.

El Brandon cogió su cigarrillo dando saltitos de alegría. Fue una estampa inesperada de inocencia infantil. A veces uno olvidaba que en el fondo era un niño.

-Asia tita, asia -sacó su mechero y lo encendió. Luego le dio fuego a su hermano.

Y haciendo cucamoñas con el Kevin se abrazó a la tita to agradecío cuando ésta se guardó el paquete de tabaco.

-Ere la má mejón, tita Choni. Te quiero tita.

Lo que la tita quizá no notara eran las manos del Brandon intentando robarle la cajetilla. El Kevin sabía de sobra lo que estaba pasando.

Había un día mu largo por delante y no tenían tabaco. Qué cojones, de algún sitio tenía que salir.

-Dió te lo pague, Brandon- dijo partiéndose el culo, mientras se encendía su cigarro. Dio una calada profunda y se puso a hacer aritos, que era lo que a él le molaba de fumar, aparte de parecer duro de cojones. -Po traemo tabaco tamié- salió pa la puerta, revisando sus bolsillos, mechero y navaja, no necesitaba más.

Haciendo tiempo para que el Chacho termine de puentear, me pongo de cuclillas junto al perro y le acaricio un poco - jejejejeje... - me estaba cayendo bien el perrete.

CHACHO, E ESHO UN NUEVO AMIGO EJEJEJE - mientras lo digo alzo la cabeza en su dirección para hablarle del perro, cuando veo cómo se acerca el convoy a toda hostia.

Chacho... ¡¡ CHACHOOOOO !! ¡Qué vienen los payos, y con la siñurica guardia! - le aviso, corriendo a cerrar las puertas de la furgoneta para que no se vea nada del interior del maletero.

Estábamos en clara desventaja, así que no me quedaba otra que ganar tiempo y tratar de caerles bien.

HEY, HEY, PAYOS - les grito agitando los brazos y espero a que frenen y se bajen de los coches - AMOS RÁPIDO, TA ESTO ABIERTO Y ACABAMOS DE LLEGAL, CUGEL LAS COISAS Y NOSOTROS COGEMOS NUESTRAS COISAS - trato de ser amable indicándoles la entrada, a poder ser sin que vean al Chacho puentear. Con suerte nos dejarían cargar el segundo coche sin problemas.

- Aro, aro....- digo, mientras el Brandon se me abraza, con unas palmaditas ortopédicas en la espalad- La mejón, la mejón...Ara arte pa ya. Irsuh ya por ahi.

Que yo los quería mucho. Eran sangre de mi sangre. Pero tenia ganas del querdarme con mi papo to a gusto. Y con ellos por aquí parecía un puto gallinero. Y si venía mi Cristo.... AY MI CRISTO.

El coche de policía pegó un frenazo de la hostia y se quedó apenas a tres metros del gitano. Pero obviamente, les había molestado el tirón del frenazo y quemar neumático.

Se bajó una chica del coche, la copiloto, morena y chiquitilla, con un acento de Mairena del Aljarafe que era la hostia. La mano cerca de la pistola, fiándose menos de él que el copón.

Le miró como si fuera un trozo de escoria. Y a la escoria se le dispara en un apocalipsis, casi sin preguntar. Bastante problema tenía la "gente decente" para sobrevivir a aquello.

-A vé criatura. Saca el dni ya mismo y no haga tontería. ¿Que éh eso que dise que habéi hesho aquí, robá?, ¿has robao en er mercadona?

Bajaron a la plaza, parcialmente inundada y llena de basura. No es que hubiera llegado el apocalipsis allí, es que eso siempre estaba así. Por allí no pasaban los barrenderos ni hostias, y había vecinos muy guarros que lo tiraban to allí mismo. Necesitaban unas ruedas para fangar el coche, y se fijaron en el vólido de su primo el Chacho Guapo. Su R5 turbo tuneao.

Un buen coche para un buen golpe. Ahora solo había que encenderlo y tirar millas. Decidir donde querían ir a saquear, y que saliera el sol por Chipiona.

El patriarca vió como los chavales se iban y se levantó pesadamente de la silla.

-Se ma acabao er tabaco. Vamo a por má y de paso recogemo a tu marío de la cárce.

Le miró con una pequeña sonrisa. Tenía sus momentos aquel hombre. ¿Pa que esperarse a que saliera cuando podían recogerlo?

-Búscame la ascopeta de cañone recortao y yo de mientra llamo a tu primo el Boliche pa que noh yeveh en su coshe.

La Choni se palpó el bolsillo cuando dijo lo del tabaco. Le habían chorizao el puto paquete. Los niños.