Partida Rol por web

Bennett vió a un hombre alado y a Jane saliendo de la sala de peligro, luego vió como otro hombre que les acompañaba entraba en la sala de control.

Entró tras de él.

- Hola, soy Bennett - Dijo cariñosamente, tratando de camelarlo - ¿Ya está operativa la sala de peligro?

Bennett llevaba puesto el traje especial y poco antes de entrar tras el hombre lo cambió a modo chandal. Era un chandal negro con lineas amarillas, que hacían que su figura se perfilases de manera envidiable.

- Es que... - uno de sus pies, doblado, bailaba sobre si mismo mientras ella ponía cara de niña buena - me gustaría mucho probarla, seguro que es genial...

-No seas modesto, Miles- repuse-. Está genial y no hay más que hablar- reí, negando con la cabeza.

Se me iluminó la cara.

-¿En serio? ¿Cualquiera?- pregunté, dando saltitos como una cría-. Qué genial. Vale, pues, déjame pensar y ya te diré alguno, pero no voy a ser buena, has dicho que el sea- recordé, señalando a Miles.

Miré a Warren.

-Dilo como quieras, cielo, pero te estás escaqueando de una buena carrera porque, claro, el maravilloso y don perfecto Warren Worthington III no quiere perder, es más, teme perder- reí, mirándolo con sorna.

"Cierto, la cena", pensé, casi olvidándola. Me despedí de Miles con un gesto de la mano y caminé junto al mutante hacia el ascensor.

-Aquí en la escuela, por supuesto, y a ver qué coche traes, porque yo no me conformo con cualquier chatarra- bromeé-. Si el señor tiene un descapotable, pues se trae un descapotable- reí.

Iba a seguir picándolo cuando vi a Bennett.

-Hola, mi querida compañera de cuarto- saludé, sonriente-. Ya nos íbamos, es toda tuya- informé, señalando la sala de peligro-. Y él también- añadí, pícara, mirando a Miles-. Ale, sé buena- reí.

Miles, al que ya tienes algo visto, aunque no compartís muchas clases te mira y te sonríe...

Bueno, de hecho los alumnos de primero no han de meterse en ella hasta el lunes, pero Jane venía con un X Man... dice arqueando una ceja, como si dudara

Meterse en ella sin supervisión es peligroso te aconseja pero si viene un profe, os activo la secuencia o escena que queráis, sin problema...

Si algo se nota en Miles es que, además de ser sincero, le gusta hacer las cosas... by the book

- Humm... Dame un puñetazo - Dijo Bennett de repente - Intentalo.

Bennett esperó para ponerse en fase en cuanto lo intentase o incluso antes. Esperaba demostrarle que no la podían hacer daño.

- Pero si quieres que venga con un profesor, lo haré - dijo triste - Buscaré uno, aunque pensé que estando tú de piloto en la sala era como estar con un profesor...

Bennett puso morritos para que Miles se desviara de los libros. Aunque aun estaba alerta por si acaso le lanzaban un golpe.

Miles lanza un suspiro y termina por acceder Vaaaaale, algo rápido y que no tenga peligro para ti ¿de acuerdo?

¿Algún escenario en concreto que quieras? te pregunta con una sonrisa

- Siempre he querido enfrentarme a un robot gigante - Dijo Bennett - Es decir, que uno de mis poderes es achicharrar aparatos eléctricos, así que no debería ser un peligro para mi ¿no?

Bennett esperaba que el chico accediera, aunque no sabía bien que pedir.

- Otra cosa, si yo pidiera que crearas un coche... ¿Se conduciría igual que uno de verdad? - La galesa no sabía bien como  funcionaba aquello - Es que quizá podría usarlo para realizar practicas de conducir algún dia sin peligro

Miles no había dicho nada, pero en su fuero interno pensaba que no estaba saltándose las reglas. Ya que él iba a darles clases de informática y últimas tecnologías junto a Kitty... era como si fuera un profesor ¿no?

Además se conocía muy bien el funcionamiento de la Sala de Peligro. La Sala de Combate de los Vengadores no tenía secretos para él y cuando empezó a trabajar en las implementaciones y escenarios nuevos, Hank hizo que le mandaran toda la información referente a la sala de los X Men...

¿Un robot gigante? Ahora sí que Miles arqueó una ceja mosqueado, recordando el incidente de Bennet al llegar... No querrás decir un Centinela, porque de eso sí que olvídate... aunque, puedo enfrentarte a algún robot de ese tamaño o más grande, si quieres dijo en tono algo divertido mientras tecleaba y un robot muy familiar a Bennet aparecía en la pantalla...

La venganza de Mazinger-Z!!! dijo riendo, ya que sabía lo que había ocurrido con el juguete de Shiro durante la juerga que se montaron las chicas...

O puedo ponerte algo... diferente... añade, mientras teclea de nuevo y otra imagen aparece en pantalla...

Mientras ambos reían, escuchó la otra petición de Bennet y asintió Eso está chupado, te lo puedo programar con instructor al lado y todo... aunque recuerda que aquí se circula al revés que en tu país!

Bueno, ¿robot o clase de conducir? pregunta Miles, esperando la elección de la chica

Turno de tutoría

Tras llegar a la planta baja, Warren volvió a recomendarle a Jane que fuera a visitar aunque fuera un rato a su tutora, y él marchó a prepararlo todo para la noche...

Ororo estaba, cómo no, en su ático, regando sus plantas con cariño, cuando vio llegar a la chica

Vaya, pensé que igual venías un poco más pronto, pero seguro que has estado ocupada ¿eh? dice con una sonrisa divertida, ya que desde su gallinero se divisa la práctica totalidad de la propiedad...

Bennett sonrió a sabiendas de que un coche era algo normal, pero un robot...

- Vamos, quiero patearle el culo a Kōji Kabuto - Y antes de entrar volvió atrás y besó al hombre en la mejilla - ¡Ah, y gracias!

Entró a la sala de peligro pensando en que sería un momento grandioso...

Me despedí del don perfecto Warren con un gesto de la mano y, sin pensarlo, cosa que no entiendo muy bien, le di un fugaz beso en los labios y le guiñé un ojo. Cuando me giré y subí las escaleras, no sabía a santo de qué había hecho aquello, pero no le di más vueltas. Intenté no ruborizarme y me dirigí al ático de Ororo.

Llamé a la puerta y la entreabrí un poco.

-¿Se puede?- pregunté, con un hilo de voz, un tanto avergonzada.

Sonreí a la mutante y me dirigí hacia ella.

-Hola, Ororo, ¿qué tal?- dije, sentándome en uno de los asientos que había por allí-. Jo, cómo me gusta esto- volví admirar mirando hacia todos los lados.

Me puse colorada en cuanto Ororo me dijo aquello.

-¿Ocupada?- conseguí articular-. No sé por qué, tan solo tomaba consejos de vuelo- expliqué, inocentemente-. ¿Por qué lo dices?- inquirí, intentando no darle importancia, como si no hubiese ocurrido nada.

Ya, consejos de vuelo... ¿así se le llama ahora? En mi época le dábamos otro nombre... ríe la X Woman apuntando hacia el lago

Mi vista es aún lo suficientemente aguda para ver que Warren salió de su barquita nueva algo enfadado con los niños... ¿Fue porque interrumpieron... los consejos de vuelo? dice Ororo riendo y mojándote un poco con la regadera que lleva en la mano...

Anda, anda, mentirosilla... no me lo cuentes si no quieres. Pero dime al menos cómo te va y si tienes algún problema con el que pueda ayudarte...

Sonreí como una ilusa. Si me creía que iba a engañar a la gran Tormenta, lo llevaba claro.

-O sea, que nos has visto, estupendo- dije, enarcando una ceja y mirando hacia el lago-. ¡Ey! No seas mala, sin mojar- me quejé, sacudiéndome como un perro-. No ha sido nada- dije, encogiéndome de hombros-. No interrumpieron nada- mentí, perdiéndome de nuevo en el recuerdo de aquel beso.

Sacudí la cabeza.

-No seas cotilla, Ororo. Ese es mi rol, no el tuyo- la señalé, riendo.

Me levanté del asiento y curioseé las plantas que tenía allí. Acaricié con la punta de los dedos unas grandes hojas y me giré hacia Ororo.

-Problema no hay ninguno- dije, escueta. Dudaba si contarle lo de don perfecto y yo, las tonterías y las miraditas de adolescentes, aunque, ciertamente, me inclinaba a pensar que la mutante ya lo sabía.

Tomé aire e hice de tripas corazón.

-Oye, Ororo...- no sabía cómo decírselo, ni siquiera sabía qué decirle-. No, nada, no tiene importancia. Tonterías mías que se me pasan por la cabeza- reí.

"Como siempre, callas porque temes ser juzgada", pensé. "No, cerebro, callo, porque me muero de la vergüenza".

Anda, venga, desembucha que entre amigas no hay vergüenza... te dice riendo Y seguro que te mueres por contarlo, pero no sabes cómo empezar... ¿a que sí? y mientras habla va a la nevera a por unos refrescos

Ororo lanza un suspiro y te sonríe de forma cómplice Así pues, si tú eres la cotilla oficial de la escuela, no podré contarte gran cosa de T'Challa...

Y guiñándote un ojo bebe un sorbo de su lata, sabiendo que aquello te iba a picar seguro...

Tomé el refresco que me daba Ororo y la miré con la boca abierta.

-Qué mala eres, Ororo. Sabes que soy muy picada- recriminé-. Porfis, porfis, cuéntame lo de T´Challa- pedí, riendo-. Os vi muy bien juntitos en la fiesta- dije, alzando las cejas y tomando un trago del refresco-. Hacéis muy buena pareja, la verdad- me sinceré-. ¿Vais a salir juntos?- pregunté-. Porque deberíais- reí.

Me alegraba tanto por Ororo. El tal T´Challa parecía un buen tipo y no percibí nada malo en él cuando pasé por su lado alguna que otra vez en la fiesta.

-Tú me cuentas tus planes con T´Challa y yo te cuento mis pl.... yo te cuento algo- me corregí, riendo.

La X Woman ríe divertida... Bueno, la mayoría de lo que te voy a contar lo saben muchos de mis compañeros, así que no es un gran secreto, pero... seguro que te interesa, cotilla!

Conozco a T'Challa desde que yo tenía 12 años y en Suráfrica él me salvó cuando unos desalmados querían capturarme al haberse manifestado mis poderes mutantes...

Luego volví a encontrar al entonces Príncipe T'Challa cuando yo vagaba por la sabana, y él me enseñó muchas cosas acerca de ella y de cómo sobrevivir allí.

Viajamos un año juntos, hasta llegar a las llanuras del Serengeti, donde nuestros caminos se separaron... yo aprendí a dominar mis poderes, los nativos me consideraron una diosa y, al final, los X Men vinieron a reclutarme la sonrisa de Ororo se agranda al verte la cara

Y bueno, muchas cosas han pasado en este tiempo... yo estoy aquí, él es rey de su país y sigue insistiendo en que me case con él... te acaba confesando ¿Satisfecha, doña cotilla?

Me quedé con cara de idiota, con la boca abierta y los ojos como platos. Procesando datos. Procesando datos.

-Espera, espera, a ver que yo me aclare- dije, poniendo las cosas en orden-. ¿Te consideran diosa en una zona de África?- reí, yéndome a lo trivial-. Es broma, a lo importante. ¿Te ha pedido que te cases con él? ¿No le has dicho que sí?- pregunté, incrédula-. Pero, Ororo, querida, ¿tú sabes cómo te mira? ¿Cómo se alegra en cuanto te ve?- comenté, sonriendo y alzando las cejas como si todo aquello fuera obvio-. Pero, no entiendo, ¿por qué no le has dicho que sí? Serías reina- argumenté, como si eso inclinara definitivamente la balanza.

Fruncí el entrecejo y me quedé pensando. 

"Quizá sea complicado o haya cosas de las que no me quiere hablar, porque, si no es así, no entiendo el porqué".

-Dime, Ororo, ¿por qué no, al menos, te comprometes con él? Te aseguro que le harías muuuuy feliz- reí.

Ororo sonríe sin decir nada durante unos segundos. Bebe de su refresco y entonces contesta a Jane

Bueno, si por el título fuera, yo ya soy princesa... ríe suavemente al revelarte algo más que no sabías

Lo cierto es que entre nosotros hay muy buena química, nos queremos, pero... Tormenta hace una pausa, frunciendo los labios

Pero los matrimonios entre... gente como nosotros suelen ser complicados ya de por sí, y encima añádele un océano por medio de distancia... cuenta, sin desvelar que T'Challa también es un superhéroe como ella

Puede que un día me decida a dar el paso, pero no ahora... amo mi libertad y a los X Men y hay toda una serie de cosas en los platos de la balanza que hacen que no pueda tomar esa decisión tan importante en estos momentos...

Y encogiéndose de hombros añade riendo en un tono agridulce Seguro que no me comprendes y que piensas que soy una idiota...

Cada vez que Ororo abría la boca, lo hacía para dejarme aún más sorprendida.

-¿Princesa?- pregunté, atragantándome con el refresco-. ¿En serio? ¿De dónde?

Aunque, luego me arrepentí de hacer esas estúpidas preguntas, ya que a Ororo le preocupaba algo más importante que aquello.

-Oye, Ororo, si te puedo ayudar en algo...- empecé, aunque terminé callando. No sabía en qué podía ayudar a alguien como ella.

Miré al suelo durante un segundo, un tanto avergonzada, sin saber qué decir. Odiaba los silencios incómodos y levanté la vista cuando la mutante siguió hablando.

-¿Idiota? ¿Idiota?- pregunté-. Me fallan los oídos. ¿Has dicho idiota? Ororo, sólo te voy a decir una cosa: ojalá yo fuera como tú de mayor- dije-, sinceramente- tomé otro sorbo del refresco y continué-. Sé que las cosas pueden ser complicadas y cada uno tendrá sus razones para actuar como lo hace, pero, ya te digo, vive tu vida de tal manera que cuando llegue el día de tu muerte no te arrepientas de nada- solté.

"¿De qué me suena a mí eso?" pensé, frunciendo el entrecejo.

-Bueno, pues eso- resumí, riendo-. Anda, no estés triste, que yo también me pongo- intenté animarla como hice con Amara-. Ororo, arriba ese ánimo, copón, que eres una diosa- reí.

Menuda tutora estoy hecha, que mi tutelada es quien me da ánimos... dice riendo y respondiendo a tu abrazo cariñosamente

Soy princesa de una tribu de Kenia. Mi madre, N'Dare, lo era y de ella heredé el título, estos cabellos y el color de mis ojos... añade Ororo una vez os separáis, con una sonrisa ya más cálida

Y ahora venga, cuéntame tú, que me parece que aunque no tengas problemas en la escuela, los tienes de otro modo... ¿Mal de amores tal vez? te pregunta sin cuestionar más, dejando que seas tú quien se abra a ella ahora

-Nada, mi princesa, para eso estamos- respondí, burlona y riendo-. Para dar ánimos y ayudar a los demás- sonreí.

Me alegré que la mutante estuviera ya más tranquila y calmada, y escuché con atención y con la bebida a mitad de camino a mi boca el relato de su linaje.

-Oh, o sea que podría decirse, eres de la realeza- dije, alucinando-. Qué guay- reí, bebiendo por fin de la bebida-. Bueno, Ororo, tú si vas a tus dominios, me llevas contigo que quiero fardar de amiga de la princesa- bromeé, intentando hacerla reír.

Miré hacia el suelo cuando llegó mi turno y me mordí el labio inferior. Estaba en deuda con Ororo, así que decidí contarlo todo.

-Bueno, te cuento- dije, aclarándome la garganta-. Verás, es un maldito lío. Te explico y, luego, tú, ya me dirás- respiré hondo y comencé-. Hay algo de tonteo entre el don perfecto de Warren y yo... Bueno, tonteo, ya nos has visto- señalé el lago-. Puede que haya algo más, no sé- me encogí de hombros-. La cuestión es que a mí la criatura, sinceramente, me pone palote, quiero decir- miré a Ororo, un tanto avergonzada por cómo me explicaba-, que me gusta. Hasta ahí todo bien. Me invita a cenar, yo acepto, todo perfecto. Ya te contaré qué pasa en la cena... y después- guiñe un ojo con picardía-. A lo que iba, la cuestión es que las chicas coqueteamos con los chicos malos, pero nos quedamos con el bueno- recité, recordando aquella frase de no sabía dónde-. Bien, es aquí donde el plan falla- dije, ya un tanto más pesimista-. En la fiesta de la embajada del país cuyo nombre no quiero recordar, la cagué , pero bien- resumí, esta vez sin corregirme por las palabras usadas-. Mi pareja era Landry y creía que ya ni me gustaba ni nada, que habían sido cosas de niñas de quince años. La cuestión es que en un momento de la noche lo vi hablar con otra. ¡Dios! Sino pasaba nada, sólo charlaban, bueno, pues yo me puse en plan niñata asquerosa muerta de celos y espanté a la moscona. Landry se enfadó y tal. Pero, para cubrirme aún más de gloria, yo también quise ponerle celoso- ahora que lo relataba, me parecía tan patético-. Con lo que cogí por banda a Tony Stark y... bueno... Ya te lo imaginas- me puse colorada-. Y como la mala perra que era, me encargué de que Landry nos viera bien. Un lío- zanjé-. Y, creo que eso es todo- terminé, encogiéndome de hombros y muerta de vergüenza-. Sí, claro, no me despedí de Landry ni le volví a ver, por lo que le debo una buena disculpa, aunque no sé si podría mirarlo a la cara, sinceramente.