Partida Rol por web

-Todo esto es bastante absurdo, debimos haberle matado igual que al semiorco y al resto de sus cómplices, veo que aquí en la superficie les sobra mucho espacio para estar llenando con criminales. Dice el gnomo al tiempo que se encoge de hombros y se acerca a Fadrique para pedir su ayuda.

-Fadrique.¿ Estará en tus manos la habilidad de sanar al pequeño oso? Es probable que haya sido herido, sumándolo además al hambre y la sed, poco podremos hacer con su furia, por otro lado, quizá lo mejor sea repartir algo de lo recuperado entre los granjeros circundantes, ya mucho habrán sufrido por esta escoria y sus compañeros.

Perdona ¿pero para sanar a alguien no tiene que tocarlo? creo que antes que llege a sanarlo se habra intentado cenar el brazo.- digo mientra miro al rededor- Porque no hacemos algo le acercamos agua y comida para que coma y despues esperamos que se duerma un poco y le abrimos la puerta con un palo o algo, vamos para que nos de tiempo a salir corriendo digo yo.

-¡oh!, no sabía que un sanador tuviera esas restricciones, yo podría sanarlo a cierta distancia, pero en el corto tiempo que tuvimos para descansar no me fue posible el vincularme con la naturaleza como es debido, digamos que en cierto modo no estoy en paz conmigo mismo. Enseguida se gira hacia el prisionero, acercándose un poco a él.

-Atala, posiblemente puedas ayudarme a cortar el brazo del humano, seguramente el oso se pondrá más amigable si le damos de comer a uno de sus captores, de ese modo es posible que sea más fácil hacer migas con él. Por un momento el grupo supone que todo es una estratagema para que el prisionero acceda a darle de comer al oso, sin embargo la mirada y rostro de Anru manifiestan lo contrario, es evidente que habla enserio.

Puedo sanarlo, por supuesto, pero eso no le quitará el hambre ni la sed. Puede que se tranquilice o puede que tenga más brío para amenazarnos, respondió Fadrique pensativo mirando al oso. Con esto, los dones de la Diosa se me habrán terminado, a no ser que pase en contemplación el tiempo suficiente, al igual que nuestro buen druida.

En cuanto a ti, Melaos, la confianza es algo fácil de perder y difícil de ganar, y no es que estés haciendo mucho para recuperarla, hijo mío. Por tanto, te conmino a que hagas caso a Galmor que, por si no te has dado cuenta, parece muy desagradable pero ha dejado entender con sus palabras que no espera de tí que corras riesgos estúpidos. En todo caso, puedes decidir tu penitencia, por supuesto: puedes jurar que nos servirás durante al menos un año y un día o puedes aceptar la justicia que quieran hacerte en el pueblo, pero decide ya, y sin rezongos, que tenemos mucho que hacer.

Estudió la situación. Curó al oso con una palabra de poder apenas susurrada. Tal y como había dicho, sus llagas desaparecieron, pero el animal seguía estando escuálido y febril por la falta de alimento. Confiando en que Melaos se animara a cumplir las ordenes del enano, él intentó dorarle la píldora acercándose por el otro lado de la jaula para distraer al oso.

El clérigo logra tranquilizar un poco al oso, probablemente porque este último no es tan tonto y débil como parece y se da cuenta de quien ha curado levemente sus heridas. Sus ataques febriles contra los barrotes finalizan y baja la cabeza, lo que le permite, de mala gana, a Melaos llevarle agua al pobre animal.

Al bandido le tiemblan las manos de forma que pareciese estuviese por tener convulsiones. ¿Pero quien no tendría los nervios de punta ante tal situación?

El oso arremete contra el cuenco y deja limpio el cuenco en cuestión de segundos.

Ante esta distracción, el dragonborn, que se había mantenido al margen de la situación, da la vuelta a la jaula para posicionarse detrás del oso para que este no lo note, metiendo la mano rápidamente y tocando la espalda del mismo le da una descarga eléctrica que deja al animal completamente paralizado y tirado de bruces sobre el piso.

Antes de que sus compañeros comiencen a tratar de lincharlo por su accionar se frunce de hombros y dice:

- ¿Qué? Ahora pueden abrir la jaula sin riesgo y podemos dejar libre al animal ¿no?

Atala decidió no involucrarse en el tema del oso. La muchacha había aprendido que los oso eran bestias que había que respetar. Cuando era una niña, algunos de sus conocidos habían sido devorados por algún que otro oso hambriento, pero eso era algo común en los poblados montañosos. Aun y todo, la muchacha tampoco podía odiarlos porque sabía que lo hacían para sobrevivir. ¿O qué animal no haría lo mismo si estuviera al borde de la muerte?

Bueno, entonces, les damos una parte a los granjeros de la zona en compensación de los daños que hayan podido sufrir. ¿Qué hacemos con el resto? Yo creo que deberíamos dárselo a las autoridades de Red Larch para que puedan mejorar la seguridad de los caminos y no vuelvan a tener problemas de este tipo.

Heskan, Eso no lo puedes avisar para que nos preparemos! Recrimina el enano al dragonborn mientras se apresura a volver a llenar el cuenco vacío de agua.

Le dejaremos más agua y la carne de jabalí para que se sacie. Pasar todos dentro de la cueva, donde estaréis más seguros hasta que el oso se vaya. Yo me quedaré defendiendo la entrada por si se le ocurre atacarnos. A ver si alguien se pone a mi lado por si fuera necesario.... Y el enano mira a Atala, que parecía ser la mejor protegida de todos, con  armadura y escudo para que se diera por aludida mientras le contesta - Deberíamos dar todo lo encontrado al carnicero y que él se encargue de repartirlo entre las víctimas, al fin y al cabo es quien nos propuso el trabajo y el que hace de regente en el pueblo.

Y tú Melaos, mejor pasa al fondo de la cueva ¿ O prefieres quedarte aquí a perder algo más que un brazo....?

La muchacha tras tratar de ignorar al oso no pudo más que sacar su espada y su escudo y ponerse al lado del enano. Sin duda ellos dos eran los mejor protegidos y los más fuertes por lo que no espero a que nadie más respondiera. Ya estoy preparada, Galmor.

Todos pasan a la cueva y quedan expectantes a que el oso recupere la conciencia. No pasa mucho tiempo hasta que el animal empieza a moverse, torpemente, y a levantarse. Pueden notar como su confusión aumenta al notar que la jaula está abierta y frente a él tiene alimento y agua.

Despacio y con desconfianza, el oso sale poco a poco hasta el agua y toma desenfrenadamente la misma y, posteriormente, ataca la carne con ganas.

No pasan más de 20 minutos donde son ignorados por completo. 

Una vez finalizada su comida y saciada más o menos su sed, el oso levanta la cabeza, mira hacia donde están ustedes un par de segundos para luego darse la vuelta y comenzar a caminar hacia el interior de las cuevas.

- Lo siento, Galmor - responde el dragonborn encogiendo los hombros - Bueno solucionado lo del oso, y ahora ¿qué hacemos?.
Heskan se sorprendía cada vez más con la reacción de los seres civilizados. Trataba de integrarse y ser como ellos, pero hicicera lo que hiciera siempre era mal interpretado. Observó como el osos caminaba hacia el interior de la cueva y se giró a sus compañeros.
- ¿Qué hacemos ahora?

Fadrique se rascó la calva. ¿Que qué hacemos? Volvemos al pueblo. Ver comer a ese animal me ha dado hambre. Aunque puede que antes podamos dormir un poco. Necesito recuperar. ¿Os queda algo alimenticio por ahí?

Atala se alivió cuando el oso se dio la vuelta y se fue hacia otro lado.

Ya es tarde. Si volvemos ahora, oscurecerá antes de que lleguemos al pueblo y a mi no me apetece estar mirando donde piso con cuidado o que me guié alguien. Recordad que yo no puedo ver en la oscuridad como muchos de vosotros. Por otro lado Fadrique, Anrü y Heskan necesitan descansar para poder recuperar sus conexiones y hechizos por lo que estarían más vulnerables. Yo propongo que pasemos la noche aquí descansemos y mañana cuando hayamos descansado bien volvamos pasando por la granja para devolverle sus cosas a Aaron.

Estoy deacuerdo, ademas deberiamos estar al tanto por si el oso quiere hacernos una visita de agradecimiento, como protegiais este sitio, ¿haciais guardias?, ¿poniais trampas?- le pregunto al bandido antes de mirar si habia algun lugar para dormir comodamente.

Bien, pues pongamos la jaula en la entrada por si viene algo y los que no tenemos que descansar tanto podemos encargarnos de las guardias. En este lugar bien defendido con uno por guardia será suficiente.

El enano no entendía muy bien por qué algunos tenían que descansar tanto tiempo y llegó a pensar por un momento que era una excusa para no hacer guardias y dormir más que el resto, pero justo cuando iba a empezar a refunfuñar, recordó que los sacerdotes y hechiceros de su clan también hablan de esa patraña de recuperar así sus poderes y beneficios de los dioses. Así que se dispuso a hacer su guardia y dormir sin mas. Dejó su martillo y escudo a su lado y la ballesta preparada por si tenía alguna visita nocturna.

- No - dice Melaos ante la pregunta de la ladrona - teniendo un semiorco al frente, pocos se animarían a acercarse siquiera.

Mientras tanto, el enano comienza a acomodar la jaula de forma estratégica y comienza a hacer guardia.

Poco a poco va pasando la noche, turnándose cada 2 o 3 horas, aunque no hay ningún sobresalto y todos pueden descansar tranquilamente.

Con las primeras luces del día, empiezan a cargar todo lo que consideran valioso e inicial el camino de vuelta al poblado.

La noche pasó sin problemas. El grupo se dispuso a volver al pueblo, cargaron todo lo que los bandidos habían robado incluida la jaula con su carreta y emprendieron el camino de vuelta.

Melaos, no se había portado mal del todo, pero seguía siendo un prisionero, asi que Galmor le dio a elegir entre la jaula o los grilletes para volver. Harbruk lo entregó al grupo como un prisionero y como un prisionero debía volver. Durante el regreso, Galmor habló con Fadrique, ya que éste había tenido la idea y parecía tener un don para convencer a la gente de cosas increíbles con buenas palabras (como hacer que una familia hambrienta se ponga a rezar en vez de a comer y que una persona se juegue el brazo para dar de beber a un oso sediento….), le pidió que intercediera con el carnicero para que Melaos cumpliera su pena  en la granja en la que tanto daño había hecho. De alguna manera tenían que devolver el daño a esa familia tan maltrecha a la que parecía faltarle la figura materna… pobres críos .

Ya que iban a pasar por allí a devolverle su carreta al campesino, podían preguntarle que le parecería recibir la ayuda del arrepentido durante un tiempo, al menos hasta restablecer todo el mal que les hicieron. A parte de enseñarle todos los objetos robados por si hubiera alguno que les pertenecía. Estaría bien que le contaras al carnicero todo el mal que os hicieron estos granujas para que pueda compensarte de algún modo con todo lo que han robado durante estos meses. Habrá cosas de caravanas que no serán reclamadas por sus dueños… Le dijo al granjero antes marchar hacia el pueblo.

Durante el camino de vuelta, el suspicaz enano viajó junto a las pertenencias recuperadas para asegurarse de que ninguno de sus acompañantes tenía la tentación de coger nada… En el fondo no los conocía y aunque no parecían  ser malas personas no tenía por qué confiar en ellos... 

A diferencia del día anterior, que el regreso al pueblo había sido callado y reservado, ahora la cosa iba un poco más animada. Ya relajados por el descanso en los camastros de paja... dentro de lo que se puede decir "cómodos", cargan al carreta y comienzan su caminata.

Melaos levanta las manos para que se le pongan los grilletes, la jaula apestaba a orín de oso y bosta (*), y no sería un viaje agradable, era mejor tener rotas las muñecas por el peso de las esposas.

No tardan demasiado en llegar hasta terreno conocido nuevamente dentro de la granja, a la cual ingresan y tienden a sorprenderse por el desmesurado cambio que notan alrededor. ¿Quién iba a decir que en menos de un día iban a poder avanzar tanto? Se notaba claramente que era una familia trabajadora. El granero estaba a medio pintar y con tablas nuevas en varios lugares, la tierra había sido trabajada y tenía surcos listos para poner semillas. Una gran pila de desperdicios y escombros había en un costado de todo lo que se había roto y ya no era útil.

Cuando estaban a menos de 50 metros logran ver que los chicos están ayudando a su padre al mismo tiempo que juegan y se divierten con sana inocencia.

Al notar su aparición, y como si fuesen un grupo romano de asedio, los pequeños se reagrupan con su padre para formar una especie de "escudo protector". Pero el hombre al reconocerlos les da unas palmaditas en la cabeza y se adelanta. 

La charla es amena y tranquila, el granjero está contento, aunque sigue mirando con recelo a Melaos. Observa la carreta con la jaula y niega con la cabeza que cualquiera de esas cosas fuese de él. 

A estas horas de la mañana les invita un poco de pan casero, que se nota está recién salido del horno de barro, antes de que continúen el viaje.

La recomendación de que Melaos preste servicio no le agrada en lo más mínimo al granjero, pero tampoco se niega. Hay mucho para hacer y pocas manos, y ante la disculpas de este y su arrepentimiento se decide darle una nueva oportunidad, siempre y cuando Harburk aceptase.

Entrada la tarde llegan a Rad Larch nuevamente, Harburk, avisado por alguno de los ciudadanos probablemente, los está esperando para hacerles compañía hasta la carnicería.

- Un buen botín han logrado agarrar - dice el hombre. - Es bueno saber que están a la altura de las circunstancias y que sus manos trabajan para hacer buenas acciones. Por favor, tomen esto como muestra de mi gratitud. - dice mientras les extiende una bolsa con monedas.

Aunque las sonrisas se acaban al mencionar la ayuda de Melaos al granjero, al principio este es reacio a aceptar, pero Fadrique hace uso de su magia elocutiva y finalmente cede, con lo que mañana él mismo lo llevaría y se pondrían las condiciones y el seguimiento de su labor.

Finalmente, con el resto de las armas, quedan en atrás de la carnicería hasta saber y ver bien que se va a hacer con ello, por ahora les invita a que vayan a la posada o a la taberna y descansen y recuperen sus fuerzas.

El enano parecía un ser decidido e inteligente, así que Fadrique aceptó su propuesta y recomendó fervorosamente al agricultor y a su familia a Melaos. A escondidas del reo, entregó al que iba a ser responsable de él cinco monedas de oro. Esto es para cuando salga libre, si es que cumple la condena como debe ser. No es bueno ni santo dejar de nuevo al albur a quien en el pasado ya tuvo que prostituir su inocencia en aras de salir de la miseria. Estimado amigo, a tí te dejo garante de que se le entregarán. Caso de no ser Melaos merecedor del emolumento al cabo de un año y un día, te ruego que las inviertas en acciones nobles.

Anru se mantiene apacible en la taberna, la cerveza y cincuenta monedas de oro siempre son un buen contrapeso contra cualquier aflicción. A pesar de que no termina de convencerse con la conversión del prisionero, el gnomo no pone ningún pero a la decisión final de Harburk. Entre charla y charla el tiempo pasa imperceptible hasta el momento en que llega la hora de replantearse lo que sigue…

Una vez en Red Larch, Atala, decide quedarse a dormir en la habitación más barata de la posada. Atala pasa los siguientes días paseando por el pueblo y pasando el tiempo que puede conociendo al resto de sus compañeros de aventura. Mientras deambula por el poblado, la muchacha se va fijando en todo lo que le llame la atención, como por la feria y también decide pasar un rato por los baños de Haeleeya's y los archivos de Dornen Finestone. Al tercer día, tras pasarse por los baños, ve que en el extremo del pueblo se encuentra una oficina de minería que anteriormente se le había pasado por alto, por lo que decide pasarse por allí haber si puede ayudar en lo que sea durante los días que se queden en el pueblo para así poder ganarse un poco de dinero extra, o por lo menos costearse la estancia en la posada.