Partida Rol por web

Cuando os aproximáis el cielo azul se alza sobre la torre, y unas ráfagas de viento la sacuden desde todas partes. El Capitel de Galerna Emplumada se levanta de una columna de roca hacia las alturas: el punto más alto en millas a la redonda. Construida de blanca roca caliza y embellecida con mármol, la torre parece una brillante espada que quiere atravesar el cielo. El portón mira hacia el precipicio en el lado contrario, su puente levadizo el único medio de entrada aparente. Unas ventanas anchas y altas se abren en el nivel inferior de la torre, ausentes solo en el lado de la puerta. Un círculo de establos abiertos rodean los cimientos de la torre, donde estos se encuentran con la roca. Sobre cada establo, la escultura de un hipogrifo en vuelo salta desde la base de la torre. Bajo el capitel, hacia el este, un ancho y ventoso cañón gime ululante entre las colinas.

Aquella noche sólo tuvo sueños agradables gracias a que se había puesto su gorrito de dormir. Estaban demasiado cerca de su objetivo y necesitaba descansar. Si dejaba que los sueños y pesadillas le sobrepasaran, no descansaría adecuadamente y no era lo que necesitaba.

Habían llegado al alcazar. Era impresionante pero allí no veía a nadie, ni rastro de los enanos. Un gruñido malhumorado salió del enano. Quizá aquel no era el sitio en el que se encontraban. A pesar de lo imponente de la estructura tampoco parecía haber nadie por allí y una sensación de abandono comenzó a inundarle.

La kitsune se preocupo al ver que el lugar parecía abandonado, talvez podamos encontrar algún indicio de donde están o un camino secreto que nos permita entrar, aquí afuera no hay mucho que podamos hacer, después de aquellas palabras empezó a dar vueltas por el área, observando el piso, moviendo algunas rocas y analizando las estatuas de gárgolas en busca de algún indicio de algo inusual

No encontráis una puerta alternativa por la que entrar en el alcázar, sobre el cielo podéis ver a dos caballeros volando sobre el alcázar sobre buitres gigantes.

Desde el interior del alcázar que mantiene sus puertas cerradas, os llega un grito

-¿Qué hacéis en el alcázar?

Le tenían mosqueado, los buitres que volaban sobre ellos con alguien montado encima de ellos pero a esa altura poco podía hacer contra ellos. De pronto sonó una voz del interior del alcazar y Barry alzó su voz para contestarles.

- Venimos buscando a una delegación de Enanos que se perdieron en esta zona.

El puente levadizo se baja y el portón de la entrada se abre dejando paso a una mujer.

-¿Delegación de enano? Lo siento, no sabemos nada, pero pasen os llevaré a ver a mi comandante por si él supiera algo más -reconocéis en su voz a la mujer que os habló desde el otro lado.

La entrada es un salón de piedra blanca de treinta pies de lago. En el extremo opuesto del salón hay dos puertas de doce pies de altura como las de la puerta de entrada. Una águila tallada en un gigantesco tronco cuelgo del otro extremo del techo, colgada sobre unas fuertes cadenas. Unas estrechas alas de metal sobresalen de sus costados. Su cabeza también ha sido rematada en acero. Dos personas con un casco que tapa su cara y una cota de cuero hecha de plumas montan guardia en el lugar.

La mujer que os ha abierto la puerta os conduce hasta las dos puertas del fondo, al abrirla veis una escalera de caracol que asciende y desciende, vosotros ascendéis detrás de vuestra anfitriona. En vuestro ascenso pasáis por un descansillo en el que podéis ver otras puertas dobles que se mantienen cerradas impidiendoos ver lo que hay en su interior. Llegáis a un segundo descansillo con cuatro puertas en diferentes lugares, pero seguís ascendiendo hasta lo que parece el final de la torre.

En la Cúspide de la torre, las escaleras terminan en un mirador redondo de piedra que continúan hacia arriba en un minarete rematado en una aguja. Más allá de este espacio, un pequeño césped crece encima de la torre. Cuatro caminos pavimentados con piedras blancas señalan las direcciones del compás, cada uno de ellos terminando en una almena de piedra. En el borde del pináculo hay un catalejo montado en un trípode, apuntando hacia abajo. Dos caballeros y sus buitres están estacionados allí.

El comandante de los Caballeros de Galerna Emplumada es un hombre humano de complexión robusta al principio de la cincuentena. Unos diseños de plumas labrados adornan las placas de su armadura, y su lujosa capa es un manto emplumado. Se alisa sus canosos cabellos, y luego os realiza una reverencia como si fuera un cortesano.

-Bienvenidos al Capitel de Galerna Emplumada, lugar de retiro de la Sociedad de Galerna Emplumada. Yo soy Thrul Merosska, el lord comandante

Rokutsuki, espero paciente a que sus compañeros respondieran la pregunta, pues ella estaba en ese lugar con mas interés de esparcir el amor que predica a nombre de su dios que para averiguar la verdad sobre el tema de los incidentes, pero igual iba a ayudar a sus compañeros, ya que las tareas en principio no son contradictorias, saludo a la mujer que los recibió y la siguió para ver al comandante.

Se sorprendió enormemente de la decoración del lugar no era nada como lo que ella peso que seria aquel lugar, sonrió tranquila siguiendo a la chica, pero cuando apareció el hombre que los iba a atender, la Kitsune volteo discretamente a ver a la chica, buscando la chispa del amor entre ellos dos, también decidió revisar la relación entre los dos soldados de casco que estaban realizando guardia.

Con una sonrisa risueña responde al comandante, es un placer señor Thrul, a mi se me conoce simplemente como Rokutsuki, se ve que es un gallardo caballero.

Skoll olisqueó el aire por si encontraba algo que le llamara la atención después habló. - Sabéis algo de una niebla maligna, todo nos lleva hasta aquí... Argumentó con su instinto felino intentando saber que pensaba aquel hombre que era el comandante de aquel siniestro edificio.

Barry gruñó al oír que no sabia nada pero un atisbo de esperanza, aunque no sabía de qué, le llegó al saber que podría haber otra persona que lo supiera. Avanzó junto a la mujer que les abrió la puerta observando el alcazar y mirando hacia los lados.

- Yo soy Barry y vengo buscando a un delegación de enanos de Mirabar que no llegaron a su destino. Ella. dijo señalando a la mujer que les había invitado a pasar. - Nos ha comentado que quizá pudieras saber algo.

Hogar de la fastuosa Sociedad de la Galerna Emplumada, esta alta torre de piedra se levanta en una zona alta, disfrutando de unas espléndidas vistas a lo largo de las Colinas Sombrías. Puede ser vista desde lejos por cualquier que viaje por las colinas y es usada como refugio de retiro por un club de jinetes de hipogrifo de élite compuestos por ricos de Aguas Profundas los cuales se llaman a sí mismos “Caballeros de la Galerna Emplumada. Estos “caballeros” se revisten con una imagen sofisticada, y son dados a beber, cantar, llevar ropas a la moda y en general festear. 

Rokutsuki parece buscar una relación amorosa en todos a su alrededor pero no la encuentra. La mujer es difícil de leer, mientras que los guardias son como un libro abierto, un gran respeto cubre su rostro ante su comandante, lo mismo pasa con el comandante que siente orgullo de sus hombres.

Cuando Barry le menciona la delegación perdida, Thrul niega con la cabeza, sin darle mayor importancia. Pero su rostro se ensombrece cuando Sköll le nombra los sucesos de la niebla

-Un gran mal acecha en estas colinas. Unos depravados cultistas liderados por terribles monstruos. Pero hablemos de estos asuntos después de que el festín haya calentado nuestra sangre

Al parecer habéis interrumpido lo que parece ser un festín, al que automáticamente habéis sido invitados. Thrul os conduce hasta el gran salón. Observáis el gran salón que ocupa la mitad del diámetro de la torre. Entre las enormes ventanas, unos tapices muestran escenas de galantes caballeros montando sobre hipogrifos, luchando contra dragones y participando en justas en medio de las nubes. En lo alto de los muros están las cabezas montadas de grifos, wyverns, osos lechuzas y mantícoras. Una larga mesa curvada preparada para un banquete se extiende entre las dos chimeneas de la sala

Vestidos con unos finos atavíos de brocado de terciopelo, los caballeros festejan sentados en una mesa curvada en el gran salón, donde unas chimeneas gemelas arden. Thrul Merosska se sienta en la cabecera de la mesa

-Honrados huéspedes. Contadnos acerca de vuestras aventuras en las Colinas Sombrias. Dejadnos que os ayudemos en cualquier forma que podamos.

Su rostro se mostró expectante cuando le mencionó lo de los ocultistas... después dijo que estaban liderados por monstruos y no al revés. Skoll nunca había escuchado nada igual, una cosa era que invocaran a monstruos y otra que los monstruos fueran los que liderasen a los humanos. - Nunca lo he escuchado. Fue lo único que dijo, luego habló de festín y de sangre, cosas aún más extrañas, Skoll cerró un ojo mientras pensaba si entrar o no, todo aquello le parecía extrañamente raro, incluso la manera de expresarse del hombre. Pero después sabiendo que no tenían otra opción, o si la tenían era difícil quedarse a las afueras cuando ya le dieron el anzuelo para que picara entró. 

Mientras avanzaba por aquel gran salón observando toda su arquitectura, arte, y lienzos, observó la pintura y se quedó boquiabierto. - Vaya nunca vi animales de esos como monturas, se ven fieros muy fieros... Fue lo único que mencionó antes de seguir los pasos del Lord Comandante de la guardia. Allí vio a caballeros ataviados de galantes ropajes que hicieron sentir a Skoll fuera de lugar. Se acercó hacia una de esas mesas más como protocolo al ver a aquellos hombres que posaban sus miradas en los viajeros. Tras aquella pregunta de uno de los caballeros Skoll respondió: 

 - Estoy buscando una delegación que estaba transportando también el cuerpo de un caballero que murió luchando contra orcos en el Espinazo del Mundo. El caballero iba a ser enterrado en el Salón de la Cima con todos los honores, la Casa Capitular de una orden llamada Los Caballeros de Samular, que se encuentra en la porción sudeste de las Colinas Sombrías.

A aquellos humanos ricos poco parecía importarles el destino de los enanos pero quizá el mal que mencionaba Sköll estuviera de alguna forma relacionado con la desaparición. O quizá simplemente la desapareción de los enanos no había sido tal y se habían dado media vuelta tras toparse con la comitiva de la semiorca y el maldito demonio no paraba de burlarse de él. Fuese lo que fuere allí no encontraría respuesta y no le quedaba otra que hartarse de comida y bebida ya que habían sido invitados.

Cuando Sköll mencionó a la delegación Barry enarcó una ceja y por poco se atraganta mientras comía. - Esa delegación no vendría de Mirabar, ¿no? Pues es la misma que la que busco.

Rokutsuki no sabía realmente cual era la misión que los había llevado hasta a aquel lugar, y ahora parecía que cada quien iba por sus propios intereses, cuyo caso también era ese, pues no solo estaba con el grupo para apoyarlos, sino que también quería llevar a cabo su labor divina en todos los rincones del planeta, pero aun tenía una misión mas y quizá debería aprovechar para investigar sobre ese asunto, pero era mas importante ayudar a la delegación, aun cuando tenía el sentimiento de que el resto del grupo no tenía idea de la situación real de aquellas personas que venían buscando.

Mirando fijamente al caballero con su delicada sonrisa y sus ojos picaros que siempre mostraba en su cara, pero que fácilmente podrían mal interpretarse según la situación, mi estimado caballero Thrul, ¿me permite hacerle dos preguntas?, dando una falsa pausa para dar la sensación de haber esperado a una respuesta, prosiguió como si hubiese asentido el hombre al que se dirigía, ¿tiene idea de donde podría llevarse acabo una reunión de delegaciones fuera de su hermosa ciudad? y ¿podrían decirme si han escuchado sobre un grupo del culto del agua relacionado con un hombre de nombre Jolliver Mentóntorvo?

Thurl está a punto de responder cuando las puertas del gran salón se abren de un portazo y un centinela del pináculo entra gritando:

-¡Mantícora! ¡Se está moviendo!

Al oír este anuncio, los Caballeros de Galerna Emplumada se levantan a la vez, el festín delante de ellos sin terminar.

-¡Deberíamos aprovechar esta oportunidad para acabar con el monstruo! -dice Thrul. De sus dedos retira un aniñño de oro con unos labrados en forma de pluma y un granate engarzado y lo levanta diciendo-: ¡un premio para el que me traiga la cabeza de la bestia!

Los Caballeros comienzan a prepararse, suben al pináculo y montan en sus buitres gigantes

-Podéis participar si queréis, os puedo prestar algunos hipogrifos

¡Una manticora! dijo con sorpresa la Kitsune, tal vez eso es lo que le paso a la delegación, creo que deberíamos investigar un poco, dirigiéndose a Thurg añade con una sonrisa, yo iré, entonces señor Thurg ¿esa criatura lleva mucho tiempo causándoles problemas? la auto proclamada clérigo del amor pregunto mientras seguía al grupo para tomar la montura prestada y salir en caza de aquel monstruo.

Cuando la puerta se abrió de golpe y los gritos de Manticora resonaron por la sala, Barry pudo dar por concluida su comida pues su benefector les ofrecía participar en la caza de la bestia. Barry gruñó pues no era para lo que había venido allí pero cuando les ofreció montar en hipogrifo su cara cambió a la de satisfacción. Aquellas criaturas parecían volar bien y quizá desde las alturas mientras cazaban la manticora podría buscar posibles localizaciones de la delegación.

- ¿Son seguros esas monturas en las que cabalgais? El enano a pesar de todo el hecho de volar sobre una criatura no le daba mucha confianza.

- Yo me quedaré podéis partir sin mí, más tarde proseguiremos la conversación mientras tanto quisiera estar aquí como huésped. Argumentó Sköll que no le hacía ninguna gracia perseguir monstruos montado sobre bichos alados en busca de honor, él no era un caballero y por tanto no se sentía resarcido, y el anillo que mostraba el caballero como recompensa tampoco era de su agrado. Sköll buscaba otras cosas en la vida, y por tanto no se sintió tentado por aquellos menesteres.

Sabía que sus dos compañeros estarían en más alta estima por haber ido con ellos, pero a Sköll aquello también le daba igual. Tampoco conocía a aquellos caballeros y sentirse herido entre gente desconocida le desagradaba. Así que se quedó en la sala con la idea de poder inspeccionar aquella torre o al menos aquellos habitáculos que estuvieran sin vigilar.

Tus compañeros así como cuatro Caballeros de la Galerna Emplumada salen del pináculo en busca de la mantícora, Thrul se queda en el pináculo mirando a la lejanía esperando poder ver algo. Te llama la atención que no use el telescopio que se encuentra allí, al usarlo podría ver todo mejor, pero en cambio el telescopio sigue mirando al suelo.

Skoll intenta escabullirse sin que se de cuenta el comandante mientras este mira escrutando el cielo... - La idea del puño de hierro es ir al segundo descansillo, y una vez allí inspeccionar las puertas si no hay guardias alrededor.