Partida Rol por web

 Esta bien- le respondio Rivers-será mejor que yo vaya abriendo el garaje y poniendo en marcha el coche para estar listos cuando ellos bajen, no quiero pasar mas tiempo aqui despues de haber visto a esas cosas caminando y saber que no estan muy lejos. Sea lo que sea lo que ha pasado en todo el mundo, tambien ha ocurrido aqui y eso significa que es algo gordo.

 Rebuscas un poco por encima pero no encuentras nada util, excepto que quisieras pintar una habitacion.

-De acuerdo, enseguida te alcanzo- respondo a Rivers dejando que se encargue de probar la llave en los parquings que quedan cerrados.

Por mi parte rebusco sin demasiado éxito y recojo nuevamente la caja de herramientas para cambiar de garaje, asegurándome primero de que no hay ninguno de esos infectados cerca o Roy volviendo con Tony. Espero que no empiecen a gritar cuando encuentren a esa tal Doris moribunda porque dudo un poco que alguien sea capaz de sobrevivir por estas calles solo... por dura que sea la idea.

Me meto pues en el siguiente aparcamiento y rebusco entre gruñidos de frustración y nerviosismo.

Roy entró en la casa detrás de Tony, con el bate fuertemente cogido, y la vieja linterna en la otra mano. Aun mantenía alguna esperanza de encontrar a Doris, pero el sepulcral silencio de habitación mermaban las posibilidades.

- Tranquilo Tony, vamos a mirar en las habitaciones, pero con cuidado. Añadió mientras echaba una ojeada a su alrededor.

No sabía como se tomaría su amigo el hecho de no encontrar a su esposa. Para el era difícil perder a su amiga, era algo que en lo que no quería pensar, pero para Tony... Joder era su esposa, y además se querían después de tantos años viviendo juntos. Sería un golpe difícil de superar.

Aun con todas estas ideas bailando por su cabeza, Roy, intentó mantener la cabeza fría. No era el momento de perder los nervios.

 Doris!-Llamó Tony deseperado-Doriis!-dijo una vez mas mientras entraba en su habitacion, despues el baño, el cuarto de costura donde solia estar ella tejiendo. Pero alli no habia nada. Estaba todo como lo habían dejado aquella mañana. Todo recojido, todo limpio...esperando su regreso. Pero nadie había ido alli, no había nadie en la casa. 

 James abrió el garaje y se subió en el coche. Comprobó que todo estubiera listo y metio las llaves en el contacto sin ponerlo en marcha. Alli se quedó mirando por el cristal hacia la esquina del edificio por donde deberian aparecer en unos minutos Roy, Tony y quizas la mujer del último. 

Roy sintió desesperar cada vez que abrían una puerta y encontraban la habitación vacía. Estaba claro que Doris no había regresado a su hogar.

Con decisión, Roy se acercó a su amigo y lo abrazó fuertemente. No era muy dado a exponer su afecto en público, pero sentía la necesidad de confortar a Tony. Tanto más por el mismo. Doris siempre se había portado bien con él, y no encontrarla, suponía un fuerte revés.

- No te preocupes amigo. Susurró intentando reconfortar a su amigo. - La encontraremos, seguro que la encontraremos.

-Joder qué montón de chatarra- espeto finalmente frustrada ante el hecho de no dar con nada útil. ¿Como es posible que entre tantos trastos nada sirva? Quizá alguien ya ha limpiado los garajes antes que yo pero desde luego no voy a perder más tiempo con eso y enseguida regreso junto a Rivers hasta sentarme en el vehículo.

-Parece que funciona, ¿no?- pregunto asomándome un poco para comprobar todos los indicadores incluyendo el de gasolina.

Cuando el médico descubre su hombre solo puedo dejar loq ue em ofreció Carol en la primer amesa que pillo pues si ya no te nía hambre, ese espectáculo grotesco no hace que me apetezca mucho más.

Es explota y casi no me deja meter baza, parece que todo se calma... pero a mi no me parece bien.

-¿Así que no sabe cunaod se lo hizo? Por muy poco profundo que sea un golpe o arazaño ene sa zona no apsa desapercibido...¡maldita sea! ¡No pienso arriesgar a que nos mandes a todos a la mierda!-chillo algo superada por la situación.

-Vayamos a otra casa, cojamos medicinas, comida lo que haga falta... y algo con lo que defendernos... Ese tio es uno de ellos... no estamos seguros si no tenemos con lo que defendernos... Vamos, podemos ir a la casa de algún vecino, tirar la puerta, romper una ventana, me da igual, pero sacar algo no podemos no hacer nada. ¿Has visto el color de ese brazo, maldita sea?

La verdad es que estoy alterada y no lo disimulo, pero no puedo evitar pensar en que mi hermana está por ahí sola y que nosotros tenemos a ese doctorucho de pacotilla, insulso y insufrible contagiado con la extraña enfermedad que parecen padecer todos los ciudadanos del pueblo.

 Si, parece que esta bien y el deposito esta casi lleno. Espero que ellos se den prisa-dijo sin quitarle la vista a la calle claramente nervioso.

Deja el vaso en manos de Es y se gira inmediatamente hacia Nidia cuando oye el tono de su voz. Como en el fondo a Caroline también le entran ganas de gritar por la situación, entiende perfectamente que la chica esté haciendo eso. Se acerca a ella y, sin avasallar, le da un abrazo con cuidado para intentar calmarla.

- Tienes razón en que puede ser peligroso - dice apartándose y mirándola. Luego se gira hacia el doctor - Y puede decir lo que quiera, doc, pero en estas circunstancias nos podemos permitir ser todo lo paranoicos que queramos - añade con tono menos amable - Pero eso no quita que sea más peligroso fuera que aquí dentro - vuelve a dirigirse a Nidia.

Se separa un poco, no quiere que la chica crea que se está imponiendo o algo parecido. Lo único que quiere es que haya un poco de calma.

- Lo único que se me ocurre es que votemos - dice finalmente suspirando - Aunque bueno, si queréis ir a las casas vecinas tampoco os lo podemos impedir, es vuestra decisión... - acaba, resignada.

 Tsk-chasquea la lengua molesto- Creo que lo mejor será esperar a que venga tu hermana y los demas con la camioneta y paremos en algun sitio seguro. No es nada, solo esta un poco infectado, con unos antibioticos se pasará. 

El doctor se queda alli sentado, con el sudor pasando por su frente mientras mira con una tranquilizadora sonrrisa a su hija y la acaricia el pelo para calmarla. Se levanta del sofa y se acerca a Caroline. Le susurra algo al oido.
 

 ...Estoy seguro de que no es nada p...pero necesito que me des tu palabra de que cuidareis a mi hija si me ocurre algo...

Le apoya la mano en el brazo y le da un apretón.

- No se preocupe por ella, la cuidaremos pase lo que pase... se lo prometo... - sus palabras son débiles, en parte porque espera que no pase nada y en parte porque en el fondo sabe que sí pasará. Acompaña sus palabras con una sonrisa que espera que sea despreocupada, pero que teme que la haya salido demasiado torcida.

Le susurra algo en respuesta y luego se aparta como si no hubiera pasado nada.

- Sé que cree que no es nada, pero como aquí la palabra de algunos no vale más que la del resto, creo que lo mejor que podemos hacer es decidirlo votando - sonríe conciliadora - Entiéndame, si fueramos todos de la misma familia o algo parecido estaríamos peleándonos y al final se impondría la decisión de la abuela, pero... como no nos conocemos de nadas, casi que mejor que no nos tiremos de los pelos nada más empezar.- dicho esto se sienta en el sofá, lleva demasiado rato dando vueltas y quiere descansar un poco.

 Cuando las voces de su cabeza se han callado , Jack se incorpora de nuevo y arrastra el cadaver de la trastienda a la parte principal de la tienda, así podrían descansar mejor sin esa peste. Una vez termina se asoma debilmente por el escaparate para ver el exterior, parecía seguro de nuevo.

Con más calma se puso a rapiñar la tienda, la verdad es que con todos los nervios, tensión acumulada y sabiendo que ahi fuera pululaban los hijos de Satan no era capaz de echarse un sueñecito.

Con suerte con la llegada de la luz todo cambiaría. Por que ahora la verdad es que no veía un pimiento.. y no tendría mucha suerte tanteando en la oscuridad.