Partida Rol por web

El ballestero representaba una amenaza para Gorka, que era el único que parecía podía girar la balanza hacía nuestro lado. Intenté llegar a él desde una posición en la que ninguno de ellos me viera para apuñalarlo por la espalda.

Justo sabia que estaba mal dejar a tras a sus compañeros de viaje, pero un capellan muerto no servia de nada a las filas de Dios. Esperare escondido hasta que se vayan e intentare curar aquellos que me necesiten pues con mis plegarias podre ser de más ayuda que con mi fuerza.

Sin más busco un sitio donde esconderse y esperó

Asaltante 2 Ataca y Esquiva a Gorka

Asaltante 3 Intenta invomilizar a Juana

Asaltante 4 intentará que no se suelte Pol y utilizar el daño de inmovilizar contra él.

Asaltante oculto dispara contra Gorka.

Gorka ataca a Asaltante 2 y Asaltante 3 con hacha

Ekaitz se llevó las manos a la cabeza... parecía que le dolía, pues apretaba sus manos contra ella.

Turno de Gorka.

En esos momentos ví como seguían aún dos en pie, y tuve que poner de nuevo mi hacha de por medio. No podíamos dejarnos robar por aquellos mequetrefes. Mientras uno se me encaraba otro parecía correr a sujetar a Juana, y no podía permitirlo. Al primero le alcancé en un brazo y a otro en pleno pecho, mientras corría hacia la mujer.

Secuela A2: Tendones Rotos: El ataque destroza varios tendones de la mano, afectando al movimiento de la misma Secuela A3: Costillas Rotas: El golpe rompe una o varias de las costillas del personaje, provocándole un intenso dolor cada vez que se mueve.  -50%en todas aquellas competencias que requieran movimiento o esfuerzo físico

Turno de Ekaitz.

En esos momentos Ekaitz apretó con más fuerza sus manos contra su cabeza, concretamente dos pares de dedos contra sus dos sientes. Parecía mirar fijamente a alguno de los tipejos que os hostigaban, pero en realidad miraba la carreta...

...miraba la carreta...

.......miraba la carreta........

Acto seguido, Ekaitz abrió los ojos con fuerza, y sin dejar de tocarse la cabeza vísteis cómo la carreta del tipo del camino se elevó violentamente en el aire, como cuando un enorme mazo golpea a un hombre y lo lanza hacia atrás, pero esta vez desde el cielo hasta decenas de varas en el aire, de forma totalmente vertical y rapidísima...

Los asaltantes dejaron por un momento de relamerse como lobos que apresan a su cordero, y se fijaron en el estruendo del traqueteo de la maltrecha carreta, sus palos, que entrechocaban entre sí mientras se elevaban como por arte divino... ¡Divino todo él!. La mercancía del interior, un conjunto de helechos que portaba, se iba cayendo a medida que iba elevándose rápidamente. Llegó un momento que debajo de tales helechos... ¡cayó un hombre! Estaba escondido entre los mismos, y cuando en el aire la carreta giró, éste se precipitó agitando manos y piernas desesperadamente. En cuestión de segundo oísteis el chasquido de huesos y carne rotas sobre el terreno, pues había caído de unas treinta varas de altura...

Cuando la carreta se elevó tan alta como casi las nubes más cercanas, ¿acaso al menos ciento o doscientas varas? Llegó un momento en que ésta ésta dejó de elevarse, como si la fuerza que la arrastrara hacia arriba ya no se efectuara, y entonces fue cuando la fuerza de la gravedad se hizo presente, y la carreta descendió en caída libre... Al cabo de uno o dos segundos... ¡¡CRASH!! Ésta se precipitó en el suelo, casi en el mismo sitio del que había "despegado", y todas sus partes se quebraron, quedándose en ruinosas tablas y palos...*

Uno escondido entre los árboles y otro intentado dar un rodeo para encaminarse por detrás del claro y coger en vanguardia a los asaltantes. Y ambos vísteis un espectáculo dantesco: la carreta del tipo del camino se elevó violentamente en el aire, como cuando un enorme mazo golpea a un hombre y lo lanza hacia atrás, pero esta vez desde el cielo hasta decenas de varas en el aire, de forma totalmente vertical y rapidísima... Era cosa como inexplicable, ninguna fuerza humana podría hacer eso.

Cuando la carreta se elevó tan alta como casi las nubes más cercanas. Llegó un momento en que ésta dejó de elevarse, como si la fuerza que la arrastrara hacia arriba ya no se efectuara, y entonces fue cuando la fuerza de la gravedad se hizo presente, y la carreta descendió en caída libre... Al cabo de uno o dos segundos... ¡¡CRASH!! Oísteis un ruido como de tablas quebradas.

Juana había pensado en correr hacia la carreta, tomar una horquilla, y amenazar al ballestero con perforarlo como a un cochino. Todo eso a pesar de qeu no tenía ni idea de si tendría valor para hacerlo. Por eso había intentado huir hacia allí. Pero tras ver la carreta salir volando como si el mismísimo demonio la hubiese lanzado, el terror se apoderó de ella y por un momento se quedó paralizada, buscando un lugar por donde huir.

Parecía que Yahveh estaba de nuestro lado. Su mano justiciera había elevado el carruaje hasta el cielo y había acabado con su ocupante.

Era el momento de volver a ayudar a sus compañeros y pillando por sorpresa ha sus asaltantes.

Justo todavía no se veia con ganas de salir del lugar donde se habia escondido, pero al ver como la carreta salto por los aires penso que tampoco podía dejar a sus compañeros en la estacada. Justo se acerco un poco más al claro para tener una visión suficiente para llevar a cabo su ritual y empezo a rezar

El asaltante 4 intentó seguir inmovilizando a Pol*, e intentó inflingirle daño tras ver la carreta volando inexplicablemente hacia el cielo. El tipo que cayó de la carreta (Asaltante oculto), no se movía, igual que Asaltante 2 (que parecía inconsciente).

Turno de Pol

Pol no era muy consciente de lo que acababa de ver, en parte por la resistencia de su mente científica, y en parte porque estaba demasiado ocupado intentando que aquel desharrapado no le luxara los huesos. Instintivamente, trató de liberarse de su poco amorosa presa, pero al intentarlo casi le ayudaba más a aprisionarlo.

El asaltante 3, incapaz de moverse (costillas rotas por secuelas), desiste de cualqueir intento de realizar nada.

Turno de Aingeru*.

- Santo cristo! - exclamo al ver la carreta volar por los aires, aquello era un milagro. Dios nos está ayudando, aquellos bandidos acaban de sacrificar su alma y vida eterna por tonterías materiales y la carreta no es más que la forma que el creador tiene para demostrarlo. - Estáis condenados! - grito alzando las manos al cielo, una de ellas portando el cuchillo - El Señor nos protege!