Partida Rol por web

Recorriendo carreteras apocalípticas, llegaron a Dos Hermanas. Una ciudad que era puro escombro. Los mengues merodeaban, los chupacabras se comían los cadáveres calcinados. El pequeño convoy de furgonetas recorrió el paraje con el corazón en un puño. Cayetano, tras no encontrar nada en el puente (solo los restos hechos mierda de un tanque) se había sumado a la cola de vehículos. Eran sus primos y los vecinos, toda la maldita familia extensa. Iban a por armas, y sabían donde encontrarlas.

La Base Militar de El Copero, base de aviación y helicópteros, había sido centro de mando avanzado de los militares en su defensa de Sevilla. Un centro que había caído por el ataque del enemigo. Los estragos de la batalla eran todavía visibles. Dos tipos de muertos, cerca de la entrada. Unos que tenían los huecos de los ojos ennegrecidos, con los ojos derretidos, y lo mismo podía decirse de la boca y la lengua. Otros directamente estaban calcinados. Había un BMR junto a la entrada, razonablemente entero, solo un poco chamuscado, y cadáveres tirados por doquier, junto a casquillos de bala.

La tapia exterior tenía más agujeros que un queso de gruyer, y la torre de control era una pila de escombros. Un eurocopter cougar, o lo que quedaba de él, estaba tirado en la avenida, siniestrado, despedazado. La base era puro silencio. Un silencio que no era normal. Acojonaba. Posiblemente los mengues merodearan, así que habría que actuar rápido.

El guaperas cogió el walkie y habló en abierto.

-Cayetano, amos a mirar al arsená directamente. Los vehículo se los fuman enseguía y me paece que no merece la pena. Niño, saqueá to lo que veái. Granás, bazokas, armas antiaérea. De tó. Tené cuidao, puede que estén rondando.

Mira el tito, que no tenía ni puta idea tampoco y dijo que se iba a buscar un vihículo. Pero todo se le olvidó al Kevin cuando le dieron luz verde para saquear todo lo que viera. Sus ojos brillaron y se encendieron como si fuera navidad, cuando podia robarle los regalos a las familias en los parkings de los grandes almacenes.

-¡Ioputa el último!- empujó al Brandon y corrió a buscar armas gordas, para explotar cosas. Explotar cosas siempre era divertido, como cuando le ataron aquellos petardos a aquel gato callejero... Lástima que los pillaron antes y le tiraron un cubo de agua al gato pa apagar los petaros, la tita era una aguafiestas.

El Brandon estaba conduciendo su fragoneta, viendo el paraje desolador de la ciudad. Su Kevin se había colado en el puesto del conductor y no hubo más remedio que sacarlo a puras patás. Ahora manejaba el aparato apenas asomándose por encima del volante y casi sin llegar a los pedales.

-Los payo ahora saben lo que éh viví en las 3000. Lo tienen tó iguá que nojotro -dijo después de tirar una colilla por la ventana.

En efecto, ahora payolandia era como el Polígano Sur, un lugar en el que no se sabía cómo las cosas acababan en ruinas y misteriosamente no funcionaban las canalizaciones o alguien, sin duda "otro", se llevaba las instalaciones de la luz y los azulejos de los baños.

-Caprendan lo duro que éh viví probe como nojotro, chacho, jiempre tan riéndose de los probe gitaaano.

El Brandon intuía levemente que en eso había algo intrínsecamente chungo. Si la civilización paya estaba jundía nel poso ¿quién carajo les iba a pagar subvenciones, ayudas, planes de integración...? Que se procupen de eso los mayore, pensó. En ese momento estaba más al quite de encontrarse con una buena moto que chorar.

-Una Ducati, chacho, zueño con eso, una Panigale pal Brandon de Dio.

Cuando llegaron bajó del carro y se encendió otro piti. Atendió al tito Cristo, asintiendo sin escucharle. Solo pensaba en cómo lo iba a destripar de un cuchillazo desdel gasnate hahta la pisha.

-Yo quiero un basoka, mi arma -dijo, y salió corriendo destrás del Kevin, cargando su cruscampo de la muerte.

Por fin llegamos al polvorín, atravesando aquellas carreteras desoladoras. En parte me la soplaba una poquita y en parte no. Porque los payos bien que nos apartaban luego. ¿Chusma? Pues la chusma acaba de ganar un moñeo con los mengues. A ver si pueden decir lo mismo los pallos de mierda.

- La ohtia, que lapasao en losoho...- digo para mí, mirando los boquetes que tenían algunos cadáveres. Eso si que me dió un poco de repelús. Mas que na, por que a ver si vamos a acabar asín. Yo no quería...con estos ojos tan bonicos que ma dao er Señó.

Los hijos de puta de mis sobrinos se van por su cuenta. Temia.

- Yo no me muevo de tu lao, mi hitano...- le digo a mi Cristo- Y mieo me dán ehto doh...

-¡Tita Choni, no te procupe que sincuentro un mocho yo ti lo traigo pa que haga argo úti! -gritó mientras se iba.

Tras escuchar al semental de la potranca, miro al Chacho y le hago una señal con la cabeza, para que le siguiera - Amus a vé qui san dijau los payus pa nusotros... qui no tisorvide la pipa de cruhcampo, que los payo mucha metralleta mucho basuka desos, y se lus han follao a tos.

Miro por la ventanilla al paisaje, buscando enanos cabezones, y no me refiero a los gemelos, por si nos estuvieran observando, apuntando o preparando la sonda que nos van a intentar meter por el ojete.

Cayetano fue abriendo brecha. De momento, no vió mengues. Ya habían pasado por allí como una apisonadora, era evidente. Había cadáveres de soldados a los que se habían comido, solo quedaban los huesos y partes del uniforme. Otros, estaban hechos trozos y la mayoría calcinados.

Eso incluía al sargento que guardaba el arsenal. Normalmente, dejaban la puerta cerrada y no se podía entrar, solo él y los oficiales designados, por motivos de seguridad. Pero como les habían pillado por sorpresa, estaba abierto de par en par. Los soldados querían coger armas en tropel. De hecho había cuerpos tirados dentro de la armería, hechos mierda de varias formas. Pero las armas estaban mayormente en su sitio. Estaba claro que los extraterrestres lo consideraban una tecnología anticuada, carente de riesgo. No se habían ni molestado en destruirla.

Había unos armarios cerrados con los explosivos, y las llaves metidas en uno de ellos. Los lanzacohetes alcotán-90 y alcotán 100 apilados junto a las cajas con sus cargas. En cuanto a armas antiaéreas, aparte de los vehículos, que habría que buscar, habían cuatro Mistral portátiles que podían instalar en los tejados, y un buen número de misiles para disparar. Podría servir contra los ovnis, siempre que volaran bajo.

Segui al Caye y a mi Cristo, pero esta vez no fuie cogia de su brazo. Una gitana no necesita de protección, pues ya se sabe defender mu bien ella sola. O al menos dará guerra a quien sea antes de caer en el intento.

Se me abren los ojos como platos al ver algún cuerpo comido, pero oye, que se jodan porque nosotros también nos los podemos comer a ellos. Ojo por ojo, palabra de gitano.

- Buah si ehto ta to lleno...- digo al ver el arsenal, sin levantar mucho la voz y frotandome las mano.- ¿Por donde empesamo mi Crihto? - aquín habia muchas cosas que coger. Como entrar a una tienda sin que esté el dueño y llenarte los bolsillos. Rebajas en el Corte Inglés.
 

No les daban de comer en su puta casa o qué; mucha pistola abreboquetes mucha nave espacial y no tenían pa una lata de sardinas, que tenían que comerse a los putos milicos.

Jamemaaten... - pongo cara de circunstancia mientras voy andando de puntillas, pero no por ser sigiloso sino por evitar tocar un fiambre con el pie, que eso seguro que daba mala suerte.

Finalmente llegamos a la armería, y eso estaba a reventar de armas de las pelis americanas - jooooy oy oy preeeemos, miral lu que tinemus aquiiiii, cunesto nusasemo los reye di las tremiiiil jejejeje. - Y me acerco a los alcotán-100 y los mistral, qué buena pinta tenían, y qué poca idea tenía sobre cómo usarlos. A esto que miro al resto de machos alfa (pero menos alfa que yo, por supuesto) y les pregunto - ¿cómo cuhone siusa iiisto? - a esto que cojo un par de mistrales, uno con cada mano - weno mi da igua, pero pa mi istos - digo mientras, eso sí, miro a los demás para ver si así me coscaba sobre cómo se usan.

En general, por fuera quedaba la pedrea. Tanques rotos, tanquetas calcinadas, soldados muertos y diseminados un poco por aquí o un poco por allá. Pero encontraron cosillas. Unas cuantas granadas de mano, un tío que cargaba un lanzagranadas tipo MGL para lanzar granadas de fusil (curioso, era un cacharro americano), pistolas todavía en sus cartucheras y un par de fusiles de asalto G36 que se podían usar.

Pero todo aquello era para la pedrea, aunque las granadas podrían usarse contra cosas ligeras, tipo coche. No habían encontrado el premio gordo. Para hallarlo, tuvieron que hacer saltar el candado de un hangar. Encontraron una batería antiaérea Hawk con seis misiles, y detrás estaba la mole de un camión de transporte con NASAMS. Ni puta idea de como usarlo, pero eso tenía que echar abajo ovnis que era un gozo.

El gitano miró a su primo con una sonrisa.

-Yo hice la mili primo. A vé.

El arma se montaba en una especie de trípode con asiento para el tirador. Se tardaba un rato en montarse, como diez minutos. Luego tenía unas ópticas. Le enseñó sobre la marcha.

-Éste redondel de aquí e el blanco. Tu vas girando la polla ésta a tu objetivo y cuando se pone rojo es que está fijao. Entonces retira el seguro y le das al botón de lanzá. Y ya el misí se encarga él mesmo de ir pal objetivo y reventalo. Pero te tiés que esperá que esté cerca. La mierda ésta no persigue mucho más pallá que unos cinco kilómetros.

Escucharon entonces el clásico gorgoteo de un chupacabras al otro lado del muro.

El Chacho sacó la pistola de agua del pantalón y miró en dirección a la puerta.

-Hotia... -susurró- ¿Habéi oío eso?

Había cacharros que él no entendía muy bien, pero el lanzapepinos ese tenía buena pinta. Luego fue un poco decepción que no hubiera un tanque pa él, que es lo que necesitaba para marcar territorio de una puta vez y para volarle la cabeza al tito Cristo. En vez de eso había una mierda de camión gordo y verde. Que parecía muy tocho y fuerte, pero era un camión y eso no emociona una miaja, pero al menos servía pa llevarse los misiles aquellos.

-Puta mierda, chacho -dijo cargando el lanzapepinos intentando aparentar que no le pesaba un huevo-. Noh amo a lleval el camión eze, yo condusco que tú no sabe llevá cosa asín. Pérate ahquí que voy a miral loh misile.

Se acercó a los misiles. Pensaba que por ahí habría algunos botones o mandos para disparar, y se puso a meter el hocico a ver qué descubría.

Caminó ignorando cadáveres aquí y allá, para él era como estar en el toisarás, trastos chachis por tos laos. El tontaco del Brandon insistió en cargar una cosa mu gorda que parecía una escopeta pero no, él nunca había visto na así, pero pesaba un cojón, así que a lo que se ocupó es a rapiñear todas las granadas que vio. Se hizo con un petate y comenzó a llenarlo, llevándose to lo que más le gustaba de allí, que al fin y al cabo era todo. Cuando los mengues se fueran a criar malvas pensaba volver a por más, igual que en el centro comercial ese en el que habían estao... Que lo mismo luego los payos volvían antes de tiempo y luego no podían, así podían echarle la culpa de to a los mengues o al tito y ahí no había pasao na.

Abrió ampliamente los ojos al ver aquel camión, eso ni le sonaba de la tele ni na, aunque claro, desde que el yayo se había medio retirao no hacía más que ver tetas por la tele y se habían acabao las pelis de guerras. Lo que no entendía era por qué el Brandon se sentaba a ver tetas con él, que mal las tetas, si era pa que comieran los bebés, ahí dos bultos grandes... Donde estuviera un buen culo redondo como dios mandaba, repretao como las que salían en la tele en los anuncios de teletienda con esa cosa pa hacer ejercicio que parecía el balancín que el yayo tenía pa mirar la tele, pero así volcao.* Eso eran mujeres y no tanta teta y escote, que daba claustrofobia meter la cabeza y acabar axfisiao.

-¿Y lo otro?- señaló la batería antiaérea. -Ezo me lo llevo io, que paese gohdo, tú quédate con el camión de maricona- miró alrededor a ver si había forma de llevarse aquellos misiles, enganchándolos a un coche mismo.

-¡Pero qué dise giliposha! No tiene ni puta idea. A vé como te lleva eso. Po tirao por MI camión. Y si lo llevo yo eh mío y punto.

-Una poia que te comah. Tú no tiéh ni idea de cómo ze lleva ezo...- negó a su hermano. Ni puta idea de llevar el camión, ni la otra cosa que a saber cómo coño marchaba.