Partida Rol por web

Sin dudarlo, le echo un vistazo a la sala y a los papeles que ha dejado el señor Del Pino

"Me encanta, este tipo de muebles fue creado por mi buen amigo Carlitos Jungo" Carlitos medía 1'40 y para colmo se casó con una mujer de dos metros.

En cuanto Bruno fue consciente de quien le llamaba, se puso tenso. Tendió el megáfono al gordo al que antes había robado la cazadora. No sin antes advertirle. —El ambiente está por todo lo alto, no lo fastidies. Abel verdad. No lo fastidies...

Alejándose un poco del jaleo contestó. —¡Preciosa! ¿Qué pasa? ¿La peque está bien? — Dice dulcificando su tono.

En el mejor de los casos la llamada solo sería una respuesta a la llamada de antes, en el peor, lo habría visto liándola. Ya se lo advirtió. ¡Nada de líos Bruno! ¡Mira que no vuelves a vernos el pelo, ni a mí, ni a la niña! Casi podía oír su voz en su cabeza.

—Preciosa, ¿te has enterado? ¡España campeona! Perdona el jaleo, ahora mismo estoy con unos amigos celebrando. — Mejor hablar primero antes de que se pusiera a gritar y no le dejara a Bruno dar una explicación.

La actuación inicial de aquel superior me pareció la correcta, aunque no había mucho más que explicar, vi normal que quisiera comprobar que lo que decía era cierto. Al entrar en el despacho me di cuenta de lo evidente: necesitaba sentirse superior y con mi altura yo sentía que me estaba sentando en una silla para niños.

- Gracias, casi que prefiero estar de pie. Mis rodillas me lo agradecerán. - Le dije al hombre al cual veía muy crecido de sí mismo y con necesidad continua de autoconfirmarse, ya no solo por el tema de la mesa y sillas, sino por las fotos de las paredes. Aunque aquel fuese el campo de Fraud, se veía muy clara esa necesidad de sentirse grande. - Por lo tanto también la tendrá pequeña. Menos mal que no me gustan los hombres.

Y de golpe, sin más, nos dejó allí tirados... como si le hubiese dado un apretón y necesitase un baño con urgencia, salió de su despacho y nos dejó a solas al psiquiatra y a mí, quien no perdió el tiempo en mirar los papeles que tenía en la mano.

- Bueno, ¿y qué dicen? - Le pregunté acercándome a él para verlos también ante su silencio. O era algo gordo o Fraud era realmente un Fraude y no sabía ni leer...

- ¿Algo sobre...?¡Vaya...! Volví a olvidar el nombre... menos mal que duró para la explicación con este tipo y para García, tendrás que volver a recordármelo o decirlo tú si vuelven a preguntar por él. - Le dije al psicólogo, antes de ponerme a leer las hojas.

El folio que cogió Fraud tenía impreso un listado de nombres. Junto a algunos de esos nombres habían escrito con lápiz unas siglas. De los 40 nombres unos diez tenían la inscripción CNP, y otro tanto ponían CV. Precisamente esta última, CV, es la que figuraba junto al nombre de Pablo Nicolás Jiménez.

Mientras charlaban acerca del posible significado de la sigla vieron que agazapada por el pasillo se acercaba Violeta. Les dedicó un silencioso saludo y bajó la escalera.

Pocos segundos después los dos hombres de guardapolvo aparecieron por una puerta del pasillo y comenzaron a caminar en dirección a la escalera.

—¿Pero en qué cojones andas metido? Claro que sé que ganamos. Si en el restaurante del hotel estoy trabajando desde la mañana. Y tú me llamas para joderme el momento de más actividad. La salva que con las propinas de hoy compraré zapatillas para MI hija. Pero ahora resulta que tengo el primer minuto de descanso me acerco a la tele del hall y te veo en no sé qué líos con una secta pro-zombis. ¿Y si te vio Estrella? ¿Qué le digo? ¿Que es hija de un zombi? Eh. ¿Ahora te aparecerás con una novia zombi?

Las últimas palabras se mezclaban con el llanto.

— Solo estabamos celebrando la victoria, cuando han llegado estos manifestantes. Ya sabes cómo soy. En cuanto pusieron música me vine arriba. Te prometo que en cuanto encuentre a mis amigos, esos que te conte, los del colegio. Los agarró y salimos de aquí.
El ver a Sara llorar le dio mucho sentimiento. —Preciosa no llores ¿Tengo pinta de zombi? No digas esas cosas, sabes bien que solo tengo ojos para ti. A parte apestan

- ¿Qué mierdas son estas siglas? - Le pregunté a Fraud desconcertado y más viendo ese CV junto al nombre de Pablo, tras la marcha repentina de del Pino. Iba a comentar algo más, cuando oí pasos en el pasillo y la girarme vi a los dos batas blancas caminado por él. Le di un codazo a Fraud para que me siguiese el juego, quitándole los papeles de la mano.

De dos zancadas me planté en el pasillo. - ¡Por fin! ¡Ustedes deben ser los médicos que dijo el señor del Pino que mandaría a buscarnos para empezar a trabajar! - Exclamé haciéndoles detenerse al menos un segundo.

Les tendí la mano a ambos. - Soy el doctor House y él es el doctor Fraud^_e y empezamos hoy. ¿Puede sacar su identificación, doctor Fraud? - Mientras, le metí los papeles casi en las narices a ambos. - Nos ha encargado de este sujeto... a ver que le encuentre... sí, Pablo Nicolás Jiménez. Pero no nos explicó nada sobre las siglas y salió corriendo a una urgencia diciendo que nos mandaría a alguien de nuestra sección para llevarnos con él... llevamos más de quince minutos esperando y al ser el primer día... no queremos empezar mal. Ya nos entenderán...

La historia se sostenía, pues era casi todo cierto, pero ahí era donde entraba Fraud y quien debía convencerles pues su identificación sería mejor que la mía, donde solo figuraba como médico. En cambio él era loquero y la clave para que nos llevasen con Pablo y de paso conseguir unos guardapolvos para pasar más desapercibidos.

—No lo sé, y a mí personalmente me tiene sin cuidado lo que hagas con tu vida.—continuó reponiendose e intentando disimular su momento de debilidad.—Pero te digo que cuando a Estrellita la agredan en la escuela diciéndole que es amiga de zombis, haré que te llame para que seas tú quien le explique.—Y sin dar oportunidad a réplica finalizó la comunicación.

Mientras Bruno había estado distraído hablando con Sara, Abel había cogido el mando de la turba y había mantenido la excitación en ascenso. Tan arriba s eyabia ido todo que la mitad estaba forcejeando con los policías en la puerta de la dirección mientras que la otra mitad bailaba alrededor semidesnudos mostrando las pancartas y haciendo gestos obscenos a las cámaras de los periodistas.

Fraud mostró su carné que lo acreditaba como miembro de la CNP. Lo mismo hizo el doctor Migueles. Ni House ni el compañero de Migueles mostraron sus credenciales.Por algún motivo era aceptable que el más viejo de cada grupo se presentase, y ciertamente Fraud aparentaba más edad que House.

—No me informaron que habría otra división trabajando aquí. En el laboratorio tengo la planilla donde me informaron el destino de cada sujeto. Nunca entiendo por qué a algunos los envían a otros lugares siendo que aquí en el laboratorio los podríamos procesar de manera más efectiva. Liberar algunos, para disimular, lo entiendo. Pero enviarlo a gente sin la capacidad de estudiarlos adecuadamente. Si me acompañan al laboratorio me fijo a dónde han enviado a su sujeto.

Con un gesto de psicologica prepotencia con el dorso de la mano, le digo a este camarada una unica ffase. La unica que merece ser dicha en este momento

— Proceda.

Por supuestisimo. Somos mas que el resto de los SubHumanos, deberian de sentirse honrados de pider respirar el aire que expulsamos. Porque somos los psicologos y ellos no. Asi que dejo que nos guie.

- No sé porqué siempre hacen lo mismo. No sé que hacen en recursos humanos que no avisan de los traslados de un centro a otro. - Dije negando con la cabeza. Era algo habitual en cualquier sitio, así que allí no podía ser menos. - Seguro que mañana o pasado, aparece el correo diciendo que empezamos ambos a trabajar hoy aquí. - Le dije al más veterano de los psicógolos, el que sacó la identificación con bastante seriedad.

- Por cierto, nos dijeron que aquí nos darían unos guardapolvos. Espero que sea cierto, porque sino me voy a acordar de la tiparraca de recursos humanos toda su vida, porque teniendo yo alguno en casa... lo podía haber traído. - Bufé quejándome de ello. Los necesitábamos por si nos cruzábamos con del Pino, para darle la espalda y que no pensase que éramos nosotros, aunque la cara de Fraud iba a ser difícil de ocultar... es de esas que no se olvidan facilmente.

- Mientras nos movemos, ¿podrían explicarnos un poco como va esto? Porque a parte de decirnos que íbamos a trabajar con zombis, poco más nos explicaron. - Volví a coger la hoja. - Como estas iniciales junto a los nombres... CV ¿A qué se refiere con eso? ¿Qué tipo de... paciente es Pablo Nicolás Jiménez? -Insistí con ello una vez más. Tenía curiosidad por saber lo que era CNP, pero al ver las correspondientes identificaciones de ambos hombres con esas siglas en ellos, no quise decir nada al respecto por si significaba que estaban destinados a ellos y que nos descubriesen por un error tan tonto.

A Bruno le dolía que usara a su hija para hacerle daño. Le hubiera gustado que le dejara responderle, pero dejarle con la palabra en la boca era propio de Sara. Le iba a costar muchas llamadas y ramo de rosas el arreglar ese marrón. Pablo me la estoy jugando por sacarte de ahí, espero no arrepentirme.

Volviendo la vista a la manifestación, contemplo que Abel no le había fallado. Aunque tanto empeño le había, puesto que al final la cosa se estaba descontrolando.

Dos opciones claras se abrían ante él. La primera unirse a los que forcejeaban con los policías. Al otro lado, una fiesta como hacía tiempo que no veía. La gente se sacaba la ropa llevada por la euforia y el calor.

Ante aquellas dos posibilidades, el portero de discoteca lo tenía claro. Se sacó la cazadora y se sumó a la multitud. Debía de seguir dándolo todo mientras pudiera a saber cuando acabaría aquello. —Abel ya estoy de vuelta, trae eso. — En ese momento empezó el verdadero espectáculo.

Migueles bajó primero, cogió dos guardapolvos de talla grande y os los alcanzó.

—CV. Cueva del vampiro. No entiendo por qué derivan algunas muestras para allí. No son de los nuestros. Supongo que tendrá que ver con la política. Qué se yo, podría ser que sean quienes pagan por todo esto y querrán algo a cambio.

La puerta del laboratorio estaba entreabierta, dentro se oían golpeteos, ruidos e máquinas que sonaban parecido un respirador y algún que otro gemido. El responsable de lugar empujó la puerta para hacernos pasar y luego encendió las luces.

Lo primero que atrajo su atención fue una cabeza cortada y clavada en un soporte, llena de cables. Tranquilizaba un poco el hecho de que parecía una cabeza de zombi, pero no mucho.

En el resto del cuarto podían verse objetos de mismo tenor. Cerebros en bandejas conectados a electrodos y otros en tarros, sumergidos en alguna clase de líquido. Cinco corazones conectados a una máquina, de los cuales dos latían aún. Un torso abierto colgado de una percha, sin brazos, pies ni cabeza, abierto de modo que se podían ver sus pulmones hinchandose y vaciandose; cada vez que exhalaba emitía un suspiro, como si estuviera aburrido. Brazos y piernas cortados apoyados en desorden sobre las mesadas de acero; una de esas manos tamborillaba sobre la chapa.

Debajo del escritorio central acurrucada en posición fetal lloraba Violeta.

Bruno se unió a la fiesta y la niña zombi que miraba desde un costado cogió valor y también se puso a saltar al ritmo de la música.

Mientras tanto Abel lanzó un grito de guerra y empujó desde atrás como un segunda línea de rugby haciendo que la hilera de 5 policías se derrumbe.

La mujer que estaba desde el principio se corrió a un lado, otro policía volteó a un manifestante usando una picana, pero él cayó también tras un golpe de de pancarta. El que estaba en medio fue pisoteado por la turba que copaba el edificio y los otros dos huyeron hacia adentro atravesando un pasillo.

Ruido de sillas y escritorios caídos se oyeron desde donde estaba Bruno.

Me pongo el guardapolvos, y en cuanto veo los frascos me acerco a ellos, como un niño en el dia de reyes cuando ve sus regalitos.

"Dígame que se llama Jose Luis. Tiene pinta de ser un Jose Luis" digo mirando al torso aun vivo. Ese que debe de estar conectado a un cerebro para que de la orden de que exhale e inhale. "Oh si, pequeñas piltrafillas. Vais a hacer muchos avances por la psicología, la psiquiatría y el CNP esta noche ¿Verdad?"
 

Entonces, en el escritorio, veo a Violeta

"Hombre chica. Estas aqui ¿Como te has colado, jovencita?"
"No te preocupes, nadie te va a hacer nada" digo poniendo la sonrisa del doctor Mengele, practicada por todos los psicólogos a lo largo de siglos "Levanta. Una mujer adulta como tu no se asusta así como así ¿Verdad? Vamos, arriba"

"Venga. Levantate y sígueme." le ordeno, intentando usar el terror en su alma como una palanca para dirigirla hacia donde yo quiero. Porque usar la vergüenza, el miedo y el terror son los medios del psicólogo.